Y seguimos con el rock mexicano y con otro disco de Tribu, agrupación que también ha compuesto música para cine y documentales, sus primeras incursiones fueron para el Archivo Etnográfico Audiovisual del Instituto Indigenista y otras instituciones afines, y la edición de este disco está integrada por una selección de ese material. Su nombre es bastante descriptivo en cuanto a la música que aquí se puede apreciar, y más que rock aquí se accede a temas tradicionales de la música popular, con cierto toque a lo Tribu, por supuesto. Otro aporte de Carlos Mora y su Viaje al Espacio Visceral, y continuaremos con nuestra incursión por la música latinoamericana y mexicana.
Artista: Tribu
Álbum: Música popular mexicana contemporánea vol. 3
Año: 1984
Género: Etno-rock
Duración: 34:52
Referencia: Discogs
Nacionalidad: México
Sobre el disco:
Sobre el grupo Tribu diría que pocos grupos he escuchado que pueden pasear en la tradición formal, en la música contemporánea, en el rock, en el blues y no tener problemas para fusionarlo, recrearlo y disfrutarlo. Un disco que se tiene que escuchar, pues es un reflejo de lo que un músico decente debe hacer con su cultura, conocerla y RECREARLA:
Pieza 1. Corrido mazateco:
El título nos hace saber que es un corrido, forma musical que nació en la época de la Independencia pero se afianzó en la Revolución y a servido para contar las historias del pueblo. Nos avisa la campana que comienza la misa, continua un tradicional canto de muerte a capella como introducción para el corrido, inmediatamente escuchamos bajo, flauta y batería y aquí comienza lo interesante de este grupo y de este disco en particular. El acompañamiento tradicional del corrido es guitarras y algunas veces otros instrumento como el acordeón, pero aquí la base es de grupo de rock, el texto fue escrito por José Manuel Pintado y cuenta los hechos sobre unas presas en el sureste mexicano. A la mitad de la pieza cambia, sonando muy cercano al bolero y termina el corrido en la forma tradicional con acompañamiento de guitarra y bajo eléctrico.
Pieza 2. Virikota:
Comienza con el formato del canto tradicional huichol acompañado con guitarrita, violín y sonajas, a un tercio de la pieza cesa el acompañamiento y continúan solo con voz y palmas. Para el final, entran las percusiones y por ahí oculto un sintetizador para terminar el canto.
El canto a Virikota, está relacionado con la tradición huichol, sobre el Venado Azul o peyote. Para algo más de información sobre el Venado Azul referir al texto sobre el casete de Arturo Meza, Venadito del sol, en este mismo blog (donde por cierto colabora el grupo Tribu).
Pieza 3. De la marimba al son:
Esta pieza tiene el mismo nombre de un cuento del escritor chiapaneco Eraclio Zepeda a lo cual pido paciencia a nuestros lectores y les pongo un extracto de dicho cuento:
————————
- Regresamos a la música imaginemos entonces esa fusión de las primeras marimbas afroamericanas, en esta pieza nos presenta el ritmo de son y el canto repetitivo y su respuesta, así como la improvisación de la marimba. A mitad de la pieza los tambores hacen un solo acompañados de sonajas. En la segunda parte regresa el canto, la marimba y tambores para al final acompañar a un solo de guitarra eléctrica, bien roquera con la rítmica de la pieza; una fusión sin problema alguno de tiempo, género y tradición.
Pieza 4. Umbral:
Básico, bajo, guitarra, sintetizador y batería, o sea grupo de rock, con cambios de ritmo, de atmósfera e incluso de géneros. Entre la desesperación y el circo, se sitúa esta secuencia de sonidos semejantes a la atmósfera del umbral de una puerta, que conduce a otra vida; es como esperar el reacomodo en otro suelo, en otro pueblo, en otra realidad (texto sacado del encarte).
Pieza 5. Generación espontánea:
El antiguo calendario mexicano sirvió para recrear este canto que espontáneamente discurre en el ambiente de una fiesta tradicional. La versión en español es de Tribu, la traducción al náhuatl del compañero, Bonifacio Hernández (texto sacado del encarte).
Pieza 6. El Colonchero:
Una de las piezas extraordinarias de este disco. Los bravos Chichimecas, los guerreros del Sol, aún conservan el uso del colonche, bebida elaborada con el jugo de la tuna roja, muy refrescante, sabrosa (y ponedora), que además reafirma a esta etnia como la primera que habitara el tunal grande, del territorio del gran Chichimeca. Para darle una idea, sólo escuche, claro que si puede, pruebe el brebaje del Colonchero (texto extraído del encarte).
