El ruido, aunque acompañó desde siempre a la música, tuvo que ser conquistado por ella. Fue una conquista fulminante que sucedió hace cien años, cuando el futurista Luigi Russolo firmó L'arte dei rumori (El arte de los ruidos), manifiesto en el que se proponía reemplazar los sonidos por los ruidos: "La variedad de ruidos es infinita. Si hoy, que tenemos quizá miles de máquinas diversas, podemos distinguir mil ruidos diferentes, mañana, con la multiplicación de nuevas máquinas, podremos distinguir diez, veinte o treinta mil ruidos diferentes, no para imitarlos, sino para combinarlos según nuestra imaginación". En las tres últimas décadas, el sonido presentado, usado, evocado o articulado en el medio artístico ha confluido en el aglutinante anglosajón "Sound Art" (y también en el alemán "Klangkunst"), y el así llamado "arte sonoro" ha ido consolidándose casi como una nueva categoría artística, gracias a exposiciones monográficas en museos y galerías, a la aparición de bibliografía especializada, al desarrollo de estudios específicos en el ámbito académico y a la aparición de nuevas disciplinas relacionadas con el arte sonoro, como los llamados "Sound Studies", la réplica sonora a los relativamente recientes "Visual Studies". Esta evolución de la música es paralela al multiplicarse de las máquinas, que colaboran por todas partes con el hombre. No sólo en las atmósferas fragorosas de las grandes ciudades, sino también en el campo, que hasta ayer fue normalmente silencioso, la máquina ha creado hoy tal variedad y concurrencia de ruidos. Aunque desde este mismo espacio a nosotros nos gusta adentrarnos en lo que pasa en la calle, en el under y lejor de las galerías, los centros de estudios y ámbitos académicos, al tiempo que exponemos mútiples formas de música experimental nacidos desde lo más profundo (y a la vez, cercano) de este "Intonarumori" viviente llamado "mundo". Finalizamos así una semana dedicada a los orígenes de la música experimental.
Desde que el compositor, músico y artista futurista italiano Luigi Russolo publicó "El arte de los ruidos", hace más de un siglo, comenzó una nueva era acerca de cómo interpretar a los sonidos, en la que la escritura y la partitura no están en el centro ni son esenciales para la creación de nuevas obras. Luigi Russolo construye en 1914 lo que él llama la "intonarumori", que son dispositivos para la producción de sonidos mediante un amplio espectro de modulación, sonidos rítmicos similares a los realizados por máquinas, pero sin imitar o reproducirlo. Estos sonidos han de entenderse más bien como "materiales abstractos" liberados de sus orígenes mecánicos y ahora bajo el control humano, escribe Russolo en su extenso "Manifiesto Arte Sonoro". La influencia de todo ello se sentiría en varias aventuras del siglo XX, de John Cage a la música concreta y el lugar de Russolo persiste entonces indisputable: expandió los límites de los materiales, y con ellos los de la música misma.
Al componer piezas para el Intonarumori, Russolo también desarrolla una nueva forma gráfica de partitura musical. En 1914, el primer concierto de 18 Intonarumori, una obra dividida en ocho categorías diferentes de sonidos, causó un gran escándalo en Milán.
Un movimiento que trata de romper el círculo restringido de sonidos puros de la música formal y conquistar la variedad infinita de los sonidos-ruidos.
Atravesemos una gran capital moderna, con las orejas más atentas que los ojos, y disfrutaremos distinguiendo los reflujos de agua, de aire o de gas en los tubos metálicos, el rugido de los motores que bufan y pulsan con una animalidad indiscutible, el palpitar de las válvulas, el vaivén de los pistones, las estridencias de las sierras mecánicas, los saltos del tranvía sobre los raíles.
Nos divertiremos orquestando idealmente juntos el estruendo de las persianas de las tiendas, las sacudidas de las puertas, el rumor y el pataleo de las multitudes, los diferentes bullicios de las estaciones, de las fraguas, de las hilanderías, de las tipografías, de las centrales eléctricas y de los ferrocarriles subterráneos.
