Ya hablamos, en la investigación que hicimos oportunamente junto a Sandy y a Nena Indigo, de ese tremendo drama que fue la masacre, por parte de un alocado régimen, del pueblo camboyano y de la destrucción de lo que fue el inicio de una nueva expresión cultural del rock que fue truncada junto con tantas vidas humanas. En base a una de las tantas historias de esa epopeya se filmó la película "The Killing Fields" y alguien en el chat lo pidió, y el Mago Alberto lo comparte con todos los cabezones.
Artista: Mike Oldfield
Artista: Mike Oldfield
Álbum: The Killing Fields
Año: 1984
Género: Soundtrack / Crossover Prog
Duración: 38:09
Nacionalidad: Inlaterra
Año: 1984
Género: Soundtrack / Crossover Prog
Duración: 38:09
Nacionalidad: Inlaterra
Lista de Temas:
1. Pran's theme
2. Requiem for a city
3. Evacuation
4. Pran's theme 2
5. Capture
6. Execution
7. Bad news
8. Pran's departure
9. Worksite
10. The year zero
11. Blood suckering
12. The year zero 2
13. Pran's escape / The killing fields
14. The trek
15. The boy's burial / Pran sees the Red Cross
16. Good news
17. Etude
1. Pran's theme
2. Requiem for a city
3. Evacuation
4. Pran's theme 2
5. Capture
6. Execution
7. Bad news
8. Pran's departure
9. Worksite
10. The year zero
11. Blood suckering
12. The year zero 2
13. Pran's escape / The killing fields
14. The trek
15. The boy's burial / Pran sees the Red Cross
16. Good news
17. Etude
Alineación:
- Mike Oldfield / guitarras, sintetizadores, Fairlight computer.
- Preston Heyman / percusión oriental.
- Morris Pert / percusión.
Eberhard Schoener / director de orquesta.
Orquesta Estatal de Bavaria.
- Mike Oldfield / guitarras, sintetizadores, Fairlight computer.
- Preston Heyman / percusión oriental.
- Morris Pert / percusión.
Eberhard Schoener / director de orquesta.
Orquesta Estatal de Bavaria.
Alberto nos trae un disco pero sin reseña, de la banda Sonora de la película del mismo nombre. Oldfield no tiene ningún complejo en escribir temas de música clásica con una brillantez tremenda, junto con música étnica con sonidos típicos del sureste asiático (Étude). Sin embargo, como todo disco de una banda sonora, está estrictamente ligada a la temática de la película y por eso, a grandes rasgos el disco suena caótico y angustiante.
The Killing Fields es el décimo disco de estudio de Mike Oldfield, lanzado en 1984. Es la banda sonora de la película británica película del mismo nombre, drama basado en las experiencias de dos periodistas durante el régimen de los Jemeres Rojos en Camboya. Es la única banda sonora escrita por Oldfield y la música fue orquestada por David Bedford.Wikipedia
Aunque la música de Oldfield ya había sido utilizado anteriormente en bandas sonoras de películas como El exorcista y The Space Movie, ésta es la única incursión de Mike Oldfield como compositor por encargo para el cine. Oldfield compuso el álbum con un sampler Fairlight CMI.
Al igual que en otros casos, el álbum no es un registro completo de toda la banda sonora compuesta para la película. Así, lo más notable es que la música que acompaña a la secuencia del cuarto oscuro no figura en dicho álbum. El sencillo, Étude, es una versión orquestal de la pieza Recuerdos de la Alhambra, compuesta por Francisco Tarrega.
Oldfield pasó seis meses trabajando en la banda sonora de The Killing Fields antes de salir de gira, pero cuando regresó los productores de la película le pidieron la composición de más temas, por lo que Oldfield propusó incluir una orquesta, Orquesta Estatal de Bavaria, y un coro infantil, Coro de niños de Tölz. La grabación del disco finalizó tres meses más tarde siendo lanzado pocos meses después del anterior trabajo de Oldfield, Discovery.
La temática de la película es muy dura (si siguieron nuestra saga sobre el rock camboyano lo sabrán, y si no la siguieron se las recomiendo), y el artista intentó traducirlo en la música para poder sentir la angustia y malestar a lo largo de todo el disco al igual que les sucede a los personajes del film.
