Ir al contenido principal

La Mesa Beatle: ¡Una Biblia presente!

Buenos días desde La Barra Beatles. Hoy voy con un recuerdo que vivimos en plena pandemia. Por ahí se acuerdan de una noticia que leímos en algunos medios, en las redes sociales, dando cuenta que en el mes de marzo de 2021 se cumplían 50 años de la edición de uno de los grandes discos del rock local. Siempre conmueve ver semejante numerazo recordando algo que uno vivió. Pasó hace mucho pero esta vez resulta que yo andaba por ahí. Lo cual multiplica la acción del golpe.

Por Jorge Garacotche

Un álbum que de inmediato se calzó el traje de clásico. Se le fue colando a mucha gente a través de la militancia juvenil que se reunía en las parroquias de todo el país. A otros/as los hizo cantar en las plazas, y a los guitarristas triunfar en los fogones. Transformó algunas de sus hermosas canciones en verdaderos himnos de la música popular argentina y catapultó a Vox Dei, una de las bandas pioneras de nuestro rock.

Corría el psicodélico año 1967 de la mano del Sargento Peppers, yo estaba en la escuela primaria e ignoré la mayoría de esas cosas que pasaban, estoy seguro que en mi barrio todo seguía igual. Las novedades que trajo ese disco de Los Beatles ingresaban hasta en los rincones más oscuros. Los que debían conmoverse, lo hicieron; los conservadores, luego del sacudón, decidieron volver a sus andanzas, pero el entorno nunca más sería el mismo, ahora lo conservador les quedaba más lejos. Pero de todo esto me enteré años después; el submundo que yo veía en Villa Crespo estaba atento a otras cosas, quizás era que lo viejo por esas calles resistía con más adeptos. Mientras tanto, en la radio, alguien con una voz adolescente decía estar muy solo y triste en este mundo abandonado.

En Quilmes, al sur del Gran Buenos Aires, cuatro pibes empezaban a delinear una banda. Eran Ricardo Soulé, en bajo; Willy Quiroga, en guitarra; Juan Carlos “Yodi” Godoy, en guitarra, y Rubén Basoalto en batería. Al poco tiempo, Soulé y Quiroga invirtieron los roles. El grupo se llamó por un lapso corto Mach 4 y hacían temas de Los Beatles, Los Rolling Stones, The Byrds y The Kinks.

Cantaban en un inglés algo sospechoso y al poco tiempo hicieron una grabación como “Mach 4”, pero el productor Jorge Álvarez no estaba convencido de ese nombre. Yo, en el barrio, seguía sin enterarme de nada.

Luego de una actuación en el boliche Macu, en Quilmes, los productores Jorge Álvarez y Pedro Pujó les proponen integrarse al sello Mandioca, lo cual para los muchachos significó la gloria. En el sello les aconsejan cantar en castellano, cosa que se hizo definitiva gracias a la intervención de Luis Alberto Spinetta. Es que una noche Vox Dei se presenta en el Teatro Payró, en la ciudad de Buenos Aires, junto a otro grupo del sello, Piel Tierna. Finalizado el concierto se les acerca Spinetta, uno de los asistentes, y les dice que el show le había encantado pero que debían aprovechar su lenguaje y cantar en castellano. Deciden traducir “Bitter sugar” a “Azúcar amargo” y allí comienza otro capítulo. O sea que a Spinetta hasta siendo parte del público también se le ocurren cosas geniales. Por esos días, mi vieja, en medio del almuerzo, dijo que la hija del panadero Don Carlos daba clases de inglés en su casa. Pensé que era un comentario más, pero no, siguió hablando y mirándome fijo se empezó a preguntar en qué momento de la semana yo podría ir a tomar clases porque muchos en la radio decían que los pibes tenían que estudiar inglés para conseguir un mejor trabajo. A mí, en cambio, me gustó la idea de que yendo a lo de Martha podría empezar a entender las canciones de Los Beatles que tanto me gustaban.


