Cantante, poeta y artista visual, considerada una de las artistas más influyentes de la historia del rock, Patti Smith regresó al país tras doce años. En su paso por Argentina, Patti Smith iluminó el CCK con su voz, sus poemas y sus canciones. "Podemos escribir lo más oscuro del mundo y aún así sentir alegría. Cualquiera que siga creando, no debe ser demasiado lúgubre: si todavía sigue escribiendo, tiene el deseo de vivir", decía Patti Smith el miércoles ante el auditorio colmado del CCK, en una charla surcada por las sombras más profundas y los brillos más intensos. Recuerdos, fantasmas, sueños, cielos e infiernos, la política y, sobre todo, la literatura fueron protagonistas de una velada emotiva en la que no faltaron las canciones. La noche comenzó con Patti recordando cómo en la pobreza de su infancia en Chicago solo había libros para jugar y que, lógicamente, todos les pertenecían a sus padres, así que su madre, "una camarera que solo estudió hasta décimo grado" -16 años-, le enseñó "orgullosa a leer antes de ingresar al colegio" y cómo a partir de entonces no pudo desprenderse de la lectura -desde que iba a la cama hasta cuando daba un paseo- e incluso, todavía hoy, "no puede ir al baño sin un buen libro".
Fue la primera de las dos presentaciones que brindó la "madrina del punk" en su paso esta semana por tierras argentinas en ocasión de la exhibición "Les visitants", una mirada de Guillermo Kuitca a la colección de la Foundation Cartier, que se exhibe en el imponente centro del bajo porteño hasta principios de mayo e incluye fotografías de la emblemática cantante y poeta. Ayer por la noche tenía su segunda cita con el público local en versión más recitalera.
Acompañada del guitarrista y pianista Tony Shanahan, con quien trabaja desde la época en que los dos tenían cabello oscuro según sus propias palabras, en su debut en el escenario de la ballena azul brindó un concierto íntimo de lectura de poesía y música, una conversación encauzada por Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional, y con el propio Kuitca a cargo del despliegue visual. Pero fue mucho más que eso, fue una experiencia poderosa que dejó a todos hipnotizados.
Pero en el CCK no solo cantó Patti Smith. Busqué algún video del recital, y lo que Youtube me dió como resultado, sorprendentemente, no era protagonizado por la voz y presencia de Patti Smith, sino del público presente que cantó el hit del verano argentino...
Tanto odio cultivado y regado pacientemente día a día, por el brazo civil de la siniestra dictadura del 76´ que volvió al ruedo en diciembre de 2015, ha germinado con fuerza y hoy florece en una canción, que crece y se abre al mundo como la flor de loto antes del vendaval.
Pero esta entrada se refiere a Patti Smith y el Gato M en realidad entró de rebote. A continuación, una nota publicada aquí que prepoducimos integramente...
"Cuando era niña pequeña éramos pobres y no había mucho en casa salvo libros", contó Patti y dijo que le enseñó a leer su madre, que era camarera, antes de entrar al colegio. "Descubrí que no podía vivir sin leer. Ahora voy con un libro a todos lados", confesó.
La noche estuvo estructurada como un intercambio literario. Manguel le regaló uno a uno libros de autores argentinos. En el lote de ofrenda estuvieron Jorge Luis Borges, Alejandra Pizarnik, Silvina Ocampo, Cecilia Romana y María Elena Walsh, con su "Canción de cuna para un gobernante", que dejó tan deslumbrada a la cantante que prometió leerlo pronto en un evento en Estados Unidos para apoyar el movimiento juvenil que se levanta a favor del control de armas.
Con el tono intimista de sus libros "Éramos unos niños" y "M Train", Patti a su vez, regaló sus palabras, algunos poemas como The Tiger de William Blake con su legendario estilo singsonging y también canciones que hicieron estallar al auditorio. Empezó con "Wind", que escribió para su hija cuando murió el padre de la niña, el guitarrista Fred Sonic Smith. El repertorio incluyó maravillas como "Pissing in the river", uno de los más aclamados, y también temas de otros artistas como Neil Young y John Lennon.
"Si esto es un sueño es uno bueno. Escribo los sueños desde que era chica. Cuanto más los usas, más te acostumbras a moverte en un mundo paralelo", comentó la artista, que, como en esa bruma de ensueño, se adentró también en evocaciones a los que ya no están, entre ellos el escritor Sam Shepard, a quien dedicó una de sus canciones. Uno de los momentos más emocionantes fue cuando leyó una carta que le escribió a su amigo fotógrafo Robert Mappelthorpe poco antes de que él muriera, donde recordaba una visita a su casa en la que él se quedó dormido recostado en ella. "Aprendí que podía sentir infinito dolor, pero no tapaba la alegría de haberlo conocido".
La política y el activimo no estuvieron ausentes en la presentación de la autora de "Because the night". Entre aplausos recibió y alzó uno de los pañuelos verdes emblema de la lucha por la legalización del aborto, que le acercaron desde el público. "Luchen por hacer que sus gobiernos dialoguen, todos lo estamos haciendo. Es importante tener una comunicación inteligente entre nosotros, no basada en ideologías sino en hechos", dijo. Y, un poco antes, confesó: "Cuando escribí Horses estaba enojada y escribía para los poetas, para los outsiders, los que quedaban afuera por sus elecciones. Ahora no siento que necesito escribir para cierta gente: en este mundo tan corrupto somos todos outsiders".
Con sencillez y sensibilidad, la música se refirió también a su traspié en la ceremonia del premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, cuando no pudo seguir cantando. "Me congelé. Fue uno de los momentos más horripilantes. Quería hacer un buen trabajo por Bob, a quien había admirado toda la vida. Fue humillante. Pero al día siguiente en el desayuno todos los científicos se querían sacar igual selfies conmigo", recuerdó con humor. Y hablando de las lecciones que dejan los fracasos, brindó con simplicidad una gran enseñanza: "Nada es más importante que ser humano", dijo y se lanzó a cantar "A Hard Rain's a-Gonna Fall', de Dylan.
Para el cierre, dejaría "Can't help falling in love", tema inmortalizado por Elvis Presley, que cantó con el pañuelo verde anudado en la muñeca. Una despedida ideal, vibrante, para una velada en la que todos salimos con un poco más de amor.
Naaaa!!!! Ese cantito esta orquestado...Estos barras bravas estan adoctrinados!!!
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