Skip to main content

Talking Heads - Fear of Music (1979)

#Músicaparaelencierro. Y seguimos con  Talking Heads y los grandes aportes de Marcelo, ahora el segundo producido junto a Brian Eno,​ "Fear of Music", un disco bisagra que fue alabado por los críticos en su momento, por su gracia, por sus ritmos no convencionales y las actuaciones líricas de David Byrne. Pero lo más importante, fue (y es) alabado por su público como el mejor disco de estos muchachos, y ha aparecido en varias listas de publicaciones de los mejores álbumes de todos los tiempos. Un álbum que contó con la colaboración de Robert Fripp en uno de sus temas: "I Zimbra", composición de Byrne y Eno inspirada por un escrito del autor dadaísta alemán Hugo Ball y con mezcla de new wave, sonidos étnicos africanos y funk. Por todo ello y por varias cosas más es un disco que no podía quedar fuera del blog cabezón.

Artista: Talking Heads
Álbum: Fear of Music
Año: 1979
Género: Art rock
Nacionalidad: EEUU

Tercer álbum de Talking Heads y es inmediatamente posterior a "More Songs About Buildings And Food",
aquí se apilaban algunas de las canciones más alucinantes de Byrne, pero además la colección se abría con "I Zimbra", donde entre la banda y su productor de cabecera de la época, el mismísimo Brian Eno, se adelantaron en la asunción del latido africano tanto al Peter Gabriel de "Biko" (1980) como al Paul Simon de "Graceland" (1986)..

Pasaron 40 años desde que Talking Heads sacaron a la luz su tercer trabajo discográfico de larga duración el 3 de agosto de 1979. Fear of Music fue un disco que ayudó a develar las adivinanzas de la banda new wave neoyorkina que encantaba a su público pero pocos entendían. Es que en realidad, la idea más difícil de entender era aceptar que no hay mucho por entender, y sin embargo había un trasfondo conceptual detrás de todo lo que hacían. Si en sus discos anteriores Talking Heads: 77 (1977) y More Songs About Buildings and Food (1978) habían comenzado una trayectoria lenta pero estable, Fear of Music encuentra al grupo en su momento cumbre de experimentación, dispuestos a comerse por completo cada rebanada de racionalidad en su música.
Para empezar, Talking Heads siempre fue un grupo difícil de clasificar. Más bien, es preferible, como una ley dadaísta, ubicarlo en una mesa de disección y descubrir que el género es algo que se difuminaba en el resto. En su primer disco el concepto de la banda todavía era muy prematuro, recién se estaba consolidando el punk con discos como Never Mind The Bollocks de Sex Pistols y Talking Heads daba sus primeros pasos como teloneros de los Ramones. Pero en esa pequeña brecha que existe entre fines de 1977 y mediados de 1979, la cosmovisión sobre la música (y el arte en general) cambió por completo. El new wave y el post punk son términos que reflejan un diálogo que cruzaba nuevos estilos. Eso explica por qué al centrarse en un género tan delimitado pudieron explorar distintos estilos, sin encajar perfectamente en ninguno. Talking Heads fue una banda innovadora que nació para romper todas las estructuras que se le atravesaron en su trayectoria.
Talking Heads se comunica a través de collages, con texturas yuxtapuestas, tonalidades ensimismadas unas a otras y combinaciones de sonidos de distintos colores. Desde el pie inicial de "I Zimbra," con una reminiscencia ancestral africana y fuertes descargas futuristas, la banda recrea una selva donde la paranoia moderna se celebra como un ritual. La repetición es la inventiva de una construcción de capas y capas de armonías entre loops y coros. Es un inicio festivo, funky y conguero para un disco que disfruta la locura como un cielo estrellado, un trabajo que ve una oportunidad en los fragmentos separados de una realidad sin sentido alguno. "I Zimbra" invita a una danza pirómana frente a un fuego que recién provoca sus primeros chispazos.
La fascinación por las texturas es recurrente a lo largo del disco, empezando por su arte de tapa. En su sonido, Talking Heads usaba riffs de guitarras como si fuesen una especie de torbellino detenido en el tiempo. Esta premisa de acumulación también se demostraba en sus presentaciones en vivo. David Byrne era un frontman muy particular que combina la idea de un rockstar, un dramaturgo y un científico loco. Ha encarnado a distintos personajes sobre el escenario, con vestimentas extravagantes y destellos actorales que le permitían muecas disparatadas y trabalenguas vocales que le daban otro tinte a la interpretación. Talking Heads siempre priorizó el aspecto performático de sus shows, contagiados por la ambición de toda una generación adicta a las imágenes del universo cinematográfico y el establishment publicitario.
"Mind" es una de las mejores canciones del disco, es vertiginosa y extraña, con sonidos metálicos y espaciales. Byrne demuestra cómo puede perder la cabeza y hacer de sus canciones un flujo de la catarsis con coros desalineados y dramáticos, un bajo punzante y riffs entrelazados. "Cities" es otra llamada al caos, con una sirenas que se oyen entonando peligro a lo lejos, y gruñidos y jadeos que Byrne incorpora a su pronunciación y los explota en el esquizofrénico bonus track "Dancing for Money," con una impronta puesta de lleno en la experimentación. En la producción de las voces hay juegos psicóticos de paralelismos y alternancia de la mano de Brian Eno, quien ofició de productor y dinamitó las melodías de la banda. Obsesionados con una forma rebelde y freak de desarmar las estructuras, Talking Heads siempre trató su música como una forma de transmitir el mensaje inconexo de la realidad.
Fear of Music está compuesto por distintos ritmos que van desde el funk de "Animals," al rock clásico de "Life During Wartime," baladas emotivas como "Heaven" y otras composiciones más curiosas y extrañas como "Air" o "Memories Can't Wait." A partir de este disco, Talking Heads no se limitaría a un solo género musical, y entraría en una búsqueda de sensaciones que no confrontaban el entendimiento sino la percepción de un juego dadaísta de formas y colores. Talking Heads tendrá su lugar en la historia por la renovación de sonidos y el atrevimiento a saltar por todo tipo de abismos en una trayectoria que duró hasta 1991. La banda conformada por David Byrne, Jerry Harrison, Tina Weymouth y Chris Frantz creó uno de sus mejores discos cuatro décadas atrás, y hoy sigue siendo motivo de celebración al poner play y dejarse asombrar por un sonido que parece siempre actual
.

