En nuestro tiempo, la banalización del mal ha evolucionado, se ha vuelto más insidiosa y retorcida. Ya no se presenta de manera descarnada, vociferante e histriónica, mediante la imagen del Maligno. "El neoliberalismo ha generado la geopolítica del odio" afirma la investigadora, docente de la Universidad de Buenos Aires, psicoanalista y politóloga Nora Merlin. Y ello se puede palpar en América Latina con la puesta en marcha de dispositivos de poder que lograron elegir presidentes a personajes como Bolsonaro en Brasil o a Mauricio Macri en Argentina para que saqueara el país; y más recientemente, el golpe de Estado que la derecha boliviana secundada por Washington y la OEA le acaba de dar al mandatario legítimo Evo Morales. El objetivo fue colonizar la subjetividad de amplios márgenes sociales. El odio puede fluir a través del razonable discurso de tecnócratas o las palabras de mil y un expertos que hablan por televisión, la banalización del mal adopta formas benignas, piadosas, incluso desamparadas para apoderarse de nuestras emociones y manipularnos, al fin y al cabo, es la base del sistema capitalista en su fase neoliberal.
El neoliberalismo mediante la manipulación y el disciplinamiento ha logrado en la región inocular odio y de esta manera tratar de justificar las vías de hecho, habida cuenta que lo que le interesa es obstaculizar los canales democráticos y de esta manera eliminar la política.
Si el neoliberalismo es un sistema que no le conviene a la mayoría, porque sólo le es funcional a la élite financiera, porqué avanza globalmente. La condición para que avance globalmente es lograr el disciplinamiento subjetivo, lograr una subjetividad colonizada y obediente.
Y mañana se va el Felino Macri, deja una huella dañina en millones de argentinos empujados al abismo del hambre y la indigencia. Durante su horrenda gestión persiguió y encarceló a muchos dirigentes y militantes que se le opusieron y amenazó a tantos otros, violó derechos humanos y garantías jurídicas, propició que las fuerzas de seguridad asesinaran a hijos del pueblo; es decir, hizo daños irreversibles (por ejemplo, en el último año se perdieron 16 empleos por hora) por los que hay que ver si la justicia, si es que existe en Argentina, alguna vez le hace pagar. Pero al menos, mañana ya su régimen habrá caducado.
Pero deja su retoño, esos seres inyectados del odio. La masa fascista se queda. Entre ellos hay muchos que fueron perjudicados por la desastrosa gestión económica del Felino, pero también están arruinados mentalmente por el aparato de acción psicológica del que el macrismo se valió para aguantar apenas un período en el poder. Para los seres del odio queda un liderazgo vacante, porque el saliente no tiene consistencia política. Esa base social que junto al aparato mediático (funcionan al unísono) buscarán otro muñeco, igual o más dañino que el Felino. La derecha necesita sacárselo de encima y probar con otro. Y se van a bolsonorizar... el fascismo está en avance, vamos a ver si ña mieva ola de repudio a las políticas neoliberales que hay en la región los deja crecer. Veremos...
Mientras tanto, los invito a leer algunos análisis intersantes.
Federico Bosch - Psicólogo y psicoanalista
"Lo horrible de los Dos Minutos de Odio no era el que cada uno tuviera que desempeñar allí un papel sino, al contrario, que era absolutamente imposible evitar la participación porque era uno arrastrado irremisiblemente. A los treinta segundos no hacía falta fingir. Un éxtasis de miedo y venganza, un deseo de matar, de torturar, de aplastar rostros con un martillo, parecían recorrer a todos los presentes como una corriente eléctrica convirtiéndole a uno, incluso contra su voluntad, en un loco gesticulador y vociferante. Y sin embargo, la rabia que se sentía era una emoción abstracta e indirecta que podía aplicarse a uno u otro objeto como la llama de una lámpara de soldadura autógena. Así, en un momento determinado, el odio de Winston no se dirigía contra Goldstein, sino contra el propio Gran Hermano, contra el Partido y contra la Policía del Pensamiento; y entonces su corazón estaba de parte del solitario e insultado hereje de la pantalla, único guardián de la verdad y la cordura en un mundo de mentiras. Pero al instante siguiente, se hallaba identificado por completo con la gente que le rodeaba y le parecía verdad todo lo que decían de Goldstein. Entonces, su odio contra el Gran Hermano se transformaba en adoración, y el Gran Hermano se elevaba como una invencible torre."1984, George Orwell
El neoliberalismo mediante la manipulación y el disciplinamiento ha logrado en la región inocular odio y de esta manera tratar de justificar las vías de hecho, habida cuenta que lo que le interesa es obstaculizar los canales democráticos y de esta manera eliminar la política.
