Skip to main content

Afinar el Silencio (II): Rock y Dictadura en la Argentina (1976-1983)

En los años setenta, los indios argentinos, mapuches, qom, matacos, seguían en la miseria y el olvido: en sus yermos castigados de viento o sol apenas se enteraron de que cosas como Videla sucedían en la capital. Los que se enteraron, fue para peor. Sí se enteraron, en cambio, del rock, cuando un ómnibus destartalado lleno de pelilargos con guitarras rodaba por paisajes polvorientos de la Puna y el Neuquén en el centro del país. Era León Gieco. Hastiado de la ciudad, veterano del exilio, se decidió por un exilio interior: habituado a giras por diversas regiones, no tardó en descubrir que la verdadera Argentina, la que aún no había sido invadida por la grasa, estaba en los pueblos, en los campos, en la gente común que creaba y disfrutaba de su propio folklore. Acostumbrado a un lenguaje híbrido entre el rock y lo folclórico, Gieco decidió hacer algo que sería un hito: una gira por el interior del país, con nulo rédito económico, llamada De Ushuaia a La Quiaca. 5.175 kilómetros de rutas borrosas unían la Tierra del Fuego con el Altiplano de los incas, y él las recorrió con su banda, tocando con los talentos locales de los pueblos, encontrando y sembrando tesoros musicales entre la gente, lejos del mundo de la TV y los censores. El disco resultante sigue siendo un foco de luz en uno de los años más oscuros del rock nacional.

Por Guillermo Alén

Gieco, en su gira por el interior del país.
En la foto, con Santaolalla

“La Compactadora” era como llamaban los jóvenes a la fantasmagórica red de censura armada por militares, civiles y eclesiásticos. Ese año el porcentaje del presupuesto nacional dedicado a la cultura fue del 0,01%. Al año siguiente, Gieco participó en un recital a beneficio de profesores cesantes en Luján y tocó canciones prohibidas, es decir, el tipo de cosas que hacían de Gieco, Gieco. A los militares no les hizo gracia. Fue citado por el Coronel Montes, quien no tuvo pelos en la lengua:

“Mire, Gieco, conmigo no se haga el vivo. Le juro que si usted vuelve a cantar canciones de protesta, yo personalmente me encargaré de pegarle un tiro en la cabeza, ¿entendió?” –Y para darle más convicción a la amenaza, Montes extrajo una pistola del cajón del escritorio y la dejó ahí arriba.[1]

Mientras tanto, Spinetta abandonó la nostalgia y encaró su nuevo proyecto: Spinetta Jade. Fusión de jazz con rock, paredes de sintetizadores y letras exquisitas, su nuevo disco sería Alma de diamante, el nombre mismo un testimonio de todo aquello indestructible que ni mil años de dictadura podrían eliminar jamás. Charly García tampoco estaba ocioso: Serú Girán presentaba su tercer disco, Bicicleta, el cual contenía el que posiblemente sea el tema más emblemático de todo el rock hecho bajo el pie de la dictadura: “Canción de Alicia en el País. En un país donde toda movilización estaba prohibida, Serú Girán cerraba el año en un estadio con 60.000 personas que corearon:

    No cuentes lo que hay detrás de aquel espejo,
    no tendrás poder
    ni abogados, ni testigos.
    Enciende los candiles que los brujos
    piensan en volver
    a nublarnos el camino.
    Estamos en la tierra de todos, en la vida.
    Sobre el pasado y sobre el futuro,
    ruinas sobre ruinas, querida Alicia.

Para 1981, la guerrilla era cosa del pasado. La eficiencia que los militares no habían demostrado en la censura sí fue patente en “la lucha contra la subversión”. Cerca de 30.000 desaparecidos descansaban en fosas comunes y en el lecho del Río de la Plata, tanto Montoneros como ERP estaban completamente desmembrados: la Patria podía respirar tranquila. La mano de hierro de Videla y Massera ya no era necesaria, su política económica estaba probando ser desastrosa y los militares decidieron que era hora de darle un aire “más distendido” con un nuevo presidente: el general Roberto Viola. Mientras la moneda se devaluaba vertiginosamente, la censura aflojaba un poco sus dedos y muchos emigrados comenzaban a volver.

