El capitalismo está en una nueva fase de crisis, producto de varias tendencias contenidas en su seno y de las propias consecuencias generadas por su modo de producción y consumo. Así, a la crisis financiera, política, militar y social se suma la crisis ecológica, con sus consecuencias imprevisibles para la estabilidad de la vida en el planeta. En este contexto de crisis sistémica, vemos como el discurso y el sentido común liberal se van permeando de posiciones cada vez más ultraconservadoras y fascistas. Y cómo el fascismo pasa de ser una tendencia latente en el seno del capitalismo contemporáneo a organizarse y ganar fuerza y gravitación política en numerosas sociedades, llegando incluso al poder en países del núcleo duro del capitalismo actual. Entonces el neofascismo actual se nutre del deterioro de la calidad de vida de los trabajadores y de las clases medias (de donde salen sus principales cuadros e ideólogos), de la crisis de la caída de la URSS y la deslegitimación de las alternativas revolucionarias radicales y de la propia crisis del sistema capitalista mundial. Y en la medida en que se profundicen estas crisis veremos cómo el fascismo, que no es otra cosa que la entraña más reaccionaria del capitalismo, continuará ganando fuerza y estructuración y sumando a nuevos sectores de la nación dentro de la cual se desarrolle, apelando al discurso chovinista y seudosocial.
El mundo se ha convertido en un campo de batalla sin reglas para descuartizar países, mercados, poblaciones y esperanzas. Las ideologías que legitimaban la dominación han envejecido y la gramática del dinero es hoy el nuevo soberano. Las oligarquías se han lanzado al asalto del poder estatal. No necesitan justificación. Tampoco requieren de los servicios de las aburridas clases medias letradas que hacían artificios lingüísticos con los «valores y principios» democráticos. Solo requieren sirvientes que ejecuten los caprichos bobos de niños ricos con juguete nuevo.
(...) El poder oligárquico mundial es hoy la brutalidad del mas fuerte, la obscenidad del más millonario, la crueldad del más prepotente. Para qué ser amado si es más fácil y humillante aterrorizar al indefenso. El único universal que veneran es el dinero.
En un proceso simultáneo, vemos como el capitalismo contemporáneo despliega sus poderosas herramientas de producción simbólica en el empeño de acompañar sus tentáculos financieros con la dominación de las conciencias. Los textos especializados ya hablan de guerra de 4ta generación para referirse a aquella que entiende la conciencia y el universo de representaciones de los sujetos como un espacio para dar la batalla por la dominación y, con este fin, se despliega un asombroso repertorio de medios que son resultado del trabajo conjunto de diversos saberes, puestos todos en función de un mismo objetivo: producir un homo cretinus que, al mismo tiempo que se disminuyen y aletargan sus capacidades intelectuales, sea un fiel reproductor de la lógica dominante y, más importante aún, un abnegado siervo del capital.
En un mundo fracturado por la crisis terminal del proyecto postmoderno -donde convergen el colapso ecológico, la implosión de la globalización neoliberal, la disolución de los pactos sociales y el fin de los relatos totalizadores- el pensamiento y sentir humanista, donde todo debe estar al servicio del ser humano que es el valor más improtante, emerge como un horizonte de inteligibilidad política y social para repensar la argentinidad en clave soberana, y la universalidad en factor anti-suicida.
Esto ya no es neoliberalismo
Al principio con cierta timidez, tanteando cuidadosamente en la oscura noche actual; de a poco con mayores certezas, a medida que se desenvuelven los procesos históricos contemporáneos; somos cada vez más quienes insistimos en que no debemos caracterizar el momento actual como “neoliberal”, y que poder ir dándole contorno a la etapa actual nos va a permitir construir mejores remedios, resistencias y alternativas para quienes creemos que otro mundo es posible. Y por eso, no es un tema menor ni secundario el ir construyendo colectivamente la caracterización más acertada de la turbulenta etapa que atravesamos, o que nos atraviesa.
Toda enumeración de características que den contorno a un modo particular de producción y de organización de poder y gobierno es compleja y seguramente incompleta e imprecisa, pero intentaremos acá señalar algunos de los desplazamientos que observamos y que nos permite afirmar que el periodo actual se desenvuelve bajo dinámicas, racionalidades y metodologías propias de otro anudamiento del poder distinto a lo que conocimos como neoliberalismo.