Juampa Barbero





Tenemos varios comentarios para este disco, se nota que hay mucha gente a la que le gustó.

La escena neoyorquina de finales de los setenta en el rock y géneros afines fue particularmente agitada y llena de interconexiones entre bandas y artistas (incluso de disciplinas no musicales) que hace su cronología algo particularmente enrevesado. A partir del impacto causado años atrás por The Velvet Underground surgieron varios movimientos que van desde el punk de The Ramones hasta la vanguardia  de Sonic Youth o tendencias como la denominada “no wave”. Existe un interesante disco recopilatorio, tenido por muchos críticos como hito fundacional del movimiento que llevó por título “No New York”. La grabación tuvo como impulsor a Brian Eno, quien asistió a un festival underground en aquellas fechas y que vio en las bandas que allí actuaban un potencial extraordinario y el nacimiento de una nueva forma de hacer las cosas.
¿Qué pintaba Eno en Nueva York? A mediados de 1977, John Cale, miembro de The Velvet Underground, invitó a Eno a un concierto de los Ramones en Londres. Los teloneros eran una banda que estaba empezando, llamada Talking Heads. Al acabar el concierto, y realmente impresionado por lo que allí había visto, Eno invitó al líder de la banda, David Byrne, a su casa para escuchar algo de música juntos. Poco después de aquel encuentro, Eno anunció que sería el productor del siguiente disco de Talking Heads que de aquel curioso modo daban calabazas por segunda vez a un miembro de la Velvet Underground. Lo explicamos. Parece ser que iba a ser John Cale el encargado de la producción de aquel trabajo pero es que años antes, cuando los Talking Heads daban sus primeros conciertos en Nueva York fue el propio Lou Reed el que se interesó en “ficharlos” para su sello e incluso llegaron a tener un contrato preparado que solo se frustró cuando un abogado cercano a la banda le echó un vistazo y les indicó que sería una locura firmarlo porque le entregarían a Reed todos los derechos y los beneficios del disco.
La cuestión es que Brian Eno quedó impresionado por la banda de Byrne hasta el punto de que en el siguiente disco que publicó, “Before and After Science”, se incuia un corte titulado “King's Lead Hat” que no es más que un anagrama de “Talking Heads”. Lo mejor de todo es que la admiración era mutua. Ya antes de grabar su primer disco, durante una entrevista para una revista de la época, la reportera cuenta cómo durante la misma, los miembros de la banda escuchaban en bucle a Roxy Music y la bajista, TinaWeymouth era una admiradora de “Another Green World”, el disco de 1975 de Eno en solitario.
En cualquier caso no vamos a hablar hoy de ese primer disco de Talking Heads con Brian Eno como productor sino del segundo (el tercero de la banda) titulado “Fear of Music”. Pese a que el anterior “More Songs About Buildings and Food” ya era excelente, quizá sea este trabajo el que supone el salto estilístico que hizo de Talking Heads una referencia ineludible en su día además de sentar las bases de una fusión de estilos y músicas de diferentes procedencias que iba a ser muy importante en los años posteriores. Para empezar, aparte de los integrantes de la banda, a saber: David Byrne (voz y guitarra), Jerry Harrison (guitarra, teclado y coros) y el matrimonio formado por la bajista Tina Weymouth y el batería Chris Frantz, en “Fear of Music” aparecen varios artistas invitados, especialmente en el corte que abre el disco. Entre ellos, Robert Fripp, o el percusionista egipcio Hossam Ramzy (con una trayectoria extensísima que le ha llevado a colaborar con artistas tan diversos como Loreena McKennitt, Peter Gabriel, Chick Corea, Robert Plant, Anne Dudley o Shakira). Brian Eno, lógicamente, también hace sus cositas además de encargarse de la producción e incluso firma como autor en un par de cortes.
“I Zimbra” - Quizá no sea la mejor canción del disco pero es la que marca el camino a recorrer en los años siguientes por Eno y el propio Byrne (incluso de Fripp y sus King Crimson de los ochenta). Las influencias de la música de Fela Kuti, los ritmos infecciosos, las guitarras, el bajo... todo es como una presentación del futuro. Audaz, fresco, sorprendente y perfectamente construido.
