Mientras nos cuentan las maldades de Maduro, hay un silencio informativo sobre lo que está sucediendo en Argentina, en nuestro propio país, aquí muy cerquita nuestro. Todos hablan del peligro de las Fake News en las redes sociales, pero casi ninguno levanta la voz contra la manipulación sistemática que de la actualidad hacen las televisiones, la radio, toda la prensa de papel y la mayor parte de los diarios que ahora llaman digitales. Y tomo un texto que traigo a colación: "Un ejército invisible se está apoderando de su mente, de su conducta y de sus emociones. Su voluntad está siendo tomada por fuerzas de ocupación invisible sin que usted sospeche nada. Las batallas ya no se desarrollan en espacios lejanos, sino en su propia cabeza. Ya no se trata de una guerra por conquista de territorios, sino de una guerra por conquista de cerebros, donde usted es el blanco principal".
Ustedes estarán pensado ya en algunos nombres de periodistas argentinos, que en las últimas horas han sido desnudados y denunciados como traficantes de la mentira, la distorsión, el engaño. Hay muchos más pululando en los medios, aunque hay tres que han sido puestos en evidencia mediante documentación, denuncias y resoluciones judiciales (Lanata, Wiñazki y Santoro). Hay mucho para decir de estos mercenarios del Grupo Clarín y de tantos otros.
Un periodista sólo puede emitir opiniones subjetivas, entonces miente cuando dice que es "objetivo". Y también miente cuando dice que es "independiente" porque siempre es dependiente de las órdenes que recibe. Un periodista es un militante de ideas, propias, delegadas o ajenas.
El silencio informativo y la manipulación constante es un serio problema en nuestro país. De lo que se trata con este silencio informativo selectivo, tratando la información de lo que sucede para uniformar la opinión de la calle.
Manipular no solo consiste en dar noticias falsas. Manipular es silenciar aquello que no conviene a los intereses del poder. Manipular es sesgar la información, ocultado alguno de los hechos sucedidos y darles "forma" a lo que nos cuentan. Decir que uno está informando cuando en realidad lo que está haciendo es contar conforme a lo que le interesa, eso es mentir. Añadiendo opiniones subjetivas a lo que se quiere contar como sucedido, es la forma más rastrera de manipular.
Mientras se reparten minutos de TV y páginas y páginas de periódicos subvencionados centrando la actualidad en Venezuela, nos olvidamos que Venezuela se encuentra a muchos kilómetros, y que sus problemas nos pueden afectar humanamente pero que carecen de entidad para ser un problema doméstico y condicionar nuestras vidas. Sin embargo, ese discurso pretende apoyar a un modelo que nos lleva, cada vez más aprisa, a una situación similar a la de Venezuela.
La desinformación que padecemos es el mejor arma de destrucción masiva que han inventado.
Si fuéramos más inteligentes, nos daríamos cuenta de lo que de verdad nos influye en el día a día de nuestras vidas. Nos daríamos cuenta de que ni Maduro, ni Luis D'Elía forman parte de nuestro problema. Que nuestros problemas tienen que ver con la falta de trabajo y oportunidades, del sesgamiento en salud y en educación, son las esperas interminables para que te vea el especialista, las esperas interminables para que te operen, o llegar al día 20 de cada mes. La imposibilidad de poner la calefacción tanto como necesites, no poder pagar la luz o el gas. Que el trabajo se haya vuelto inestable, ocasional y solo para aprendices. Nos daríamos cuenta que el fascismo no supone ninguna ruptura del sistema actual porque sus métodos son los mismos.
Apaguemos los deformativos televisivos y despertaremos del sonambulismo en el que nos encontramos. O mejor, pásalo por el tamiz del pensamiento crítico. Ejercita tu mente con las mentiras cotidianas, y ejercita tu corazón con las necesidades y sufrimiento de las personas de carne y hueso, y entonces, quizás, puedas ver la realidad de lo que te rodea.
El periodismo de guerra en Argentina (con Lanata, Wiñazki, Daniel Santoro a la cabeza) es el factor necesario para los crueles desencuentros sociales entre argentinos, para beneficio exclusivo del muy reducido grupo de sus patrones.
Veamos lo que viene sucediendo en las últimas horas. Mediante la justicia, la documentación, las declaraciones, de distintas maneras, se ha puesto en evidencia que ciertos periodistas no se han limitado a informar y a opinar sobre ciertos acontecimientos de la realidad, durante los últimos, digamos, 5 años. Se pusieron al servicio de una enorme maquinaria mediática que, invirtiendo muchísimo dinero, desató una campaña de desprestigio contra ideas políticas, acciones políticas y conductas morales de actores políticos determinados. Estamos, entonces, en medio de una guerra de carácter cultural, que utiliza la eficacia espacio temporal de los medios concentrados de comunicación.
Es decir, operan sobre nuestra manera de pensar. Se trata de una ofensiva brutal, rápida, despiadada en materia de comunicación, donde con poca resistencia, se apoderan de la capacidad de raciocinio de muchísimas personas.
