Artista: Mastodon
Álbum: Hushed and Grim
Año: 2021
Género: Metal progresivo
Duración: 86:17
Referencia: Discogs
Nacionalidad: EEUU
Después de cuatro años, Mastodon vuelve con un nuevo álbum, que en esta ocasión es doble. Cada disco que publica la banda, siempre, es impredecible; a veces muy complejos o muy sencillos. Sentimentalmente, es un álbum desarrollado sobre el duelo, y las experiencias familiares y personales difíciles, sobre todo tras la muerte del productor Nick John, considerado un miembro más de la banda.
Por suerte hay muchos comentarios sobre este disco porque varios lo consideran imprescindible, aunque otros (incluídos los muchachos de Progarchives) no lo consideran para tanto, así que la cuestión será que cada uno saque sus propias conclusiones.
El 2021 ha sido un año de regresos inesperados y álbumes llenos de nostalgia en cuanto a la música, algunas de estas bandas regresan a sus raíces pero además expanden sus sonoridades a otros horizontes. Mastodon en los últimos años entró a una dinámica musical directa, canciones incluso cortas y con menos complejidad.
Hushed and Grim es un retornó a su estado más progresivo, canciones sofisticadas, uso de sintetizadores, vaivenes y puentes instrumentales precisos, solos de guitarra memorables así como riffs y un lado mucho más oscuro.
Este álbum lanzado el 29 de octubre nos hace recordar el gloriosos Crack the Sky y además es el primer disco doble de la banda, lo cual lo hace el de más larga duración, rondando en los 90 minutos y cabe destacar que tiene la producción de David Bottrill, conocido por colaborar con Tool. David le da un sonido denso pero deja que brille cada instrumento y se denotan hasta los pequeños detalles.
Hushed and Grim está dedicado a su antiguo manager, Nick John que falleció en 2018 debido al cáncer. La relación evidentemente con la banda era muy cercana, por ello mucha de esa tristeza se puede notar en ciertos tracks y en las letras, aunque en entrevista Troy Sanders comentó que a pesar de tener esa vibra melancólica, no querían presentar un álbum deprimente.
La primera parte del disco 1 es una declaración de “En tu cara”, canciones dinámicas, con músculo y riffs potentes. Pain with an Anchor da inicio con un rimbombante drum fill de Brann Dailor y de ese momento se desprende un acorde arpegiado que le da vida a la melodía que se combina con la voz limpia de Dailor, mientras que cuando llegan los riffs sucios escuchamos a Sanders. Pasado el primer solo llega un enorme riff que rememora su trabajo en Leviathan.
The Crux eleva la energía del primer track, es riffeo clásico de Mastodon su característica primordial transiciones inteligentes y fuertes que van brindando dinamismo a la canción. Tiene esta un sonido mucho más oscuro y contiene el primero de varios solos emotivos, este se desarrolla al final y da un cambio significativo al tema para volver de nuevo al riff original.
Sickle and Peace se lanzó como el tercer sencillo y aquí demuestran un sonido sutil, mid tempo y emocional, este último reflejado en el requinto de la guitarra, pero la canción no se queda en un solo lado, integran momentos de furia y rápidos redobles.
More Than I Could Chew es de las rolas más trabajadas, con subidas y bajadas, tema progresivo en toda la extensión de la palabra. Su introducción llega de la mano de unos acordes sostenidos de teclado que incluso tienen una estética similar a Watcher of the Skyes de Genesis. Las notas se desvanecen e irrumpe un riff estilo Mastodon, palm muting y disonancias a través del diapasón. El outro es impresionante, es un riff lleno de emoción que se combina con la voz de Dailor, este es uno de los momentos épicos y a eso le agregaron un fantástico solo de guitarra.
Por su parte The Beast aparece con un riff que combina country y blues, aquí Mastodon comienza a bajar la intensidad e introducen algunas semi baladas y composiciones mid tempo. En particular escuchar ese sonido blues con incluso un delay de surf le da mucha vida. Skeleton of Splendor continúa en esa dirección dramática y nostálgica con arpegios menores que por momentos modulan para sonar más densos y oscuros. Finalmente tiene como característica especial un pequeño solo de sintetizador que da paso a otro gran solo de guitarra, lleno de bendings precisos para remover el alma.
Teardrinker fue el segundo sencillo y como comentamos arriba esta parte final del disco uno se vuelve más melódica, relajada y con algunos tintes de furia en los riffs.
Mientras que Pushing the Tides sin duda muestra su maestría en cuanto composición de riffs, es la marca registrada de Mastodon, regresan a su estado natural y nos recuerdan el estilo de Leviathan en esta canción.