Con los emigrados venían también otras cosas: novedades, ropas, libros y discos, venían actitudes nuevas. La Argentina de Videla había sido una isla cultural, con la apertura venían otros sonidos del norte. Y en un lustro allá había pasado de todo: lo nuevo era el punk, el heavy metal, el post-punk y la new wave. En esa Argentina que salía de la era glacial, había jóvenes con ganas de abrirse a cosas nuevas, para los que Spinetta y Charly eran “esos viejos jipis”, y las canciones de protesta los dejaban fríos: querían algo más veloz y violento, querían Heavy Metal, querían Punk. En 1981, la banda heavy V8 presenta su disco seminal, Luchando por el metal. Los Violadores hacían sus primeros conciertos al año siguiente. Ambos enfrentaron incomprensión, burla y represión policial. Para peor, la enemistad entre punks y metaleros, plagada de muertes violentas, sería una constante en la década y media siguiente, algo que en los 70, en el mundillo reducido del hippismo y el rock progresivo hubiera sido impensable.

Charly canta “Mientras miro las nuevas olas, cuando apenas estas nacían. Virus, la banda de los hermanos Moura, y su irresistible hit bailable “Wadu Waduhacía fragor entre todos aquellos que no hablaban de “esa música de putos”. Camisas holgadas, ojos delineados, voz aterciopelada y letras delicadas y sensibles, todo en Virus era nuevo y repudiable. Pero cómo no bailarlo. Era una sensibilidad más fría y distante, en las antípodas de lo pastoral, netamente urbana. Gustavo Cerati se ponía gel en el pelo y tomaba nota. Al mismo tiempo Miguel Abuelo -bisexual, histriónico, irreverente- volvía de España, refundaba sus Abuelos de la Nada, le arrancaba sus hilachas flower power y lo transformaba en una metralleta de fiesta y baile. Más música de putos con sintetizadores.

El general Viola, con su estilo más distendido y campechano, tenía mejor imagen que Videla, pero posibilitaba cosas como, por ejemplo, la CGT[2] haciendo una Jornada Nacional de Protesta. La rama dura de los militares nuevamente se puso en acción, removió a Viola y puso en su sitio a Leopoldo Galtieri, favorecedor de la mano dura. Mientras los festivales florecían por todo el país y las ciudades se llenaban de afiches de conciertos, el Clarín sacaba una lista de “242 temas prohibidos por la dictadura” y Galtieri mandaba reprimir brutalmente las marchas de la CGT.

En Argentina, 1982 es sinónimo de la Guerra de Malvinas. El plan de los militares para perpetuarse en el poder, dado que Juan Pablo II había logrado desactivar la bomba del Beagle,[3] era invadir las Islas Malvinas, reclamadas al invasor inglés desde 1833. La operación se llevó a cabo en el mayor de los secretos con un asalto anfibio, el 2 de abril. De un plumazo, Galtieri había logrado lo que ningún militar: el apoyo popular masivo. La gente salió a la calle a festejar, a apoyar el orgullo argentino al fin un poco recuperado después de tanta afrenta. El fervor patriótico y las banderas tapizaban todo. Spinetta tuvo una de sus depresiones más feroces, Charly estaba paranoico hacía rato y la noticia le pegó tan mal que vivía encerrado, Yendo de la cama al living, nombre que le daría a su primer disco solista. Algunos rockeros se sumaban al festejo, muchos no. Spinetta, Charly, Gieco y otros, bajo enorme presión de los militares, asistieron al Festival de la Solidaridad Latinoamericana, un recital a beneficio de los soldados helándose en las islas. Al subirse al escenario, Spinetta dejó las cosas claras: el rock era música “para la paz y para fines realmente nobles”.[4] Raúl Porchetto, Lebón, Mestre, Charly y Gieco se limitaron a cantar juntos “Algo de paz, de Porchetto.

Mientras, la respuesta del león británico a semejante escupitajo no se hizo esperar. Bajo el fuego rabioso de la Fuerza Aérea Argentina, que hundió ocho buques británicos y lastimó a siete más, los ingleses lograron desembarcar en la isla uno de los ejércitos mejor equipados y entrenados del mundo. El ejército argentino, formado principalmente por conscriptos del servicio militar con 18 o 19 años, dirigido por oficiales abusivos e incompetentes, resistió como mejor pudo el embate, y fue derrotado tras tres días de lucha. El saldo fueron 650 muertos, muchos de ellos pibes que habían coreado temas de Spinetta o Charly en el Luna Park y ahora descansaban bajo una cruz blanca en el cementerio de Darwin.

