De todo lo que he escuchado de Alan Parsons, hay un disco que me gusta en su totalidad: Pyramid. Hoy he vuelto a escucharlo, desempolvando su magia, y me va gustando cada vez más la idea de ser yo el que lo deje en un estante de nuestra biblioteca. Puede que alguno piense que este álbum es archiconocido, y que ya todo está dicho sobre el. No creo que sea así. Y me parece que un disco como este no puede faltar en una buena colección de rock progresivo.
Se trata de la edición remasterizada digitalmente en 2008 por el mismo Alan Parsons, a la que se han añadido algunos bonus tracks. Que la disfruten.
Artista: The Alan Parsons Project
Álbum: Pyramid (edición remasterizada y ampliada, 2008)
Año: 1978
Género: rock progresivo, rock sinfónico
Duración: 1:03:40
Nacionalidad: inglesa
Año: 1978
Género: rock progresivo, rock sinfónico
Duración: 1:03:40
Nacionalidad: inglesa
Lista de Temas:
01. Voyager (Instrumental)
02. What Goes Up (canta David Paton)
03. The Eagle Will Rise Again (canta Colin Blunstone, coros por Eric Woolfson)
04. One More River (canta Lenny Zakatek)
05. Can't Take It with You (canta Dean Ford)
01. Voyager (Instrumental)
02. What Goes Up (canta David Paton)
03. The Eagle Will Rise Again (canta Colin Blunstone, coros por Eric Woolfson)
04. One More River (canta Lenny Zakatek)
05. Can't Take It with You (canta Dean Ford)
- 06. In the Lap of the Gods (Instrumental)
- 07. Pyramania (canta Jack Harris)
- 08. Hypper-Gamma-Spaces (Instrumental)
- 09. Shadow of a Lonely Man (canta John Miles)
- ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~
- 10. Voyager/What Goes Up/The Eagle Will Rise Again (instrumental)
- 11. What Goes Up/Little Voice (early version demo)
- 12. Can't Take It With You (early version demo)
- 13. Hyper-Gamma-Spaces (demo) - (2:19)14. The Eagle Will Rise Again (alternate version - backing track)
- 14. In the Lap of the Gods (Part I - demo)
- 15. In the Lap of the Gods (Part II - backing track rough mix)
Alineación:
David Paton – bajo, vozStuart Elliot – batería - percusión
Ian Bairnson – guitarra eléctrica y acústica
Eric Woolfson, Duncan Mackay – sintetizadores
Dean Ford, Colin Blunstone, Lenny Zakatek, John Miles, Jack Harris – voces
Pyramid es el tercer álbum de Alan Parsons Project, grupo liderado por el productor, ingeniero y compositor Alan Parsons y el productor ejecutivo, compositor y vocalista Eric Woolfson que se conocieron en las sesiones de grabación de Wish you were Here de Pink Floyd en los míticos estudios Abbey Road, en 1974.
Como suele suceder con la música de Alan Parsons, la de este álbum está cargada de una atmosfera de misterio y de ensoñación. Sus notas estimulan la imaginación, y le abren de par en par las puertas de lo novelesco, lo extraordinario y lo enigmatico. Teniendo en cuenta que el disco fue concebido en los años '70, decada en la que empezaban a estar en boga el esoterismo, las ciencias ocultas, la astrología, la alquimia... y tambien los ovnis, los duendes y los fantasmas, se podrá comprender mejor su contenido.
Los temas del disco están intimamente ligados entre si por una trama común, los misterios de las piramides, y los rituales de muerte y resurrección.
Voyager, por ejemplo, es una excelente introducción, con un titulo ideal para iniciar un viaje imaginario. What goes Up es un tema en el que se resalta lo pasajero de todas las cosas ("Si todo es perecedero, ni siquiera una pirámide perdurará").
The Eagle Will Rise Again nos zambulle directamente en la iconografía egipcia, en la cual el águila ocupa un lugar privilegiado.