Si el neoliberalismo es un sistema que no le conviene a la mayoría, porque sólo le es funcional a la élite financiera, porqué avanza globalmente. La condición para que avance globalmente es lograr el disciplinamiento subjetivo, lograr una subjetividad colonizada y obediente.
"ASÍ LES DEJAMOS EL OJETE ESTOS CUATRO AÑOS" |
Pero deja su retoño, esos seres inyectados del odio. La masa fascista se queda. Entre ellos hay muchos que fueron perjudicados por la desastrosa gestión económica del Felino, pero también están arruinados mentalmente por el aparato de acción psicológica del que el macrismo se valió para aguantar apenas un período en el poder. Para los seres del odio queda un liderazgo vacante, porque el saliente no tiene consistencia política. Esa base social que junto al aparato mediático (funcionan al unísono) buscarán otro muñeco, igual o más dañino que el Felino. La derecha necesita sacárselo de encima y probar con otro. Y se van a bolsonorizar... el fascismo está en avance, vamos a ver si ña mieva ola de repudio a las políticas neoliberales que hay en la región los deja crecer. Veremos...
Mientras tanto, los invito a leer algunos análisis intersantes.
Algunas reflexiones sobre las manifestaciones de odio que se escucharon en la despedida macrista.
Contexto y Pretexto
La Plaza de Mayo como escenario público privilegiado del acontecer político argentino fue la elegida para la última puesta en escena del gobierno macrista. En un discurso, de solo diez minutos el presidente saliente despidió a sus más devotos seguidores.
Mientras se agitaban banderitas argentinas y se realizaban cantos a favor del gobierno que finalizaba su mandato y en contra del peronismo los cronistas de medios de comunicación entrevistaban a los concurrentes al acto.
Lautaro Maislin, reportero de C5N, medio opositor cuyos directivos fueron encarcelados y perseguidos a través de causas judiciales armadas en complicidad entre el gobierno y el Poder Judicial, recibió agresiones y tuvo que abandonar la plaza. Antes de eso pudo documentar algunos testimonios y las cámaras del canal registrar los epítetos descalificadores dirigidos hacia el periodista y el medio donde trabaja.
En otro lugar de la misma plaza, con mejor recepción emocional y política, se encontraba el reportero de Todo Noticias tomando testimonios que también brindaron declaraciones fuertes y nos dieron una muestra del pensamiento de los concurrentes al acto.
Algunos decires.
“¡Sigan mintiendo!”, “¡Ladrones!”, “¡Chorra!”, “¡Vinimos solos, no nos trae nadie, venimos los sábados!”, “Cantamos el himno, no la marcha peronista como hacen cantar en la primaria”, “¡Que vaya presa!”, “¡Hay que matarla!”.
Se-robaron-todo.
Sin duda unos de los significantes más repetidos. Cabe recordar que un significante para el psicoanálisis puede ser no solo palabras, pero en este caso son tres que funcionan como una. También son un sonido que se expresa a través de voces que gozan repitiéndolo.
¿Ahora bien cuál es el significado o los significados de ese significante? ¿De dónde lo toman los sujetos? ¿Dónde lo escucharon por primera vez? ¿Tienen algún significado o simplemente funcionan como cestas vacías donde colocar sus afectos negativos?
Si realizamos un poco de arqueología en la red podemos encontrar un parentesco directo con el "se-robaron-un-pbi" de los dichos de Leonardo Fariña, el arrepentido estrella de la mayoría de las causas en contra del gobierno kirchnerista.
¿Dónde se realizó esta declaración? En una entrevista realizada por Jorge Lanata para Canal 13, medio de la corporación opositora en su momento, oficialista hasta el 10 de diciembre. ¿Realmente lo dijo Fariña o hay otros hablando a través de él? ¿Laboratorios de comunicación contratados por él poder real?
En el corto discurso del presidente amante de los lugares comunes, Mauricio Macri, se puede escuchar "tenemos que cuidar a nuestra querida Argentina, que no la roben...". Tampoco sabemos quién habla ahí o que significa robar para el mandatario saliente procesado por contrabandista o por evasor según la oportunidad. En esa frase "que no la roben", por Argentina, funciona como "robar un PBI", como "robar un país", como "robar todo". Una nada significante para que cada uno coloque el odio que le cuadre.