El primer álbum

En 1970, Vox Dei publica su primer álbum, “Caliente”, en el sello Mandioca. Ocupan junto a Manal y Almendra un espacio en el nuevo espectro musical, espacio que aún no tenía un rótulo claro. Allí hay dos temas que dan mucho que hablar: “Canción para una mujer que no está”, una de las más hermosas melodías de nuestro rock, y “Presente”, sin duda un clasicazo de todos los tiempos. De esas canciones que todos tocamos en la guitarra por ser de las más populares de nuestra historia y que todas y todos cantan, aunque en esa parte donde se grita “sí, el presente…” solo quedan los valientes o las mujeres que tienen más cerca esos agudos. Una de las letras mejor aprendidas de memoria por varias generaciones.

En 1970 con mi viejo íbamos casi todos los domingos a la cancha a ver a Independiente. Un domingo llovió muchísimo, lo cual motivó la suspensión de la fecha. Se jugó el lunes ese partido pendiente entre Independiente y Racing, nada menos. Fuimos a la cancha de La Academia hasta con un gorrito rojo de lana y luego de un partido bravo, chivo, enredado, pudimos ver al Rojo dar la vuelta olímpica dejando muy tristes a los hinchas racinguistas y a los de River, que por tener dos goles menos a favor prolongaban su sequía que llevaba 15 años. Doble felicidad para nosotros. En nuestro mundo no había todavía nada rockero a la vista, pero alegrías no faltaban.

En noviembre de 1970 Vox Dei se presenta en el festival B. A. Rock de Buenos Aires conectándose con la posteridad. Allí deciden adelantar algo de lo que sería su segundo disco: La Biblia. Pensar en una obra semejante, en esos tiempos, en un país como Argentina, significaba comenzar a dar un largo recital en la cornisa. El disco se grabó en los estudios TNT utilizando algo más de 150 horas, lo cual significó un presupuesto que hasta ese entonces el rock nacional desconocía. La idea inspiradora surgió de una inquietud de Ricardo Soulé.

Tanto la planificación alrededor del proyecto como su posterior realización lo dejan a uno en estado de asombro mezclado con admiración. El contexto histórico, un acervo cultural atado a ese catolicismo recalcitrante, el marco brindado por una Dictadura Militar, no dejan margen para la duda: no se podía llevar a cabo. Sin embargo, se alinearon varios planetas y Vox Dei pudo llevar adelante semejante obra. No eran buenos tiempos para el rock nacional, se reinventaba todos los días muy lejos de los medios de comunicación y de Villa Crespo, pero no contaba con una prensa aliada, se batía a duelo con rivales que ni siquiera le mandaban sus padrinos y menos un florete.  Aquí no había duelistas, el mercado enviaba a sus escuderos, entonces en las radios se percibía un crimen a sangre fría. Soulé se encargó de todas las letras. Los otros tres colaboraron en la parte musical, en especial Yodi Godoy.

Pasados unos meses escuché este disco en casa de un tipo más grande que yo que vivía a la vuelta de mi casa, no recuerdo su nombre ni cómo llegué ahí, pero noto que la providencia me dio una mano. Al rato salí de esa casa y en el regreso me preguntaba qué habrá pensado la iglesia argentina, cómo habrá sido la discusión para permitir su edición.

Tiempo después un periodista de la también bíblica Expreso Imaginario me contó que la iglesia católica tomó cartas en el asunto. Fue a través de Monseñor Emilio Grasselli, por ese entonces secretario del Arzobispo de Buenos Aires, el Cardenal Antonio Caggiano, ¿cardenal o general? Bueno, se me hizo una laguna civil. Pero lo cierto es que se acercó solicitando las letras de las canciones para poder evaluar si se autorizaba o no su publicación. Se constató que Soulé había comprendido el mensaje de las sagradas escrituras y esto llevó tranquilidad a la curia. Es más, hubo enormes elogios con efusivas recomendaciones hacia la juventud católica para que se conecten con la obra. El que tengo la impresión que no comprendió muy bien la palabra de dios fue Monseñor Grasselli, quien a partir de 1976 fue funcionario de la Dictadura Cívico Militar Eclesiástica, como vicario castrense. Se encontraron en su poder listas con las denuncias de los familiares de los desaparecidos, información que desvió, al tiempo que se decía que lo vieron presenciando sesiones de tortura en campos de concentración. O su dios era tan hijo de puta como él o este cuervo era un maestro del secreto; me inclino por lo segundo sin descartar lo primero.

