En estos días, la palabra "violencia" superó todas las expectativas de rating. Los que más abusaron de su uso fueron los funcionarios amarillos y sus apologistas, desentendiéndose de todo lo que han hecho desde siempre para fomentarla. En una vertiginosa sucesión de acontecimientos, una gobierno de derecha dura y desalmada con todo el poder desplegado y el respaldo macizo de las clases dominantes, con los medios masivos apoyándolo full time, el macrismo se muestra como un régimen frágil y vulnerable. Parece que ya no alcanzan Bonadío, Pichetto, Durán Barba, los trollcenters, Lanata ni el respaldo de la CIA y el Mossad.
A partir de diciembre de 2017 ya nadie podrá sostener que Corporación Cambiemos es una nueva fuerza democrática. En su primera crisis de magnitud, el macrismo pasó a ocupar un sitial en el arcón de la vieja política reaccionaria y violenta. Ni modernos, ni democráticos, ni republicanos, ni astutos: el régimen Pro parece intoxicado por su propio poder, lo que lo vuelve curiosamente impotente no sólo ante la protesta ciudadana sino ante la más mínima reflexión: su proyecto de Reforma Previsional es la demostración más obscena de que no tienen la intención de terminar con la pobreza, sino de multiplicarla. Y eso, aunque muchos disimulen, es la violencia más perversa porque está adornada con el cinismo al que –peligrosamente- ya nos estamos habituando. No hacerle el juego a los violentos es necesario y fundamental para el bien de todos: antes de los incidentes más de medio millón de personas en la zona congreso, luego todo se difuminó con las piedras y los gases. Y esa violencia es una carta salvadora para el gobierno amarillo: cuando el gobierno ya había perdido la discusión pública sobre el tema del saqueo de las jubilaciones y pensiones, cuando la calle había sido ganada por la indignación, y el intento de disuadir la protesta en base a la represión salvaje quedó en ridículo, cuando el descontento había impactado en el recinto parlamentario, cuando la grieta amenazaba instalarse en la propia coalición oficialista, entonces apareció una carta salvadora: el "demonio" de la violencia. No caer en este juego será una tarea donde la inteligencia y el corazón le deberán ganar all odio, la resignación y la barbarie. Porque no solamente deberemos salir a la calle cada vez que haga falta sin ceder a las provocaciones, sino tampoco confundirnos con los repartidores de cascotes, aprendiendo a desarmar el diccionario de la opresión.
Hay que insistir en lo obvio: la responsabilidad absoluta por el clima belicoso que asumió el conflicto social recae sobre los poderes estatales. No hay analogía posible entre la represión institucional armada, y la resistencia de los manifestantes en su afán de ejercer el derecho a la protesta. A la vista de todos, el macrismo reveló dos cualidades que lo definen de una manera cristalina: el ajuste y la represión. Podrán mantener el comando, aprobar más leyes antipopulares, mantener extorsionada a una parte del sistema político, refinar sus métodos de neutralización de la protesta, e incluso ganar elecciones (gracias a una oposición que no tiene mucho para ofrecer), pero ya no contarán con el consenso activo de las mayorías.
El neoliberalismo actual, éste de aquí y ahora, hace décadas se llamaba fascismo. Ahora son un poquito más inteligentes y mucho más cínicos, y ya no necesitan milicos en la Rosada, pero la brutalidad represiva es en esencia la misma. Porque hubo palos y piedras pero también gas pimienta en la estación de subte, numerosos heridos.
Los fascismos y los regímenes violentos en general nunca han solucionado los problemas internos ni externos de los países. Recordemos que el auge de las dictaduras fascistas y nazi en la década del ’30 desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Viene al caso citar algunas palabras humanistas sobre este tema: "con un enfoque violento de la violencia no resultará la paz. No resultará la paz desde esta visión zoológica de la vida que propicia la lucha por la supervivencia, la lucha por el predominio del más apto. No resultará este mito. No resultará la paz manipulando las palabras o censurando las genuinas denuncias que se hacen contra todo atropello y toda atrocidad que se comete contra los seres humanos".