La matriz del odio.
Los significantes nos vienen siempre de Otro, el bebé humano lo recibe de los padres, en su primer baño simbólico. En este caso el Otro es identificable en una entidad difusa que "se encarna" en una corporación, la representada por los medios hegemónicos y el discurso destructivo del neoliberalismo.
Los sujetos toman esos significantes de los medios de comunicación, que repiten día y noche, con el fin de crear subjetividades. Los sujetos son tomados a su vez por estos significantes, para ser luego propagadores "gozantes" de los mismos.
La significación que tienen estos para cada uno es enigmática, debido a que se proyectan diferentes emociones. Pero de tanto repetir se pierde la articulación misma entre las palabras y el significado. Esto se comprueba fácilmente ante la repregunta de "¿Qué es lo que se robaron?". La respuesta no es esclarecedora porque se recurre nuevamente al "todo", o sea nada.
En una nota recogida el sábado por el reportero de C5N un trabajador anuncia que Mauricio Macri es el "mejor presidente" y que la "economía no es todo", lo dice además a pesar de que hace seis meses se quedó sin empleo porque su lugar de trabajo cerró. ¿Cómo una persona que perdió su trabajo debido a las políticas de este gobierno puede decir que eso "está bien", que él "hizo lo que tenía que hacer como ciudadano"? Quedarse sin trabajo es lo que tuvo que hacer y lo reivindica. ¿Cuál es la (sin) razón que puede provocar que un trabajador se aliene de tal manera?
En otra nota, esta vez de TN, el reportero intenta contra argumentar (hecho novedoso casi inédito) las declaraciones de una entrevistada con un "pero se va del gobierno con un 40 por ciento de pobres”, a lo que le responde otra “perdóname, perdóname que yo te digo veo TN, el 13, todos los programas" para luego concluir que "la pobreza viene de años y desde que vino Cristina...". La interlocutora curiosamente parece ponerle un freno al periodista y advertirle que de ninguna manera le pueden quitar el “goce” que los medios dominantes le brindaron al situar a Cristina como responsable de todos los males y por supuesto objeto de su odio.
Un psicoanalista, Wilhelm Stekel, se preguntaba que estaba primero: si el odio o el amor. Se inclinó por lo primero, y además agregó que "El primer dolor despierta el primer odio". ¿Qué dolores atraviesan estos sujetos para que el discurso mediático y neoliberal provoque este tipo de subjetividades?
Me parece que es muy necesario que reflexionemos sobre el odio en esta nueva etapa y en los modos de producción de este. No hay otra manera de poder entender la eficacia de los discursos mediáticos que atentan contra el lazo social.
Solo en la medida que podamos encontrar respuestas que de alguna manera nos permitan enlazar socialmente a estas personas, que son sujetos de un goce "mortificante" y que podamos entender qué clase de dolor los mueve para estar "juntos" pegoteados por el odio antes que unidos "con otros", será posible contrarrestar el neoliberalismo y su destrucción de la vida en común.
Federico Bosch - Psicólogo y psicoanalista
Justificaron el tiro por la espalda, la cárcel sin condena de opositores, el despido de empleados públicos por sus preferencias políticas y la reducción de jubilaciones. Como bien dice fray Hernán Lombardi, Inquisidor General del virreinato, fueron el gobierno de los mansos. https://t.co/zn0CcUyRtU— Sebastian Fernandez (@rinconet) 7 de diciembre de 2019
Esto no era una grieta, era otra cosa
Había un cartel callejero, escrito a mano sobre cartón, en una de las convulsionadas ciudades chilenas: “El neoliberalismo nace y muere en Chile”, decía. Y es verdad que en su momento Pinochet fue la niña mimada de la escuela económica de Chicago. Es verdad que el propio Friedrich Hayek, uno de los mentores del neoliberalismo, le recomendó a Margaret Thatcher que hiciera lo mismo que hacía Pinochet en Chile. Y que ella le recordó que Gran Bretaña no se podía dar los gustos de una dictadura. Pero hizo lo que pudo.Sandra Russo
Casi cuarenta años después, en épocas en las que vuelve a ponerse en juego el orden mundial y Estados Unidos tiene un presidente que retrocede para adelante, Washington volvió a la carga con el derrocamiento o el encarcelamiento o la proscripción de todos los líderes económicamente heterodoxos latinoamericanos. Probaron primero otros presidentes norteamericanos con los golpes blandos, dejándoselos a las instituciones locales, como el de la Corte Suprema que decidió voltear y exiliar a Manuel Zelaya, y luego montaron el lawfare en varios países cuyas mayorías electorales no pudieron deshacer. No hay lawfare sin medios cómplices, porque de lo que se trata, tal como lo dijo Mauricio Macri refiriéndose a la primera presa política del gobierno que termina, Milagro Sala, “es correcto que esté presa porque mucha gente cree que es culpable”. Esa gente que “cree” no lee expedientes. Lee diarios. Los jueces del Lawfare no hacen investigaciones: muestran recortes de diarios. Las causas contra opositores no constan de elementos probatorios, de basan en notas publicadas.