Monseñor Grasselli declaró ante Soulé: “A mí me hubiera costado tres horas explicar qué es Dios y vos apenas con un silogismo lo conseguiste”. Hablaba del comienzo de Génesis:

Cuando todo era nada,
era nada el Principio.
Él era el Principio
y de la noche hizo luz.
Y fue el cielo,
y esto que está aquí.


Presentación en vivo

El 15 de marzo de 1971 se publica el álbum en un doble vinilo. De inmediato es presentado en el Teatro Alvear de Buenos Aires y en el teatro Don Bosco de San Isidro. En el interior del disco aparece un texto escrito por Soulé, como un reflejo de los sentimientos de la banda al componer e interpretar su propia versión de La Biblia:

Siento que crezco
y que subo
y que me veo por dentro
y me toco y me reconozco
y que a mi lado estoy yo
que me hablo y me entiendo
y que ahora soy sueño
y me acerco y no muero.


Junto al texto hay un dibujo en tinta realizado por el bajista Willy Quiroga, inspirado en el poema al que interpretó como una manifestación del “conócete a ti mismo”. Allí se ve a un hombre con pies-raíces alzando sus manos hacia el cielo con forma de ramas. Imagen que me gustaba mirar, me hacía reflexionar.

El director y arreglador Roberto Lar realizó importantes aportes en algunos temas. La orquesta estaba integrada por veinticinco cuerdas, es decir, violas, violines, cellos y bajos, además de flautas junto a un coro de dieciséis voces femeninas. Esto también era un hallazgo para un álbum rockero. Una pérdida trascendental fue la partida de Yodi Godoy sucedida al final de la grabación. Siempre se comentó que Yodi tuvo mucho que ver con ciertos arreglos de los temas, de las partes instrumentales y el exquisito trabajo de las guitarras. Radio Pasillo se encargó de transformarlo en una especie de mito. Su posterior desaparición del ámbito de la música no hizo más que acrecentar ese relato. Así, Vox Dei se transformó en un trío.

Fue por esos días que comencé a ver al grupo anunciado en carteles y publicidades en varios clubes de la ciudad de Buenos Aires. Lugares a donde uno iba a bailar pudiendo ver a grupos de rock nacional o de la movida beat por una entrada muy barata. Vox Dei tenía un gran público, fiel, rockero hasta la médula, que se asentaba en los barrios populares de la ciudad. Pero donde realmente jugaban de local era en el Gran Buenos Aires, allí llenaban clubes, boliches, salas de fomento, teatros. Siguiendo a esta banda comencé a pensar que el rock argento pintaba para masivo.

Por esos años hacía mis primeros garabatos con una guitarra de Antigua Casa Núñez. Trabajaba de día en lo que no me gustaba y por las noches iba al secundario en Villa Luro. Los sábados con amigos del barrio nos juntábamos a cantar algunas canciones. Soñaba con ser músico e iba a recitales para inspirarme, a contagiarme de energía artística. Con Vox Dei me sucedía algo muy particular, me encantaban sus canciones, esa lírica cargada de sensaciones suburbanas, pero era su imagen de tipos de barrio el mayor impacto, la gran identificación. Nos demostraban que nosotros también podíamos estar ahí si reuníamos buenas canciones y nos armábamos un grupo. Con su postura simple, cargada de romanticismo de esquina, con sus letras sentidas desde la mirada de clase trabajadora, inyectaban esperanzas justo ahí donde más hacía falta. Antes de que todo concluya al fin y nada pueda escapar, estaba bueno soñar un rato.