Jóvenes soldados argentinos resguardan Las Malvinas
Jóvenes soldados argentinos en la Guerra de las Malvinas

Durante ese año de 1982 sucedió otra cosa extraña. El rock nacional, esa piedra en el zapato de los militares, de pronto era visto menos como rock y más como nacional. Se había prohibido la difusión de música en inglés en las radios y los DJs se las veían negras para llenar los huecos. Se pasaba tango y folklore, por supuesto, pero no podían pasar eso todo el día. Y empezaron a pasar rock nacional. Por todas las radios del país, a toda hora, se escuchaban las canciones prohibidas o silenciadas por años. La difusión del rock aumentó exponencialmente; los conciertos se llenaban, los militares sin quererlo habían abierto la caja de Pandora. Ese año y el siguiente, el rock se afianzaría ya no como expresión de un grupo pequeño, sino como la nueva música de las masas. Serú Girán se despediría en recitales de cifras récord, todo abriría la puerta para que pocos años más tarde bandas como Soda Stereo o los Redonditos de Ricota llenaran estadios.

La debacle militar selló el destino de la dictadura: ya no era una cuestión de cuándo retirarse, sino de cómo. Los rockeros ya no se callaban sus ideas al subir a un escenario, las revistas de sátira política tampoco. Galtieri renunció, y se dispuso a Reynaldo Bignone para realizar dos tareas claves: preparar la transición democrática y, al mismo tiempo, meter debajo de la alfombra las atrocidades perpetradas en los años de plomo. Lo primero resultaría bien. Lo segundo, sólo en parte. Bignone declaró la amnistía (una “auto-amnistía”) para todos los involucrados, y se quemaron infinidad de documentos, se taparon todos los rastros, se nos dio a dos generaciones el trabajo, que aún persiste, de documentar, destapar, sacar a la luz y, por sobre todo, recordar.

Se convocó a elecciones para 1983, ganó Ricardo Alfonsín, un estadista moderado de la Unión Cívica Radical que tomó el difícil trabajo de heredar un país en ruinas económica, moral y socialmente. Hizo lo que pudo. Entre su legado más valioso, las cúpulas militares fueron juzgadas y condenadas, algo en ese entonces inédito en Latinoamérica. Argentina era finalmente libre, y el rock pudo seguir su curso natural, libre de los caprichos militares. Su crecimiento seguía, exponencial, con bandas y discos nuevos por doquier. Spinetta Jade grababa Bajo Belgrano, una de las placas más emblemáticas del Flaco. Charly sacaba el que fuera probablemente su mejor disco, Clics modernos, con su crítica demoledora a los militares, uno de los himnos antidictadura de la Argentina: “Los dinosaurios. Tras seis años de resistencia se abría una nueva edad de oro. Era tiempo de amarse y cantar nuevamente en libertad.

La primavera alfonsinista probó ser de corta duración. Los militares tuvieron intentonas de tomar cuarteles, los guerrilleros del ERP también; el pueblo les dijo “no” a ambos. La hiperinflación de 1989 destruyó más sueños e industrias. La entrada de Argentina al neoliberalismo en los noventa, con todo lo que ello implicaría, manifestó otro frente de batalla que no todos los músicos del rock supieron dilucidar, encandilados como estaban con los instrumentos baratos y los recitales internacionales. Los represores fueron liberados por Menem. Pero todo eso es otra historia. Durante ocho años el rock nacional, unido contra la opresión, nos dio una alternativa orgánica y valiente a la homogeneidad helada y metálica que querían los militares, fue la ventana por la que se podía soñar cuando todo era plomo. Y por sobre todo, dejó las canciones que aún cantamos, nuestro Inconsciente colectivo.

Guillermo Alén

[1] Rock y dictadura: crónica de una generación, Booket, Buenos Aires, p.151

[2] Comisión General del Trabajo, organismo que nuclea todos los sindicatos del país, creada por Juan Domingo Perón antes de su primera presidencia y espina dorsal de sus tres gobiernos. Ni siquiera los militares pudieron desmembrarla.

