El eterno retorno de Philip K. Dick, autor de culto que lleva que uno se pregunte qué tienen sus libros para que el cine y la televisión sigan inspirándose en ellos, más allá del paso de los años. Luego de que habláramos mucho de las comparaciones de nuestra realidad cotidiana con las distopías anunciadas por Orwell y Huxley en "1984" y "Un Mundo Feliz", en un post titulado "El Fin de la Privacidad II: ¿Sueña el Capitalismo con Represores Cibernéticos?" también comenté que la otra pata de la silla de nuestra realidad distópica era justamente el "pensamiento" de este paranóico escritor de ciencia ficción. Entonces, luego de relacionar también a este autor maldito, encontré esta nota titulada "La Política Económica de Phillip K. Dick" y no podía dejarla de lado, sobretodo con los últimos hechos de la realidad argentina, siempre tan delirante, peligrosa, injusta incierta. En la actual Argentina del FMI habrá recortes en todos lados, habrá menos trabajo, no habrá programa social que no sufra recortes, no habrá piedad para los ancianos y enfermos, la salud pública seguirá en caída libre sin tener lugar para nuevas prestaciones, pero por ello es que los amarillos dicen que la Argentina va a crecer ahora que Argentina volverá a contraer deuda con el FMI ¿Qué ocurre en los países que tomaron el mismo camino? Podemos tomar los casos de Jordania, Ucrania y Grecia, entre otros espejos posibles. Bienvenidos al país de la política económica de Phillip K. Dick.
La única verdad es la realidad decía Perón, o si se quisiera, la realidad es esta verdad tan dura e ineludible, unánime como la noche de Borges para seguir citando. Verdad que escapa a cualquier ilusión acerca de la fulería que se nos viene encima a paso redoblado.
Ucrania, Kenia, Egipto, Jamaica, Irak y Honduras son países que recibieron una asistencia similar a la que acordó ahora la administración del Sr. Tijeras el Felino Macri con el Fondo Monetario Internacional. Es una línea precautoria de los Stand-By, un programa destinado a brindar apoyo a países para dar un respiro mientras implementan políticas de ajuste con la promesa de algún día establecer la estabilidad económica y el crecimiento.
Con este acuerdo, la Argentina se convierte en el país que más dinero le debe al organismo multilateral de crédito. En efecto, casi multiplica por cuatro las acreencias de Grecia, que le debe al Fondo u$s 12.800 millones.
Ahí estamos, Argentinos integrados a ese mundo con medidas que nos prometen lo mejor mientras la realidad nos muestra que nos va a hacer mierda. Bienvenidos al mundo de Phillip K. Dick.
Ocho años antes del asesinato de John F. Kennedy, Philip K. Dick publicó su primera novela: "Lotería solar" donde se pueden encontrar algunos de los ejes que estructuraron las narraciones del autor: la elección de un protagonista manipulable, el determinismo social o la desconfianza hacia el poder. Es probable que no quisiese ser, ni se considerase, un autor político, pero buena parte de su obra lo es y podemos extraer datos interesantes de ella desde nuestra realidad actual.
Stanislaw Lem, una de las grandes plumas de la ciencia ficción, escribió a comienzos de los años setenta: "Es extraño el fenómeno de la ciencia ficción. Proviene de un burdel pero quiere entrar en el palacio donde se almacenan los pensamientos más sublimes de la humanidad". Se refería a Dick, al raro fenómeno de sus historias, que conciliaban el entretenimiento popular con argumentos complejos y un original entramado de derivaciones ontológicas.
El burdel del que venía Dick eran los fanzines de los años cincuenta y las ediciones baratas de la editorial Ace. Ser respaldado por pares como Lem, por sus lectores europeos (donde era más reconocido que en Estados Unidos) y eventualmente por alguna editorial o algunos de los premios de la ciencia ficción fue en vida su mayor horizonte de reconocimiento. La influencia que con los años ese imaginario personal, tras la piedra de toque de Blade Runner, ha tenido en el universo audiovisual no debía de estar en sus cálculos. El vengador del futuro, Minority Report (ambas basadas en cuentos suyos), Una mirada en la oscuridad (que Richard Linklater hizo en animación, inspirada en A Scanner Darkly) son algunas de las películas que se valieron de libros de Dick mientras muchas otras (el caso más notorio es Matrix) parecen haberse impregnado de manera ostensible de sus ideas.