Al alcance de la mano

Recuerdo una noche inolvidable en el Club Atlanta, en mi barrio de Villa Crespo. Tocaba Vox Dei, por eso fuimos temprano para estar ahí, bien adelante. Al lado nuestro había dos chicas que yo conocía de vista porque vivían cerca de mi casa. Dos hermosas exponentes de esos amores soñados, pero cercanos, esas bellezas que rondan nuestras esquinas, la mejor de las bellezas, esas que nos son accesibles. Hubo días en que nos saludaban como queriendo insinuar que eso que deseábamos podría suceder.

En un momento, comenzó Soulé a cantar una de las más grandes canciones que escuché en mi vida. Era la segunda parte de “Libros sapienciales”, esa que dice: “buenas y malas son, cosas que vivo hoy…”, un tema que todos quisiéramos componer siguiendo una melodía que atrapa, lleva, que nos sube, perdiéndonos entre nuestras mejores cosas. Miré a mis vecinas, las vi emocionarse. Con un candor nuevo se apretaron más, se tomaron de las manos, era muy potente lo que veíamos todos y ahí, a unas cuadras de donde crecíamos. Cuando se miraban, esos ojos se cargaban de un brillo que no se conseguía en otros barrios, justo los que un pibe como yo tenía que tener, si es que la felicidad se iba a sentar en el umbral a esperarme. Era una señal de la música, de esas dos mujeres que habían decidido por la tarde conspirar contra todas las penas, decirme que la luna estaba más cerca de aquellos que cantan, que esa guitarra eléctrica transmitía miles de voltios.

A partir de esa noche seguro que fui a estudiar con más esmero. Claro que empecé a invertir más dinero en libros porque allí alguien me iba a contar todo lo que debía saber para explicarme, para que esas miradas se den vuelta y me vean, ahí, en el barrio, con mis cosas. Seguramente yo también tenía cosas para contar y compartir, pensamientos que no estaban alejados de los amigos de mis amigos, era cuestión de animarse, de tener el coraje de las bandas como Vox Dei, que podían cruzar el Riachuelo o la General Paz navegando sobre canciones.

Horas más tarde, mientras nos íbamos a comer a una económica pizzería en Chacarita, percibí que ya no era el mismo pibe. Había escuchado la voz de otro dios, uno que no me exigía nada, ni era un vigilante. No lanzaba pestes ni asesinatos, no pedía sacrificios sangrientos ni me rodeaba con sus detectives. Era la voz de un dios de verdad, quizá de ese lugar en donde son muchos y no del otro donde hay un pillo que se armó un monopolio. El dios de las canciones, de las mujeres, de los barrios, de los pobres, de los que no se quieren quedar afuera, esos que jamás se van a dar una vuelta por las religiones. Mucho menos de esas que operan acá basureando a las mujeres o adornando cuarteles y comisarías.

Una vez en la cama, con la luz apagada y la esperanza adolescente encendida, comencé a pensar que cuando uno va a esos rituales musicales se conecta un poco más con uno mismo, hasta diría que va perdiendo caretas por el camino. El rock es mucho más que un ritmo musical, no sé cómo será en otros países, pero acá fue con los años delineando un movimiento que se metió sin pedir permiso en rincones oscuros, en las noches a espaldas del consumismo, en esos hermosos encuentros donde nos llevamos la hermosa prueba de empezar a pensar que no estamos solos, que nuestras vibraciones se parecen a las de otra gente.

Enorme Vox Dei. ¡Qué lindas canciones! Es uno de esos grupos que puso un par de temas memorables en la lista de los fogones, en los bises de los cumpleaños, que bañadas en vinos de la casa inundaban los bares en madrugadas que espantaban a la soledad. Siempre le estuve agradecido a ese grupo de Quilmes, a esos tipos que se vestían como nosotros, que hablaban con nuestras palabras. No me interesa La Biblia que reparten en los templos, no me sirve para nada, solo conseguiría enceguecerme en una corta vida donde hay mucho para ver. Pero la de Vox Dei la sigo consultando para volver a leer otras épicas, aquellas en donde me encuentro con los héroes de carne y hueso que pueden estar a la vuelta de mi casa. Por ahora van más de 50 años de una misa inoxidable.