Ya nos estamos acostumbrando a la violencia amarilla. El Gran Equipo salió a la escena para recitar las estupideces de siempre: que son golpistas, que hay que respetar al que piensa distinto, aunque ellos los respetan con cárceles, palos, gases y balas.
La pretensión de que sean los jubilados los encargados de pagar la Fiesta Amarilla es otra decisión violenta, la misma violencia que ahogó a Santiago Maldonado y fusiló a Rafael Nahuel. Queda a la vista que la Revolución de la Alegría es pura tristeza, violencia y sangre, y ninguno de los falsos sueños que prometía el arrogante mandamás se ha cumplido.
En particular si tenemos en cuenta la violencia de esta última semana, la que va desde la represión brutal e injustificada a quienes se manifestaron contra las fallidas reuniones de negocios de la OMC hasta la no menos brutal e injustificable represión a las marchas y cacerolazos contra el saqueo a las jubilaciones y pensiones que la Cámara de Diputados aprobó el martes a la mañana, permitió comprobar una vez más que debemos padecer dos formas de la realidad argentina. La de la Argentina real, en la que se eliminan derechos adquiridos, se reprime (e incluso se asesina) y/o encarcela -sin otra causa que su disenso- a trabajadores, a militantes políticos y sociales, a estudiantes, al pueblo mapuche y a quienes apoyan los justos reclamos de todos los damnificados por estas políticas infames; y la de una Argentina escenográfica, construida aviesamente por el discurso oficial y el de los falsos opositores y por los montajes cínicos y distorsivos de los medios de comunicación que apuntan, por ahora con eficacia, a la desorientación de muchos, a la mala conciencia de unos cuantos y a la disposición fascista de otros que, desafortunadamente, tampoco son escasos.
El gobierno de los dueños del país, enmascarados en Corporación Cambiemos, se les está cayendo la careta y a la vista de todos termina siendo una mafia con su combinación de látigo y billetera. En estos dos años en el poder confirmaron su tendencia neoliberal, militarista, extractivista y de libre mercado, capaz de barrer con los derechos sociales y de ser descaradamente xenófobica, siguiendo el modelo imperante en el mundo.
Este es un gobierno que le da deliberadamente la espalda a la sociedad que debería representar, que gobierna de espaldas al pueblo y que los conduce al caos. Y como tal, quedarán en la historia como uno de nuestras gobiernos más vergonzosos. Han pasado el límite que su experimento marquetinero permite engañar a la sociedad. sus políticas socioeconómicas insensibles producen y producirán más fuertemente desbordes sociales, expresiones catárticas que no sirven para nada ni son útiles a nadie si no pueden ser direccionadas en algo positivo. Hoy se tiende a acrecentarse el conflicto pudiéndose llegar a una situación muy crítica que, por cierto, no se va a poder resolver simplemente con represión. Tampoco se podrá esperar ningún cambio positivo desde el campo de la ciudadanía se es desde la violencia.
Es imprescindible que podamos avanzar en nuestra lucha para humanizar nuestras condiciones de vida, para ahorrar dolor y violencia a todo un pueblo, y es importante el entender que algunos están levantando el país que viene.
Dañina es la política atravesada por una ostentación de violencia ofensiva, estéril pero tambièn dañina de las fuerzas de seguridad, coordinada con el formidable aparato mediático cómplice del gobierno. Todo está montado para las cúpulas, para las dirigencias, para los privilegiados, para un mísero 1% de la sociedad.
Después de predicar la doctrina del esfuerzo, la meritocracia o el sacrificio, se toma dos semanas de vacaciones en los lares de su amigo y terrateniente, el empresario Joe Lewis.
