El show nunca termina, vida consagrada a la frivolidad, una manera de ver con mucho make up, brillo, botox, y gracia, única pero repetible. Cuatro interpretaciones, algunas coinciden con la realidad, otras no, (en definitiva todo es real), y otro valor invisible a los ojos que se revela en lo barato, un sinónimo de despojo, otro lugar para la razón indiferente al glamour, que es detalle, cuando la actitud lo es todo. Lo efímero convence y convierte, un lado de brillo natural el otro un artificio, y así las luminarias son el mundo donde esconder verdades es necesario para inventarse tópicos de la vida. El presente es un retrato del pasado en que ninguna sombra cambiará la extraordinaria existencia de una vida inmersa en la crítica del otro. El mayordomo sirve bombones, y hace oído sordo y oyente de penas y alegrias; el rostro, gestos, para ver…Hacen un lenguaje del humor y el silencio. Ellxs experimentadxs en el arte de la actuación, siguen con preciso efecto la cadencia de cada p...