Andrés Ruiz - Amuleto (2005)

Artista: Andrés Ruiz

Álbum: Amuleto
Año: 2005
Género: Progresivo melódico
Duración: 43:02
Nacionalidad: Argentina

Lista de Temas:
1. Piernastrenes
2. Acertijos en el mar
3. Silencio de agujas
4. Suerte de sortija
5. Aprendiz
6. Carmen
7. Fortuna anestesiada
8. Inquebrantable
9. Lúdico
10. Amuleteando
11. Ruletamuerteruleta

Alineación:
- Andrés Ruiz / guitar, piano, keyboards, drums, tabla, vocals
- Ángel Sayous / bass
- Erica Villar / flute
- Hernán Schnaider / organ
- Cristian Dujmovic / guitar
- Fernando Estarque / guitar
- Sergio Merce / sax
- Mariano Prat / trumpet
- Juan Miguens / upright bass

Para quienes no lo conozcan Andrés (hermano de Florencia Ruiz, fina cantante que entre sus proyectos cuenta con gente como Ariel Minimal y muchos otros reconocidos músicos) empezó su carrera musical como baterista de varios proyectos de rock progresivo y jazz fusión, influencia que se nota también en el sonido de "Amuleto".
Este es el primer álbum de Andrés Ruiz, al álbum lo recorren once temas de impecable producción e instrumentación acústica, cuyas letras giran en torno a la suerte y su influencia en nuestras vidas.
Este disco cuenta con elementos de canción experimental, jazz y música étnica. Aunque los temas del disco solista son tranquilos, están tocados con guitarra acústica y tienen un sonido cercano al pop y el jazz, pero él dice que es un álbum de rock. Yo no lo encasillaría dentro del rock, sí dentro del amplio rango que abarza la música progresiva, con su mezcla de estilos y concepciones... según palabras del mismo músico: "Yo se que mi música no suena así, no es que me hago el rockero – comenta-. Pero para mí el sonido que logro es el resultado de haber escuchado el género desde chico. Está fusionado con otras cosas que tienen que ver con una búsqueda mía personal y ahí pueden estar mezcladas la música experimental, la minimalista, el jazz y el folclore. Yo antes decía que mi estilo era 'fusión', pero no estoy muy convencido, porque ese rótulo es muy abarcativo y lo mío está reducido a la canción, a pesar de que evade un poco los parámetros tradicionales como el puente o el estribillo. Siento que la esencia es la del rock". Pero para descubrilo ustedes, escuchen la música del video que está debajo de este comentario.
Ruiz hace canciones íntimas, suaves, cantadas con susurros melancólicos, y guitarras que puntean apacibles melodías y dice que, a la gente, eso le resulta sorprendente. "Me dicen que esperaban mucha percusión o una batería muy arriba. A mí eso no me sale, me surgen estas canciones más experimentales en lugar de la cosa rítmica". Y es que Ruiz es fuyndamentalmente baterista: "Mi instrumento es la batería porque siempre estuve muy obsesionado con el ritmo – cuenta Andrés Ruiz -. Pero compongo canciones, cuando en general los bateristas no lo hacen porque están muy relegados a la parte percusiva. Tengo como esos dos lados bastante diferenciados".
Andrés Ruiz grabó su primer disco solista, Amuleto, en el living de la casa de un amigo. "Yo tenía un montón de canciones en un cajón y le pregunte si podía grabar algunas. Al principio eran dos o tres y después se fueron sumando y decidí hacer el disco".

Vino a renovar la música urbana cuando empezaba a cambiar el siglo. Pero hay que ir más atrás en el tiempo: al patio de la casa familiar en Haedo, a Numa, su abuelo bandoneonista, y sus dos hermanos, también músicos, Florencia y Federico. Se formó escuchando discos de rock nacional y rock progresivo, fue baterista de metal y percusionista de música de la India. El formato “canción” –o “no canción”– llegó después a la vida del más chico de los Ruiz, autor de los discos “Amuleto” (2005), “Amor ventrílocuo” (2007), “Los deudos” (2008) y “Ruiseñor” (2010), este último, con la participación de Litto Nebbia.
Andrés Ruiz cuenta que la primera vez que se subió a un escenario para hacer música fue en 1996, cuando cursaba tercer año del colegio secundario. La banda se llama Antares y estaba formada por él y tres compañeros más de curso. “Por supuesto que teníamos el nombre, el logo, las fotos y demás mucho antes de saber un acorde”, cuenta entre risas, pero agrega que “el tiempo me ha enseñado que la música es mucho más que música”. Antares era, básicamente, un grupo de heavy metal.
¿Cómo fue ese primer recital?
Luego de varios meses de ensayos, debutamos en un acto del colegio. Teníamos 15 años. Nuestro número fue puesto entre el Himno Nacional y la actuación de unos compañeros pintados con corcho.
Subimos a escena y arrancamos con Si se calla el cantor, de Horacio Guaraní, pero en la versión ultrametalera de Hermética. Creo que nos salía bastante bien, a pesar de los numerosos pifies que –suponemos– nadie notó. Éramos una pared de sonido, con cinco miniamplificadores de 15 W uno arriba del otro.
Seguimos con un par de temas nuestros que eran medio bodrio pero nos permitían lucirnos más. Recuerdo un rulo que yo metía en el medio de un tema y después quedaba solo con el bajista. ¡Una parte horripilante!
El broche de oro fue una digna versión de Sólo por ser indios de ANIMAL, que estaba de moda por esos años y al cantante le gustaba mucho.

Revista Crítica