[3] En 1978 la Argentina y Chile movilizaban tropas y estaban a milímetros de una guerra por problemas de límites en el Canal de Beagle, Tierra del Fuego. Al estar ambas naciones bajo dictaduras nacionalistas católicas, el Papa utilizó todo el peso de su poder temporal para aquietarlas y deslegitimar cualquier acción de guerra, con éxito. En la práctica, salvó a ambos países del desastre.

[4] En una entrevista diría: “Me acuerdo de tener un rapto de felicidad por pensar que finalmente algo que pertenece territorialmente a nuestro país iba a ser reconquistado pero inmediatamente después, como si fuera la sombra de un objeto sobre un fondo, surge la desgracia de que no solamente eso no era posible por ese método sino que además es el último ardid de una dictadura horrible. Un montón de pibes milicos fueron abandonados a su suerte, una impericia por parte de los comandantes. […] querían salvar algo que no se podía salvar. Yo lo viví como una pesadilla y además empezaron a pasar en todas las radios música nacional lo cual era prácticamente una ofensa, porque pareciera ser que teníamos que entrar en guerra con un país sajón para que dejaran de pasar música en inglés. Influyó mucho el hecho de que tuviéramos que hacer un festival para Malvinas y uno tuviera que estar y decirles, como yo les dije a los chicos por el micrófono, lamento tener que estar cantando porque hay una guerra, me encantaría que esto fuera un festival de la paz y no de la guerra, así que fue un momento muy difícil. Fue horrible, no sé en qué nos benefició. Yo estaba al borde de la locura porque aunque yo no quería no podíamos dejar de tocar porque había autoridades presionando con mucha fuerza y uno estaba obligado a ir.” Entrevista con Luz Kogiso, 2008.

 
 

Comments

Lo más visto de la semana pasada

Isaac Asimov: El Culto a la Ignorancia

Vivimos una época violenta, muy violenta; quizás tan violenta como otras épocas, sin embargo, la diferencia radica en que la actual es una violencia estructural y mundial; que hasta la OMS retrata como "epidemia mundial" en muchos de sus variados informes de situación. En ese engendro imperial denominado (grandilocuentemente) como "el gran país del norte", la ignorancia (junto con otras bestialidades, como el supremacismo, el racismo y la xenofobia, etc.) adquiere ribetes escandalosos, y más por la violencia que se ejerce directamente sobre aquellos seres que los "ganadores" han determinado como "inferiores". Aquí, un texto fechado en 1980 donde el genio de la ciencia ficción Isaac Asimov hace una crítica mordaz sobre el culto a la ignorancia, un culto a un Dios ciego y estúpido cual Azathoth, que se ha esparcido por todo el mundo, y aquí tenemos sus consecuencias, las vivimos en nuestra cotidaneidad. Hoy, como ayer, Cthulhu sigue llamando... ah,

David Gilmour - Luck and Strange (2024)

Una entrada cortita y al pie para aclarar porqué le llamamos "Mago". Esto recién va a estar disponible en las plataformas el día de mañana pero ya lo podés ir degustando aquí en el blog cabeza, lo último de David Gilmour de mano del Mago Alberto, y no tengo mucho más para agregar. Ideal para comenzar a juntar cositas para que escuchen en el fin de semana que ya lo tenemos cerquita... Artista: David Gilmour Álbum: Luck and Strange Año: 2024 Género: Rock Soft Progresivo / Prog Related / Crossover prog / Art rock Referencia: Aún no hay nada Nacionalidad: Inglaterra Lo único que voy a dejar es el comentario del Mago... y esto aún no existe así que no puedo hablar de fantasmas y cosas que aún no llegaron. Si quieren mañana volvemos a hablar. Cae al blog cabezón, como quien cae a la Escuela Pública, lo último del Sr. David Gilmour (c and p). El nuevo álbum de David Gilmour, "Luck and Strange", se grabó durante cinco meses en Brighton y Londres y es el prim

Jon Anderson & The Band Geeks - True (2024)