Ya muchos se dieron cuenta del engaño y no siguirán esperando que de una vez comience a gobernar el amoroso candidato de la campaña presidencial. ¿Cómo explicar que un cinco por ciento es mejor que un 12?. Según sus conceptos, "estos cambios generan incomodidad”. Claro, la incomodidad de no llegar ni a mitad de mes, algo que no ha experimentado jamás. Ni él ni sus funcionarios.
Como Macri –y muchos como él- no sabe lo que es vivir con un presupuesto acotado, puede decir con soltura: "muchas cosas se han recuperado, pero la gente no las siente". El impostor sigue recitando el fárrago conceptual que le dicta el teleprónter. "Yo creo en la paz, en el diálogo y en la democracia", declamó el actual Gerente de La Rosada S.A. como si tuviera un coro de ángeles como fondo sonoro. Se muestra preocupado porque las decisiones no desatan la alegría prometida, pero esto es así porque las medidas no se tomaron pensando en los más vulnerables, pensar que la eximición de impuestos a los más ricos va a despertar una generosidad inexistente es de una ingenuidad pasmosa o de un cinismo fabuloso. Yo creo que son las dos cosas juntas.
Los que son como Macri, los que forman parte de esa élite succionadora no necesitan inclusión. Ellos son precisamente los que excluyen, y para que nuestro país sea plenamente inclusivo Ellos –los grandes empresarios y especuladores- deberían abandonar su desmedida avaricia.
En el horizonte inmediato se asoma, con seguridad, una nueva legislacion represiva y nuevas figuras penales. Desde Milagro Sala para acá tenemos varios presos políticos pese a las carátulas de sus causas, procesos que llueven sobre los dirigentes opositores más destacados en incluso quieren encarcelar a los intendentes que no se doblegan.
La explosión social de estos días no es un logro de la desarticulada oposición: es una mezcla de una asombrosa mala praxis oficialista que acumuló toda la cantidad de errores que fueran posibles cometer y todavía algunos más, la asombrosa defraudación de la palabra política ejercida por una parte del establishment político elegido para oponerse y acostumbrado a negociar gobernabilidad burlando a sus representados; y por último, pero quizás lo más importante, la reserva de vitalidad política que mantiene la sociedad argentina.
La represión del Regimen Macrista es de hecho la eliminación del derecho a la protesta. Lo que está ocurriendo en el gobierno es antihumanismo en estado puro.
Nuestro desafío hoy debería ser la construcción de una opción para instalar un nuevo modelo de sociedad en nuestro país: libertaria, justa y solidaria, capaz de convocar a los millones que no participaron porque se han sentido defraudados y alejados de la práctica política tradicional.
A partir de diciembre de 2017 ya nadie podrá sostener que Corporación Cambiemos es una nueva fuerza democrática. En su primera crisis de magnitud, el macrismo pasó a ocupar un sitial en el arcón de la vieja política reaccionaria y violenta. Ni modernos, ni democráticos, ni republicanos, ni astutos: el régimen Pro parece intoxicado por su propio poder, lo que lo vuelve curiosamente impotente no sólo ante la protesta ciudadana sino ante la más mínima reflexión: su proyecto de Reforma Previsional es la demostración más obscena de que no tienen la intención de terminar con la pobreza, sino de multiplicarla. Y eso, aunque muchos disimulen, es la violencia más perversa porque está adornada con el cinismo al que –peligrosamente- ya nos estamos habituando. No hacerle el juego a los violentos es necesario y fundamental para el bien de todos: antes de los incidentes más de medio millón de personas en la zona congreso, luego todo se difuminó con las piedras y los gases. Y esa violencia es una carta salvadora para el gobierno amarillo: cuando el gobierno ya había perdido la discusión pública sobre el tema del saqueo de las jubilaciones y pensiones, cuando la calle había sido ganada por la indignación, y el intento de disuadir la protesta en base a la represión salvaje quedó en ridículo, cuando el descontento había impactado en el recinto parlamentario, cuando la grieta amenazaba instalarse en la propia coalición oficialista, entonces apareció una carta salvadora: el "demonio" de la violencia. No caer en este juego será una tarea donde la inteligencia y el corazón le deberán ganar all odio, la resignación y la barbarie. Porque no solamente deberemos salir a la calle cada vez que haga falta sin ceder a las provocaciones, sino tampoco confundirnos con los repartidores de cascotes, aprendiendo a desarmar el diccionario de la opresión.