“Mind” - La siguiente canción siempre nos ha parecido como salida de un disco de Bowie. No habría desentonado en absoluto, por ejemplo, en “Station to Station”. Guitarras aventureras, un bajo juguetón y los arreglos precisos en la parte electrónica acompañan a la perfección a David Byrne, lo que no siempre es fácil dado el particular carácter del cantante a la hora de interpretar.
“Paper” - Ese histrionismo de Byrne aparece más claramente en esta canción, que nos enseña unas curiosas guitarras que casi parecen “country” en algún momento pero que cambian continuamente de ritmos frenéticos a pasajes más melódicos. Una canción que contiene varias en un tiempo muy corto y llena de detalles que solo se aprecian tras unas cuantas escuchas.
“Cities” - De nuevo la sección rítmica comandada por el imperativo bajo de Tina Weymouth, saltarín y caprichoso en toda la pieza, es la que marca la pauta de toda la canción. Estamos en la misma época en la que Mike Oldfield quiso grabar en Nueva York con músicos locales y creemos que el sonido de su “Platinum” tuvo a los Talking Heads como una de las influencias principales. Especialmente el bajo nos parece muy influido por la forma de tocar de Tina que aquí es fundamental.
“Life During Wartime” - Se cuenta que la canción surgió mientras los músicos estaban en plena jam-session improvisando un poco sobre varias ideas. Lo cierto es que el ritmo prácticamente enlaza con el de la pieza anterior, con esa mezcla de funk y música disco y una importante presencia de las congas dentro de la percusión que le dan a la canción un aire muy curioso. Es, probablemente, la canción más recordada del trabajo.
“Memories Can't Wait” - El siguiente corte rompe un poco con la línea de los anteriores con unas guitarras más agresivas, cercanas al metal en el comienzo y unos teclados mucho más presentes. Es una de las canciones que más se salen de la línea general del disco pero también es una de nuestras favoritas, quizá por esa rareza.
“Air” - Asistimos a un nuevo giro estilístico en este corte en el que aparece un coro femenino en la introducción y unas texturas electrónicas muy marcianas poco después creando una atmósfera extrañísima pero que nos encanta con momentos que nos recuerdan a cosas que una banda como Radiohead hizo muchos años después, también reflejadas en la forma de cantar de Thom Yorke, cercana a veces a los registros de Byrne en esta canción.
“Heaven” - Quizá nuestro tema favorito del disco es este tiempo medio muy contenido pero en el que tenemos las melodías más inspiradas. Volvemos a ver planeando sobre toda la canción al espíritu de Bowie pero en ningún caso como una copia o plagio sino, probablemente, como un homenaje. Al fin y al cabo, Eno venía de firmar la “Trilogía de Berlín” con él en los años anteriores.
“Animals” - En el aspecto rítmico y vocal es la canción más arriesgada del disco, con los instrumentos cambiando constantemente de compás y un Byrne obsesivo y hasta amenazador durante todo el tema. El germen del seminal “My Life in the Bush of Ghosts” estaba ya plantado. La coda final, con voz y coros repitiendo una melodía obstinadamente es de lo mejor de todo el trabajo.
“Electric Guitar” - De nuevo un ritmo muy marcado centra toda la pieza con el bajo embarcándose en todo tipo de aventuras. Roger Waters es un tipo muy peculiar y nunca reconocería algo así pero hay momentos en el disco de Pink Floyd, “The Wall”, aparecido unos meses después que “Fear of Music” que se nos antojan influidos por este tema.
“Drugs” - El cierre del trabajo nos remite otra vez a la “Trilogía de Berlín” de Bowie y Eno por la presencia preponderante de la electrónica. Si en los créditos del corte no figurase Byrne acompañando a Eno no nos habría sorprendido. En todo caso es otro claro anticipo de lo que ambos haría más tarde en el ya citado “My Life in the Bush of Ghosts”.
Ya iba siendo hora de traer por aquí a los Talking Heads, una de las bandas más reconocibles, influyentes y únicas de su tiempo, liderada por un creador inclasificable como David Byrne a quien también prestaremos atención en el futuro porque hay trabajos suyos cuya reseña es imprescindible. Tanto él como la banda al completo volverán a aparecer por aquí con toda seguridad.


