Muy buenos días desde La Barra Beatles. Hoy el recuerdo, al masticarlo, sabe a ricota, un sabor que no abunda en toda la barra pero algunos le hacemos el aguante. Le reconocemos esa mística rockera histórica, mística que por aquellos días se creía perdida o, al menos, mutada hacia otros lares. Con los años uno fue viendo los recitales de Los Redondos como verdaderos retratos de festivales rockeros que funcionaban como encuentros, especies de rituales comunitarios en donde la gente fijaba una identidad, con el rock como música de fondo. Además la conducta ideológica de este grupo de músicos reconstruyó una bandera que parecía guardada, casi escondida, podríamos decir, entonces salieron a agitarla en todos los rincones del país y en todas las clases sociales, sobre todo en el ámbito popular. Por Jorge Garacotche Allá por el otoño de 1985, mi amigo Horacio Sande, quien ya no camina por este mundo, me prestó un cassette en donde tenía grabado el primer álbum de Los Redondos antes de ser ed...