Philip K. Dick fue un autor muy confuso en el aspecto político. Al estudiar sus opiniones se pueden encontrar gran número de contradicciones. Sin embargo, existen algunas constantes que mantuvo a lo largo de su vida: el temor por el control social, una absoluta enemistad hacia algunas políticas (como la encarada por Richard Nixon en su presidencia de los EEUU) y una total y enfermiza desconfianza ante la autoridad.
Se suele decir que los paranoicos siempre tienen razón. Aquí, una nota basada en un artículo publicado el 30 mayo de este año en El Estadista. Un gobierno ajeno a la realidad, lejos de las necesidades concretas de su pueblo, cuyos militantes son un mercenario ejército de trolls rentados que pululan en Internet, cuya política interna es el marketing, con un ejército de periodistas transmitiendo las 24 hs. por sus medios de comunicación ultraoficialistas... todo ello contituye una realidad propia de un mundo de Phillip K. Dick.
Amarillos que apostaron a hacernos creer sus falacias para que no creamos en nuestra propia percepción, una realidad paralela donde la verdad dió paso a la posverdad, y donde la famosa frase de Perón "La única verdad es la realidad" dejó de ser cierta. Un país en un horizonte de eventos donde cualquier mentira puede tener más peso que la realidad.
Comenzaron manipulando las creencias del pueblo gracias a su marketing, luego continuaron desfinanciando al estado, inventaron una crisis donde no la había para robar el país a diestra y siniestra, y se robaron la guita a tal punto que terminaron llevándonos otra vez al FMI. Así se construye una sociedad zombie, hipnotizada por la mentira mediática organizada, tal como la sociedad de "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", que va caminando hacia la tumba de sus derechos con el placer de los idiotas. La certeza irrevocable oscurece sus razonamientos. La sinrazón invocada como verdad terminal avanza hasta impregnar sus conciencias con la mugre preparada para convertirlos en masa individualista y procaz, batallón vocero de quienes los envían al cadalso de la historia.
Hablando de realidades parelelas e inventadas, un ejemplo de cómo vivimos en una nube de pedos... sería muy gracioso salvo que es por esto que justamente estamos como estamos, y vamos al precipicio.
La Política Económica de Phillip K. Dick
La única verdad es la realidad decía Perón, o si se quisiera, la realidad es esta verdad tan dura e ineludible, unánime como la noche de Borges para seguir citando. Verdad que escapa a cualquier ilusión acerca de la fulería que se nos viene encima a paso redoblado.
Ucrania, Kenia, Egipto, Jamaica, Irak y Honduras son países que recibieron una asistencia similar a la que acordó ahora la administración del Sr. Tijeras el Felino Macri con el Fondo Monetario Internacional. Es una línea precautoria de los Stand-By, un programa destinado a brindar apoyo a países para dar un respiro mientras implementan políticas de ajuste con la promesa de algún día establecer la estabilidad económica y el crecimiento.
Con este acuerdo, la Argentina se convierte en el país que más dinero le debe al organismo multilateral de crédito. En efecto, casi multiplica por cuatro las acreencias de Grecia, que le debe al Fondo u$s 12.800 millones.
Ahí estamos, Argentinos integrados a ese mundo con medidas que nos prometen lo mejor mientras la realidad nos muestra que nos va a hacer mierda. Bienvenidos al mundo de Phillip K. Dick.
Ocho años antes del asesinato de John F. Kennedy, Philip K. Dick publicó su primera novela: "Lotería solar" donde se pueden encontrar algunos de los ejes que estructuraron las narraciones del autor: la elección de un protagonista manipulable, el determinismo social o la desconfianza hacia el poder. Es probable que no quisiese ser, ni se considerase, un autor político, pero buena parte de su obra lo es y podemos extraer datos interesantes de ella desde nuestra realidad actual.
Stanislaw Lem, una de las grandes plumas de la ciencia ficción, escribió a comienzos de los años setenta: "Es extraño el fenómeno de la ciencia ficción. Proviene de un burdel pero quiere entrar en el palacio donde se almacenan los pensamientos más sublimes de la humanidad". Se refería a Dick, al raro fenómeno de sus historias, que conciliaban el entretenimiento popular con argumentos complejos y un original entramado de derivaciones ontológicas.