 
Hoy tengo ganas de revisar algunos comentarios jugosos, a ver, como estos...

Así sonaba de forma paranoica, robótica y repetida el anuncio de radio del álbum, una y otra vez, y esto solo nos podía dar un indicio del efecto psicótico en que se envolvería “Fear of Music”, su tercera placa de estudio y con las distancias marcadas, una verdadera obra de arte de la que con los años se ha convertido en cada vez más importante banda norteamericana.
La cultura popular actual está llena de guiños a los Talking Heads, así como también su música está en todas partes. Son tantas las bandas con que crecimos que bebieron de su talento que es imposible hacerles un cariño de vez en cuando mediante un texto a sus influyentes álbumes. David Byrne ya se ha graduado de maestro escribiendo un libro sobre “como funciona la música” y su talento no expira realizando sendos shows en la actualidad—muy impresionantes— (ese siempre ha sido su fuerte, cosa de ver el alucinante “Stop Making Sense”, su emblemático registro en vivo en que ya dábamos cuenta del poder al entretener en vivo que tenía la banda desde sus inicios) y que en los últimos Lollapalooza ha recalcado, pero en 1979 era otro el aire que respiraban los pulmones de este talento musical innato de Nueva York y eran otras las historias que daban pie a “Fear of Music”, quizá un disco no tan definitivo de su discografía como el “77” o el “Remain In Light”, pero donde dejaron cosas muy interesantes, las primeras de verdad experimentales y donde volcaron arte y creatividad como nunca antes lo hicieron.
La banda quería expandir los ritmos disco algo camuflados presentes en “More Songs About Buildings and Food” haciéndolos más prominentes en las mezclas de nuevas canciones; pero atentos, no confundir disco con bailable, pues la propuesta era juguetona y danzarina pero poco tuvo que ver con la fiebre disco setentera, acá habían sabrosos ingredientes nuevos: ritmos kraut y afrobeats eran entrelazados con el punk de sus inicios como en la sorprendente “I Zimbra” en la entrada. Esta vez se tomó la decisión de ensayar en el loft del baterista Chris Frantz y la bajista Tina Weymouth (la adorable pareja de la banda), donde los miembros tocaron antes de firmar con un sello discográfico a mediados de la década de 1970. El legendario Brian Eno, que produjo su anterior lanzamiento, fue llamado para ayudar y su aporte fue vital. Fue Eno quien sugirió un enfoque de “tabla de contenido” para la lista de canciones, ya que convirtió los títulos de las canciones en una especie de letanía, dándole a cada tema un sentido y nombre propio, pero que juntos generaban una especie de concepto al “miedo a lo cotidiano” y fue él quien proporcionó hurgar en los poemas de Hugo Ball en busca de inspiración cuando Byrne estaba luchando con el bloqueo creativo.
Entre el 22 de abril y el 6 de mayo de 1979, una camioneta de Record Plant tripulada por un equipo de ingenieros de sonido se estacionó afuera de la casa de Frantz y Weymouth y colocó cables a través de la ventana de su loft. En estos dos días, Talking Heads grabó las pistas básicas con Eno.  En lugar de incorporar personajes en la sociedad y el jet set como en su antecedente más cercano en More Songs About Buildings and Food (1978), Byrne decidió colocarlos solos en situaciones distópicas. Weymouth inicialmente se mostró escéptica de las decisiones de Byrne, pero el líder logró persuadirla. Ella ha explicado en diversas entrevistas que el sentido del ritmo de Byrne es “loco pero fantástico” y que fue clave para el impulso de grabación de la banda durante estas sesiones en su casa. A medida que las canciones evolucionaron, tocar secciones instrumentales se volvió más fácil para los miembros de la banda. Eno jugó un papel decisivo en la formación de su sonido y la confianza en la grabación y trabajó en tratamientos electrónicos de las pistas una vez que estaban todas diseñadas.
“El aire también puede hacerte daño”, nos recuerda Byrne en “Air”, una réplica increíble a la sugerencia condescendiente de “tomar un poco de aire”. Agoniza por la existencia de “animales” de una forma resentida; “Nunca están allí cuando los necesitas / Nunca están allí cuando los llamas”. Suena indignado, trastornado, su voz se vuelve gutural y chillona. Su voz se eleva a un peak de indignación ante el mayor insulto: los animales “ni siquiera saben lo que es una broma”, canta acerca de las criaturas que más adoramos. En tanto en ‘Cities’ y su atrapante linea de bajo funky va creciendo ante los histéricos ritmos vocales de Byrne y los rasgueos de guitarra seductores con un Brian Eno lanzando sus réplicas electrónicas tras bambalinas. Para la melodía más espeluznante del LP,  ‘Memories Can’t Wait’, la mezcla es tan turbia como un interior de cine negro. La voz de Byrne se repite, se reverbera, se invierte en la cinta y se acelera vertiginosamente mientras canta sobre una interminable “fiesta en mi mente”. En el verso final, cuando de repente “Todo está muy tranquilo”, su voz se desliza al frente, la tonalidad cambia y los ecos se escabullen. No es nada sutil, pero funciona, con la locura intrínseca de su estirpe y de todo el disco, por cierto.
Fear of Music es la producción más elaborada de Talking Heads hasta ahora, y fue un disco valiente, que no hizo eco del explosivo punk rock visceral que emergía en la misma escena de ellos en el CBGB, la banda optó por su propio sonido y los años lo han encumbrado como un disco a la vez digerible y experimental. No es fácil lograr ese efecto. Pese a la cantidad de hits de la banda, no es para nada descabellado decir que este puede ser un muy buen disco para adentrarte en su mundo si no lo has hecho. Es un disco repleto de sobre grabaciones y efectos que el grupo ni siquiera osó intentar reproducir en concierto más adelante. Los sonidos surgen como si nada, los ecos enredan el ritmo, los timbres instrumentales forman aleaciones que revolotean en el aire, pero que resultan absolutamente espectaculares y efectivas, incluso para nuestros días en que creemos que todo está hecho.
 