Hay que insistir en lo obvio: la responsabilidad absoluta por el clima belicoso que asumió el conflicto social recae sobre los poderes estatales. No hay analogía posible entre la represión institucional armada, y la resistencia de los manifestantes en su afán de ejercer el derecho a la protesta. A la vista de todos, el macrismo reveló dos cualidades que lo definen de una manera cristalina: el ajuste y la represión. Podrán mantener el comando, aprobar más leyes antipopulares, mantener extorsionada a una parte del sistema político, refinar sus métodos de neutralización de la protesta, e incluso ganar elecciones (gracias a una oposición que no tiene mucho para ofrecer), pero ya no contarán con el consenso activo de las mayorías.
El neoliberalismo actual, éste de aquí y ahora, hace décadas se llamaba fascismo. Ahora son un poquito más inteligentes y mucho más cínicos, y ya no necesitan milicos en la Rosada, pero la brutalidad represiva es en esencia la misma. Porque hubo palos y piedras pero también gas pimienta en la estación de subte, numerosos heridos.
Resguardados en sus improvisadas trincheras, los gendarmes lanzan chorros de agua y gas lacrimógeno y disparan balas de goma de manera indiscriminada sobre la multitud. Algunos manifestantes alcanzan a tirar piedras o palos, minutos antes otros se les habían acercado para preguntarles si no les daba vergüenza ser parte del operativo de seguridad que rodeaba al Congreso.Cecilia González - ¿No les da vergüeza? - Revista Anfibia
Los fascismos y los regímenes violentos en general nunca han solucionado los problemas internos ni externos de los países. Recordemos que el auge de las dictaduras fascistas y nazi en la década del ’30 desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Viene al caso citar algunas palabras humanistas sobre este tema: "con un enfoque violento de la violencia no resultará la paz. No resultará la paz desde esta visión zoológica de la vida que propicia la lucha por la supervivencia, la lucha por el predominio del más apto. No resultará este mito. No resultará la paz manipulando las palabras o censurando las genuinas denuncias que se hacen contra todo atropello y toda atrocidad que se comete contra los seres humanos".
Ya nos estamos acostumbrando a la violencia amarilla. El Gran Equipo salió a la escena para recitar las estupideces de siempre: que son golpistas, que hay que respetar al que piensa distinto, aunque ellos los respetan con cárceles, palos, gases y balas.
La pretensión de que sean los jubilados los encargados de pagar la Fiesta Amarilla es otra decisión violenta, la misma violencia que ahogó a Santiago Maldonado y fusiló a Rafael Nahuel. Queda a la vista que la Revolución de la Alegría es pura tristeza, violencia y sangre, y ninguno de los falsos sueños que prometía el arrogante mandamás se ha cumplido.
En particular si tenemos en cuenta la violencia de esta última semana, la que va desde la represión brutal e injustificada a quienes se manifestaron contra las fallidas reuniones de negocios de la OMC hasta la no menos brutal e injustificable represión a las marchas y cacerolazos contra el saqueo a las jubilaciones y pensiones que la Cámara de Diputados aprobó el martes a la mañana, permitió comprobar una vez más que debemos padecer dos formas de la realidad argentina. La de la Argentina real, en la que se eliminan derechos adquiridos, se reprime (e incluso se asesina) y/o encarcela -sin otra causa que su disenso- a trabajadores, a militantes políticos y sociales, a estudiantes, al pueblo mapuche y a quienes apoyan los justos reclamos de todos los damnificados por estas políticas infames; y la de una Argentina escenográfica, construida aviesamente por el discurso oficial y el de los falsos opositores y por los montajes cínicos y distorsivos de los medios de comunicación que apuntan, por ahora con eficacia, a la desorientación de muchos, a la mala conciencia de unos cuantos y a la disposición fascista de otros que, desafortunadamente, tampoco son escasos.
