Una impresionante maquinaria comunicacional, una fábrica de sueños, de imágenes y de ficciones trabaja sin descanso para determinar nuestros hábitos y nuestras "necesidades" que, siendo una invención del mercado, acaban por convertirse en imprescindibles para nuestras vidas. Somos el nuevo sujeto de una época que ha quebrado la relación entre el individuo y la comunidad, para privilegiar la expansión ilimitada de un individualismo que atraviesa cada una de las esferas de la existencia. Esa maquinaria comunicacional es, a su vez, una fábrica de ficciones que se ha convertido en la gran mediadora entre las personas y la realidad; o, dicho desde otra perspectiva, es la fuente de producción de una realidad ficcionalizada que es interiorizada por el individuo como si fuera la verdadera realidad. En ese proceso, la educación se ha convertido en un arma fundamental donde las derechas apuntalan su estrategia para seguir manipulado a la sociedad. El neoliberalismo ha impuesto una cultura de la privatización de la vida que llega a los extremos (salud, educación, estilo de vida) y que seguirá acentuándose en las próximas décadas, cuando hasta respirar aire limpio sea un privilegio de unos cuantos. A continuación, un experimento con un grupo de adolescente que, luego de ser bombardeados con publicidad sobre un determinado tipo de alimento, tienen que elegir algo para comer en un restaurante. Previamente, habían sido "bombardeados" con publicidad sobre un alimento, usando incluso redes sociales.
El poder ha logrado expandir su hegemonía formateando conciencias que miran el mundo a través de los ojos de la dominación y, por el otro lado, hay un goce de los perjudicados directos en el acto del consumismo exacerbado, mientras fijan sus miradas hipnóticas en las infinitas pantallas cierran los ojos a la evidencia de una regresión salvaje acompañada de una nueva y gigantesca estafa contra la mayor parte de esa sociedad que sigue absorbiendo la ficción que les ofrecen los grandes medios de comunicación.
La servidumbre moderna es una esclavitud voluntaria, consentida por la muchedumbre de esclavos que se arrastran por la faz de la tierra. Ellos mismos compran las mercancías que los esclavizan cada vez más. Ellos mismos procuran un trabajo cada vez más alienante que se les otorga si demuestran estar suficientemente amansados. Ellos mismos eligen los amos a quienes deberán servir. Para que esta tragedia absurda pueda tener lugar, ha sido necesario despojar a esa clase de la conciencia de su explotación y de su alienación.
He ahí la extraña modernidad de nuestra época. Al igual que los esclavos de la antigüedad, que los siervos de la Edad Media y que los obreros de las primeras revoluciones industriales, estamos hoy en día frente a una clase totalmente esclavizada, solo que no lo sabe o más bien, no lo quiere saber. Ellos ignoran la rebelión, que debería ser la única reacción legitima de los explotados. Aceptan sin discutir la vida lamentable que se planeó para ellos. La renuncia y la resignación son la fuente de su desgracia.
He ahí la pesadilla de los esclavos modernos que no aspiran sino a ser llevados por la danza macabra del sistema de la alienación.
Desde esa perspectiva surge la necesidad de la aplicación de la propuesta pedagógica desarrollada por los principales representantes de la pedagogía crítica, que plantean nuevos procesos formativos que generen un "hombre nuevo" consiente de su realidad y comprometido con su transformación, resaltando la construcción dialógica, el humanismo crítico, las prácticas emancipadoras y la reinvención, como aspectos fundamentales para la constitución de vínculos sociales solidarios.
Aquí el video del experimento. En la parte superior del video, a la derecha, donde están las rayitas se activan los subtítulos en español.
El poder ha logrado expandir su hegemonía formateando conciencias que miran el mundo a través de los ojos de la dominación y, por el otro lado, hay un goce de los perjudicados directos en el acto del consumismo exacerbado, mientras fijan sus miradas hipnóticas en las infinitas pantallas cierran los ojos a la evidencia de una regresión salvaje acompañada de una nueva y gigantesca estafa contra la mayor parte de esa sociedad que sigue absorbiendo la ficción que les ofrecen los grandes medios de comunicación.
La servidumbre moderna es una esclavitud voluntaria, consentida por la muchedumbre de esclavos que se arrastran por la faz de la tierra. Ellos mismos compran las mercancías que los esclavizan cada vez más. Ellos mismos procuran un trabajo cada vez más alienante que se les otorga si demuestran estar suficientemente amansados. Ellos mismos eligen los amos a quienes deberán servir. Para que esta tragedia absurda pueda tener lugar, ha sido necesario despojar a esa clase de la conciencia de su explotación y de su alienación.
He ahí la extraña modernidad de nuestra época. Al igual que los esclavos de la antigüedad, que los siervos de la Edad Media y que los obreros de las primeras revoluciones industriales, estamos hoy en día frente a una clase totalmente esclavizada, solo que no lo sabe o más bien, no lo quiere saber. Ellos ignoran la rebelión, que debería ser la única reacción legitima de los explotados. Aceptan sin discutir la vida lamentable que se planeó para ellos. La renuncia y la resignación son la fuente de su desgracia.
He ahí la pesadilla de los esclavos modernos que no aspiran sino a ser llevados por la danza macabra del sistema de la alienación.
Desde esa perspectiva surge la necesidad de la aplicación de la propuesta pedagógica desarrollada por los principales representantes de la pedagogía crítica, que plantean nuevos procesos formativos que generen un "hombre nuevo" consiente de su realidad y comprometido con su transformación, resaltando la construcción dialógica, el humanismo crítico, las prácticas emancipadoras y la reinvención, como aspectos fundamentales para la constitución de vínculos sociales solidarios.
Aquí el video del experimento. En la parte superior del video, a la derecha, donde están las rayitas se activan los subtítulos en español.
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