El burdel del que venía Dick eran los fanzines de los años cincuenta y las ediciones baratas de la editorial Ace. Ser respaldado por pares como Lem, por sus lectores europeos (donde era más reconocido que en Estados Unidos) y eventualmente por alguna editorial o algunos de los premios de la ciencia ficción fue en vida su mayor horizonte de reconocimiento. La influencia que con los años ese imaginario personal, tras la piedra de toque de Blade Runner, ha tenido en el universo audiovisual no debía de estar en sus cálculos. El vengador del futuro, Minority Report (ambas basadas en cuentos suyos), Una mirada en la oscuridad (que Richard Linklater hizo en animación, inspirada en A Scanner Darkly) son algunas de las películas que se valieron de libros de Dick mientras muchas otras (el caso más notorio es Matrix) parecen haberse impregnado de manera ostensible de sus ideas.
Philip K. Dick fue un autor muy confuso en el aspecto político. Al estudiar sus opiniones se pueden encontrar gran número de contradicciones. Sin embargo, existen algunas constantes que mantuvo a lo largo de su vida: el temor por el control social, una absoluta enemistad hacia algunas políticas (como la encarada por Richard Nixon en su presidencia de los EEUU) y una total y enfermiza desconfianza ante la autoridad.
Se suele decir que los paranoicos siempre tienen razón. Aquí, una nota basada en un artículo publicado el 30 mayo de este año en El Estadista. Un gobierno ajeno a la realidad, lejos de las necesidades concretas de su pueblo, cuyos militantes son un mercenario ejército de trolls rentados que pululan en Internet, cuya política interna es el marketing, con un ejército de periodistas transmitiendo las 24 hs. por sus medios de comunicación ultraoficialistas... todo ello contituye una realidad propia de un mundo de Phillip K. Dick.
Amarillos que apostaron a hacernos creer sus falacias para que no creamos en nuestra propia percepción, una realidad paralela donde la verdad dió paso a la posverdad, y donde la famosa frase de Perón "La única verdad es la realidad" dejó de ser cierta. Un país en un horizonte de eventos donde cualquier mentira puede tener más peso que la realidad.
Comenzaron manipulando las creencias del pueblo gracias a su marketing, luego continuaron desfinanciando al estado, inventaron una crisis donde no la había para robar el país a diestra y siniestra, y se robaron la guita a tal punto que terminaron llevándonos otra vez al FMI. Así se construye una sociedad zombie, hipnotizada por la mentira mediática organizada, tal como la sociedad de "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", que va caminando hacia la tumba de sus derechos con el placer de los idiotas. La certeza irrevocable oscurece sus razonamientos. La sinrazón invocada como verdad terminal avanza hasta impregnar sus conciencias con la mugre preparada para convertirlos en masa individualista y procaz, batallón vocero de quienes los envían al cadalso de la historia.
Hablando de realidades parelelas e inventadas, un ejemplo de cómo vivimos en una nube de pedos... sería muy gracioso salvo que es por esto que justamente estamos como estamos, y vamos al precipicio.
La Política Económica de Phillip K. Dick
En estos días el Gobierno no ha recibido una dosis de realismo por parte de los mercados sino de confusión.Ernesto Calvo
Decía el escritor Philip K. Dick que la realidad es aquello que, cuando uno deja de creer, no se va. Los lectores de el estadista, por ejemplo, pueden dejar de creer que este medio de comunicación es real y, sin embargo, no por eso desaparece la revista de los quioscos o los archivos de sus servidores. Sin embargo, si lo consideramos como un test, el test de Dick, siempre me ha sorprendido la poca carga de realidad que tiene la política. Grandes pedazos desaparecen cuando uno deja de creer en ellos, con consecuencias que no siempre son predecibles.Las crisis ponen en duda todas laspequeñas conexiones que sostenían a las grandes ideas. En las crisis, todos los detalles tienen que ser probados nuevamente.
En estos días el gobierno ha recibido una dosis de realidad, dirán algunos. Lo opuesto, sin embargo, nos dice Philip K. Dick. El modelo de gobernabilidad que Cambiemos se había dado para la economía pende de un hilo, forzando cambios en todos los niveles. El pedido al FMI, el realineamiento de ministros, la descripción errática de los indicadores macroeconómicos por parte de los funcionarios de gobierno, muestran que el orden de lo real que organizaba el discurso económico ha implosionado. Lo que queda no es más real. Es la proliferación de dudas en donde antes había conexiones. El shock ha desarmado la visión de mundo que el Gobierno se había dado, pero no ha llenado ese vacío con nueva información. Es un resultado costoso para todos los argentinos. La vida cotidiana se degrada en la medida en que cae el consumo,el empleo se vuelve más precario, el acceso a bienes esenciales se reduce.