La gran contribución teórica de la reforma previsional fue haber extendido la doctrina de la “posverdad” al campo del cálculo matemático a través de lo que se podría denominar el “Teorema de Macri”. Su enunciado: “Si a los jubilados se les otorga 3.600 millones de pesos en compensación a una quita de 100 mil millones, ellos no pierden poder adquisitivo”. Una simpleza.Pájaro Rojo
Pero su correlato parlamentario fue más complejo: el carácter extorsivo de la “persuasión” ejercida por el Poder Ejecutivo sobre ciertos gobernadores del peronismo no kirchnerista afecta –desde el punto de vista constitucional– la validez misma de la ley sancionada por la violencia del acto jurídico.
El gobierno de los dueños del país, enmascarados en Corporación Cambiemos, se les está cayendo la careta y a la vista de todos termina siendo una mafia con su combinación de látigo y billetera. En estos dos años en el poder confirmaron su tendencia neoliberal, militarista, extractivista y de libre mercado, capaz de barrer con los derechos sociales y de ser descaradamente xenófobica, siguiendo el modelo imperante en el mundo.
Este es un gobierno que le da deliberadamente la espalda a la sociedad que debería representar, que gobierna de espaldas al pueblo y que los conduce al caos. Y como tal, quedarán en la historia como uno de nuestras gobiernos más vergonzosos. Han pasado el límite que su experimento marquetinero permite engañar a la sociedad. sus políticas socioeconómicas insensibles producen y producirán más fuertemente desbordes sociales, expresiones catárticas que no sirven para nada ni son útiles a nadie si no pueden ser direccionadas en algo positivo. Hoy se tiende a acrecentarse el conflicto pudiéndose llegar a una situación muy crítica que, por cierto, no se va a poder resolver simplemente con represión. Tampoco se podrá esperar ningún cambio positivo desde el campo de la ciudadanía se es desde la violencia.
Es imprescindible que podamos avanzar en nuestra lucha para humanizar nuestras condiciones de vida, para ahorrar dolor y violencia a todo un pueblo, y es importante el entender que algunos están levantando el país que viene.
Dañina es la política atravesada por una ostentación de violencia ofensiva, estéril pero tambièn dañina de las fuerzas de seguridad, coordinada con el formidable aparato mediático cómplice del gobierno. Todo está montado para las cúpulas, para las dirigencias, para los privilegiados, para un mísero 1% de la sociedad.
Después de predicar la doctrina del esfuerzo, la meritocracia o el sacrificio, se toma dos semanas de vacaciones en los lares de su amigo y terrateniente, el empresario Joe Lewis.
Ya muchos se dieron cuenta del engaño y no siguirán esperando que de una vez comience a gobernar el amoroso candidato de la campaña presidencial. ¿Cómo explicar que un cinco por ciento es mejor que un 12?. Según sus conceptos, "estos cambios generan incomodidad”. Claro, la incomodidad de no llegar ni a mitad de mes, algo que no ha experimentado jamás. Ni él ni sus funcionarios.
Como Macri –y muchos como él- no sabe lo que es vivir con un presupuesto acotado, puede decir con soltura: "muchas cosas se han recuperado, pero la gente no las siente". El impostor sigue recitando el fárrago conceptual que le dicta el teleprónter. "Yo creo en la paz, en el diálogo y en la democracia", declamó el actual Gerente de La Rosada S.A. como si tuviera un coro de ángeles como fondo sonoro. Se muestra preocupado porque las decisiones no desatan la alegría prometida, pero esto es así porque las medidas no se tomaron pensando en los más vulnerables, pensar que la eximición de impuestos a los más ricos va a despertar una generosidad inexistente es de una ingenuidad pasmosa o de un cinismo fabuloso. Yo creo que son las dos cosas juntas.