Con esto se termina el álbum número 1 y para abrir con la segunda parte nos brindan uno de los mejores opennings, un riff sumamente intenso e intrincado con mucho movimiento. Peace and Tranquility es otro de esos tracks destacados y de los que se denota más el espectro progresivo, momentos arpegiados, puente instrumental y de nuevo solos potentes en cuestión emocional.
Si bien ya habíamos escuchado algunos temas con un bajón energético, el segundo disco hace contraparte con el primero. Este se basó más en rolas relajadas y menos riffs. Had It All es una balada hermosa, guitarras acústicas solemnes y una atmósfera sumamente sentimental. Un poco de este arpegio acústico tiene una vibra Metallica y Dream Theater. Pero a pesar de esta onda solemne, el puente musical tiene un sonido denso y pesado que posteriormente regresa al mood original.
Savage Lands por su parte regresa al sonido clásico de Mastodon, dobles bombos, riffs que van de uno a otro para darle forma a todo.
Creo que en general musicalmente y en estructuras de los temas fueron intercalando muy bien cada momento, nos dan un vistazo a cada faceta de la banda, aunque quizá por momentos los escuchas se pueden perder pues son muchos tracks. El segundo disco baja mucho en emociones y puede llegar a ser un poco predictivo. La canción más larga del álbum llega casi al final, Globbers of Dreggs y creó es un hightlight pero en este momento todos esos movimientos musicales ya los hemos experimentado en otras canciones.
Eyes of Serpents también es un gran track con una onda melancólica pero de nuevo, eso lo hemos escuchado anteriormente y para cerrar llega Gigantium, que encierra toda la estética de Mastodon, el prog, el sludge, momentos melódicos y un cierre eso sí, muy catártico, inspirador que llega gracias a una orquestación de cuerdas hermosa.
Para los fans acérrimos de Mastodon este disco trae grandes recuerdos, es un álbum que regresa a su estado natural, música más elaborada, una producción genial, maestría en los riffs, solos y sobre todo “sincero”, es un trabajo que expone una parte sensible de los miembros, se abrieron emocionalmente y lo plasmaron en las composiciones con mucha creatividad.
Y cada cual tiene su opinión y en este disco muchos no se ponen de acuerdo.
Otro año, nuevas metas, nuevos discos y es casi imposible seguir el ritmo. Son muchas cosas y muchas bandas, el tiempo es nuestro peor enemigo. Pero hay dos discos, o quizás sean tres, que quisiera mencionar, antes de cerrar toda esta vaina y pasar a otra cosa. De una u otra manera, todos los que aquí moramos, hemos sido influenciados por esta banda. Yo la descubrí más o menos el 2005, de casualidad pillé una copia del Leviathan; yo no tenía idea que el sludge existía. Quedé muy impresionado por el concepto y la manera como lo ejecutan. Moby Dick, es una novela que me pareció muy aburrida, y debería volverla a leer. En ese entonces tenía veinticinco años, tenía otro tipo de intereses, la teoría política, por ejemplo; pero ese disco me marcó, fue mi primer contacto con el metal contemporáneo.
Por un tiempo me olvidé, llegaron otros discos y el 2011 salió el Hunter, un disco muy controvertido, hay un cambió de sonido, a mí me pareció genial, pero no había escuchado ni el Blood Mountain ni el Crack the Sky, entre los abismeros todavía pervive la controversia ¿cuál de los dos es mejor? El Marcos, que anda desaparecido, le hizo una bonita reseña al Crack the Sky, necesitamos más colaboradores y es cierto, el trabajo no da tregua. A mí me toma tiempo escribir, no es un proceso simple, podría copiar y pegar, pero el chiste radica en poder generar algo propio, soy lo que escribo y soy lo que escucho, Mastodon es una de las bandas más importantes de la escena contemporánea, junto con Gojira, Opeth, Between the Buried and Me y Cult of Luna.
Y claro que entra en los mejores discos del 2021, un año con semblante de normalidad; nada hemos aprendido y los graciosos iluminados, detentores de una verdad supra humana, cuestionan la vacuna, el nuevo orden mundial, la era del anticristo y la pedantería de los antisistema, orgullosos revolucionarios cómodamente instalados en sus burbujas doradas. El disco tiene una temática muy evidente: la pérdida. En estos dos años, todos hemos perdido algo. Es casi imposible sobrellevar el dolor; el ancla es lo que nos mantiene atados a una realidad. En la soledad tengo una fea tendencia a perder esa conexión con lo real; el trabajo me ayuda, es mi ancla. Por respeto a los que se fueron, nuestro deber es vacunarnos, protegernos, mantener una actitud responsable. El dolor es el camino a la locura, a la autodestrucción y es casi imposible sobrellevarlo. Pain with an Anchor.