 
Y tenemos alguno más...
 
Cuatro años después de su fundación en Nueva York y dos del disco debut, el sonido de Talking Heads tomó un rumbo inesperado con Fear of Music, el segundo de la trilogía producida por Brian Eno, que cambió la historia de la banda y que contribuyó grandemente a expandir las fronteras del art-punk y en general del rock. Era el tercer disco tras Talking Heads 77 (1977) y More Songs About Buildings and Food (1978), con los cuales se habían granjeado una interesante legión de seguidores.
Pocos discos como Fear of Music fueron tan poderosos y vanguardistas a finales de los 70, cuando el punk explotó en mil pedazos y surgieron diversas corrientes y sonoridades maleables, ampliándose el espectro de manera inverosímil.
40 años después ese poderío se conserva intacto y cada nueva audición, sumada a las ya incontables, sigue manteniendo el influjo.
David Byrne (voz, guitarra) fue la mente maestra, pero contó con Brian Eno como el perfecto aliado para crear un disco en el que confluyeron el funk psicodélico, el afro beat, el punk más sofisticado y el art rock. Chris Frantz (batería), Tina Weymouth (bajo) y Jerry Harrison (guitarra, teclados), completaban una formación sólida y dispuesta a todo, aunque en principio mostraron reticencia por la nueva orientación de Byrne.
Las once canciones rompedoras de Fear of Music
El comienzo con “I Zimbra” sienta las bases. Fue compuesta por Byrne y Eno, con letra inspirada en un poema del alemán Hugo Ball, fundador del movimiento dadaísta en 1916 en Zürich y pionero en el desarrollo de la poesía sonora (sound poetry).
Domina la pieza un ritmo cercano al afro beat y al rock latino, al que contribuyen especialmente las congas de Gene Wilder y Ari (Ariane Foster, cantante de The Slits), el egipcio Hassam Ramzy en el surdo, Abdou M’Boup en el djembe y el talking drum, Assane Thiam en percusión, la batería de Frantz, la guitarra funky de Byrne y las voces de Eno, Byrne y Julie Last (asistente en la grabación).
La contribución especial de Robert Fripp (King Crimson) con una guitarra de presencia elíptica hace de este tema una fantástica carta de presentación, a partir de la cual desarrollarían el siguiente disco, Remain in Light (1980)
“Mind”, en cambio, posee un ritmo más pausado, sobre el cual Weymouth desarrolla una buena línea de bajo y Harrison introduce diversos sonidos de sintetizador. Es Byrne el que se luce vocalmente y sobre todo con una soberbia guitarra en la parte final.
La pieza más corta es “Paper”, saltarina y urgente, con una guitarra rasgueada sobre la que Byrne desarrolla su compulsiva vocalización y la letra sobre una relación amorosa con un papel.
Da paso a “Cities”, uno de los temas centrales, bailable, pegadizo, catártico. Weymouth vuelve a lucirse y ofrece el perfecto hilo conductor para la desatada guitarra y la letra de Byrne: “Está oscuro, oscuro durante el día / La gente duerme, duerme durante el día / Si quieren, si quieren / Los estoy controlando / Los estoy controlando / Lo entendí / Lo entendí / Hay buenos y malos puntos / Encuentra una ciudad / Encontraré una ciudad para vivir”.
Si hay un tema que define a Talking Heads y que sin duda es la piedra angular de este álbum es “Life During Wartime”, composición compartida por los cuatros miembros del grupo. Potente, sudoroso, infeccioso, con los teclados de Harrison simulando la sección de metales usada en el afro beat y que comenzarían a usar en directo. Con la adición del guitarrista Adrian Belew en la gira de 1980, la pieza ganó aún más atractivo.
El lado A concluye con “Memories Can’t Wait”, un tema de ambiente denso con algunos efectos psicodélicos aportados por Eno (tratamientos electrónicos). “¿Recuerdas a alguien aquí? / No, no recuerdas nada en absoluto / Estoy durmiendo, estoy boca arriba / Nunca desperté, no me arrepentí / Hay una fiesta en mi mente / Y espero que nunca se detenga / Hay una fiesta ahí arriba todo el tiempo / Y van a festejar hasta que caigan”.
En un estado de ánimo más distendido, “Air”, abre el lado B con su temática de protesta contra la atmósfera. Las voces de The Sweetbreathes aportan pinceladas de doo-wop, aunque en realidad el tema es un melódico post punk vinculado a la época previa de Talking Heads.
Ocurre lo mismo con “Heaven”, un tema que destila placidez y que sin duda ejerce un efecto de sosiego en la escucha.
Irrumpe entonces “Animals”, tema funky con la vocalización más cruda y neurótica del disco y que en el tramo final adquiere especial intensidad. Es otro claro eslabón para lo que seguiría en la carrera de la banda.
“Electric Guitar”, conducida por el inmenso bajo y un ritmo repetitivo a media velocidad. Posee otra de las extrañas letras de Byrne: “La guitarra eléctrica es atropellada por un auto en la carretera / Esto es un crimen contra el estado / Este es el significado de la vida / Para afinar esta guitarra eléctrica / Una guitarra eléctrica es llevada a un tribunal de justicia / El juez y el jurado (doce miembros del jurado) / Todos escuchando discos / Esto es un crimen contra el estado / Este es el veredicto que alcanzan: Nunca escuches guitarra eléctrica”.
El cierre del disco es con “Drugs”, tema ligado al ala más experimental del post punk, con una cierta cercanía estética a algunos temas de la trilogía berlinesa de David Bowie en el que los tratamientos electrónicos de Eno jugaron un papel protagónico, como aquí.
Byrne canta de manera espasmódica mientras Frantz construye una estructura rítmica sincopada y suena una cíclica y fantasmal guitarra.
La icónica portada fue diseñada por Jerry Harrison. De color negro, posee unos patrones en relieve semejantes en apariencia y textura a los pisos metálicos industriales con placas de diamantes.
El resto del arte fue ideado por Byrne, incluyendo fotografías sensibles al calor creadas por Jimmy García, con la ayuda del doctor Philip Strax. El título del disco fue sugerido por Harrison debido a las presiones a las que entonces estaban sometidos.
Fear of Music es el tipo de disco que no envejece, sino que incluso con el paso del tiempo rejuvenece. Y ya son 40 años en el Olimpo del rock.