El "Arte sonoro" por su lado también sugiere que hay más para nombrar que el fenómeno musical en sí mismo. Por cierto, una gran diversidad de nuevas prácticas explora la confluencia entre modalidades artísticas variadas (artes visuales, escénicas, multimediales…) y el sonido como elemento primero y columna vertebral de estas nuevas creaciones. Las fronteras se borran a medida que se integran las artes entre sí.
Con una libertad sin complejos, Russolo construyó instrumentos que reproducían ruidos que lo fascinaban como el del motor a explosión. Sciappatore, crepitatorre, ronzatore, stropicciatore conformarían el nuevo instrumentarium, acorde a la época industrial. Junto a su amigo pintor y escultor futurista Umberto Boccioni, buscó superar los límites del espacio a través del concepto de continuidad, partiendo de las teorías de Henri Bergson. Los sonidos fluidos son movimiento y expresan el continuum del espacio-tiempo. Los intonarumori permitían buscar efectos de glissandi continuos con los cuales Russolo buscaba una música que se deslizara permanentemente.
Llegó a montar con sus intonarumori una "orquesta del futuro". La descripción del escándalo montado por los tradicionalistas profesores del conservatorio de Milán en su primera presentación es irresistiblemente cómica. La lectura de este pequeño libro donde otros textos de Russolo acompañan su manifiesto nos sumerge, más de un siglo después, en la efervescencia vanguardista y transmite con una sorprendente actualidad el trepidante entusiasmo y los pensamientos tajantes de este radical e idealista futurista italiano, ávido de experiencias sensibles revolucionarias. La invitación a vivir con él esta aventura de pionero convencido y provocador es apasionante.
Mecanismo esencial de los entonarruidos, 1914
Patente Italiana n. 142066 del 11 de enero de 1914
Entonador de ruidos (Mecanismo esencial de los instrumentos Entonaruidos futuristas) de Luigi Russolo.
Russolo y su Intonarumori, 1914
Desde que el compositor, músico y artista futurista italiano Luigi Russolo publicó "El arte de los ruidos", hace más de un siglo, comenzó una nueva era acerca de cómo interpretar a los sonidos, en la que la escritura y la partitura no están en el centro ni son esenciales para la creación de nuevas obras. Luigi Russolo construye en 1914 lo que él llama la "intonarumori", que son dispositivos para la producción de sonidos mediante un amplio espectro de modulación, sonidos rítmicos similares a los realizados por máquinas, pero sin imitar o reproducirlo. Estos sonidos han de entenderse más bien como "materiales abstractos" liberados de sus orígenes mecánicos y ahora bajo el control humano, escribe Russolo en su extenso "Manifiesto Arte Sonoro". La influencia de todo ello se sentiría en varias aventuras del siglo XX, de John Cage a la música concreta y el lugar de Russolo persiste entonces indisputable: expandió los límites de los materiales, y con ellos los de la música misma.
Luigi Russolo (30 de abril de 1884 - 3 de febrero de 1947) fue un pintor futurista, compositor italiano, y autor del manifiesto El arte de los ruidos (1913).Wikipedia
Suele ser considerado como el primer compositor de música experimental noise de la historia por sus "conciertos de ruidos" de 1913-1914, y una vez terminada la Primera Guerra Mundial, de París en 1921. También es uno de los primeros filósofos de la música electrónica.
Al comienzo de su carrera empleó una técnica divisionista, y sus temas giraban en torno a la ciudad y la civilización industrial. Entre sus obras más significativas destaca Los Relámpagos de 1909-10. En 1910 firmó el Manifiesto Futurista y tuvo una participación activa en este grupo.