El productor David Puttnam fue uno de los grandes nombres del cine británico en la década de los ochenta. Con su ayuda salieron adelante películas como Carros de fuego, Un tipo genial (Local Hero) o La misión, todas ellas caracterizadas, amén de por su calidad y sus éxitos en taquilla, por sus famosas bandas sonoras. No sé si fue cosa de Puttnam, pero el caso es que allí estuvieron Vangelis, Mark Knopfler o el mejor Ennio Morricone, amén de que fue él quien contó con una desconocida Enya para la película The Frog Prince. El primer éxito del director Roland Joffé se tituló Los gritos del silencio, y su productor David Puttnam llamó en este caso al popular músico inglés Mike Oldfield.El Conde
Los gritos del silencio (The Killing Fields, 1984), logró hacerse con tres Oscars y fue una de las películas más celebradas de aquel año, aunque hoy en día no es especialmente famosa entre el público masivo. Una de las cosas que más vivas continúan del filme es su música, contenida en uno de los álbumes más raros del ya de por sí inclasificable Oldfield. No está entre sus discos más representativos, y seguramente tampoco es el favorito de muchos fans, pero The Killing Fields es su única banda sonora cinematográfica y uno de los mayores logros creativos de su carrera. En 2008 se publicitó Music of the Spheres como el primer álbum clásico de Mike Oldfield, y The Killing Fields seguía estando ahí para desmentirlo categóricamente.
Oldfield acababa de asentarse como músico en alza en los ochenta con los éxitos de Five Miles Out (1982) y sobre todo Crises (1983), que contenía su gran canción pop Moonlight Shadow. No sé muy bien por qué se le llamó precisamente a él, en aquel momento de su carrera, para poner música incidental a una película dramática que ni siquiera por su ambientación tenía mucho que ver con su universo musical. Probablemente se debió a una estrategia mercantil que aseguraría la asistencia a las salas de los fans del músico, que eran legión. La cosa es que Mike Oldfield estuvo a la altura del encargo, logrando una banda sonora rica en matices y muy variada en melodías y sonoridades.
La composición fue realizada en un Fairlight (el sintetizador de moda, utilizado después a mansalva por Oldfield en una gira de conciertos), David Bedford se ocupó de la orquestación que le diese empaque clásico, y el alemán Eberhard Schoener de la dirección de la Orquesta del Estado de Baviera. David Bedford, por cierto, aportó la composición propia del tema The Year Zero. Y Mike Oldfield se reservó sus parcelitas no orquestales en varios de los temas, a fin de que se notase su presencia y el álbum pudiese ser mínimamente reconocible como suyo. Encima los productores le pidieron que grabase una segunda tanda de temas tras la primera entrega realizada, cuando Mike ya andaba en otras cosas, como el álbum cuasi-pop Discovery de aquel mismo año, lo que seguramente contribuyó a esta gran variedad tonal del álbum resultante.
The Killing Fields, la película, narra la historia real de dos periodistas: Sydney Schanberg y Dith Pran, envueltos en los acontecimientos de la guerra en Camboya a principios de los setenta. Mientras el equipo norteamericano al que pertenecía el primero pudo escapar a Estados Unidos tras el golpe de estado de los Jemeres Rojos, el segundo -nativo camboyano- sobrevivió a duras penas a la barbarie de un campo de exterminio. La banda sonora tiene como principal leitmotiv la sencilla melodía que Oldfield crea para Pran, que se escucha con emotividad en Pran's Theme y con grandiosidad épica en Pran's Depature. La mayor parte del álbum corresponde, no obstante, a música incidental perteneciente a secuencias muy concretas para las que el músico se estruja los sesos conceptualmente hablando. En algún recopilatorio se recoge el tema Evacuation, muy interesante; y la mayoría de los demás temitas cortos logran un sonido peculiarmente asiático que funciona bastante bien en la película. Un buen ejemplo de estos esfuerzos puede verse en este vídeo, explicado en primera persona y en español por Roland Joffé y Mike Oldfield:
Hablábamos antes de las parcelitas que se guarda Mike para su propio lucimiento en The Killing Fields. Son pocas y breves, y prácticamente en ningún momento escuchamos su particular sonido de guitarra, salvo discretamente en Bad News. Por lo demás, lo más parecido a un tema Oldfield se encuentra en otros como Good News y sobre todo el tema principal del disco -que no de la película, donde brilla por su ausencia-, Étude.
