Luego de la feroz transferencia de ingresos a la élite económica de los dos primeros años, el modelo no cierra ni en sus términos. Más y Volvemos a más y peor de lo mismo: tasa de referencia: 40 por ciento; Lebacs a 38%, el dólar a más de 22 pesos; devaluación: casi nueve por ciento en tres días; inflación: casi 3 por ciento en este mes, tarifas por las nubes. Mientras el macrismo ataca la crisis con anuncios de ajustazo, la espiral recesiva y el empobrecimiento de las mayorías se presentan como escenario inexorable. Al mismo tiempo en que los bancos (y quizás hasta los mismos CEO-ministros del mejor equipo de los últimos 5000 años) salen corriendo de fuga con camiones llenos de plata rumbo a Ezeiza (como primera parada), seguramente haciéndole caso a la revista Forbes, la publicación económica de los Estados Unidos advierte que el fantasma del 2001 podría no estar tan lejos y sostiene que es tiempo de salir corriendo de la Argentina.
La situación reviste una gravedad inusitada y al presidente Mauricio Macri podría estallarle la bomba que él mismo fabricó con un modelo de endeudamiento, altas tasas y Lebacs, pese a que le advirtieron hasta el cansancio que ponía en peligro las finanzas del país.
Mientras desde todos los sectores se les reclamaba a Mauricio Macri y su equipo económico que salieran a explicarle al pueblo el rumbo de la economía argentina, los ministros de Economía y Finanzas, Nicolas Dujovne y Luis Caputo brindaron una conferencia de prensa en la que no se dirigieron al pueblo sino que apenas intentaron (con dudoso éxito) intentar llevar tranquilidad a los sectores financieros. Nada para el pueblo, la conferencia de prensa fue solo para los mercados.
Más allá de cómo y cuando termine la corrida, y a cuanto llegue el dólar, hay algo que está clarísimo, lo que pasó y va a pasar de ahora en más, es una fenomenal transferencia de ingresos de los asalariados, jubilados y sectores de ingresos fijos a favor de los bancos, fondos de especulación financiera, acreedores externos y grandes grupos exportadores; como viene siendo desde que gobierna el Sr. Tijeras Macri, pero con mayor aceleración.
Volver al pasado, de eso se trataba el Cambio. Volver a la crisis del 2001, porque todos sabemos en que termina todo esto. Y ahora no solo lo decimos nosotros (que, recordemos, lo venimos diciendo desde que Macri se perfiló como posible presidente: era lo peor que nos podría pasar), ahora también lo dice Forbes. Y recuerden que los mercados y los bancos le hacen caso.
Así que me pareció oportuno traerles este texto, que si bien habla del pasado, está más presente que nunca.
"He visto todo esto antes: el gobierno está utilizando las reservas del banco central para inflar artificialmente el peso y tenemos una alta inflación molesta. El equipo económico de Argentina parece perdido".Fernando Pertini. Asesor financiero principal de Millenia Asset Management, Costa Rica.
La situación reviste una gravedad inusitada y al presidente Mauricio Macri podría estallarle la bomba que él mismo fabricó con un modelo de endeudamiento, altas tasas y Lebacs, pese a que le advirtieron hasta el cansancio que ponía en peligro las finanzas del país.
Mientras desde todos los sectores se les reclamaba a Mauricio Macri y su equipo económico que salieran a explicarle al pueblo el rumbo de la economía argentina, los ministros de Economía y Finanzas, Nicolas Dujovne y Luis Caputo brindaron una conferencia de prensa en la que no se dirigieron al pueblo sino que apenas intentaron (con dudoso éxito) intentar llevar tranquilidad a los sectores financieros. Nada para el pueblo, la conferencia de prensa fue solo para los mercados.
Más allá de cómo y cuando termine la corrida, y a cuanto llegue el dólar, hay algo que está clarísimo, lo que pasó y va a pasar de ahora en más, es una fenomenal transferencia de ingresos de los asalariados, jubilados y sectores de ingresos fijos a favor de los bancos, fondos de especulación financiera, acreedores externos y grandes grupos exportadores; como viene siendo desde que gobierna el Sr. Tijeras Macri, pero con mayor aceleración.
Volver al pasado, de eso se trataba el Cambio. Volver a la crisis del 2001, porque todos sabemos en que termina todo esto. Y ahora no solo lo decimos nosotros (que, recordemos, lo venimos diciendo desde que Macri se perfiló como posible presidente: era lo peor que nos podría pasar), ahora también lo dice Forbes. Y recuerden que los mercados y los bancos le hacen caso.
Así que me pareció oportuno traerles este texto, que si bien habla del pasado, está más presente que nunca.
Patacones en el pasado próximoLidia Ferrari
Ayer me dispuse a ver una película argentina que no había visto: Buena Vida Delivery. Me enganchó enseguida. Pero muy rápidamente la película me condujo a un lugar y un tiempo que había vivido y me parecía muy lejano. Fui a ver la fecha en que la hicieron y allí estaba el 2003. Se veía el año 2003 en la película y sentí en mi cuerpo la vida de ese 2003. Todo lo emblemático de esa fecha, esos paisajes, esos diálogos, esas angustias, esos lugares en los cuales habitar. Todo. La remisería atestada de hombres esperando, la falta de trabajo, el no tener dónde vivir, la cola en el Consulado italiano, la emigración al exterior, los patacones. Sí, cuando llegó el momento de los patacones no pude seguir mirando. Si hubiera visto la película hace dos o tres años seguramente hubiera visto en ella el pasado como algo que ya no está. Y el alivio de haberlo dejado atrás. Hoy la película me mostró un pasado que está retornando, y la sensación de lo siniestro me impidió seguir viéndola. Ahí estaba, la prueba de que una economía política marca las vidas, las diseña, les dice cómo van a vivir, en qué van a trabajar, las ilusiones que podrán sostener. La película me condujo a ver la enorme diferencia de lo que había sucedido en tan poco tiempo, me mostraba la diferencia abismal entre ese 2003 y el 2015. Tantas imágenes se me vinieron encima después de dejar de ver de la película. Se hizo evidente que se trataba de un pasado lejano, no medido en el reloj, sino por la potencia de haber podido cambiar tanto en poco tiempo. Porque durante una década tuvimos la oportunidad de dejarlo atrás, de convertirlo en un verdadero pasado. Vivimos una época en la cual no había patacones, la gente pudo arreglar su casa, comprarla, adornarla. Viajar, trabajar, estudiar, tantas cosas de fuerte contraste entre ese 2003 conteniendo todavía las penurias del maldito 2001. Lo que me arruinó la idea de un pasado pasado fue la convicción de un siniestro retorno. No puedo perdonar a la gente que ha hecho posible este siniestro retorno. Pero qué puedo decir, si sentí que la película me mostraba algo que había olvidado. Algo que no recordaba con la fuerza de la vida vivida. Es seguro que la gente olvida pronto las penurias padecidas. Es probable que eso nos impida ubicar bien lo que vivimos y lo que podemos volver a llegar a vivir. Porque una lo sabe, en algún lugar se sabe, pero se lo olvida o no lo queremos recordar. Hemos caído nuevamente en ese mundo de un pasado tan próximo en el cual nos pagaban con patacones. Estamos retornando a esa época de pesadilla. Lo peor es que habíamos logrado salir de ella.
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