Can't Take It with You, alude a la costumbre egipcia de enterrar con el difunto todos sus bienes, para que se los lleve al más allá. La canción dice, en cambio: no podrás llevartelo.
Pyramanía es un tema que levanta pasiones: a algunos les resulta insulso y fuera de lugar, otros en cambio, lo consideran uno de los mejores del disco. Hyper-Gamma-Spaces es un vibrante tema instrumental y quizás el más popular de todos. Me recuerda un poco a como suenan algunas piezas de Tangerine Dream. El último tema, Shadow of a Lonely Man, quizás esté dedicado al Faraón, que al fin y al cabo, no era más que un hombre, y estaba solo, aunque adulado y temido por sus subditos y sirvientes.
En cuanto a los Bonus Tracks, van del 10 al 15, ambos incluídos.
La que les presento aquí es la edición remasterizada y expandida de 2008, en la que el mismo Parsons vuelve a mezclar digitalmente todas las cintas maestras, añadiendo a los 9 temas originales, otros seis cortes, de los cuales algunos son demos, y otros versiones alternativas (parece que las Beatles Antologies, - en las que salió a la luz todo aquello que guardaban las cintas descartadas y amontonadas en los archivos de varios estudios de grabación, por malo que fuese - tuvieron un efecto contagioso).
Rock y Piramides
Habían notado que la piramide es una figura recurrente en las portadas de álbumes de rock? Baste recordar el prisma piramidal de "The Dark Side of the Moon". Para las fotos interiores del álbum, en las que se ven las pirámides de Gizeh, en Egipto, Thorgerson, Powell y su equipo de Hipgnosis viajaron a El Cairo. La norma de esa empresa de diseño era que todo tenía que ser siempre genuino.
Recordemos tambien la piramide que se ve a lo lejos, casi al horizonte, en "Tales from Topographic Oceans", esta vez rodeada por el halo luminoso del sol naciente (astro muy presente en la música de Yes).
Pero volvamos a nuestro disco de ahora, Pyramid, y a su portada: en ella vemos a un Alan Parsons insomne, sentado ante el televisor en pijama, a una avanzada hora de la noche (el reloj creo que marca las 2:30). Como si acabara de despertar de una pesadilla, se frota la cara en un gesto de desasosiego. Parece obsesionado, a punto de perder el juicio. Desde la ventana, iluminada por la luna, se ve la silueta de la gran piramide.
Sobre la mesa, al lado de un cenicero con algunas colillas apagadas, hay unos objetos que no logro identificar, y un libro...
Al ampliar la imagen, podemos ver su titulo: "Pyramid Power".
La clave del misterio que irradia este álbum se encuentra precisamente en ese libro.
Se trata de una obra de un investigador de lo esoterico, el doctor G. Patrick Flanagan, que, entre otras cosas, asegura haber demostrado que las réplicas de la Gran Piramide, en cualquier escala, tienen, al igual que el original, propiedades sobrenaturales: desde curar heridas y enfermedades hasta proporcionar la longevidad. La piramide, además, sería el compendio de todo el conocimiento de los egipcios, que, según asegura, era muy superior al que se les atribuye actualmente.
El diseño de portada nos ayuda a adivinar qué es lo que le atormenta a Parsons: todos los misterios que rodean la piramide, y los que guarda en el entramado de pasillos y salas que abriga en su interior.
Historias de la Gran Piramide
A lo largo de la historia, han sido muchos los que han sentido la necesidad imperiosa de saber más acerca de este asunto. Un músico de jazz, Paul Horn, quiso entrar en sintonía con la Gran Piramide y sus secretos a través de la música: se quedó solo en la Camara del Rey, tocando su flauta y grabandose. La cámara del Rey es un salón oscuro de grandes dimensiones, con un sarcófago en el centro, y sin ningúna inscripción en las paredes.