Este último está en casi cualquier recopilatorio de Mike Oldfield y en muchas antologías de bandas sonoras, aunque no se trata de una composición propia sino de una versión de los Recuerdos de la Alhambra de Francisco Tárrega que Mike añadió en un último barrunto. Es lo más conocido del disco, y en su momento llevó al álbum a obtener unas muy buenas cifras de ventas. Sonó bastante en radio y televisión.
Concluiré con una valoración personal. Escuché por primera vez este álbum junto con el anonadante Amarok, y debo decir que no le presté especial atención. Seguramente eso mismo ha pasado con la mayoría de seguidores del músico, aunque una audición relajada y exhaustiva de The Killing Fields revela en seguida un trabajo delicado y de una madurez tremenda. Oldfield no intenta en ningún caso destacar sobre la historia contada, y su música está del todo al servicio de las imágenes, saliendo incluso perjudicada por un uso algo superficial por parte del encargado del montaje. Creo que The Killing Fields es otra demostración de la versatilidad artística y la variedad de estilos que Mike Oldfield ha ido tocando con acierto a lo largo de su carrera, y como tal merece una atención preferente. Es realmente bueno. Terminamos con una suite made in YouTube.
La película relata en primera persona la experiencia vivida por un reportero de guerra llamado Sydney Schanberg en la guerra civil camboyana que durante la primera mitad de la década de los 70 asoló el país asiático y enfrentó a la guerrilla del Khmer Rojo (o Jemeres Rojos) liderados por un tal Saloth Sar, más conocido como Pol Pot contra el dictador Lon Nol, colocado en el puesto de gobernante por los Estados Unidos de Nixon.Grimble
Sydney cuenta con un compañero llamado Dith Pran, que comienza como traductor local para el periodista y terminará abriéndole los ojos al conflicto que estaba teniendo lugar. En esta parte del film donde vemos a ambos protagonistas desarrollar la labor de corresponsales de guerra, destaca la escena donde ambos son testigos del bombardeo por error de los Estados Unidos de la ciudad de Neak Luong.
Ambos protagonistas deciden quedarse en el país cuando Estados Unidos abandona Camboya ante la victoria de Khmer Rojo, sin embargo, la situación de constante peligro hace que finalmente decidan abandonar el país, sin embargo, al llegar al aeropuerto, las autoridades prohíben la salida del país de ciudadanos camboyanos, por lo que Pran no solo tendrá que quedarse sino que además será recluido en un campo de trabajo, los campos de la muerte. Esto da lugar a otro de los momentos sobrecogedores del film, por un lado las penalidades que sufre Pran en el campo de concentración y paralelamente el sentimiento de culpa e impotencia de Sydney en el “confortable” “país de las libertades”.
Los gritos del silencio es la primera película para el medio cinematográfico del británico Roland Joffé, director que comenzó con el listón muy alto gracias a esta y su siguiente película, La Misión, pero que fue perdiendo fuelle con el paso del tiempo (Es producto y director de la adaptación del videojuego Super Mario bros.).
El actor Haing S. Ngor, que interpreta a Pran, ganó el oscar al mejor secundario por su estupenda actuación en este film. El caso es que él no era actor profesional, sin embargo, la historia de su vida lo hacía ideal para el puesto; cuando ocurrieron los sucesos que se narran en el film, él era médico y terminó encerrado en uno de los campos de la muerte durante cuatro años. Cuando salió, logró llegar a Estados unidos, sin embargo, no le validaban su título de medicina, por lo que no podía ejercer su profesión. Sin embargo, la suerte estuvo de su lado cuando poco después conoció al director de cine, el cual le ofreció el papel al conocer su biografía.
Pese a la vida de este actor, la película se basa en el reportaje escrito por el periodista norteamericano Sydney 'Syd' Schanberg, titulado The Death and Life of Dith Pran: A Story of Cambodia.
Obviamente, si hablamos de la película Los gritos del silencio por aquí, es debido a que su música estuvo compuesta por Mike Oldfield. Destaqué ya en la biografía del de Reading su interés por mezclar imagen y video, el cual durante la revolución del video en los 80, le permitió hacer sus pinitos y experimentos en este campo a modo de videoclips. Por tanto, la posibilidad de trabajar en el medio cinematográfico era algo que creemos deseaba con ansia, por lo que no dejo escapar esta oportunidad.