Juan Carlos Ballesta
 
Por último, Marcelo eligió más videos que pueden interesar para conocer a la banda.
 

 

 

 
Lista de Temas:
1. I Zimbra
2. Mind
3. Paper
4. Cities
5. Life During Wartime
6. Memories Can't Wait
7. Air
8. Heaven
9. Animals
10. Electric Guitar
11. Drugs

Alineación:
- David Byrne / voz, guitarra, sintetizador, percusión
- Jerry Harrison / piano, órgano electrónico, sintetizador, guitarra, acompañamiento vocal
- Tina Weymouth / bajo, acompañamiento vocal
- Chris Frantz / batería, percusión
Músicos adicionales:
Brian Eno / sintetizador, piano, guitarra, percusión, voces de fondo
The Sweetbreaths / acompañamiento vocal en Air
Julie Last / acompañamiento vocal en I Zimbra
Robert Fripp / guitarra en I Zimbra
Ari / conga en I Zimbra y Life During Wartime
Gene Wilder / conga en I Zimbra y Life During Wartime
Hassam Ramzy / surdo en I Zimbra
Abdou M'Boup / tambor parlante, yembe en I Zimbra
Assane Thiam / percusión en I Zimbra





 

Comments

Lo más visto de la semana pasada

Isaac Asimov: El Culto a la Ignorancia

Vivimos una época violenta, muy violenta; quizás tan violenta como otras épocas, sin embargo, la diferencia radica en que la actual es una violencia estructural y mundial; que hasta la OMS retrata como "epidemia mundial" en muchos de sus variados informes de situación. En ese engendro imperial denominado (grandilocuentemente) como "el gran país del norte", la ignorancia (junto con otras bestialidades, como el supremacismo, el racismo y la xenofobia, etc.) adquiere ribetes escandalosos, y más por la violencia que se ejerce directamente sobre aquellos seres que los "ganadores" han determinado como "inferiores". Aquí, un texto fechado en 1980 donde el genio de la ciencia ficción Isaac Asimov hace una crítica mordaz sobre el culto a la ignorancia, un culto a un Dios ciego y estúpido cual Azathoth, que se ha esparcido por todo el mundo, y aquí tenemos sus consecuencias, las vivimos en nuestra cotidaneidad. Hoy, como ayer, Cthulhu sigue llamando... ah,