Paul Horn descubre que la cámara dispone de una resonancia incomparable. Esta experiencia tuvo como resultado un doble álbum que se podría etiquetar como ambient - new age: "Inside the Great Pyramid".
Un personaje historico que consiguió pasar una noche completa dentro de la Gran Piramide fue Napoleón Bonaparte. Cuenta Javier Sierra: "Tras regresar pálido y desencajado de su aventura, jamás reveló qué fue a hacer entre aquellas piedras milenarias (.....) ¿Qué sucedió allá dentro, durante las largas y oscuras horas que duró su encierro? 'Aunque lo contara, no lo creeríais', fue lo único que respondió entonces. Y durante el resto de su vida, Bonaparte evitó volver sobre el asunto.
Desgraciadamente, apenas existen datos precisos sobre lo que hizo exactamente el general Bonaparte en aquellos remotos días en Giza. Los expertos que consulté entraban en frecuentes contradicciones y aportaban fechas equívocas para un hecho que –desde mi punto de vista– tuvo consecuencias trascendentales en la vida de Napoleón: su noche en el interior de la Gran Pirámide.
Según explica Peter Tompkins en su clásico Secretos de la Gran Pirámide, Bonaparte no entró en ese monumento hasta casi un año después de vencer a los mamelucos de Murad Bey. Fue el 12 de agosto de 1799, a su regreso de una breve campaña bélica por tierras de Siria y Palestina, cuando el general aceptó sumergirse en sus entrañas. “En un determinado momento –explica Tompkins –, Bonaparte quiso quedarse solo en la Cámara del Rey, como hiciera Alejandro Magno, según se decía, antes que él.”
Sin quererlo, Tompkins daba una clave preciosa para deshacer el enigma. En efecto, como el corso, otros grandes militares de la historia habían decidido pasar una noche entre aquellas piedras. Seducido por las leyendas locales –incomprobables, por otra parte– que sugerían que Julio César y Alejandro pasaron la prueba de pernoctar en la Gran Pirámide, Napoleón terminó con sus huesos dentro del monumento. Bob Brier, paleopatólogo y uno de los más prestigiosos egiptólogos de nuestros días, reduce el problema a que el corso “por lo visto, creía en las propiedades mágicas de la pirámide”.
Sin quererlo, Tompkins daba una clave preciosa para deshacer el enigma. En efecto, como el corso, otros grandes militares de la historia habían decidido pasar una noche entre aquellas piedras. Seducido por las leyendas locales –incomprobables, por otra parte– que sugerían que Julio César y Alejandro pasaron la prueba de pernoctar en la Gran Pirámide, Napoleón terminó con sus huesos dentro del monumento. Bob Brier, paleopatólogo y uno de los más prestigiosos egiptólogos de nuestros días, reduce el problema a que el corso “por lo visto, creía en las propiedades mágicas de la pirámide”.
El propio Brier, en su ensayo Secretos del Antiguo Egipto mágico, aclara qué propiedades eran ésas. Según los Textos de las Pirámides, grabados sobre monumentos de la V Dinastía, apenas un siglo más modernos que la Gran Pirámide, esos monumentos eran una especie de “máquinas para la resurrección” de los faraones. Este proceso –dicen esos antiguos salmos religiosos– se componían de tres fases: la primera, el despertar del difunto en la pirámide; la segunda, su ascensión al más allá, atravesando los cielos, y la tercera, su ingreso en la cofradía de los dioses. ¿Buscaron, pues, César, Alejandro y Napoleón esa peculiar iniciación faraónica?"
A pesar de lo que diga Sierra, otros aseguran que Napoleón jamás pasó esa noche solo en el interior de la Gran Piramide, y que esa es solo una leyenda. Tal vez no sabremos nunca cual es la verdad.
Pero la experiencia que me parece más sobrecogedora fue la de Paul Brunton, escritor britanico de principios de siglo pasado. Les copio el relato de lo que ocurrió aquella noche:
"Después de luchar con toda la escala burocrática del gobierno egipcio, el Dr. Paul Brunton consiguió permiso para pasar una noche dentro de la gran pirámide.