Sin embargo pronto descubrió que hacer música para el cine no era tarea fácil, y que si los John Williams, Jerry Goldsmiths y cía. eran profesionales de este medio, era por algo más que crear música. Incluso si comparamos a Oldfield con otros músicos “populares” que en algún momento se dedicaron a las melodías de cine, por ejemplo Jean Michel Jarre o Vangelis, vemos como el guitarrista seguía en desventaja; en el caso del francés, este cuenta con sus estudios de conservatorio además de un padre llamado Maurice Jarre, en el caso del griego, este se curtió (y bastante) componiendo para televisión.
Pero Mike no es una persona que se amedrente, y mucho menos que haga las cosas como “las hacen los demás”. Los dos principales problemas de cara a la composición de la música venían; por un lado de las exigencias del director y del productor, David Puttnam, amigo de Richard Branson, con lo cual, las conexiones son obvias. El otro problema sería como conjugar el film con el score que Mike Oldfield iba componiendo. Para esto último parece ser que, como ya apuntaba hace un momento, Mike hizo las cosas a su manera y se hizo instalar en su estudio en Suiza un sincronizador de video conectado al Fairlight CMI.
Las exigencias de director y productor hacen que tenga que reclamar ayuda de su amigo el gran David Bedford, el cual compone incluso, una de las piezas, “Year Zero”. En mi opinión, escuchando la música de The Killing Fields, da la impresión de que Roland Joffè quería contar desde un principio con el maestro Ennio Morricone, el cual sí compondría la magistral partitura de su siguiente film, La Misión, puesto que algunos arreglos corales y orquestales, e incluso la música más “incidental” o “ambiental” recuerdan a giros característicos del compositor italiano.
Otro problema fue adaptar de nuevo la música a los recortes de última hora que el director había realizado a última hora. Todos estos factores fueron en gran parte los que desmotivaron a Mike Oldfield de seguir componiendo para el cine, pero realmente, lo que Oldfield veía como problemas, es el día a día de cualquier compositor profesional de scores cinematográficos. Lo que sí podemos intuir es una gran presión sobre el músico, ya que además de todo lo expuesto, el guitarrista se encontraba también sumergido en la grabación de Discovery y tenía firmado un contrato para una gira europea de unos 50 conciertos.
Pero si bien, quizá la fusión entre música e imagen no fue todo lo perfecta que pudo ser (el quinto beatle George Martin, le comentó a Mike Oldfield que había varios errores de “timing”), musicalmente estamos ante una gran obra, que injustamente suele pasar desapercibida, incluso entre los seguidores del músico.
En primer lugar, es un contraste más que notable respecto a su otro disco editado el mismo año, Discovery, que como bien apuntaba Anin Jadas en su reseña, ya no es un disco de transición sino el cambio hacia el pop hecho realidad. Sin embargo The killing fields le permite de nuevo crear una obra sinfónica, empapada de elementos oldfieldianos que paso a detallar brevemente:
- En primer lugar, el sinfonismo y los arreglos corales, ayudado, como en los mejores tiempos, por David Bedford. Destacan en este sentido las dos piezas que abren el disco; “Pran´s theme” y el grandioso “Réquiem for a city”, cuyas melodías se utlizarán también como leit motivs recurrentes en diversas variaciones a lo largo de la obra.
- El minimalismo; ejemplificado perfectamente en “evacuation”.
- Las nuevas tecnologías al servicio de la música; o dicho de otro modo, la música electrónica con la utilización de sintetizadores, y el mítico fairlight, donde destacaré el tema “Pran´s departure”
- La superposición de capas hasta crear un conjunto sinfónico, en la mejor tradición de sus cuatro primeros discos, solo que aquí lo hace en piezas de menos de dos minutos. Escuchad “Good news”, a mi al menos, me parece toda una joyita.
- Utilización de elementos étnicos, no solo de la cultura camboyana, sino de la cultura asiática en general. Destaquemos “Blood sucking” con la participación del músico Preston Heyman, donde tradición y electrónica se dan la mano, aunque se trate de una pieza de carácter ambiental y siniestra.
- Adaptación de temas tradicionales o clásicos; en esta ocasión, realiza una magnífica adaptación de “Recuerdos de la Alambra” del maestro Tárrega, rebautizada como “Etude”, donde consigue "orientalizar" la pieza clásica.
En fin, en mi opinión son demasiados elementos interesantes como para que esta obra pase desapercibida.
