Los momentos de cierres de listas (como los que se vivieron el fin de semana) son particularmente propicios a esos fines, y si bien el dispositivo de construcción de sentido de los medios hegemónicos se encargará de reforzar los prejuicios, lo cierto es que, vista desde ese prisma, la política en general, y la pensada en clave nacional-popular en particular, muchas veces no está a la altura de las expectativas.
Hace unos días decíamos nosotros en ésta entrada: "Del mismo modo que erosionan a la democracia por sus bases de legitimación social instaurando modelos que profundizan la verdadera grieta (la de la pobreza y la desigualdad en la distribución del ingreso) que fragmenta a la sociedad, medran con un sistema político debilitado con partidos porosos y permeables, sin anclaje en la sociedad y dependientes de encontrar, en cada proceso electoral, la "figura" candidateable; que además se construye desde las propias lógicas del sistema: en lo posible desideologizada (en la superficie), "presentable" en los medios, con capacidad de comunicar en lenguaje ambiguo, presto a surfear sobre las olas de la opinión pública del momento e intercambiable entre un partido y otro, según convenga.".
"Se dice también que el kirchnerismo recuperó al Estado, rescató la autoridad presidencial y reivindicó la autonomía de la política frente a las lógicas corporativas, mientras que el macrismo expresó la tendencia opuesta: la idea de un país "atendido por sus propios dueños", en la que los representantes de las fracciones concentradas del capital ofrecen a uno de los suyos para que dé el salto a la política electoral, y conduzca otro experimento neoliberal, con pretensiones de cerrar para siempre el ciclo peronista.".
"Lo que se dice menos es que los impedimentos de la política (pensada en clave democrática profunda y real, de ampliación, conservación y recuperación de derechos) para avanzar sobre los núcleos de intereses creados que sostienen una sociedad injusta, vienen en buena medida de que sigue funcionando con las lógicas que se implantaron en la transición post dictadura, y con fuerza acá en los 90': los operadores, los aparatos, las "oligarquías" partidarias dueñas de las lapiceras, los "armadores", las figuritas sueltas, la militancia rentada, la "carrera política". Eso da como resultado una estructura política de escaso espesor social, por carecer de anclaje; y siempre en desventaja frente al poder permanente (el que no depende de humores electorales), cuyo mayor espesor viene dado por la consistencia de los intereses objetivos que expresa, que son los que le dan la capacidad de condicionar al sistema.".
No es simplemente un problema de renegar de las roscas, o cuestionar el tamaño de las mesas donde se deciden las listas, o el proceso de toma de decisiones, la "cocina" de la política, es bastante más complejo. Si se asume que la política es -ante todo y primero que nada- un asunto de representación de sectores e intereses-, y se miran las listas de la oferta electoral concreta, hay huecos, vacíos, ausencias; y un marcado corte de clase, incluso en términos visuales.
Y no nos molesta que los candidatos de los otros sean todos blancos, rubios, con sonrisas anchas, dentadura completa, con aspecto de clase y que dan bien en cámara, porque son de ellos. El problema son los nuestros; porque se supone que somos otra cosa, y aspiramos a representar a otros sectores: trabajadores y sus sindicatos, excluidos, movimientos sociales, referentes territoriales con representatividad ganada en las calles, en los barrios, con la gente.
El corte de clase en la integración de las listas es muy notorio, tal como si los "morochos" (en su hora, los "cabecitas negras" o "grasitas" descamisados de los desvelos de Evita) estuvieran para tareas subalternas como repartir votos, pegar carteles o pintar tapiales; siempre y cuando esas tareas no se tercericen en empresas. O en todo, caso tuvieran algún escape electoral para cargos menores como concejales, como pasa acá en Santa Fe con la explosión de listas que hay para esa categoría cada vez que hay elecciones locales.
Y si bien el complejo problema de la representación política no se agota en la conformación de las listas electorales ni mucho menos, lo que estamos señalando es un problema real, que se manifiesta como constante desde hace muchos años y que no puede ser siempre ignorado o barrido bajo la alfombra; al menos si se piensa la política en clave nacional, popular y democrática.
Sergio Delfino - NestornautasTodos rubios y rubias que dan bien para la foto en las listas. No te meten un morocho/a ni por equivocación. Ese racismo disimulado si se puede ver.
— La Corriente K (@lacorrientek) July 25, 2021
En el canal de Macri le soltaron la mano a la candidata que odia a nuestras Islas Malvinas.
— Sergio Chouza (@SergioChouza) July 26, 2021
Esto pasa cuando seleccionan a los candidatos en un concurso de trolls de Twitter... pic.twitter.com/aCPkUX7WyZ
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