Aunque sus pinturas no tuvieron un amplio impacto, su música y sus instrumentos para hacer ruidos contribuyeron significativamente al movimiento futurista. Además de exponer sus principios en el manifiesto El arte de los Ruidos de 1913, inventó una máquina de ruido llamada Intonarumori o "entonador de ruidos", que fue duramente criticada en la época.
Al componer piezas para el Intonarumori, Russolo también desarrolla una nueva forma gráfica de partitura musical. En 1914, el primer concierto de 18 Intonarumori, una obra dividida en ocho categorías diferentes de sonidos, causó un gran escándalo en Milán.
Un movimiento que trata de romper el círculo restringido de sonidos puros de la música formal y conquistar la variedad infinita de los sonidos-ruidos.
Atravesemos una gran capital moderna, con las orejas más atentas que los ojos, y disfrutaremos distinguiendo los reflujos de agua, de aire o de gas en los tubos metálicos, el rugido de los motores que bufan y pulsan con una animalidad indiscutible, el palpitar de las válvulas, el vaivén de los pistones, las estridencias de las sierras mecánicas, los saltos del tranvía sobre los raíles.
"La variedad de ruidos es infinita. Si hoy, que tenemos quizá miles de máquinas diversas, podemos distinguir mil ruidos diferentes, mañana, con la multiplicación de nuevas máquinas, podremos distinguir diez, veinte o treinta mil ruidos diferentes, no para imitarlos, sino para combinarlos según nuestra imaginación".Luigi Russolo - L'arte dei rumori
Nos divertiremos orquestando idealmente juntos el estruendo de las persianas de las tiendas, las sacudidas de las puertas, el rumor y el pataleo de las multitudes, los diferentes bullicios de las estaciones, de las fraguas, de las hilanderías, de las tipografías, de las centrales eléctricas y de los ferrocarriles subterráneos.
El "Arte sonoro" por su lado también sugiere que hay más para nombrar que el fenómeno musical en sí mismo. Por cierto, una gran diversidad de nuevas prácticas explora la confluencia entre modalidades artísticas variadas (artes visuales, escénicas, multimediales…) y el sonido como elemento primero y columna vertebral de estas nuevas creaciones. Las fronteras se borran a medida que se integran las artes entre sí.
Con una libertad sin complejos, Russolo construyó instrumentos que reproducían ruidos que lo fascinaban como el del motor a explosión. Sciappatore, crepitatorre, ronzatore, stropicciatore conformarían el nuevo instrumentarium, acorde a la época industrial. Junto a su amigo pintor y escultor futurista Umberto Boccioni, buscó superar los límites del espacio a través del concepto de continuidad, partiendo de las teorías de Henri Bergson. Los sonidos fluidos son movimiento y expresan el continuum del espacio-tiempo. Los intonarumori permitían buscar efectos de glissandi continuos con los cuales Russolo buscaba una música que se deslizara permanentemente.
Llegó a montar con sus intonarumori una "orquesta del futuro". La descripción del escándalo montado por los tradicionalistas profesores del conservatorio de Milán en su primera presentación es irresistiblemente cómica. La lectura de este pequeño libro donde otros textos de Russolo acompañan su manifiesto nos sumerge, más de un siglo después, en la efervescencia vanguardista y transmite con una sorprendente actualidad el trepidante entusiasmo y los pensamientos tajantes de este radical e idealista futurista italiano, ávido de experiencias sensibles revolucionarias. La invitación a vivir con él esta aventura de pionero convencido y provocador es apasionante.
Después de un “período largo e interminable de investigación en su laboratorio” el músico y artista futurista Luigi Russolo construye en 1914 lo que él llama la “intonarumori”, que son dispositivos para la producción de sonidos mediante un amplio espectro de modulación, sonidos rítmicos similares a los realizados por máquinas, pero sin imitar o reproducirlo. Estos sonidos han de entenderse más bien como “materiales abstractos” liberados de sus orígenes mecánicos y ahora bajo el control humano, escribe Russolo en su extenso Manifiesto Arte Sonoro.