David Gilmour - Luck and Strange (2024)

Una entrada cortita y al pie para aclarar porqué le llamamos "Mago". Esto recién va a estar disponible en las plataformas el día de mañana pero ya lo podés ir degustando aquí en el blog cabeza, lo último de David Gilmour de mano del Mago Alberto, y no tengo mucho más para agregar. Ideal para comenzar a juntar cositas para que escuchen en el fin de semana que ya lo tenemos cerquita... Artista: David Gilmour Álbum: Luck and Strange Año: 2024 Género: Rock Soft Progresivo / Prog Related / Crossover prog / Art rock Referencia: Aún no hay nada Nacionalidad: Inglaterra Lo único que voy a dejar es el comentario del Mago... y esto aún no existe así que no puedo hablar de fantasmas y cosas que aún no llegaron. Si quieren mañana volvemos a hablar. Cae al blog cabezón, como quien cae a la Escuela Pública, lo último del Sr. David Gilmour (c and p). El nuevo álbum de David Gilmour, "Luck and Strange", se grabó durante cinco meses en Brighton y Londres y es el prim

Jon Anderson & The Band Geeks - True (2024)

Antes de terminar la semana el Mago Alberto nos trae algo recién salido del horno y que huele bastante al Yes de los 80s y 90s, aunque también tiene un tema de más de 16 minutos de la onda de "Awaken" para los más progresivos. Y es que proviene de Jon Anderson, ex miembro fundador de Yes, que junto con la formación The Band Geeks como apoyo lanza este "True", que para presentarlo lo copio al Mago que nos dice: "La producción musical es sensacional con arreglos exquisitos, una instrumentación acorde a las ideas siempre extra mega espaciales de Anderson, el resultado; un disco fresco, agradable al oído, con toda la impronta de el viejo YES, lógico, sabiendo que Jon siempre fue el corazón de la legendaria banda británica". Ideal para ir cerrando otra semana a pura sorpresa, esta es otra más! Artista: Jon Anderson & The Band Geeks Álbum: True Año: 2024 Género: Prog related Nacionalidad: Inglaterra Antes del comentario del Mago Alberto, copio

Charly García - La Lógica del Escorpión (2024)

Y ya que nos estamos yendo a la mierda, nos vamos a la mierda bien y presentamos lo último de Charly, en otro gran aporte de LightbulbSun. Y no será el mejor disco de Charly, ya no tiene la misma chispa de siempre, su lírica no es la misma, pero es un disco de un sobreviviente, y ese sobreviviente es nada más y nada menos que Charly. No daré mucha vuelta a esto, otra entrada cortita y al pie, como para adentrarse a lo último de un genio que marcó una etapa. Esto es lo que queda... lanzado hoy mismo, se suma a las sorpresas de Tony Levin y del Tío Franky, porque a ellos se les suma ahora el abuelo jodón de Charly, quien lanza esto en compañía de David Lebón, Pedro Aznar, Fito Páez, Fernando Kabusacki, Fernando Samalea y muchos otros, entre ellos nuestro querido Spinetta que presenta su aporte desde el más allá. Artista: Charly García Álbum: La Lógica del Escorpión Año: 2024 Género: Rock Referencia: Rollingstone Nacionalidad: Argentina Como comentario, solamente dejar

Tony Levin - Bringing It Down to the Bass (2024)

Llega el mejor disco que el pelado ha sacado hasta la fecha, y el Mago Alberto se zarpa de nuevo... "Cabezones, vamos de sorpresa en sorpresa, esta reseña la escribo hoy jueves 12 de Setiembre y mañana recién se edita en todo el mundo esta preciosura de disco, una obra impresionante, lo mas logardo hasta el momento por Levin". Eso es lo que dice el Mago Alberto presentando este disco, otro más que se adelanta a su salida en el mercado, para que lo empieces a conocer, a disfrutar y a paladear. Llega al blog cabezón un disco que marcará un antes y un después en la carreara de Levin, y creo que eso ya es mucho decir... o no? Otra sorpresota de aquellas, con un DISCAZO, con mayúsculas. Artista: Tony Levin Álbum: Bringing It Down to the Bass Año: 2024 Género: Fusion, Jazz-Rock. Referencia: Site oficial Nacionalidad: EEUU Creo que el pelado esta vez disfrutó el bajo como nunca, y ello parece haberse trasladado a la grabación, y de ahí a tu equipo de sonido y de