Jorge Garacotche - Músico, compositor, integrante del grupo Canturbe y Presidente de AMIBA (Asociación Músicas/os Independientes Buenos Aires).




Comentarios

  1. Que hermoso texto Jorge, muchas gracias. Admiro la habilidad que tenés para explicar cosas que me pasaron, que nos pasaron; cosas que sentimos en aquellos tiempos hermosos de la adolescencia. A mí me pasó algo parecido con otro disco de Vox Dei y está escrito por ahí en algún comentario de la Biblioteca Cabezona. Abrazos mendocinos para todos

    ResponderEliminar
  2. Hola Amigo: Comparto y apoyo todo lo que decis, porque vivimos la misma época en que los grandes grupos los veamos en los clubes y en los bailes de carnaval. Vi grandes bandas del momento como Billy Bond con La Pesada en Beccar, Vox Dei en el Club Banco Provincia en Vicente López y el que nombras del teatro Don Bosco, Pappo en Tigre, y asi muchos mas, ahora volviendo a tu comentario, creo que Vox Dei en el momento que vos comentas fue una Gran Banda, pero después de La Biblia, cambiaron totalmente su música y ya no fue la mismo, como por ejemplo la foto que pones que pertenece al disco Jeremias Pies de Plomo, que fue el comienzo de la debacle musical hasta que Soule deja la banda y dejaron de ser lo que eran, es mi humilde opinión !!!!!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Lo más visto de la semana pasada

Los 100 Mejores Álbumes del Rock Argentino según Rolling Stone

Quizás hay que aclararlo de entrada: la siguiente lista no está armada por nosotros, y la idea de presentarla aquí no es porque se propone como una demostración objetiva de cuales obras tenemos o no que tener en cuenta, ya que en ella faltan (y desde mi perspectiva, también sobran) muchas obras indispensables del rock argento, aunque quizás no tan masificadas. Pero sí tenemos algunos discos indispensables del rock argentino que nadie interesado en la materia debería dejar de tener en cuenta. Y ojo que en el blog cabezón no tratamos de crear un ranking de los "mejores" ni los más "exitosos" ya que nos importa un carajo el éxito y lo "mejor" es solamente subjetivo, pero sobretodo nos espanta el concepto de tratar de imponer una opinión, un solo punto de vista y un sola manera de ver las cosas. Todo comenzó allá por mediados de los años 60, cuando Litto Nebbia y Tanguito escribieron la primera canción, Moris grabó el primer disco, Almendra fue el primer

Los Grillos - Vibraciones Latinoamericanas (1976)

Nuestro amigo Julio Moya sigue con su tarea de palentólogo del rock latinoamericano y ahora nos presenta la historia de Los Grillos, y resumiendo les diría que si Jethro Tull hubiera sido andino, probablemente hubiese grabado este disco, ya que encontrarás flautas similares a Ian Anderson, junto con instrumentos de viento autóctonos. Un disco con 8 temas con una duración total que no alcanza la media hora. De alguna manera puede trazarse un paralelismo con Los Jaivas de Chile, pero se debe tener en cuenta que la raíz folclórica es diferente y con un sonido propio de altiplano. Aquí, uno de los discos más importantes de la historia del rock en Bolivia, y una de las mayores joyas del rock boliviano, expresión del folk rock temprano donde Los Grillos fundadon el sonido del Neo Folclore Andino, incursionando en el Moog a modo de "sintetizador andino". Si disfrutaste de "Alturas de Macchu Picchu" de Los Jaivas, o los bolivianos Wara o los argentinos Contraluz, descubrirá