Antes de terminar la semana el Mago Alberto nos trae algo recién salido del horno y que huele bastante al Yes de los 80s y 90s, aunque también tiene un tema de más de 16 minutos de la onda de "Awaken" para los más progresivos. Y es que proviene de Jon Anderson, ex miembro fundador de Yes, que junto con la formación The Band Geeks como apoyo lanza este "True", que para presentarlo lo copio al Mago que nos dice: "La producción musical es sensacional con arreglos exquisitos, una instrumentación acorde a las ideas siempre extra mega espaciales de Anderson, el resultado; un disco fresco, agradable al oído, con toda la impronta de el viejo YES, lógico, sabiendo que Jon siempre fue el corazón de la legendaria banda británica". Ideal para ir cerrando otra semana a pura sorpresa, esta es otra más! Artista: Jon Anderson & The Band Geeks Álbum: True Año: 2024 Género: Prog related Nacionalidad: Inglaterra Antes del comentario del Mago Alberto, copio

Charly García - La Lógica del Escorpión (2024)

Y ya que nos estamos yendo a la mierda, nos vamos a la mierda bien y presentamos lo último de Charly, en otro gran aporte de LightbulbSun. Y no será el mejor disco de Charly, ya no tiene la misma chispa de siempre, su lírica no es la misma, pero es un disco de un sobreviviente, y ese sobreviviente es nada más y nada menos que Charly. No daré mucha vuelta a esto, otra entrada cortita y al pie, como para adentrarse a lo último de un genio que marcó una etapa. Esto es lo que queda... lanzado hoy mismo, se suma a las sorpresas de Tony Levin y del Tío Franky, porque a ellos se les suma ahora el abuelo jodón de Charly, quien lanza esto en compañía de David Lebón, Pedro Aznar, Fito Páez, Fernando Kabusacki, Fernando Samalea y muchos otros, entre ellos nuestro querido Spinetta que presenta su aporte desde el más allá. Artista: Charly García Álbum: La Lógica del Escorpión Año: 2024 Género: Rock Referencia: Rollingstone Nacionalidad: Argentina Como comentario, solamente dejar

Tony Levin - Bringing It Down to the Bass (2024)

Llega el mejor disco que el pelado ha sacado hasta la fecha, y el Mago Alberto se zarpa de nuevo... "Cabezones, vamos de sorpresa en sorpresa, esta reseña la escribo hoy jueves 12 de Setiembre y mañana recién se edita en todo el mundo esta preciosura de disco, una obra impresionante, lo mas logardo hasta el momento por Levin". Eso es lo que dice el Mago Alberto presentando este disco, otro más que se adelanta a su salida en el mercado, para que lo empieces a conocer, a disfrutar y a paladear. Llega al blog cabezón un disco que marcará un antes y un después en la carreara de Levin, y creo que eso ya es mucho decir... o no? Otra sorpresota de aquellas, con un DISCAZO, con mayúsculas. Artista: Tony Levin Álbum: Bringing It Down to the Bass Año: 2024 Género: Fusion, Jazz-Rock. Referencia: Site oficial Nacionalidad: EEUU Creo que el pelado esta vez disfrutó el bajo como nunca, y ello parece haberse trasladado a la grabación, y de ahí a tu equipo de sonido y de

Los 100 Mejores Álbumes del Rock Argentino según Rolling Stone

Quizás hay que aclararlo de entrada: la siguiente lista no está armada por nosotros, y la idea de presentarla aquí no es porque se propone como una demostración objetiva de cuales obras tenemos o no que tener en cuenta, ya que en ella faltan (y desde mi perspectiva, también sobran) muchas obras indispensables del rock argento, aunque quizás no tan masificadas. Pero sí tenemos algunos discos indispensables del rock argentino que nadie interesado en la materia debería dejar de tener en cuenta. Y ojo que en el blog cabezón no tratamos de crear un ranking de los "mejores" ni los más "exitosos" ya que nos importa un carajo el éxito y lo "mejor" es solamente subjetivo, pero sobretodo nos espanta el concepto de tratar de imponer una opinión, un solo punto de vista y un sola manera de ver las cosas. Todo comenzó allá por mediados de los años 60, cuando Litto Nebbia y Tanguito escribieron la primera canción, Moris grabó el primer disco, Almendra fue el primer

Spinetta & Páez - La La La (1986-2007)