Uno esperaría como en los casos anteriores la introducción tradicional y el cambio, pero la rola abre con una nota larga del sax tenor rasposo acompañado de 3 toquesitos de platillo para llevarnos a un extraordinario y rompemadres blusesote.
Después de la presentación del tema, con guía de guitarra eléctrica blusera, comienzan a dispersarse, difuminarse; la flauta sirve de guía y se hace más difuso, llevando la pieza a terrenos más abiertos, poco a poco entretejiéndose entre el jazz libre o rock progresivo o ambos, según el gusto, relaciones culturales o deformaciones musicales de cada quien. Para llegar al final, retomar la vuelta del blues y terminar con una de las rolas más ricas y uno de los discos más espectacular, creativo y tradicional grabado en 1984.
Y basta de Tribu, al menos por el momento. Hasta que tengamos a mano más material, al menos.
Lista de Temas:
1. Corrido mazateco
2. Virikota
3. De la marimba al son
4. Umbral
5. Generación espontánea
6. El Colonchero
Alineación:
- Alejandro Méndez
- David Méndez
- Tenoch Méndez Carmona
- Agustin Pimentel
Artista: Tribu
Álbum: Música popular mexicana contemporánea vol. 3
Año: 1984
Género: Etno-rock
Duración: 34:52
Referencia: Discogs
Nacionalidad: México
Sobre el disco:
Sobre el grupo Tribu diría que pocos grupos he escuchado que pueden pasear en la tradición formal, en la música contemporánea, en el rock, en el blues y no tener problemas para fusionarlo, recrearlo y disfrutarlo. Un disco que se tiene que escuchar, pues es un reflejo de lo que un músico decente debe hacer con su cultura, conocerla y RECREARLA:
Pieza 1. Corrido mazateco:
El título nos hace saber que es un corrido, forma musical que nació en la época de la Independencia pero se afianzó en la Revolución y a servido para contar las historias del pueblo. Nos avisa la campana que comienza la misa, continua un tradicional canto de muerte a capella como introducción para el corrido, inmediatamente escuchamos bajo, flauta y batería y aquí comienza lo interesante de este grupo y de este disco en particular. El acompañamiento tradicional del corrido es guitarras y algunas veces otros instrumento como el acordeón, pero aquí la base es de grupo de rock, el texto fue escrito por José Manuel Pintado y cuenta los hechos sobre unas presas en el sureste mexicano. A la mitad de la pieza cambia, sonando muy cercano al bolero y termina el corrido en la forma tradicional con acompañamiento de guitarra y bajo eléctrico.
Pieza 2. Virikota:
Comienza con el formato del canto tradicional huichol acompañado con guitarrita, violín y sonajas, a un tercio de la pieza cesa el acompañamiento y continúan solo con voz y palmas. Para el final, entran las percusiones y por ahí oculto un sintetizador para terminar el canto.
El canto a Virikota, está relacionado con la tradición huichol, sobre el Venado Azul o peyote. Para algo más de información sobre el Venado Azul referir al texto sobre el casete de Arturo Meza, Venadito del sol, en este mismo blog (donde por cierto colabora el grupo Tribu).
Pieza 3. De la marimba al son:
Esta pieza tiene el mismo nombre de un cuento del escritor chiapaneco Eraclio Zepeda a lo cual pido paciencia a nuestros lectores y les pongo un extracto de dicho cuento:
————————
Un día volvió a llegar la guerra. Como estábamos tan lejos y el atraso era nuestro distintivo, todo nos llegaba tarde. La guerra nos llegó en tiempo de paz.
Era imponente el arribo de los cañones ya olvidados, las audaces evoluciones de dragones galopando una caballería perfectamente adiestrada y el ademán preciso de los sables. Pero lo que más nos impresionaba de aquel ejército enemigo era que nos hacía la guerra con tambores y cornetas. Ni los obuses, ni las granadas, ni los morteros, ni las ametralladoras nos causaban tanto espanto como las bandas de guerra redoblando y redoblando a la mitad del combate. ¿Qué clase de hombres eran aquellos que peleaban con música?
El general Pineda que estaba al mando de nuestra defensa mandó a llamar a don Corazón Borras.
—Mire usted don Corazón, le explicó solemne el general, nosotros no podemos quedarnos atrás del enemigo. Además de toda nuestra furia, combatiremos también con nuestra música. ¡Pero no seremos copiones! No sería digno de nuestro genio y nuestra historia. Si ellos traen cornetas y tambores, nosotros operaremos marimbas de combate. Con ellas la victoria es nuestra. Don Corazón: tiene usted cinco días para traerme cinco marimbas de combate.