El Dr. Brunton cuenta que al entrar en la Cámara Real hallo una losa de mármol al lado del gran sarcófago, que dicho sea de paso está orientado en sentido Norte - Sur, por otra parte la atmosfera y la temperatura de la cámara parecen ejercer una especie de influjo misterioso reina allí un frío mortal que corta hasta la médula y al golpear el arca de piedra se obtiene un sonido extraordinario, no imitado por instrumentos musicales conocidos.
Brunton tenía conocimientos de la religión egipcia y nociones de la reciente y moderna parapsicología, ayunó durante tres días para situar su mente en un estado receptivo. Sentado de espaldas al sarcófago apagó su linterna, la atmosfera en el interior de la cámara era claramente psíquica, flotaba algo en el aire, podía advertirse una presencia desconocida.
Experimentó fuertes deseos de abandonar la cámara pero se mantuvo firme a pesar de sentir a su alrededor grotescas y deformes entidades que le incitaron a dudar de su equilibrio mental. Luego su miedo desapareció tan de súbito como había venido. Al principio fue como si una bocanada de aire fresco hubiera entrado en la cámara. Distinguió dos figuras vestidas como sacerdotes de alto rango.
De pronto creyó escuchar y entender en su mente las palabras de uno de ellos. Estaba preguntándole a Brunton el motivo de su visita, y si no le bastaba con el mundo de los mortales. La respuesta de Brunton fue: ¡No esto no puede ser! el sacerdote replico “Los caminos del sueño te llevaran lejos de los rediles de la razón. Algunos han tratado de seguirlos… y han regresado locos. Aléjate ahora que aún estas a tiempo, y camina por los senderos predestinados para los pasos de los mortales“. Brunton insistió en quedarse.
El sacerdote que le había dirigido la palabra desapareció. El otro le ordenó que se tendiera sobre el sarcófago como hacían los iniciados de la antigüedad el doctor obedeció y de pronto notó como una fuerza se apoderaba de él. Al cabo de pocos segundos se hallaba flotando lejos de su cuerpo. Estaba en otra dimensión donde no sentía fatiga. Pudo distinguir un resplandor plateado que conectaba su nuevo cuerpo con el que veía tendido sobre el sarcófago, y le embargo un sentimiento de liberación.
Se halló de nuevo ante el segundo sacerdote quien le dijo que debía regresar con un mensaje: “Sabe hijo mío, que este antiguo santuario contiene el testimonio perdido de las primeras razas de la humanidad, así como de la alianza que pactaron con el creador por mediación del primero de sus grandes profetas. Sabe también que desde los más remotos tiempos, algunos hombres elegidos han sido traídos aquí para conocer esa alianza, a fin de que mantuvieran vivo el gran secreto tras regresar entre los suyos. Tú volverás con el mensaje de que si la humanidad olvida a su creador y miran con odio a su prójimo como hicieron los príncipes de Atlántida en cuyos tiempos se construyó esta pirámide serán abatidos por el peso de su propia iniquidad lo mismo que ocurrió con el pueblo de Atlántida hundido para siempre“.
Tan pronto el sacerdote dejo de hablar, Brunton sintió que regresaba de súbito a su cuerpo que le pareció muy pesado en comparación con aquel que acababa de habitar. Incorporándose consulto su reloj, era medianoche, hora asociada con los acontecimientos insólitos y se dijo para sí que su subconsciente le acababa de jugar una mala pasada riéndose por ello. Al llegar la hora del amanecer se encaminó a la salida. Una vez fuera alzo los ojos al sol, o sea al antiguo dios Ra dándole gracias en silencio por su Luz y su Calor."
el Canario
Te felicito por esta reseña tan completa. Saludos.
ReplyDeletemuchas gracias Alejo
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