Spinetta y el sonido primordial

“Si vinieron para que les hable de mí, me voy –dijo Luis Alberto Spinetta al tomar el micrófono–. Yo les voy a hablar de la música en una faz filosófica: del origen de la materia sonora y su repercusión en la civilización. Y solo contestaré preguntas sobre eso, no sobre Spinetta.” Eran pasadas las 19.30 del lunes 2 de julio de 1990 cuando el Flaco dio comienzo a su “clínica de poesía musical” en la Casa Suiza –ubicada en Rodríguez Peña 254 de la ciudad de Buenos Aires–, con entrada libre y gratuita, ante más de cuatrocientas personas. Años después, esa charla se convertiría en un libro apócrifo: El sonido primordial. Por Patricio Féminis Esta es la historia de aquella conferencia de Spinetta que llegaría a tener una edición pirata, como si fuera un libro suyo, y que llegaría a venderse por dos editoriales distintas en Mercado Libre. Aquel lunes invernal de 1990, el guitarrista, cantante y creador asistió para exponer en la Casa Suiza (hoy tapiada por un edificio en construcción)

Mauricio Ibáñez - Shades of Light & Darkness (2016)

Vamos con otro disco del guitarrista chileno Mauricio Ibáñez, que ya habíamos presentado en el blog cabeza, mayormente instrumental, atmosférico, plagado de climas y de buen gusto, "Shades of Light & Darkness" es un álbum que muestra diferentes géneros musicales y estados de ánimo. Se relaciona con diferentes aspectos de la vida humana, como la sensación de asombro, crecer, lidiar con una relación problemática, el éxito y el fracaso, luchar por nuestros propios sueños y más. Cada una de las canciones habita un mundo sonoro único, algunas canciones tienen un tono más claro y otras más oscuras, de ahí el título, con temas muy agradables, melancólicos, soñadoros, algunos más oscuros y tensos, donde priman las melodías cristalinas y los aires ensoñadores. Un lindo trabajo que les entrego en el día del trabajador, regalito del blog cabezón!. Artista: Mauricio Ibáñez Álbum: Shades of Light & Darkness Año: 2016 Género: Progresivo atmosférico Duración: 62:34 Refe

Guranfoe - Gumbo Gumbo (2022)

Como corresponde al comienzo de semana, empezamos un lunes con un gran disco, y ahora de una de esas nuevas bandas que no tienen nada que envidiarle a los grandes monstruos de antaño. ahora con su segundo y último disco. En una entrega totalmente instrumental y a lo largo de todo el disco estos músicos ingleses nos brindan una exposición de como un disco puede ser melódico, apasionado, imaginativo, complejo, temerario, dinámico, adrenalítico y muchos adjetivos más que no alcanzan para describir toda la música de estos chicos, ahora arremetiendo con temas que fueron creados en sus inicios, incluso que fueron interpretados en vivo pero nunca grabados, y razones tienen ya que este material no da para que se pierda en el olvido, ya que este álbum suena tan hermoso como se ve su portada. Cinco temas que son técnicamente brillantes y que recuerdan a una colisión entre Zappa y Camel. Una fusión de folk, jazz y Canterbury que es tan psicodélica como progresiva, intensamente melódica y fá

Skraeckoedlan - Vermillion Sky (2024)

Entre el stoner rock, el doom y el heavy progresivo, con muchos riffs estupendos para todos y por todos lados, mucha adrenalina y potencia para un disco que en su conjunto resulta sorprendente. El segundo disco de una banda sueca que en todo momento despliega su propio sonido, a 4 años desde su anterior álbum, "Earth". Saltarás planetas, verás colisionar cuerpos celestes, atravesarás galaxias y te verás arrastrado hacia la nada que lo abarca todo, conocerás el vacío y el fuego abrasador de los soles, y también encontrarás algunos arcoíris desplegándose bajo el cielo bermellón. He aquí un viaje interestelar por el universo de los sonidos, en una búsqueda tremenda y desgarradora, un disco muy bien logrado, que muestra una de las facetas de los sonidos de hoy, donde bandas deambulan por el under de todos lados del mundo en pos de su propio sonido y su propia identidad, y también (al igual que muchos de nosotros) su lugar en el mundo terrenal, tan real y doloroso. Los invito

Bosón de Higgs - Los Cuentos Espaciales (2023)