Los 100 Mejores Álbumes del Rock Argentino según Rolling Stone

Quizás hay que aclararlo de entrada: la siguiente lista no está armada por nosotros, y la idea de presentarla aquí no es porque se propone como una demostración objetiva de cuales obras tenemos o no que tener en cuenta, ya que en ella faltan (y desde mi perspectiva, también sobran) muchas obras indispensables del rock argento, aunque quizás no tan masificadas. Pero sí tenemos algunos discos indispensables del rock argentino que nadie interesado en la materia debería dejar de tener en cuenta. Y ojo que en el blog cabezón no tratamos de crear un ranking de los "mejores" ni los más "exitosos" ya que nos importa un carajo el éxito y lo "mejor" es solamente subjetivo, pero sobretodo nos espanta el concepto de tratar de imponer una opinión, un solo punto de vista y un sola manera de ver las cosas. Todo comenzó allá por mediados de los años 60, cuando Litto Nebbia y Tanguito escribieron la primera canción, Moris grabó el primer disco, Almendra fue el primer

Spinetta & Páez - La La La (1986-2007)

#Músicaparaelencierro. LightbulbSun nos revive el disco doble entre el Flaco y Fito. La edición original de este álbum fue en formato vinilo y contenía 20 temas distribuidos en dos discos. Sin embargo en su posterior edición en CD se incluyeron los primeros 19 temas, dejando fuera la última canción que era la única canción compuesta por ambos. En relación a este trabajo, Spinetta en cada entrevista que le preguntaron sobre este disco el dijo que fue un trabajo maravilloso, que es uno de los discos favoritos grabados por él. En septiembre de 2007 se reedita el disco en formato CD, con todos los temas originales contenidos en la edición original en vinilo pero con un nuevo diseño. Creo que lo más elevado del disco es la poética del Flaco, este trabajo es anterior a "Tester de Vilencia" y musicalmente tiene alguna relación con dicho álbum... y una tapa donde se fusionan los rostros de ambos, que dice bastante del disco. Aquí, otro trabajo en la discografía del Flaco que estamos

El Ritual - El Ritual (1971)

Quizás aquellos que no estén muy familiarizados con el rock mexicano se sorprendan de la calidad y amplitud de bandas que han surgido en aquel país, y aún hoy siguen surgiendo. El Ritual es de esas bandas que quizás jamás tendrán el respeto que tienen bandas como Caifanes, jamás tendrán el marketing de Mana o la popularidad de Café Tacuba, sin embargo esta olvidada banda pudo con un solo álbum plasmar una autenticidad que pocos logran, no por nada es considerada como una de las mejores bandas en la historia del rock mexicano. Provenientes de Tijuana, aparecieron en el ámbito musical a finales de los años 60’s, en un momento en que se vivía la "revolución ideológica" tanto en México como en el mundo en general. Estas series de cambios se extendieron más allá de lo social y llegaron al arte, que era el principal medio de expresión que tenían los jóvenes. Si hacemos el paralelismo con lo que pasaba en Argentina podríamos mencionar, por ejemplo, a La Cofradía, entre otros muchos

Casandra Lange - Estaba En Llamas Cuando Me Acosté (1995)

#Músicaparaelencierro. LightbulbSun vuelve a las andadas y nos presenta un disquito de Casandra Lange (conjunto integrado por Charly García a la cabeza, junto con María Gabriela Epumer, Juan Bellia, Fabián Quintiero, Fernando Samalea y Jorge Suárez), un disquieto en vivo con canciones de Lennon, McCartney, Hendrix, Dylan, Annie Lennox, Jagger y Richards y de otros compositores además de las propias. Este es quizás uno de los secretos mejor guardados de Charly, que además aporta dos temas inéditos. Artista: Casandra Lange Álbum: Estaba En Llamas Cuando Me Acosté Año: 1995 Género: Rock Duración: 56:47 Referencia: Discogs Nacionalidad: Argentina Con ganas de pasarla bien, en el verano de 1995 Charly García armó una banda que tocara covers y recorrió distintos bares y teatros de la costa: Casandra Lange , con María Gabriela Epumer, Fabián Quintiero, Fernando Samalea y hasta Pedro Aznar en algunas ocasiones. Parte de esa gira quedó registrada aquí, un disco de edición re

Yaki Kandru - Yaki Kandru (1986)

#Músicaparaelencierro.  La agrupación colombiana Yaki Kandru, en cabeza del antropólogo e investigador Jorge López Palacio, constituye uno de los hitos etnomusicales de Latinoamérica, siendo sus aportes extremadamente valiosos para la etnomusicología no sólo del país, sino de todo el continente y a su paso, el mundo. Artista: Yaki Kandru Álbum: Yaki Kandru Año: 1986 Género: Etnomusicología Duración:  35:30 Referencia:   zigzagandino.blogspot.com Nacionalidad: Colombia Fundamentalmente, el trabajo de la agrupación consta de profundas y apasionadas investigaciones con las comunidades indígenas y campesinas, que terminaron en registros sonoros avezados, frutos de un esfuerzo inquebrantable por la comprensión integral de la música como un elemento de orden vital en las poblaciones nativas, superponiéndose a la concepción ornamental y estética del arte occidental. De este modo, Yaki Kandru no corresponde a un grupo meramente recopilatorio, sino uno que excava en los cimientos

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.