Los que son como Macri, los que forman parte de esa élite succionadora no necesitan inclusión. Ellos son precisamente los que excluyen, y para que nuestro país sea plenamente inclusivo Ellos –los grandes empresarios y especuladores- deberían abandonar su desmedida avaricia.
En el horizonte inmediato se asoma, con seguridad, una nueva legislacion represiva y nuevas figuras penales. Desde Milagro Sala para acá tenemos varios presos políticos pese a las carátulas de sus causas, procesos que llueven sobre los dirigentes opositores más destacados en incluso quieren encarcelar a los intendentes que no se doblegan.
La explosión social de estos días no es un logro de la desarticulada oposición: es una mezcla de una asombrosa mala praxis oficialista que acumuló toda la cantidad de errores que fueran posibles cometer y todavía algunos más, la asombrosa defraudación de la palabra política ejercida por una parte del establishment político elegido para oponerse y acostumbrado a negociar gobernabilidad burlando a sus representados; y por último, pero quizás lo más importante, la reserva de vitalidad política que mantiene la sociedad argentina.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentó su séptimo informe sobre el estado de cumplimiento de los derechos humanos en la Argentina y concluyeron, con preocupación, que hay una criminalización de la protesta social al tiempo que afirmaron que “los tiempos son sombríos” en nuestro país. Advirtieron que hay una criminalización de la organización social, política y sindical, al timpo que creció la persecución penal y contravencional de organizaciones, militantes y activistas.
En la foto pueden ver, el día lunes pasado, a policías bonaerenses requisando colectivos públicos que se dirigían en dirección a la Ciudad de Buenos Aires, y en el video se ve a policías filmando a quienes estaba en micros que se dirigían hacia Congreso, tal cual pasaba en la dictadura.
La represión del Regimen Macrista es de hecho la eliminación del derecho a la protesta. Lo que está ocurriendo en el gobierno es antihumanismo en estado puro.
Nuestro desafío hoy debería ser la construcción de una opción para instalar un nuevo modelo de sociedad en nuestro país: libertaria, justa y solidaria, capaz de convocar a los millones que no participaron porque se han sentido defraudados y alejados de la práctica política tradicional.
Los que queremos un país inclusivo, no violento, redistributivo, descentralizado, en el que los conjuntos mejoren a los individuos y lo colectivo prime sobre lo particular, tendremos que apelar a nuestra mayor inspiración para trabajar a favor del futuro, de la transformación de las condiciones que operan en este momento.
Afortunadamente una incipiente nueva fuerza está en condiciones de comenzar a abrirse paso, desde abajo, desde la base, de los movimientos sociales, las corrientes emergentes, ecologistas, feministas, indigenistas, uniendo los profesores, los jubilados, los estudiantes, y tantos otros con quienes se puede buscan dar cauce al impulso de libertad, dando forma política a algo nuevo que se huele en el aire. Es todavía una corriente etérea, frágil, joven, pero ya con una interesante representación como para ser una decidida oposición al gobierno amarillo e ir germinando, para que cobre y fuerza y crezca.
Al fin y al cabo, todos los movimientos sociales, en algún momento, tienen que nacer. Y ello dependerá solamente de nosotros.