Para terminar la semana presentamos un disco doble muy especial, desde Ecuador presentamos a una banda que ya tiene un nombre particular que los define: Boson de Higgs, que como ópera prima se manda con un concepto inspirado en el cosmos, la astronomía en un viaje interestelar de 15 temas que tienen además su versión audiovisual, en un esfuerzo enorme que propone la divulgación científica y cultural de un modo nuevo, donde se aúnan la lírica en castellano, el rock alternativo, la psicodelia, el space rock, el hard rock y el rock progresivo. Un álbum doble sumamente ambicioso, con muy buenas letras y musicalmente muy bien logrado y entretenido en todos sus temas (algo muy difícil de conseguir, más pensando si es su primera producción) y donde puede verse en todo su esplendor en su versión audiovisual que obviamente no está presentado aquí salvo en algunos videos, pero que pueden ver en la red. En definitiva, dos discos muy buenos y realmente asombrosos para que tengan para entretenerse

Miguel Abuelo & Nada - Miguel Abuelo & Nada (1973)

Mucho antes de agitar la primavera alfonsinista de la recién llegada democracia con la segunda encarnación de Los Abuelos de la Nada allá por los años 80, había nacido en Francia la primera versión de esta agrupación, pariendo además un disco maldito del que poco se llegó a conocer por estos parajes, e inclusive la primera edición para el mercado argentino de este disco salió no hace mucho. Un disco particular, donde hay hard rock, psicodelia, experimentación, y además una historia muy rica donde terminan apareciendo muchos de los máximos referentes del rock argentino, y donde Miguel Abuelo, ese niño de la calle devenido en poeta iluminado por la psicodelia y el folclore del noroeste es el protagonista casi casi, principal. Recién lo acabamos de presentar y ahora revivimos este disco tan particular. Un disco de culto que no puede estar afuera del blog cabeza. Artista: Miguel Abuelo & Nada Álbum: Miguel Abuelo & Nada Año: 1973 Género: Hard rock / Rock psicodélico Duració

Video de Los Viernes - Nostalgia del Hogar "Feel Like Going Home" 2003

The Blues es una serie documental producida por Martin Scorsese en 2003, declarado "Año del Blues" en Estados Unidos, genero que influyo al jazz y al rock. Cada una de las siete películas que componen la serie ha sido dirigida por un cineasta entusiasta del género y en ellas se hace un repaso su origen y desarrollo a lo largo del siglo xx Hoy toca el turno de Nostalgia del Hogar " Feel Like Going Home 2003" Dirigida por el propio Scorsese, este primer film de la serie rinde homenaje al Delta blues, a los orígenes del género, recorriendo el Estado de Misisipi de la mano del músico Corey Harris, para continuar después viajando por el continente africano en busca de las raíces del Blues. Feel like going home habla de músicos que se criaron alrededor de los algodonales, sin dinero ni comida, allí surgieron unos músicos que aliviaban las vidas de la gente como John Lee Hooker, Willie King, Son House o Robert Johnson. Músicos que se adaptaban a los tiempos, como O

El Sonido Primordial (Luis Alberto Spinetta)

Conferencia de Luis Alberto Spinetta... "La verdadera maravilla sonora está en la vida antes que en cualquier música organizada y compuesta por el hombre"; así podría condensarse el mensaje esencial de la Clínica de Poesía Musical que diera un artista argentino que desde siempre le brindara a la música su propia naturaleza generosa en exploración sensible y con una actitud de constante sorpresa ante la poética vastedad del mundo. En el invierno de 1990, Luis Alberto Spinetta aprovechó un ciclo de clínicas musicales dictados por músicos de la cultura rock argentina, no para hablar de su trayectoria o contar detalles de sus grabaciones que pudieran servirle a un auditorio en su mayoría músicos, sino para exponer una temática poco habitual en estos encuentros: partir del instante donde el hombre ancestral tuvo su primer contacto con la materia sonora, donde la sorpresa frente a la magia de la naturaleza fue el primer paso para la creación musical. Basada fundamentalmente en

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.