Obviamente que toda nueva etapa no es una ruptura completa y absoluta con lo que venía siendo, todas las formas de producción y de poder atravesaron procesos transicionales hasta encontrar los lineamientos “definitivos” o característicos de esos modos en su etapa madura. Es entonces entendible que este nuevo modo deviene de y comparte con el régimen neoliberal varias de sus características, sumado al hecho de que, como suele decirse, “cuando sólo tengo un martillo todos los problemas parecen clavos”. Razón esta que genera que lo que (nos) sucede lo miramos con la caja de herramientas conceptuales de las que disponemos, que no es otra que la que construimos durante años para asir, explicarnos y enfrentar al régimen neoliberal. Incluso, en algunos casos, hasta la retórica con que los propios promotores de este nuevo régimen se hablan a sí mismos es, al menos en parte, con términos neoliberales, como es el caso puntual de Milei y su retórica macroeconómica.
Más que encontrar el concepto preciso que defina lo que estamos viviendo (tarea que irá madurando en la reflexión y el intercambio colectivo), lo que nos interesa y parece relevante es poder señalar algunas transformaciones más o menos profundas, más o menos rupturistas, que observamos se dieron desde el “neoliberalismo maduro” luego de la etapa transicional que inició en 2008 y terminó de asumir una forma más o menos acabada con la pandemia y sus efectos. Desde nuestra lectura, estamos empezando a andar los caminos de un nuevo entramado societal que muta tan aceleradamente que nos cuesta describir sus dinámicas y alcances. Estas líneas no pretenden ser más que un “índice” posible de desplazamientos desde el neoliberalismo al actual régimen naciente.
Vaya a modo de aporte la siguiente sistematización de desplazamientos:
Racionalidad:
- Desde la maximización de las ganancias, a una re-jerarquización violenta de la sociedad. De las teorías del derrame y lógicas de exclusión-incluyente (o viceversa) hacia un neodarwinismo meritocrático de exclusión.
- De la retórica del fin de la historia, a un distópico fin del mundo.
- Desde una no-ética de competencia empresarial, a una anti-ética de guerra asimétrica: si el neoliberalismo impulsó la ruptura de los lazos solidarios, donde la indiferencia e indolencia eran premiadas (y necesarias) en la carrera por lograr un mejor lugar en la distribución y acumulación de bienes y lujos, la nueva anti-ética de la guerra asimétrica pide un poco más, pide el involucramiento activo, ya no basta con ser indiferente e indolente, hay que ser verdugo, pisa-coco, cruel. Además, el ejercicio de la crueldad, a diferencia de la indiferencia, no es un medio para adquirir bienes y lujos, ni para escalar socio-económicamente necesariamente, sino que se agota en sí mismo, el poder ejercer sobre otro más débil un acto injusto y cruel es en sí mismo la reafirmación de mi posición “privilegiada” por sobre otra. Ni siquiera hay utopía unidimensional consumista, hay reafirmación estratificante, jerarquizante. Contra más asimétrica es la violencia, mayor es el grado de impunidad, y por ende, mayor el goce de la reafirmación. Contra menor es la distancia, mayor es el grado de crueldad necesario para hacer del vecino otro que no pueda reclamar justicia ante violencias a todas luces injustas. Sólo la reafirmación re-jerarquizante la “justifica”.
- Desde una lógica de manejo poblacional biopolítico, a una subjetivación individualista y autoritaria necropolítica.
- De empresario de sí mismo (lógica de CEO), a traders “profesionales” y dinámicas de autoexplotación para el rendimiento en diferentes niveles.
- De la igualación formal y abstracta como sujetos de rendimiento y consumo, a la “batalla cultural” enarbolando con fuerza la re-jerarquización violenta racistas, sexistas y clasistas de la sociedad.
- De una filosofía new age del espíritu, a un ecléctico y descontextualizado estoicismo de autoayuda que construye legitimidad para el egocentrismo y la renuncia a cuestionar y querer cambiar cualquier dinámica sistémica presentándolo como madurez y virtud.
Estatalidad/gubernamentalidad:
- De gobiernos títeres y gobernanzas utilizadas como herramientas por el capital financiero, a la asunción directa de la gestión de los gobiernos por parte de la nueva aristocracia tecnocrática: si la gobernanza fue el modo en que los pluralistas nominaron a la pérdida de poder estatal y del principio de soberanía y autoridad, la nueva aristocracia tecnocrática retoma la lógica de autoridad descentrándola desde el Estado a la elites concentradas que asumen el poder estatal (entre otros poderes que ejercen), y desplazándola de autoridad a autoritarismo.
- De un orden transnacional globalista, a un neo-feudalismo tecnocrático.
- De una lógica sistémica global, a una composición de regímenes autocráticos re-jerarquizantes.
- Desde los Estados de mínima intervención, a la redefinición del mundo sobre nuevas fronteras, desmembramientos formal o de facto de los Estados para el saqueo y el caos: multiplicación de las zonas de sacrificio tanto del ambiente como de poblaciones, reafirmaciones regionales, extractivismos y privilegios centralistas y su contra-cara: provincialismos neo-feudales exacerbados.