No estoy de acuerdo con algunas partes de la nota.- Estos personajes en el poder retrocedieron algún pasito cuando se trataron otras cosas, pero en esto les iba la vida.- Al igual que cuando se toque la reforma laboral.- Acá estaba todo arreglado de antemano; el fin de semana se apretó a los que ya se había apretado antes (gobernadores y, con la bajada de línea, a los diputados; con los senadores pasó lo mismo).- Tenemos que entender que esta gentuza tiene la inmensa billetera del Estado y con eso y el apoyo de los Medios, tiene capturado a muchos de los legisladores peronistas y de bloques provinciales y también a personajes de la justicia.- Hay tipos/as que no se entiende qué catzo hacen en sus funciones: Lorenzetti y Highton están pintados/amenazados; Carrió se tira un gas y Lorenzetti tiembla (algún chanchullo cierto le debe conocer y se aprovecha de ello).- ¿Estamos? de ser minoría en senadores y 2° minoría en Diputados, pasaron a tener la batuta (sucia, pero la tienen) en el Congreso, más los medios, más la justicia.- Al otro día, de la votación, el Marmota se fue de vacaciones y metieron en cana a un empresario al que siempre ligaron con los K; o sea que siguen encerrando gente porque sí, llevándolos esposados , con casco y 500 policías para después ver de qué los van a acusar (ni digamos probar) Entonces ¿qué cuernos les importa lo que nosotros hagamos, si nos quejamos o nos morimos? Hubo dos fechas históricas (véanse como se vean): centenares de miles de personas en las calles, cacerolazos y disturbios... todo por el mismo motivo. Y el resultado fue EL MISMO que si hubiéramos estado de vacaciones, las plazas vacías y el Congreso abierto con olor a rosas.- SE CA-GA-RON en todos olímpicamente.- Al otro día el 93 % de los medios hablaba de las roturas, luego de Cristóbal López y hoy de que hace calor…- No es para nada cierto, ni creo que vos lo creas, Moe, que porque hubo kilombo, los diputados apretados, coimeados y /o amenazados que iban a votar a favor del pueblo, se dieron vuelta.- Que a las 16:20 hs. Cambiemos perdía la votación y a las 16:30 esos representantes, indignados, cambiaron su votito.- A las 13 hs. había un pedazo de gente durante muchas cuadras en Av. De Mayo (y muchos en otras ciudades, parece que nos olvidamos de ellos) y ya se escuchaban los escopetazos, los petardos y se veía la columna de humo y gases.- A esa hora llegué a la 9 de julio y me decían: “allá hay flor de despelote desde hace rato”.-
ReplyDelete(sigo) Como siempre comparto la gran mayoría de la nota: pero que la gente de las columnas que estaba desde el comienzo de la Plaza del Congreso para atrás (millares) se fue cuando comenzaron los disturbios…NO FUE ASÍ, todos rajamos cuando comenzó la terrible “gaseada”. Que hubo diputados que quizás cambiaron su voto por las pedradas…NO FUE ASÍ.- El gobierno no había perdido ninguna discusión pública porque tienen toda la prensa a favor y lo sabés.- Yo vi la TV en mi laburo y mostraban todo como quien muestra la playa en el verano porque, amigo querido, Laje, los del 13, TN están todos comprados y patean para el mismo lado.- La bronca de la gente (muchos votantes amarillos, me consta) existió y todos estuvimos a la noche con la cacerola.- Y nos metieron las ollas en el traste.- Y debo también decirte que si no hubiera habido lío, la policía no hubiera reprimido… le hubiera alcanzado con quedarse detrás de esas inmensas vallas y listo.- Si no, fíjate lo que pasó a la noche, donde salvo algún caso aislado, la poli estaba allí, la gente acá y el resultado fue el mismo.- No quiero decir que la violencia esté bien como modo constante de “opinión” (cualquier cosa y nos cagamos a piñas).- Pero este estilo de vida que imponen a quien no piensa como ellos y, desde ya, al 70 % de la población, es violento, insultante y genera lo que tiene que generar.- Para ello tienen entrenadas, armadas y desatadas a las Fuerzas.- Eso lo sabemos, pero la botella se llena (al igual que las bolas).- Yo puedo poner la cabeza en agua fría y, quizás recapacitar.- Hay muchos que no.- Remember la década del 60 como terminó, desgraciadamente.- Ojalá se dé lo que deseas en el último párrafo, pero como van las cosas, será una minoría que solo podrá crecer bajo las cenizas que dejen estos atorrantes cuando salgan rajando y el país esté, otra vez, en llamas.-
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