Alberto Fernández creyó citar a Octavio Paz pero citó a Litto Nebbia, quien grabó este tema junto a Los Músicos del Centro. Como fan acérrimo del rock argentino, el presidente Alberto Fernández aludió a un verso de Llegamos de los barcos, la canción que Litto Nebbia grabó y publicó junto a la banda cordobesa Los Músicos del Centro en 1982, durante su encuentro con Pedro Sánchez, su par español. Mingui Ingaramo evoca cómo fue esa grabación.
“Los mejicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos. Eran barcos que venían de allí, de Europa. Y así construimos nuestra sociedad”, dijo Alberto este miércoles, en el Museo del Bicentenario.
Creyó citar una ironía de Octavio Paz, cuando en realidad se le filtró una letra de Nebbia, cuya intención en su momento fue, a partir de lo expuesto por el poeta mejicano, reivindicar “lo nativo” por sobre “lo europeizante”.
Dijo Octavio Paz, para bajarle el copete a quienes se sentían los europeos de América: “Los mejicanos descienden de los aztecas; los peruanos, de los incas; y los argentinos, de los barcos”
Cantó Litto Nebbia, a partir de allí: “Los brasileros salen de la selva, los mejicanos vienen de los indios, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos”.
Lo de Alberto casi replicó al prócer rosarino, y fue expresado en el momento inadecuado. Tanto fue así, que el presidente quedó conceptualmente muy cerca de Mauricio Macri, su antecesor, quien supo pedirle disculpas al rey de España por habernos independizado.
Los dichos de Alberto generaron desilusión entre sus adherentes, indignación entre sus detractores y, por supuesto, una sobreactuación de cuadros de la oposición, quienes durante el mandato de Macri llegaron a estigmatizar a los inmigrantes de países limítrofes como delincuentes.
Pero más allá de cuestiones semánticas y de las disculpas presidenciales que llegaron a las pocas horas (“A nadie quise ofender, de todas formas, quien se haya sentido ofendido o invisibilizado, desde ya mis disculpas”, tuiteó el mandatario), el incidente sirvió para poner en el tapete la relación entre Nebbia y Los Músicos del Centro.
De hecho, Llegamos de los barcos es la primera obra discográfica que da cuenta de ella, y en su tapa muestra al autor de La Balsa junto a los músicos cordobeses en situación de inmigrantes que recién pisan una dársena portuaria.
“Mi hermano Juan Carlos siempre tuvo adoración por Los Gatos. A partir de ese sentimiento, logró conectar con Litto, conocerlo y, ya cuando se exilió en México, mantener una relación epistolar con él”, describe Mingui Ingaramo, tecladista de Los Músicos del Centro.
“Recuerdo que Litto le mandaba a Juan Carlos cartas escritas a máquina, con todas sus situaciones de vida descriptas al detalle –revela–. Cuando tenía 16 años y a veces iba a Buenos Aires, paraba en su casa. Siempre fue muy generoso con eso. Después se fue a México y, antes de volver, le dijo a mi hermano que necesita un grupo para hacer una gira y grabar un disco”.
–¿Y ustedes en qué fase evolutiva estaban?
–En ese momento, como Los Músicos del Centro tocábamos en un bolichito de la calle Avellaneda, y lo hacíamos como un súper grupo experimental. Por la invitación de Litto, decidimos armar una suerte de reducción de esa versión de la banda y viajar para allá. Quedamos Oscar Feldman (saxo), César Franov (bajo), Horacio Ruiz Guiñazú (batería), mi hermano (piano, teclados) y yo. En uno de los viajes en tren, al llegar a la mañana vimos con sorpresa todo Buenos Aires empapelado con afiches de Litto Nebbia y Los Músicos del Centro. Sentimos orgullo y sorpresa.
Ingaramo describe aquel tiempo pre Malvinas como “hermoso” en términos artísticos, lo que acompañaba la sensación de inminente vuelta de la democracia.
“Llegamos e hicimos unos conciertos en el auditorio Buenos Aires y, en paralelo a esas presentaciones, empezamos a grabar Llegamos de los barcos en RCA . Nunca hablé con Litto específicamente sobre la letra, pero creo que él ama a México y a los mejicanos y lo expresó a partir de una frase que escribió Octavio Paz… Una gran ironía, con dejo de tristeza”, interpreta.
Mingui Ingaramo asegura que Litto Nebbia, en definitiva, hace un rescate de lo nativo. “Mirá, yo soy devoto de la obra de Jobim, que es el brasileño más famoso en el mundo, y rescato que él decía todo el tiempo que era indio. Era un gran orgullo. Los mejicanos también sienten eso”, observa.
“De ahí, a creer que descender de los barcos está por arriba o que encierra una cosa despectiva contra los indios… La idea era esa cosa irónica y valorar las cuestiones de nuestra gente”, remata.
“Los que se ofenden perdieron de vista esta cuestión de amor por los pueblos y por los antepasados de estos pueblos. Pero viste cómo son estas cosas, la verdad no está en un solo lugar”, se explaya Mingui, quien a su vez destaca que Nebbia fue muy certero como creador durante su exilio mejicano.
“Aquel tema era uno de los tantos que grabamos y de los que Litto había compuesto allá. En México, además, hizo Lucecita y Sólo se trata de vivir. En fin, éramos unos pibes con una felicidad tremenda por grabar en RCA con un creador de esa talla. Y añado que la selva es la madre tierra en su máxima expresión. ¿Cómo puede ser ofensivo referirse a ella?”, finaliza.