Al componer piezas para el Intonarumori, Russolo también desarrolla una nueva forma gráfica de partitura musical. En 1914, el primer concierto de 18 Intonarumori, una obra dividida en ocho categorías diferentes de sonidos, causó un gran escándalo en Milán.
En 1914 también, los doce conciertos escenificados en Londres atrajo reacciones más positivas. Después de la Primera Guerra Mundial, los conciertos para Intonarumori se organizaron junto a orquestas sinfónicas clásicas.
Diseño interno del Intonarumori
Sus conciertos durante los años 20 en Paris siguieron causando una gran controversia pero también impresionó a algunos nuevos compositores como Milhaud, Ravel, Honegger y al futuro profeta de la música contemporánea Edgard Varèse.Carlos Trilnick
Mecanismo esencial de los entonarruidos, 1914
Patente Italiana n. 142066 del 11 de enero de 1914
Entonador de ruidos (Mecanismo esencial de los instrumentos Entonaruidos futuristas) de Luigi Russolo.
Las vibraciones de un ruido puestas en comunicación directa con la cuerda armónica de este aparato adquieren como tono fundamental el tono mismo de la cuerda. Este tono varía con la variación de la tensión y de la longitud de la misma cuerda.Luigi Russolo
Este aparato se compone de un diafragma A, de piel tensada sobre un tubo B que termina en una trompa C.
Desde el centro del diafragma parte una cuerda armónica D, montada mediante una clavija mecánica E y apoyada sobre una cuña F.
Clavija y cuña son fijadas sobre una palanca G que se mueve entorno a un perno H.
Sobre la parte inferior de la palanca está fijada con un perno un asta unida a un puente móvil I que se mueve en un plano horizontal L. La parte superior de la palanca G sale de la caja (que contiene el mecanismo) cerca de una escala graduada marcada con un segmento de circunferencia M. La palanca dispone de una manecilla que se encuentra inmediatamente encima de la escala graduada.
Moviendo la palanca G de a hasta a1 se aumenta la tensión de la cuerda al mismo tiempo que se acorta la largura de esta misma mediante el desplazamiento del puente I desde b hasta b1.
Ahora bien, siendo la altura de un sonido inversamente proporcional a la longitud de la cuerda y directamente proporcional a la raíz cuadrada de la fuerza de tensión aplicada a la cuerda, tendremos, desplazando la palanca G desde a hasta a1, puesta la cuerda en condiciones de dar un sonido progresivamente más agudo, que la manecilla situada sobre la palanca nos indicará en la escala graduada.
Ahora, uniendo directamente a la cuerda D (en un punto situado entre el diafragma y el puente) un cuerpo puesto en vibración (ya sea por medio de percusión, ya sea por medio de frotamiento, y produciendo por sí mismo un ruido indeterminado) la vibración de este cuerpo transmitiéndose a la cuerda B y al diafragma A se reproducirá en la trompa C el ruido mismo, intensificado, que tendrá además como tono fundamental el tono que habría dado la cuerda por sí sola.
Este tono será entonces proporcional al grado de tensión y de acortamiento de la cuerda misma.
Siendo variables, por medio de la palanca, la tensión y el acortamiento de la cuerda, ya sea gradualmente, ya sea a saltos tendremos una progresión en el sonido-ruido que podrá ser diatónica, cromática y enarmónica.
Reivindicación
Reivindico como invención mía el dispositivo arriba descrito de un diafragma con cuerda armónica y palanca de tensión y de acortamiento a medio puente móvil teniendo la propiedad de entonar un cuerpo vibrante (y produciendo un ruido cualquiera) que sea puesto en comunicación con la cuerda armónica.
Este dispositivo puede también servir sin añadido alguno para producir sonidos afines pero mucho más intensos que los del violín, el violonchelo y el contrabajo, frotando o pellizcando la cuerda armónica.
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