“El neoliberalismo nace y muere en Chile”, rezaba ese cartel. Y en Chile Piñera niega lo que se ve. Niega lo que ordena. Habla de terrorismo, igual que los golpistas bolivianos, tan sanguinarios como patéticos, que ahora han creado una “unidad especial” para combatirlo. No hay terrorismo, salvo el de Estado y del que ellos mismos son responsables. La posverdad ya no funciona. Puede Pompeo volver a denigrarnos llamándonos sin eufemismos “nuestro patio trasero”, pero no funciona. Puede Estados Unidos fantasear y quizá hasta desplegar fuerzas para intentar instalar en la región un control intensivo con la excusa de combatir al terrorismo, como él mismo afirma sin que se le mueva ni un músculo de la cara. Pero no funciona ni funcionará a la larga, porque el neoliberalismo es un sistema supremacista económico y cultural pero basado en la instalación previa de un relato que muchos deben comprar para que las multitudes no estallen. Ya estallaron. ¿Pueden probar con un genocidio regional masivo? Uno tiende a creer que no, porque les guste o no el mundo ya no es unipolar. Pero si matan es porque no tienen nada que decir. Nunca tuvieron otro relato que el del derrame. Así que ahora hablan de dios.
Esta semana vi también una escena en una ciudad campesina de Bolivia. En la plaza, donde seguramente en los últimos años cada mañana se cruzaban mujeres con pollera o cholos con mestizos vestidos con ropa occidental, había llegado el odio. Hombres de pantalón y camisa empujaban a las mujeres de pollera, querían sacarlas de la plaza. “Bolivia ya dijo que no”, decía uno y después otro, porque están con desbordados de testosterona. “Bolivia dijo que no”, decía un hombre alto mientras le pegaba empujones a una señora y otra iba en su ayuda y también era empujada. “No vengan más aquí”, les decían. Y uno se preguntaba a qué le había dicho Bolivia que no.
No les alcanza con que Evo se haya ido. Quieren un país sin indios. Ellos, los mestizos bolivianos. Quieren ser otros, quieren eliminar aquello a lo que se parecen y de lo que provienen. Y en rigor, Bolivia le dijo que sí a Evo Morales. A Luis Almagro esta injerencia en un golpe de Estado no le va a salir gratis. Es demasiado burdo y costó demasiado cara su operación política. En el sur del continente, los pobres muchachos del sindicato de los cocaleros y los otros aymaras que salieron a defender su democracia ya están muertos. Almagro es uno de los responsables.
Almagro fue usado por el imperio para acelerar los tiempos. Fue convencido de que él podía bajarle el pulgar a un presidente indígena y condenarlo también a la muerte, porque ése era el destino de Evo si otros pocos presidentes, entre ellos el electo en la Argentina, no se hubieran ocupado de evitarlo.
En esas plazas bolivianas, como en las argentinas, como en las chilenas, como en las de toda la región, los que peleamos contra el neoliberalismo siempre soñamos la mezcla, el entrecruzarse, la mixtura, lo diverso. Entonces es momento de prestar atención cuando se habla de grieta. Esto no es grieta. Si no abandonamos ese cliché de la derecha vamos a caer en breve de nuevo a la teoría de los dos demonios. El orden contra los vándalos. No podemos estar siempre a la defensiva discursivamente. “No somos terroristas”, “No somos chorros”, “No queremos vivir sin trabajar”. Mientras nos defendemos no hablamos de ellos.
Esto fue demasiado lejos y se interna en una lógica en la que no hay que entrar. Hay Estados que matan civiles opositores. Hay funcionarios de organismos internacionales que son partícipes necesarios de golpes de Estado. Hay policías que apuntan a los ojos y hay ciegos. De qué grieta estamos hablando. No hay grieta. Hay víctimas y victimarios.
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