Uno de los cabezones me pidió que suba el siguiente texto y paso a cumplir. Les aviso que yo no entiendo nada de rugby y ni idea de lo que está hablando...
Nuestros queridos Pumas si quieren ganar el domingo y despues "competir con los All Blacks" tienen que dejar de lado esa postura de mierda de emocionarse cuando suena el Himno Nacional, y mostrarse con esas lagrimitas forzadas como si todo el patriotismo les cayera como rayo del cielo, y mostrarse tan gatito llorón que extraña su cucha y no como un verdadero Puma. Un Puma es arisco, desconfiado, sigiloso, acechador, mortal. Si queres sentir tu patria y que te emocione el Himno, escalate el Aconcagua hermano, lagrimitas de cocodrilo televisivas no son necesarias muchachos, de movida salís con un espíritu destemplado, esa es la gran diferencia con los All Blacks, ellos desde que pisan la cancha lo primero que hacen es el haka, que era un ritual ancestral maori, que realizaban antes de comerte, porque eran caníbales... o sea templan su espíritu deportivo para COMERTE, para pasarte por encima, se quieren apropiar de tu esencia espiritual, y te devoran deportivamente, esa es la gran diferencia, es la actitud con la cual salís al campo la que te hace vencedor. Las lágrimas te van a brotar solas cuando te esten poniendo la de oro en el cuello, y no salir al campo con esa actitud tan de maricón.
Unanse al espiritu gatuno, háganse uno con él, ese espiritu está en la naturaleza, y no tiene colores, credo, ni religión. Basta de lágrimas muchachos, un Puma se puede comer a un canguro y puede cazar a un maori. Y esto es tambien rock and roll. Amén...
Estoy de acuerdo con que la compulsión al llanto en público es un modo de sujeción muy típico de esta época televisiva y banalizante. Pero las emociones existen, hasta donde yo se. Pero bueno, de tu comentario concluyo que hay que cerrar los televisores porque ya están los resultados puestos: no se puede esperar otra cosa si se enfrentan 15 maricones llorones contra 15 machos cabríos caníbales a mitad de camino entre el neanderthal y el hombre lobo. Como dijo Maria Elena Walsh (lo cual seguramente me pone en la mariconería): "Somos todos doctores en París".
ReplyDeleteEstá bien lo señalado acerca de la naturaleza y de su espíritu. Ahora... el que mandó el texto... de rugby, digo de jugar rugby, o de estar en un club donde fin de semana tras fin de semana, llueva o truene o nieve, se juega rugby... nada, ¿verdad?
ReplyDeletemmm y el link? :)
ReplyDeleteNunca te emocionaste al ver un recital? un cuadro? una pelicula? La diferencia es que ellos son los protagonista de su propia pelicula.
ReplyDeleteUn pais como Argentina que esta en el culo del mundo, sin estructuras y compitiendo con paises de avanzada en cuanto al rugby (sin hablar de lo mal que estamos cultural y socialmente)... da para emocionarse.
Me parece muy superficial lo que pone el autor del texto.
Seria hermoso verlos campeones del mundo y que lloren muuuchoooo!!
No comparto el sentimiento del autor, para nada.
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ReplyDeleteLoco que te fumaste???? Si queres llorar llora. Que sabes si los chabones no tienen una homosexualidad reprimida que se esconde detrás de un rugbyer, aparte a quien demonios le importa un mundial de ragbi que ni si quiera se como carajo se escribe, maldito deporte burgués Atras Atras!!!!
ReplyDeleteBuenísimo, elcuchi69, que de tu ignorancia haces tabla rasa... Ese "deporte burgués" es el que más desaparecidos tuvo en la Dictadura 76-83...hay más cosas en el mundo además de tu ombligo...
ReplyDeleteGabriel, ¿podés fundamentar eso de "lo mal que estamos cultural y socialmente"? Estoy muy de acuerdo con vos con que significa mucho para un país latinoamericano donde el rugby no es deporte nacional ni está profesionalizado completamente, poder terciar entre potencias que lo son por su profesionalización, pero sobre todo por cuestiones de identidad cultural. Por el contrario, creo que la mejora en términos relativos del deporte argentino en general, se debe a la mejora "social y cultural". Luis.
EEEEE que onda con mi ombligo!!!!, si no fuera por el no habría podido sobrevivir durante mi etapa embrionaria.
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