Estos músicos de Arauca (ciudad capital del departamento de igual nombre, en el límite con Venezuela) fueron incapaces de separarse de sus raíces y decidieron agregarle a las arpas y cantos del llano el ritmo poderoso del rock, con letras que gritan protesta. Chimó Psicodélico es un proyecto que nace justamente del interés en hacer que la música llanera (oriunda de ese lugar de Colombia) no se quede en una anécdota o en los recuerdos de los padres y abuelos. Ante la presencia de géneros como la bachata o el reguetón, la expresión sonora local parecía estar relegada a fiestas folclóricas y a momentos de reunión familiar. Chimó nació hace cinco años como proyecto que se dio a conocer en los espacios del departamento, buscando cautivar a las nuevas generaciones, pero también ofreciendo algo para los que crecieron con el sonido del arpa, el cuatro, las maracas, los tiples y bandolas. Su música se ha convertido en un punto de referencia para entender cómo una de las regiones más azotadas por la violencia en el país ha sido capaz de resistir a través del arte y la búsqueda de otras opciones.
El primer momento Alcaraván, en la canción que le da nombre al disco, es lento y psicodélico. Los cantos del llano, declarados recientemente patrimonio inmaterial de la humanidad, calan bien, y luego integran una bandola y un arpa que, antes que evocar un cliché llanero, transportan hacía una planicie tranquila. Luego entran la batería y la guitarra y versos como “y a mí me importa una mierda que olvides el aroma de mi tierra, no perteneces aquí…” que recuerdan que en la música llanera hay que tener cuidado, porque solo un llanero la puede interpretar.Revista Semana (Bogotá)
Rafael Fontecha (guitarra), Gabriel Guerrero (arpa), Yensi Trujillo (bajo), Daniel Gutiérrez (cantante y compositor), Carlos Gutiérrez (bandola), Amín Castellanos (guitarra) y Anderson Sánchez (batería) son las cabezas detrás de esta aventura llamada Chimó Psicodélico. Están reinventando la música llanera, dándole un aire fresco que la aleja de sonidos que transportan a una época lejana de padres o abuelos. Esta música es llanera y provoca saltar, cantar con rabia y ahínco.
Los cinco amigos se reunían para ensayar, y poco a poco se fueron abriendo un espacio en su Arauca, departamento de origen. Pero gracias a una convocatoria de la Coneja Ciega, la productora de la banda 1280 Almas, se ganaron un espacio en el estudio para grabar Alcaraván. Además, participaron en la tercera edición del festival de la Coneja Ciega, en la media torta en Bogotá en 2015.
Y subieron todos vestidos de negro, llaneros a más no poder con sombrero y empuñando sus instrumentos. Todo fue conmoción… interior. Nuevamente Bogotá recibía con los brazos abiertos la música fresca de esa región apartada, que ha sufrido totazos dolorosos del conflicto y que suena a protesta y resistencia.
“Chimó Psicodélico nace en mayo de 2013, bajo influencias como el Carrao de Palmarito y Simón Díaz”, comenta el vocalista Daniel Gutiérrez. Chimó porque es una pasta de tabaco que se mastica en el llano. Psicodélico no hace falta explicarlo.
“Asesino, asesino, asesino ya no me apuntes con ese revólver viejo que encontraste en aquel baúl… Asesino, asesino, asesino ya no me apuntes con esa báscula que cuelga en la pared”. Un país tan diverso musicalmente no había tenido a un grupo que proyectara un nuevo aire de la vasta llanura. Por eso, la propuesta de Chimó Psicodélico arroja en este primer disco una especie de esperanza y promete resultados de calidad, capaz de llegar a los jóvenes. El guitarrista Amín Castellanos dijo a la revista Shock: “El llanero es un rockero que no sabe que es un rockero”. sus palabras se reflejan en esa actitud irreverente que tienen en la banda, sin miedo a denunciar en sus letras esos problemas que les duelen. Como ese niño que aparece en el video de su canción más punkera Conmoción interior: un pequeño chupando pegante ante los ojos de todos que lo ignoran.
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