Por Germán Arrascaeta
“Los mejicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos. Eran barcos que venían de allí, de Europa. Y así construimos nuestra sociedad”, dijo Alberto este miércoles, en el Museo del Bicentenario.
Creyó citar una ironía de Octavio Paz, cuando en realidad se le filtró una letra de Nebbia, cuya intención en su momento fue, a partir de lo expuesto por el poeta mejicano, reivindicar “lo nativo” por sobre “lo europeizante”.
Dijo Octavio Paz, para bajarle el copete a quienes se sentían los europeos de América: “Los mejicanos descienden de los aztecas; los peruanos, de los incas; y los argentinos, de los barcos”
Cantó Litto Nebbia, a partir de allí: “Los brasileros salen de la selva, los mejicanos vienen de los indios, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos”.
Lo de Alberto casi replicó al prócer rosarino, y fue expresado en el momento inadecuado. Tanto fue así, que el presidente quedó conceptualmente muy cerca de Mauricio Macri, su antecesor, quien supo pedirle disculpas al rey de España por habernos independizado.
Los dichos de Alberto generaron desilusión entre sus adherentes, indignación entre sus detractores y, por supuesto, una sobreactuación de cuadros de la oposición, quienes durante el mandato de Macri llegaron a estigmatizar a los inmigrantes de países limítrofes como delincuentes.
Afiche de la presentación oficial de "Llegamos de los barcos", el disco de estudio de Litto Nebbia y Los Músicos del Centro. (Facebook Litto Nebbia) |
Pero más allá de cuestiones semánticas y de las disculpas presidenciales que llegaron a las pocas horas (“A nadie quise ofender, de todas formas, quien se haya sentido ofendido o invisibilizado, desde ya mis disculpas”, tuiteó el mandatario), el incidente sirvió para poner en el tapete la relación entre Nebbia y Los Músicos del Centro.
De hecho, Llegamos de los barcos es la primera obra discográfica que da cuenta de ella, y en su tapa muestra al autor de La Balsa junto a los músicos cordobeses en situación de inmigrantes que recién pisan una dársena portuaria.
“Mi hermano Juan Carlos siempre tuvo adoración por Los Gatos. A partir de ese sentimiento, logró conectar con Litto, conocerlo y, ya cuando se exilió en México, mantener una relación epistolar con él”, describe Mingui Ingaramo, tecladista de Los Músicos del Centro.
“Recuerdo que Litto le mandaba a Juan Carlos cartas escritas a máquina, con todas sus situaciones de vida descriptas al detalle –revela–. Cuando tenía 16 años y a veces iba a Buenos Aires, paraba en su casa. Siempre fue muy generoso con eso. Después se fue a México y, antes de volver, le dijo a mi hermano que necesita un grupo para hacer una gira y grabar un disco”.
–¿Y ustedes en qué fase evolutiva estaban?
–En ese momento, como Los Músicos del Centro tocábamos en un bolichito de la calle Avellaneda, y lo hacíamos como un súper grupo experimental. Por la invitación de Litto, decidimos armar una suerte de reducción de esa versión de la banda y viajar para allá. Quedamos Oscar Feldman (saxo), César Franov (bajo), Horacio Ruiz Guiñazú (batería), mi hermano (piano, teclados) y yo. En uno de los viajes en tren, al llegar a la mañana vimos con sorpresa todo Buenos Aires empapelado con afiches de Litto Nebbia y Los Músicos del Centro. Sentimos orgullo y sorpresa.
Ingaramo describe aquel tiempo pre Malvinas como “hermoso” en términos artísticos, lo que acompañaba la sensación de inminente vuelta de la democracia.
“Llegamos e hicimos unos conciertos en el auditorio Buenos Aires y, en paralelo a esas presentaciones, empezamos a grabar Llegamos de los barcos en RCA . Nunca hablé con Litto específicamente sobre la letra, pero creo que él ama a México y a los mejicanos y lo expresó a partir de una frase que escribió Octavio Paz… Una gran ironía, con dejo de tristeza”, interpreta.
Mingui Ingaramo asegura que Litto Nebbia, en definitiva, hace un rescate de lo nativo. “Mirá, yo soy devoto de la obra de Jobim, que es el brasileño más famoso en el mundo, y rescato que él decía todo el tiempo que era indio. Era un gran orgullo. Los mejicanos también sienten eso”, observa.
“De ahí, a creer que descender de los barcos está por arriba o que encierra una cosa despectiva contra los indios… La idea era esa cosa irónica y valorar las cuestiones de nuestra gente”, remata.
“Los que se ofenden perdieron de vista esta cuestión de amor por los pueblos y por los antepasados de estos pueblos. Pero viste cómo son estas cosas, la verdad no está en un solo lugar”, se explaya Mingui, quien a su vez destaca que Nebbia fue muy certero como creador durante su exilio mejicano.
“Aquel tema era uno de los tantos que grabamos y de los que Litto había compuesto allá. En México, además, hizo Lucecita y Sólo se trata de vivir. En fin, éramos unos pibes con una felicidad tremenda por grabar en RCA con un creador de esa talla. Y añado que la selva es la madre tierra en su máxima expresión. ¿Cómo puede ser ofensivo referirse a ella?”, finaliza.
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