Una impresionante maquinaria comunicacional, una fábrica de sueños, de imágenes y de ficciones trabaja sin descanso para determinar nuestros hábitos y nuestras "necesidades" que, siendo una invención del mercado, acaban por convertirse en imprescindibles para nuestras vidas. Somos el nuevo sujeto de una época que ha quebrado la relación entre el individuo y la comunidad, para privilegiar la expansión ilimitada de un individualismo que atraviesa cada una de las esferas de la existencia. Esa maquinaria comunicacional es, a su vez, una fábrica de ficciones que se ha convertido en la gran mediadora entre las personas y la realidad; o, dicho desde otra perspectiva, es la fuente de producción de una realidad ficcionalizada que es interiorizada por el individuo como si fuera la verdadera realidad. En ese proceso, la educación se ha convertido en un arma fundamental donde las derechas apuntalan su estrategia para seguir manipulado a la sociedad. El neoliberalismo ha impuesto una cu