La discursividad individualista instalada en la subjetividad -por el neoliberalismo- implica que muchos defienden la maquinaria de seguridad instalada, que no es ni más ni menos que elegir que nos maten. Fue hace 17 años en el Puente Pueyrredon, la maldita bonaerense reprime salvajemente a los desocupados. Darío y Maxi peleaban contra la miseria y la desocupación, por un futuro mejor para los trabajadores en un mundo distinto. Dos simples personas que en su militancia resumían la solidaridad en sus vidas, que solo pretendían, como tantos otros, acabar con la ignominia de la miseria de entonces, la misma de ahora.En un nuevo aniversario de su asesinato, Kosteky y Santillán siguen siendo asesinados en Burzaco, San Miguel de Monte, Tres de Febrero, Tigre, Santiago del Estero. Como no podía ser de otro modo, no está ausente aquí el gen neoliberal, esto es, el individualismo extremo al que estamos expuesto y mata como las balas que matan a todos los Daríos y Maxis de hoy en día. Conviene