En efecto, el Gobierno no ha recibido una dosis de realidad por parte de los mercados sino una dosis de confusión. Lo que queda, una vez que descarta sus anteriores creencias económicas, es menos que lo que tenía antes. El pedido a los empresarios para que limiten los aumentos de precios describe el remplazo del pensamiento económico por el voluntarismo político. Uno sólo puede desear que el gobierno haya enviado ese mensaje a los votantes y no a los actores económicos. Las solicitudes de buen comportamiento a los empresarios sólo pueden ser leídas como una señal de impotencia.
En este contexto, el llamado a ajustar el gasto y acelerar la reforma fiscal son los prejuicios que quedan cuando el razonamiento económico se desvanece. La economía de manual, las respuestas genéricas, la desarticulación entre los datos económicos y la política que se les ofrece a los votantes, son el resultado de la desaparición de un imaginario que no tiene con que ser remplazado. Es por eso que el anuncio del nuevo rumbo viene después de la crisis y no antes. El Gobierno no recibió una dosis de realidad, sino una dosis de escepticismo. Lo que queda, después de que el Gobierno ha dejado de creer, es el pensamiento mágico, el discurso económico menos sofisticado.
LA ECONOMIA DE MANUAL PARA VOTANTES SIN RUMBO
En la medida en que el gobierno comienza a recitar manuales introductorios de economía en lugar de perderse en los detalles de la actividad económica, uno sabe que política económicaha dejado su lugar a la ciencia ficción económica. Los instrumentos que dispone el Gobierno no son perillas que deben calibrar la economía. Quedan ahora grandes principios, grandes ideas, grandes políticas, con menos detalle y menos contenido. En este respecto, los gobiernos no son muy distintos a sus votantes.
En un trabajo publicado el año pasado junto a Kiyoung Chang y Tim Hellwig, analizamos cuán importante eran las percepciones e ideología de los votantes al definir su voto. Cuando la economía sube o baja, cambian también las consideraciones de los votantes respecto del valor que tiene“ un buen administrador” o“ un partido que está más cerca de mis creencias ideológicas”. En este trabajo, mostramos que una mala economía produce señales más ruidosas, por lo que la decisión de los votantes se torna más aleatoria. En buenos tiempos, en cambio, los votantes le dan menos importancia a la ideología y más importancia al detalle de las políticas públicas. ¿Cuál es el motivo? La mala economía disminuye la información de la cual disponen los votantes y, a rio revuelto, ganancia de especuladores. Los votantes premian o penalizan a los políticos en modo menos predecible, y la rotación política se acelera. El peronismo ha escuchado el ruido del rio, fuerte y claro, comenzando a reunificar sus piezas antes de lo esperado con vistas a 2019.
Otro resultado interesante de la investigación es que la mala economía produce votantes menos pragmáticos y mas ideológicos. Esto es lo opuesto que lo que uno pensaría, dado que los votantes, cuando la economía es mala, deberían estar más preocupados por elegir a buenos administradores en lugar de elegir administradores mas ideológicos. La paradoja es, nuevamente, un problema de información. En tiempos de mala economía las perillas y manivelas pierden valor informativo. No sólo los administradores sino también los votantes toman nota de que el resultado no está bajo control de los burócratas y funcionarios de turno. El resultado, más rotación y más ideología.
Esto también es cierto para los políticos. Es decir, no sólo los votantes se vuelven más ideológicos. Cuando la economía cae, los políticos dejan de administrar los detalles y pasan a recitar discursos. Si los tiempos de crisis son tiempos complejos, con menores niveles de información y mayores niveles de escepticismo, la conversión ideológica del oficialismo debería remplazar, con grandes ideales, la pérdida de capacidad para administrar los detalles.
En la política, estos son tiempos de escepticismo en el gobierno y de costos sociales entre votantes. La vuelta del FMI es leída por los actores económicos como una señal de que el gobierno no tiene a la economía por la manija. Entre los votantes, como en otras épocas, esto augura que los costos sociales serán predicados por los que están arriba y pagados por los que están abajo. En los próximos meses veremos si el gobierno remplaza economía por dogma y legisla la igualdad de Anatole France: “La ley, en su majestuosa igualdad, prohíbe que tanto el rico como el pobre pueda dormir bajo puentes, mendigar por las calles o robar pan” . La realidad es lo que nos deja el mejor equipo en 50 años cuando uno deja de creer
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