#Músicaparaelencierro. LightbulbSun nos revive el disco doble entre el Flaco y Fito. La edición original de este álbum fue en formato vinilo y contenía 20 temas distribuidos en dos discos. Sin embargo en su posterior edición en CD se incluyeron los primeros 19 temas, dejando fuera la última canción que era la única canción compuesta por ambos. En relación a este trabajo, Spinetta en cada entrevista que le preguntaron sobre este disco el dijo que fue un trabajo maravilloso, que es uno de los discos favoritos grabados por él. En septiembre de 2007 se reedita el disco en formato CD, con todos los temas originales contenidos en la edición original en vinilo pero con un nuevo diseño. Creo que lo más elevado del disco es la poética del Flaco, este trabajo es anterior a "Tester de Vilencia" y musicalmente tiene alguna relación con dicho álbum... y una tapa donde se fusionan los rostros de ambos, que dice bastante del disco. Aquí, otro trabajo en la discografía del Flaco que estamos

El Ritual - El Ritual (1971)

Quizás aquellos que no estén muy familiarizados con el rock mexicano se sorprendan de la calidad y amplitud de bandas que han surgido en aquel país, y aún hoy siguen surgiendo. El Ritual es de esas bandas que quizás jamás tendrán el respeto que tienen bandas como Caifanes, jamás tendrán el marketing de Mana o la popularidad de Café Tacuba, sin embargo esta olvidada banda pudo con un solo álbum plasmar una autenticidad que pocos logran, no por nada es considerada como una de las mejores bandas en la historia del rock mexicano. Provenientes de Tijuana, aparecieron en el ámbito musical a finales de los años 60’s, en un momento en que se vivía la "revolución ideológica" tanto en México como en el mundo en general. Estas series de cambios se extendieron más allá de lo social y llegaron al arte, que era el principal medio de expresión que tenían los jóvenes. Si hacemos el paralelismo con lo que pasaba en Argentina podríamos mencionar, por ejemplo, a La Cofradía, entre otros muchos

Casandra Lange - Estaba En Llamas Cuando Me Acosté (1995)

#Músicaparaelencierro. LightbulbSun vuelve a las andadas y nos presenta un disquito de Casandra Lange (conjunto integrado por Charly García a la cabeza, junto con María Gabriela Epumer, Juan Bellia, Fabián Quintiero, Fernando Samalea y Jorge Suárez), un disquieto en vivo con canciones de Lennon, McCartney, Hendrix, Dylan, Annie Lennox, Jagger y Richards y de otros compositores además de las propias. Este es quizás uno de los secretos mejor guardados de Charly, que además aporta dos temas inéditos. Artista: Casandra Lange Álbum: Estaba En Llamas Cuando Me Acosté Año: 1995 Género: Rock Duración: 56:47 Referencia: Discogs Nacionalidad: Argentina Con ganas de pasarla bien, en el verano de 1995 Charly García armó una banda que tocara covers y recorrió distintos bares y teatros de la costa: Casandra Lange , con María Gabriela Epumer, Fabián Quintiero, Fernando Samalea y hasta Pedro Aznar en algunas ocasiones. Parte de esa gira quedó registrada aquí, un disco de edición re

Yaki Kandru - Yaki Kandru (1986)

#Músicaparaelencierro.  La agrupación colombiana Yaki Kandru, en cabeza del antropólogo e investigador Jorge López Palacio, constituye uno de los hitos etnomusicales de Latinoamérica, siendo sus aportes extremadamente valiosos para la etnomusicología no sólo del país, sino de todo el continente y a su paso, el mundo. Artista: Yaki Kandru Álbum: Yaki Kandru Año: 1986 Género: Etnomusicología Duración:  35:30 Referencia:   zigzagandino.blogspot.com Nacionalidad: Colombia Fundamentalmente, el trabajo de la agrupación consta de profundas y apasionadas investigaciones con las comunidades indígenas y campesinas, que terminaron en registros sonoros avezados, frutos de un esfuerzo inquebrantable por la comprensión integral de la música como un elemento de orden vital en las poblaciones nativas, superponiéndose a la concepción ornamental y estética del arte occidental. De este modo, Yaki Kandru no corresponde a un grupo meramente recopilatorio, sino uno que excava en los cimientos

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.