La década de los 90 también tiró de biopics en el ámbito del cine. A veces la industria del entretenimiento ante el agotamiento de ideas se dirige hacia algo seguro para no fallar en taquilla. Uno de estos ejemplos fue el film The Doors, dirigido por el controvertido director norteamericano Oliver Stone. Las expectativas puestas en el film fueron grandes y el resultado final dejó un tanto fríos tanto a la crítica como a los espectadores. Oliver Stone se embarcó en la titánica tarea de trasladar a las salas de cine la historia de Jim Morrison, líder de la banda de rock The Doors. Llevar a la gran pantalla esa imagen de poeta maldito y vocalista de una banda superlativa conllevaba arriesgar en tramos del film. Como ello nos encontramos un festival de imágenes potentes, seductores y apasionadas. La música y la imagen como decimos se funden en un pastiche de difícil digestión pero a la vez muy sugestivo para el espectador. Por Antonio Mautor El aspecto musical del film...