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Mostrando las entradas etiquetadas como * Literatura

Observación Teatral de: Hay que darle el gusto a mama.

El show nunca termina, vida consagrada a la frivolidad, una manera de ver con mucho make up, brillo, botox, y gracia, única pero repetible. Cuatro interpretaciones, algunas coinciden con la realidad, otras no, (en definitiva todo es real), y otro valor invisible a los ojos que se revela en lo barato, un sinónimo de despojo, otro lugar para la razón  indiferente al glamour, que es detalle, cuando la actitud lo es todo. Lo efímero convence y convierte, un lado de brillo natural el otro un artificio, y así las luminarias son el mundo donde esconder verdades es necesario para inventarse tópicos de la vida. El presente es un retrato del pasado en que ninguna sombra cambiará la extraordinaria existencia de una vida inmersa en la crítica del otro. El mayordomo sirve bombones, y hace oído sordo y oyente de penas y alegrias; el rostro, gestos, para ver…Hacen un lenguaje del humor y el silencio. Ellxs experimentadxs en el arte de la actuación, siguen con preciso efecto la cadencia de cada p...

Maria Sabina

- CURATE “Cúrate mijita, con la luz del sol y los rayos de la luna.  Con el sonido del río y la cascada.  Con el vaivén del mar y el aleteo de las aves. Cúrate mijita, con las hojas de la menta y la hierbabuena,  con el neem y el eucalipto.  Endúlzate con lavanda, romero y manzanilla.  Abrázate con el grano de cacao y un toque de canela.  Ponle amor al té en lugar de azúcar  y tómalo mirando las estrellas. Cúrate mijita, con los besos que te da el viento  y los abrazos de la lluvia. Hazte fuerte con los pies descalzos en la tierra  y con todo lo que de ella nace.  Vuélvete cada día más lista  haciendo caso a tu intuición,  mirando el mundo con el ojito de tu frente. Salta, baila, canta, para que vivas más feliz. Cúrate mijita, con amor bonito,  y recuerda siempre…tú eres la medicina.” ----------------------------- MUJER ESPIRITU Soy la mujer que sólo nací. Soy la mujer que sola caí. Soy la mujer que espera. Soy la mujer q...

Cesar Bandín Ron

Oración del que se siente solo Camino como un hada a través del sueño; me miro los pies al caminar, son flacos y huesudos y sufridos, como los de una bailarina. Camino borracho, a lo Trakl, a través del bosque crepuscular, ensayo una sonrisa para ese que pasa ignorándome. El viento se llevó el amor, lo paseó, lo mareó… Sobrevuelo el cuerpo de la tempestad; en carne viva mis palmas rozan la turbulenta rugosidad del texto. Somos, a un tiempo, consagración y adiós.   Fugaz, rara, la vida Cabra entre las cabras, cedro entre los cedros; agua fresca en el chubasco, terrón reseco en la sequía; carancho tras el conejo, cocina en el buche de la culebra; brote en el plantío, remolino en la borrasca; pez en el pico de la grulla, ratón entre las patas de la tarántula. Flor que nace de la flor, jabalí que embiste bajo la lluvia, ardilla que rápidamente asoma y se oculta. Mi propio cuerpo germinando en la tierra húmeda; mi alma... que va en la brisa, que se precipita con el aguacero, que susur...

Márques de Sade.

                            El fingimiento feliz                     (o la ficción afortunada) Hay muchísimas mujeres que piensan que con tal de no llegar hasta el fin con un amante, pueden al menos permitirse, sin ofender a su esposo, un cierto comercio de galantería, y a menudo esta forma de ver las cosas tiene consecuencias más peligrosas que si su caída hubiera sido completa. Lo que le ocurrió a la Marquesa de Guissac, mujer de elevada posición de Nimes, en el Languedoc, es una prueba evidente de lo que aquí proponemos como máxima. Alocada, aturdida, alegre, rebosante de ingenio y de simpatía, la señora de Guissac creyó que ciertas cartas galantes, escritas y recibidas por ella y por el barón de Aumelach, no tendrían consecuencia alguna, siempre que no fueran conocidas; y que si, por desgracia, llegaban a ser descubiertas, pudiendo probar su inocencia a s...

Rara danza de pijas voladoras

RARA DANZA DE PIJAS VOLADORAS No sé que hacer con los ejércitos de pijas voladoras que me acorralan contra las paredes húmedas de esta ciudad de horror. Pijas voladoras que me atacan sin piedad provocándome estupor. Pijas que me susurran al oído frases asquerosas sin sentido sin sentido… Mi culo dentado gime e intenta mordisquearlas pero vuelan y planean tan alto en ese cielo abandonado por un dios. Pijas voladoras con colmillos asesinos que chupan mi ensangrentado corazón. Pijas y más pijas. Gordas. Flacas. Cortas. Laaaargas. Largas que se enredan en mi pelo y en mis gritos de dolor. Pijas de huevos grandes cargadísimos de leche bordados con pendejos como alambres, alambres de púa, alambres de púa de coronas de cristos… Esos cristos seguidos por discípulos vacíos de razón.. Pijas perfumadas, Pijas con olor a rosas roco..có. Pijas con olor a pija. Pijas de futbolistas. Pijas de grises transeúntes. Pijas de mudos testigos de todo de todo este dolor. Pijas con alma. Pijas sin razón. Pija...

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.