El sonido ha cambiado, como todas las cosas en este mundo; la banda ha madurado, tiene otro estilo, aunque es un disco muy agresivo. Todos hemos sentido presión y tenemos que seguir con nuestras vidas, reasumo el peso de lo mundano incapaz de percibir el dolor. Todo se pierde en la memoria, el recuerdo es tan frágil. Hemos escogido el camino de la lógica y no es posible aplicarla. La muerte no es un misterio, es una condición, es la etapa culminante de la vida; la resolución de un conflicto, el destino consumado. The Crux. No hay nada más allá de este camino y nosotros debemos seguir, cargando un recuerdo deformado por el remordimiento, la desgana y la ira. Cómo puedes seguir con tu vida, es casi imposible asumir el peso de la muerte, es la hoz y la paz. El alivio; ser de luz, flotando en la vastedad.
Cómo reconciliar la culpa con la vergüenza; en las letras se siente mucho dolor; es difícil respirar asolado por las dudas, sofocado por la vida. Ese dolor conduce al rencor; la bestia, se alimenta de tus pesares, desata la furia. Desconsolado, en un mundo que ya no te pertenece, estás dispuesto a entregarte a la muerte. Todos tenemos a una bestia morando en nuestro interior; con cada desengaño, sus cadenas se van aflojando. Todo lo que hace falta es un día furia, un día en el cual todo sale mal, un día en el cual solo sientes desprecio y después de tantas humillaciones, de tanta incomprensión, porque en tu dolor estás solo, y las frases de aliento que recibes, son tan vacías como la vida misma; es más de lo que puedes tragar, ahí se desata la ira. Te limpias la sangre de tu rostro, es lo único que puede aplacar la sed de la bestia. A nivel musical, The Beast tiene elementos blues y va lentamente progresando hasta alcanzar momentos de vehemencia casi catártica. Por la forma como está construida, es una canción casi hipnótica. Sigo escuchando la respiración de la bestia, soy el único que la pueda calmar.
Nadie está preparado para enfrentar la muerte; no hay manera de anticiparla. Puede ser un amigo, un familiar, un colega, el manager en este caso; siempre será doloroso. Los teclados le agregan mucho a disco, las voces se complementan muy bien y Brent Hinds, se luce con los solos. Es la banda, batallando con sus demonios; es Brann Dailor, superando la depresión. Bill Kelliher, nadie le da mucha bola, pero es quién pule las canciones y es una pieza crucial en el sonido. Están tanto tiempo juntos, han creado una dinámica interna envidiable; es una banda en el más amplio sentido del término. Pushing the Ties, es un tributo a sus raíces, a ese sonido crudo, que se asemeja al primer disco, hace ya veinte años. No puedes pretender ser el mismo, ni siquiera el mundo lo es.
Incluso el 2021, ya parece lejano, seguimos atrapados en esta realidad absurda en la cual, la única manera de sobrellevar la pandemia, es limitando el contacto humano; animales gregarios confinados en soledad. El precio que pagamos por conocerte, Dagger, es una canción muy interesante, con un ritmo casi tribal, el giro progresivo que se acentúa en Had it All; lo tuvimos todo y ahora no tenemos nada, nunca lo tuvimos. En la soledad, nadie escuchará tu voz, y a nadie le importa tu dolor. La manera como Troy Sanders canta, siempre estará asociada a la fuerza de esos primeros discos, esa pequeña banda que estaba reinventando el metal. Solo espero el amanecer para decir adiós. Es un disco largo, pero cada minuto vale la pena. Es un disco muy bien construido, la tres últimas canciones le dan un cierre claro y concreto, como si hubieran guardado lo mejor para el final, no deja de ser osado sacar un disco doble. Lo único que persevera es el recuerdo; un destello fugaz en la oscuridad.
¿Cómo serás recordado? De cualquier forma, es irrelevante, nunca lo sabrás. Es un estilo muy similar al Mastodon clásico, pero incorpora elementos muy interesantes: teclados, coros, percusiones y lo convierte en uno de esos discos que rebasan las fronteras del tiempo. Después de veinte años, las bandas se estancan, pero esto muestra bien cómo una banda evoluciona, adquiere diferentes matices y ropajes, mira al pasado, pero sabe que su lugar es el presente.
Y así comenzamos otra semanita de sorpresas y buena música, listo para sorprenderlos o quebrarles la cabeza.