—Mi general... ¿y cómo son las marimbas de combate?, acertó a preguntar.
—A su imaginación lo dejo, y el general se dio la vuelta pensando en la gloria.
Don Corazón regresó afligido a su taller, cavilando. Tomó un pedazo de carbón y se puso a dibujar en el muro.
En punto a los cinco días se presentó al cuartel.
—¿Las trajo, don Corazón?
—Las traje.
Don Corazón había construido cinco marimbas pequeñas sin patas, de una octava cada una, con tirantes de cuero, mediante los cuales un sargento fusilero se la echaba en las espaldas y partía disparando, mientras que detrás de él un marimbero habilitado de cabo iba tocando nuestros sones de siempre.
Si el enemigo nos agredía con Fuego y adentro, nosotros contestábamos con El rascapetate, y si nos asestaba A degüello nosotros le tirábamos Se te cayó el calzón.
El efecto que las marimbas de combate causaron en el enemigo fue demoledor. Inició un movimiento envolvente, por el flanco izquierdo, redoblando sus tambores mientras intentaba cerrar la pinza por la derecha, resoplando sus cornetas con Fuego a discreción. Nosotros resistimos a pie firme contestando un desconcertante Entren en ayunas, viejo sonecito de don Benjamín Roque.
Pronto se produjo una retirada táctica del enemigo, rehicieron fuerzas, consultó el general enemigo con su estado mayor, revisaron cartas topográficas y de nuevo lanzaron el asalto. Esta vez fue frontal: avanzaban en formación de cuña encabezando el vértice la banda completa que venía resoplando Zafarrancho. Nosotros, realmente serenos, los dejamos avanzar hasta que estuvieran a tiro de tecla. Concentramos las cinco marimbas de combate y las lanzamos juntas interpretando briosamente Capote al hombro del maestro Manuel Merchant.
El enemigo conservando una disciplina notable burló el contra-ataque con una brillante evolución que nosotros acallamos para siempre con una carga de El machete tunco.
Cuando venimos a darnos cuenta todos los soldados, los nuestros y del enemigo, estábamos sentados en el suelo felices de haber tirado las armas, gozando el espectáculo de aquella parada que para entonces se había convertido en el primer concierto de combate para bandas y marimbas a cuyo estreno teníamos el privilegio de asistir.
Yo creo que en aquella guerra tan sonora se robusteció la afición musical de nuestro pueblo.
————————Era imponente el arribo de los cañones ya olvidados, las audaces evoluciones de dragones galopando una caballería perfectamente adiestrada y el ademán preciso de los sables. Pero lo que más nos impresionaba de aquel ejército enemigo era que nos hacía la guerra con tambores y cornetas. Ni los obuses, ni las granadas, ni los morteros, ni las ametralladoras nos causaban tanto espanto como las bandas de guerra redoblando y redoblando a la mitad del combate. ¿Qué clase de hombres eran aquellos que peleaban con música?
El general Pineda que estaba al mando de nuestra defensa mandó a llamar a don Corazón Borras.
—Mire usted don Corazón, le explicó solemne el general, nosotros no podemos quedarnos atrás del enemigo. Además de toda nuestra furia, combatiremos también con nuestra música. ¡Pero no seremos copiones! No sería digno de nuestro genio y nuestra historia. Si ellos traen cornetas y tambores, nosotros operaremos marimbas de combate. Con ellas la victoria es nuestra. Don Corazón: tiene usted cinco días para traerme cinco marimbas de combate.
—Mi general... ¿y cómo son las marimbas de combate?, acertó a preguntar.
—A su imaginación lo dejo, y el general se dio la vuelta pensando en la gloria.
Don Corazón regresó afligido a su taller, cavilando. Tomó un pedazo de carbón y se puso a dibujar en el muro.
En punto a los cinco días se presentó al cuartel.
—¿Las trajo, don Corazón?
—Las traje.
Don Corazón había construido cinco marimbas pequeñas sin patas, de una octava cada una, con tirantes de cuero, mediante los cuales un sargento fusilero se la echaba en las espaldas y partía disparando, mientras que detrás de él un marimbero habilitado de cabo iba tocando nuestros sones de siempre.
Si el enemigo nos agredía con Fuego y adentro, nosotros contestábamos con El rascapetate, y si nos asestaba A degüello nosotros le tirábamos Se te cayó el calzón.