- De Estados “mínimos” e impulso de ONGs para que asuman funciones de contención social y tareas en las que el Estado se retiraba o abandonaba, a una guerra sin cuartel contra todo espacio comunitario, el Estado entre ellas. Se busca la ruptura absoluta de todo lazo social, humano, empático.
- De guerras militarizadas entre-desde Estados, a guerras policializadas asimétricas entre grupos, bandas, empresas privadas, ejércitos estatales, etc. Nuevas guerras de 5ta generación, de opacidad estratégica, que no diferencian entre combatientes y civiles, y muestran un comportamiento tendencialmente genocida, de exterminio.
- De la violencia como método central para el orden y la previsibilidad empresarial, a la generación de la imprevisibilidad, la violencia extrema y el caos como base para el saqueo, la timba cripto-financiera y la explotación neo-esclavista. Deriva que agudiza la contradicción capitalismo/vida.
- De un avance en la codificación de la naturaleza y el mundo social en un registro capitalista, a creación de nuevos mundos codificados digital-capitalísticamente.
- De la dominancia y subordinación al capital financiero del conjunto de la economía y la producción capitalista, a una agudización y aceleración sin precedentes de las operaciones de expropiación de lo común (bienes comunes y recursos naturales estratégicos, valores sociales, conocimientos e información, diversos frutos/productos de la cooperación y la vida social) en las que el capital ocupa un creciente lugar de exterioridad, explotación indirecta y carácter extractivo respecto de organización del trabajo y la creación de valor. Ello se vincula con las prácticas de autoexplotación en pos del rendimiento mencionadas más arriba.
- De orientar el deseo al producto, a la creación de necesidades y deseos por medios algorítmicos.
Nuevos elementos:
- Capitalismo de vigilancia, tecnologías.
- Terraplanismo y posverdad.
- Crisis ambiental y civilizatoria acelerada.
- Caída de hegemonía norteamericana
Con seguridad podríamos enumerar algunos desplazamientos más, y sin lugar a dudas cada uno de los enumerados son un tema inabordable en sí mismo. Sin embargo, creemos en la utilidad de esta enumeración incompleta y poco delimitada para, por un lado, abrir así los diálogos y discusiones necesarias para afinar y sustanciar mejor cada desplazamiento, haciendo del mismo un índice posible a desarrollar, y por otro, para que el peso cuantitativo de los desplazamiento sirva de argumento que respalde por apabullante la tesis central y título de este artículo que reza, anuncia e insiste que: “esto ya no es neoliberalismo”.
¿La posverdad ha matado la razón?
En 2024, un estudio del Instituto Pew Research reveló que el 68% de los ciudadanos de EE.UU. y UE no distinguen entre hechos verificados y opiniones en redes sociales. Esta cifra ilustra la tesis central de Jürgen Habermas: la erosión de la "racionalidad comunicativa" en la esfera pública. Según el filósofo alemán, vivimos una regresión a lo que denominó "colonización del mundo de la vida" por sistemas mediáticos desvinculados de la razón.
La esfera pública habermasiana en terapia intensiva: En su obra cumbre "Historia y crítica de la opinión pública" (1962), Habermas idealizó un espacio donde ciudadanos ilustrados debatían usando argumentos racionales. "Hoy ese modelo está secuestrado por algoritmos que premian la indignación sobre la reflexión", declaró a Der Spiegel (2022). Datos de MIT Technology Review lo confirman: los posts con contenido emocional tienen un 150% más de engagement que los basados en evidencia.
Posverdad como arma de destrucción discursiva: El Oxford Dictionary eligió "post-truth" como palabra del año en 2016. "No es casualidad que coincida con el auge de plataformas que monetizan la polarización", señaló Habermas en su discurso al recibir el Premio Erasmus (2021). Un ejemplo paradigmático: durante el Brexit, el 88% de los shares en Facebook correspondieron a noticias falsas (London School of Economics, 2017).
La teoría habermasiana del "acto de habla ideal" choca con la realidad actual: "Cuando un tuit de Trump genera más impacto que un informe científico de 300 páginas, la razón está en coma", afirmó el sociólogo Manuel Castells en la UNESCO (2023).
¿Hay cura para el espacio público enfermo? Habermas propone en su último libro "Ein neuer Strukturwandel der Öffentlichkeit" (2022) tres antídotos: 1) Regulación democrática de algoritmos, 2) Educación mediática obligatoria, 3) Espacios digitales sin ánimo de lucro. "Sin estas condiciones, el debate público será un zoo donde los más irracionales acaparan la atención". Algunos países han tomado nota: Finlandia incluyó en 2020 "alfabetización contra desinformación" en su currículo escolar. Resultado: el 70% de sus jóvenes identifica fake news vs. 38% en EE.UU. (Stanford University, 2023). Mientras, las "cámaras de eco" siguen creciendo. Un estudio en Nature (2024) demostró que usuarios en Twitter exponerse solo al 9% de opiniones divergentes.
