La historia del rock está marcada por figuras que no solo definieron un género, sino que encarnaron una época, un sentimiento y una revolución cultural. Janis Joplin fue, sin duda, una de ellas. Su vida, breve pero intensa, terminó el 4 de octubre de 1970, cuando a los 27 años sucumbió a una sobredosis de heroína. Este desenlace fatal parecía un cierre inevitable para una existencia marcada por la pasión desbordada y los demonios internos que la misma artista no pudo silenciar. Janis Joplin irrumpió en la era del hippismo con una voz única, visceral, que no solo transmitía canciones, sino emociones descarnadas. Temas como «Cry Baby» y «Me and Bobby McGee» se convirtieron en himnos para una generación que llevaba en la piel la rebeldía, el dolor y el deseo de transformación social y personal. Sus desgarradores alaridos no eran un mero recurso vocal, sino un reflejo sincero y potente de sus tormentos internos. En ellos se reconocía la lucha constante ante la discriminación, la soleda...