"No hay escape a la violación mental masiva"Bullet in your head" - Rage Against The Machine
Tócala otra vez Jack y rebobina la cinta
Tócala otra vez una y otra vez
Hasta que la mente ya está bloqueada
Crees 'todas las mentiras que se dicen
Compras todos los productos que te venden
Ya tienes una puta bala en la cabeza"
"Si miras cualquier tipo de organización moderna y piensas ‘¿Cuál es el instrumento de poder más potente?’, verás que es la información"Ricardo Semler, empresario brasileño.
"Si puedes controlar la información, puede controlar a la gente"Tom Clancy, escritor.
"Un ejército invisible se está apoderando de su mente, de su conducta y de sus emociones. Su voluntad está siendo tomada por fuerzas de ocupación invisible sin que usted sospeche nada. Las batallas ya no se desarrollan en espacios lejanos, sino en su propia cabeza. Ya no se trata de una guerra por conquista de territorios, sino de una guerra por conquista de cerebros, donde usted es el blanco principal"Yrne Gil
Ustedes estarán pensado ya en algunos nombres de periodistas argentinos, que en las últimas horas han sido desnudados y denunciados como traficantes de la mentira, la distorsión, el engaño. Hay muchos más pululando en los medios, aunque hay tres que han sido puestos en evidencia mediante documentación, denuncias y resoluciones judiciales (Lanata, Wiñazki y Santoro). Hay mucho para decir de estos mercenarios del Grupo Clarín y de tantos otros.
Un periodista sólo puede emitir opiniones subjetivas, entonces miente cuando dice que es "objetivo". Y también miente cuando dice que es "independiente" porque siempre es dependiente de las órdenes que recibe. Un periodista es un militante de ideas, propias, delegadas o ajenas.
El silencio informativo y la manipulación constante es un serio problema en nuestro país. De lo que se trata con este silencio informativo selectivo, tratando la información de lo que sucede para uniformar la opinión de la calle.
Manipular no solo consiste en dar noticias falsas. Manipular es silenciar aquello que no conviene a los intereses del poder. Manipular es sesgar la información, ocultado alguno de los hechos sucedidos y darles "forma" a lo que nos cuentan. Decir que uno está informando cuando en realidad lo que está haciendo es contar conforme a lo que le interesa, eso es mentir. Añadiendo opiniones subjetivas a lo que se quiere contar como sucedido, es la forma más rastrera de manipular.
Mientras se reparten minutos de TV y páginas y páginas de periódicos subvencionados centrando la actualidad en Venezuela, nos olvidamos que Venezuela se encuentra a muchos kilómetros, y que sus problemas nos pueden afectar humanamente pero que carecen de entidad para ser un problema doméstico y condicionar nuestras vidas. Sin embargo, ese discurso pretende apoyar a un modelo que nos lleva, cada vez más aprisa, a una situación similar a la de Venezuela.
La desinformación que padecemos es el mejor arma de destrucción masiva que han inventado.
Si fuéramos más inteligentes, nos daríamos cuenta de lo que de verdad nos influye en el día a día de nuestras vidas. Nos daríamos cuenta de que ni Maduro, ni Luis D'Elía forman parte de nuestro problema. Que nuestros problemas tienen que ver con la falta de trabajo y oportunidades, del sesgamiento en salud y en educación, son las esperas interminables para que te vea el especialista, las esperas interminables para que te operen, o llegar al día 20 de cada mes. La imposibilidad de poner la calefacción tanto como necesites, no poder pagar la luz o el gas. Que el trabajo se haya vuelto inestable, ocasional y solo para aprendices. Nos daríamos cuenta que el fascismo no supone ninguna ruptura del sistema actual porque sus métodos son los mismos.
Apaguemos los deformativos televisivos y despertaremos del sonambulismo en el que nos encontramos. O mejor, pásalo por el tamiz del pensamiento crítico. Ejercita tu mente con las mentiras cotidianas, y ejercita tu corazón con las necesidades y sufrimiento de las personas de carne y hueso, y entonces, quizás, puedas ver la realidad de lo que te rodea.
El periodismo de guerra en Argentina (con Lanata, Wiñazki, Daniel Santoro a la cabeza) es el factor necesario para los crueles desencuentros sociales entre argentinos, para beneficio exclusivo del muy reducido grupo de sus patrones.
Veamos lo que viene sucediendo en las últimas horas. Mediante la justicia, la documentación, las declaraciones, de distintas maneras, se ha puesto en evidencia que ciertos periodistas no se han limitado a informar y a opinar sobre ciertos acontecimientos de la realidad, durante los últimos, digamos, 5 años. Se pusieron al servicio de una enorme maquinaria mediática que, invirtiendo muchísimo dinero, desató una campaña de desprestigio contra ideas políticas, acciones políticas y conductas morales de actores políticos determinados. Estamos, entonces, en medio de una guerra de carácter cultural, que utiliza la eficacia espacio temporal de los medios concentrados de comunicación.
Es decir, operan sobre nuestra manera de pensar. Se trata de una ofensiva brutal, rápida, despiadada en materia de comunicación, donde con poca resistencia, se apoderan de la capacidad de raciocinio de muchísimas personas.
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