La calma que precede a la tormenta

El gobierno es defendido por las redes de trolls e influencer a su servicio, pero cada vez parece tener menos partidarios. La vida cotidiana parece estar signada por el murmullo de los de abajo, que más bien parecen estar mascullando su decepción y su bronca, con los jubilados a la cabeza, y con razón. A su vez, Milei genera cada vez menos gracia o entusiasmo. Cada vez hay menos personas pendientes de los que dice, hace o deja de hacer Cristina. El país parece una gigantesca olla a presión que inevitablemente explotará, pero no hay plazos, ni fechas precisas para la ocurrencia de este evento.
Por otro lado, el Banco Central tuvo en marzo el peor mes de la era Milei. Ayer el Banco Central vendió dólares por 11° jornada consecutiva y perdió otros USD 143 millones, en medio de una corrida que ya dejó a la entidad monetaria con menos reservas netas que las que dejó Sergio Massa. Es decir que Luis "Toto" Caputo quemó casi 3 mil millones de dólares en el último mes para contener el dólar, que este lunes igualmente trepó a $1325.
El ministro se fuma las reservas, diría Javier Milei, para contener el tipo de cambio. ¿Está tocando depósitos de particulares?...
Y si bien el número del INDEC asegura que el índice cayó al 38,1% en el segundo semestre de 2024, el consumo y los bolsillos no lo verifican. La explicación radica en distintos fenómenos que relativizan la "buena noticia" que el Gobierno festejó de antemano. Y el comienzo de abril traerá aparejado la puesta en marcha de nuevos aumentos en diferentes rubros que impactarán en la inflación y en el bolsillo de los argentinos en las próximas semanas. El gobierno liberreta hace números en el aire y vende una Argentina que dista mucho de la realidad, donde las jubilaciones no alcanzan para cubrir las necesidades básicas estipuladas por el propio INDEC. Ya quedó claro para todos que el plan económico de la motosierra solo trae hambre y pobreza para la gran mayoría, y más riquezas para la casta de siempre.
Milei rompió sus promesas electorales, gobierna para los megaempresarios y se sumó a la casta de políticos corruptos que antes criticaba. Porque parece que todos fingimos demencia y nos olvidamos de cosas de las que se hablaron hace poquito. Y también de cosas que pasaron hace un poco más. Hace casi 50 años un nuevo golpe de Estado iniciaba en el país el más oscuro proceso de nuestra historia, signado por la violación sistemática y organizada de los derechos humanos esenciales a partir de un plan orquestado y ejecutado desde las propias estructuras del Estado. Entonces se puso en marcha un modelo económico de valorización financiera, fuga de capitales, endeudamiento externo y apertura indiscriminada de la economía que derivó en la destrucción del aparato productivo, el cierre de fábricas y la pérdida de miles de puestos de trabajo. Hoy, casi medio siglo después, las semejanzas y diferencias de aquellos tiempos terribles con este presente oscuro dan la medida del retroceso permanente.
Es así fracaso para el pueblo, un exito para el establishment, la casta, el poder real o como la quieras llamar, que ya saltó los cercos y límites ideológicos (del capitalismo), morales (de su -poca- humanidad) y mentales (movidos por una avaricia que nos llevará a todos al suicidio colectivo). La pregunta es cómo lograremos crear una nueva resistencia capaz de contener tanta locura... porque para que este envilecimiento general pueda imponerse no basta solo con la astucia e hijaputez de oligarquías corruptas, sino que requiere de la tolerancia silenciosa de gran de un electorado igualmente envilecido. Clases medias en pánico moral por el ascenso social de sectores populares, jóvenes varones aterrados por su impotencia jerárquica ante mujeres empoderadas, trabajadores empobrecidos que creen que los migrantes que limpian casas y cosechan alimentos les arrebatarán los empleos en las industrias o empresas de servicios. Ese es el sálvese quien pueda llevada a la base social para que se peleen pobres contra pobres. Acusar a los débiles de los efectos que las fechorías de los plutócratas causan se ha convertido en la mejor manera de embaucar a los pueblos.
Pero ojo que amplios sectores argentinos hace tiempo que vienen aguantando más de la cuenta, y ya no se puede presionar nada más... Ante un gobierno que no solo es insensible sino directamente inútil en su operancia, el hilo parece estar a punto de romperse. La pregunta, en todo caso, será... ¿y qué vendrá luego de la catarsis colectiva en ciernes? ¿hay un proyecto superador de toda esta pudredumbre que hoy nos gobierna?... ¿Alcanza con el "que se vayan todos" o será solo cansarse de protestar para que no cambie nada?
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