Hay que decir que el ascenso en el metal tocó techo con Crack the skye (2009). Luego vino un posterior giro hacia el hard rock, y quedaba por ver que pasos seguían Mastodon, sobre todo tras el decepcionante Emperor of sand (2017), un trabajo continuista que evidenció el desgaste de aquella fórmula comenzó a gestarse con The hunter (2011) a comienzos de década. Era necesario el cambio de dirección y así lo entendió la banda, quienes han acabado por patear el tablero mediante un álbum intenso, extenso y ambicioso. Y es que hay que ser valiente para en plena era streaming lanzar un álbum doble, algo completamente a contracorriente de lo que hoy vivimos y que invita al oyente a realizar un ejercicio poco común por estos días: sentarse a oír música. La osadía, sin embargo, no se queda sólo en las formas sino que también apunta al fondo con un conjunto de canciones inquietas y diversas, aunque todas con un hilo conductor: la pérdida y el dolor. Recordemos que el álbum está inspirado en la muerte en 2018 de Nick John (manager de la banda), de ahí sus tonalidades oscuras, las cuales tanto en los momentos agresivos como de calma se perciben siempre tremendamente presentes.
Como todo buen disco de rock duro, el álbum abre con dos golpes directos, primero en una vibra muy Gojira (los de 'Another world') con 'Pain with an anchor', donde la batería de Brann Dailor hace lo suyo redoblando todo el tiempo entre guitarras punzantes, con la banda acelerando para incorporar los tradicionales cambio de voces entrando a los coros, y luego con la bestial 'The crux', que junto a 'Pushing the tides' o 'Savage lands' (que sonarán bastante más adelante) entregarán la arista más metal del álbum. Sin embargo, rápidamente Hushed and grim se adentrará sobre sonidos más profundos, con momentos cargados al progresivo y a la psicodelia pero siempre con un eje transversal constante: la emoción. Y es que en cada una de las quince canciones que componen el disco, Mastodon saben encontrar un equilibrio entre estructuras bien pensadas con un sonido honesto y cercano. En este sentido la banda nunca se pierde en alargues innecesarios ni arreglos forzados, todo un mérito considerando lo extenso que es el álbum (son noventa minutos de música).
Cada canción es por tanto un mundo, con momentos en donde el peso del sonido suena muy emocional como ocurre en 'Sickle and peace' o 'More than I could chew', llegando en esa línea a cotas muy altas en 'Had it all' (con un solo cortesía del gran Kim Thayill de Soundgarden), donde la banda pareciese partirse en dolor, o en los extraordinarios ocho minutos de 'Globbers and dregs' (¿La mejor del álbum? La mejor del álbum), que llegando al cierre del disco da muestras del estado de desate creativo al que se permitieron llegar en esta ocasión, algo que también aparece en los arranques progresivos de 'Peace and tranquility', en la experimentación de 'Dagger' o en el épico cierre que logran con '...Gigantium'.
Ciertamente habrán pasajes que se volverán algo pesados de llevar, como ocurre en la pasada por 'The beast' + 'Skeleton of splendor', balada que se tarda demasiado en encender pero la disculpamos dado que compensan con talento inmediatamente en la melódica 'Teardrinker', quizás la única que efectivamente conecta con lo que la banda venía entregando durante la pasada década.
En definitiva, Hushed and grim es un álbum que tiene de todo, un trabajo ambicioso y contundente, que sabe cuando apostar por la agresividad y cuando bajar las revoluciones, se desata a momentos y se contiene en otros. No intentan volver a sus inicios pero tampoco continuar con el camino que venían trazando. Se han situado acá en un nuevo lugar y aquello no puede sino emocionar. Admitámoslo, muchos creímos que Mastodon ya no sería capaz de sorprendernos y que habían domesticado en exceso su sonido. Pues bien, acá están... y vaya regreso. Serio candidato a disco del año.
Para finalizar, les puedo decir que si te gusta el metal este es un disco redondo, impecable y muy bien cuidado. Y por algo muchos lo clasifican como uno de los mejores lanzamientos del pandémico 2021.
Lista de Temas:
Disc 1:
1. Pain With An Anchor
2. The Crux
3. Sickle And Peace
4. More Than I Could Chew
5. The Beast
6. Skeleton Of Splendor
7. Teardrinker
8. Pushing The Tides
CD 2:
1. Peace And Tranquility
2. Dagger
3. Had It All
4. Savage Lands
5. Gobblers Of Dregs
6. Eyes Of Serpents
7. Gigantium
Alineación:
- Brann Dailor / drums, vocals
- Brent Hinds / guitar, vocals
- Bill Kelliher / guitar
- Troy Sanders / bass, vocals
With:
Kim Thayil / guitar
Jody Sanders / French horn
Marcus King / guitar
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