En mi opinión, incluso podríamos considerarlo un disco bisagra que “abre las puertas” a algunos de los discos más interesantes que publicaría en el futuro: elementos de Amarok, las estructuras sinfónicas de la pieza “mont St Michel” o el disco Music of the Spheres e incluso el concepto audiovisual de carácter electrónico que es The songs of distant earth... Bueno, vale, está bien, y de cosas menos acertadas como esa horrorosa, espantosa y bochornosa adaptación que hizo de “romance anónimo” (conocido como “Juegos Prohibidos” en la interpretación del maestro Narciso Yepes).
Mención aparte el tema compuesto por David Bedford, “The year zero”, una miniatura musical que no desentonaría por ejemplo en el Atmospheres de György Ligeti. En realidad “The year zero”, “Blood sucking” , “The year zero 2” y “Pran´s scape/The killing fields” conformarían una pequeña suite influenciada por la música académica de la segunda mitad del siglo XX europeo.
En el ámbito emocional, la música de Mike Oldfield logra transmitir prácticamente lo que la historia nos cuenta; nos transmite la emoción y épica de las vivencias de Syd y Pran, así como la grandeza de su amistad. Y nos sobrecoge e inquieta cuando la historia nos habla de los momentos más duros.
Y nada más, ni nada menos. Os recomiendo a todos aquellos que no hayáis tenido la oportunidad que veáis la película, merece la pena, como también merece la pena, reivindicar un poquito más, esta obra musical, al menos en lo que se refiere a la trayectoria de Mike Oldfield.
Aún a riesgo de ganarme el baneo, quiero dedicar la reseña a toda la gente que a lo largo de la historia ha tenido que sufrir penalidades que en nuestro estado de bienestar no podemos ni imaginar, por culpa de un gran puñado de imbéciles. Ánimo y fuerza, ellos son menos y no entienden ni de amistad, ni de valores, ni de fuerza de voluntad.
Un disco que tendríamos que haber presentado cuando hicimos la saga del rock camboyano, sea como sea, tarde pero seguro, completamos aquí dicho trabajo con esta obra.
Crack all the jokes you want about Mike Oldfield and his Tubular Bells becoming the hit theme song for The Exorcist. While Oldfield is an amazing guitarist who could play with the best of them, with a lithe synth touch that became a trademark, the bottom line is that the man is a serious composer. All the proof one needs apart from his own records like Incantations and Hergest Ridge is this killer movie score. While Oldfield used a purely Western and neo-classical formal approach to write the music for Roland Joffé's dramatization of true events, his musical mates were among the best in the business at helping him to bring it off: David Bedford wrote arrangements and directed the choir, while Eberhard Schoener helped to conduct and direct another choir (!) and master percussionist Morris Pert lent his talents to the mix as well. While many scores written during the 1980s come off as laughable fluff in the 21st century, Oldfield's score for The Killing Fields is in many ways far more memorable than the film itself. The music here is full of drama, dynamic, textures, and unexpected twists and turns even in the smallest of the incidental pieces, and carries within it a certain majesty that lacks pomp and remains graceful throughout.Thom Jurek
Que lo disfruten, aunque es una forma de decir...
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ReplyDeleteHola, muchas gracias. Yo lo pedí sin recordar aquella investigación interesantísima sobre el rock camboyano; sin embargo, mi pedido estaba motivado por el hecho de haber comenzado una pequeña investigación sobre "Vietman y el cine", donde el rock es claramente banda de sonido. En ese sentido el film de Joffé y, obviamente, la música de Mike Oldfield integran sin discontinuidad el tema que me interesa. Espero en algun momento poder compartirles al menos una síntesis de mis resultados. Nuevamente gracias. Luis.
ReplyDeleteDale Luis, lo esperamos, y si querés lo publicamos también!
DeleteSaludos
Lo llevo. Estara disponible la investigacion que se menciona al principio?
ReplyDeleteNo puedo acceder por no contar con permisos, dice el link.
Saludos gente!
Fede, ahí corregí el link, el correcto es este:
Deletehttp://cabezademoog.blogspot.com.ar/search/label/*%20Rock%20camboyano
Empieza por "La reencarnación del rock camboyano (Introducción)":
http://cabezademoog.blogspot.com.ar/2013/06/la-reencarnacion-de-rock-camboyano.html
Ahí tienes todos los links de la saga, que hasta fue parcialmente reproducido en una radio de México por neustro amigo Carlos Mora.