Hoy más piano, aunque con un sabor notablemente distinto. A mí me fascina la continuidad que vemos en el pensamiento musical del siglo XX: las ideas suben y bajan por una misma línea docente en que alumnos y profesores intercambian enseñanzas, experiencias y hallazgos.
Alberto Ginastera, que nació este día en Buenos Aires, enseñó a Astor Piazzolla y a su vez recibió lecciones de Aaron Copland, a quien ya vimos a principios de mes. Es considerado uno de los compositores clásicos más importantes del continente americano; en su obra incluyó elementos tradicionales de Argentina de múltiples maneras, unas más explícitas que otras.
Esta obra para piano,de gran intensidad, data de 1940, de la primera fase creativa de Ginastera, que el mismo compositor llamó período de «nacionalismo objetivo» (1934-1947). La oigo multitud de veces, pero siempre tiene la virtud de desconcertarme y nunca sé qué viene a continuación. Es como si el compositor nos llevara por un sinuoso viaje melódico y cuando creemos saber en qué punto nos encontramos, nos secuestra y nos deposita en un lugar distinto, completamente inesperado.
Clemency Burton-Hill
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