El efecto que las marimbas de combate causaron en el enemigo fue demoledor. Inició un movimiento envolvente, por el flanco izquierdo, redoblando sus tambores mientras intentaba cerrar la pinza por la derecha, resoplando sus cornetas con Fuego a discreción. Nosotros resistimos a pie firme contestando un desconcertante Entren en ayunas, viejo sonecito de don Benjamín Roque.
Pronto se produjo una retirada táctica del enemigo, rehicieron fuerzas, consultó el general enemigo con su estado mayor, revisaron cartas topográficas y de nuevo lanzaron el asalto. Esta vez fue frontal: avanzaban en formación de cuña encabezando el vértice la banda completa que venía resoplando Zafarrancho. Nosotros, realmente serenos, los dejamos avanzar hasta que estuvieran a tiro de tecla. Concentramos las cinco marimbas de combate y las lanzamos juntas interpretando briosamente Capote al hombro del maestro Manuel Merchant.
El enemigo conservando una disciplina notable burló el contra-ataque con una brillante evolución que nosotros acallamos para siempre con una carga de El machete tunco.
Cuando venimos a darnos cuenta todos los soldados, los nuestros y del enemigo, estábamos sentados en el suelo felices de haber tirado las armas, gozando el espectáculo de aquella parada que para entonces se había convertido en el primer concierto de combate para bandas y marimbas a cuyo estreno teníamos el privilegio de asistir.
Yo creo que en aquella guerra tan sonora se robusteció la afición musical de nuestro pueblo.
- Regresamos a la música imaginemos entonces esa fusión de las primeras marimbas afroamericanas, en esta pieza nos presenta el ritmo de son y el canto repetitivo y su respuesta, así como la improvisación de la marimba. A mitad de la pieza los tambores hacen un solo acompañados de sonajas. En la segunda parte regresa el canto, la marimba y tambores para al final acompañar a un solo de guitarra eléctrica, bien roquera con la rítmica de la pieza; una fusión sin problema alguno de tiempo, género y tradición.
Pieza 4. Umbral:
Básico, bajo, guitarra, sintetizador y batería, o sea grupo de rock, con cambios de ritmo, de atmósfera e incluso de géneros. Entre la desesperación y el circo, se sitúa esta secuencia de sonidos semejantes a la atmósfera del umbral de una puerta, que conduce a otra vida; es como esperar el reacomodo en otro suelo, en otro pueblo, en otra realidad (texto sacado del encarte).
Pieza 5. Generación espontánea:
El antiguo calendario mexicano sirvió para recrear este canto que espontáneamente discurre en el ambiente de una fiesta tradicional. La versión en español es de Tribu, la traducción al náhuatl del compañero, Bonifacio Hernández (texto sacado del encarte).
Pieza 6. El Colonchero:
Una de las piezas extraordinarias de este disco. Los bravos Chichimecas, los guerreros del Sol, aún conservan el uso del colonche, bebida elaborada con el jugo de la tuna roja, muy refrescante, sabrosa (y ponedora), que además reafirma a esta etnia como la primera que habitara el tunal grande, del territorio del gran Chichimeca. Para darle una idea, sólo escuche, claro que si puede, pruebe el brebaje del Colonchero (texto extraído del encarte).
Uno esperaría como en los casos anteriores la introducción tradicional y el cambio, pero la rola abre con una nota larga del sax tenor rasposo acompañado de 3 toquesitos de platillo para llevarnos a un extraordinario y rompemadres blusesote.
Después de la presentación del tema, con guía de guitarra eléctrica blusera, comienzan a dispersarse, difuminarse; la flauta sirve de guía y se hace más difuso, llevando la pieza a terrenos más abiertos, poco a poco entretejiéndose entre el jazz libre o rock progresivo o ambos, según el gusto, relaciones culturales o deformaciones musicales de cada quien. Para llegar al final, retomar la vuelta del blues y terminar con una de las rolas más ricas y uno de los discos más espectacular, creativo y tradicional grabado en 1984.
Y basta de Tribu, al menos por el momento. Hasta que tengamos a mano más material, al menos.
Podés escuchar el disco desde acá:
https://www.youtube.com/playlist?list=PLZ5bEHbioaaHZHNLroXZStSvI4wAfcSZL
Lista de Temas:
1. Corrido mazateco
2. Virikota
3. De la marimba al son
4. Umbral
5. Generación espontánea
6. El Colonchero
Alineación:
- Alejandro Méndez
- David Méndez
- Tenoch Méndez Carmona
- Agustin Pimentel
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