Ir al contenido principal

El día que el rock gritó "¡Viva Perón!"

El Festival del Triunfo Peronista (el 31 de marzo de 1973, en la cancha de Argentinos Juniors) es un capítulo desconocido en la música argentina. 50 años después, Rolling Stone reconstruye, a través de sus protagonistas y de fotos inéditas, la historia detrás de uno de los primeros cruces del rock y la política. Esta investigación exclusiva forma parte del número especial 25° Aniversario de Rolling Stone, disponible a partir de abril de 2023.

Por Oscar Jalil

Duró poco. Tan sólo una tarde, y quedó olvidado por culpa de un temporal de lluvia y viento que obligó a suspender todo. A veinte días de la contundente victoria en las urnas de la fórmula presidencial Cámpora-Solano Lima (el 11 de marzo de 1973), el peronismo regresaba al poder después de 18 años de proscripción y había que celebrarlo. La naciente patria chica del rock argentino pondría la banda de sonido para una fiesta popular que dejaba atrás siete años de dictadura militar. Por primera vez, el rock y la política se unían en un evento masivo bajo el anhelo compartido del regreso democrático y el retorno de Juan Domingo Perón, en el denominado Festival por el Triunfo Peronista.

“En esa época éramos todos peronistas. Después de que se conocieron los resultados del triunfo de Héctor Cámpora, recuerdo que había un espíritu de fervor libertario total. De pronto pasa un camión repleto de gente frente al teatro San Martín y lo veo colgado a [Luis Alberto] Spinetta abrazando a un montón de pibes”, le dijo Miguel Grinberg a Rolling Stone en una entrevista de 2013. El testimonio del periodista y participante esencial de los comienzos de rock argentino pinta un momento único de esperanza y alegría genuinas.

El sábado 31 de marzo de 1973, en el viejo estadio de Argentinos Juniors, Grinberg registró el festival en 66 fotografías blanco y negro, que en su mayoría permanecieron inéditas hasta hoy. Ahí aparecen músicos, productores y la multitud que acompañó el encuentro, testimonio histórico de un acontecimiento del que se cumple medio siglo, pero que persiste como un archivo casi secreto de aquellos días en que el rock argentino se animó a gritar “Viva Perón”.

Kubero Díaz y Charly García repasan los acordes de uno de los temas de La Pesada en los que sería invitada la joven voz de Sui Generis en el festival. Foto: Miguel Grinberg


“El general Perón, a través de la JP, me pidió que organizara un concierto para que los jóvenes conocieran a Cámpora y Solano Lima, la fórmula que resultó ganadora el 11 de marzo de 1973”, escribió Jorge Álvarez, afamado productor discográfico y editor literario en su libro de Memorias (2013). “Con Oscar López y Billy Bond nos hicimos cargo, por supuesto, de contactar a los músicos, los sonidistas y los iluminadores. Ver a Cámpora junto con La Pesada [la banda de Billy Bond] fue medio surrealista, pero lo cierto es que el rock y la militancia política se cruzaban arriba de un escenario, levantado en el estadio de Atlanta”.

La versión de Álvarez, fallecido en julio de 2015, revela una constante en la reconstrucción de la historia del festival que no fue: memorias frágiles, miradas antagónicas y otras calamidades del paso del tiempo conforman las piezas de un rompecabezas nunca resuelto. Si bien existió la conexión de Álvarez, padre de los sellos Mandioca y Talent, con Perón −son conocidos los encuentros en Puerta de Hierro, Madrid−, hay varias inexactitudes en el relato: el festival se realizó en Argentinos Juniors −cerca, pero no en la cancha de Atlanta−, y Cámpora nunca estuvo en el escenario montado en el césped de La Paternal, ya que había viajado a España para entrevistarse con Perón y luego visitar al papa Paulo VI en el Vaticano.

El periodista Carlos Campolongo, cubriendo el festival para Canal 9. Foto: Miguel Grinberg

La importancia de la Juventud Peronista en la organización del megaevento fue clave, pero a través de las Brigadas Peronistas, una agrupación juvenil con una fuerte inserción barrial y muy cercana a La Banda del Oeste, trío porteño de rocanrol que formaba parte de la grilla del festival, pero no tan mencionado en la épica del rock nacional.  

Es imposible remontarse hasta marzo de 1973 sin aclarar las connotaciones políticas que rodearon el festival y que provocaron diferencias marcadas entre los distintos sectores juveniles del peronismo. “Las Brigadas de la Juventud Peronista habían surgido hacia mediados de 1971 para nuclear a los militantes más jóvenes de Guardia de Hierro. Esta era una organización de cuadros de la Juventud Peronista que, desde 1967, realizaba militancia barrial en pequeños grupos distribuidos por circunscripciones electorales en Capital Federal”, señala la historiadora Ángeles Anchou en un exhaustivo trabajo académico sobre El rock con Perón (2013). “Se diferenciaban de las otras organizaciones surgidas en la época por no promover la lucha armada y abocarse a una militancia de inserción barrial a través de organizaciones intermedias como clubes deportivos, sociedades de fomento, etcétera, y, más adelante, abriendo unidades básicas en vista a la apertura electoral. Cuando, en febrero de 1972, Guardia de Hierro se alió con el Frente Estudiantil Nacional y otras organizaciones para conformar a nivel nacional la Organización Única del Trasvasamiento Generacional (OUTG), las Brigadas se integraron a la nueva estructura, pero tuvieron mayor autonomía que los otros frentes”.

Estas alianzas y movimientos de piezas dentro de una estructura partidaria amplia también marcaron las tensiones entre la izquierda y la derecha peronistas, a las que las Brigadas no eran ajenas por su cercanía con Guardia de Hierro, organización política con serias discrepancias frente a la línea más combativa y hegemónica de Montoneros.

“Eran tiempos de mucha confusión ideológica, no se sabía demasiado para dónde correr, el peronismo parecía la salida democrática más lógica y menos violenta”, dice Billy Bond desde San Pablo. El legendario líder de La Pesada del Rock & Roll ubica la tierra media que ocupaban los integrantes de la escena musical frente a los militantes políticos: “Nosotros no éramos muy bien vistos por la izquierda ni por la derecha, debido a nuestra obvia asociación con las drogas. Nos menospreciaban un poco, pero eso nos dejaba bastante libres”.

Oscar López y Jorge Álvarez, muy cercanos a la organización del festival. Foto: Miguel Grinberg

Tanto Jorge Álvarez como Bond no ocultaban su simpatía por el peronismo, basta rescatar aquella maravillosa tapa del compilado Pidamos peras a Mandioca (1970), en donde una pera gigante, un “perón”, dibujada por Daniel Melgarejo, representaba un posicionamiento ideológico muy claro frente a los métodos opresivos del gobierno militar. “Perón era inteligente, sabía de los movimientos en todo el mundo y que nosotros estábamos con la modernización de las reglas; confusos, pero más cerca del camino que los otros”. La Pesada venía de vivir la experiencia “Rompan todo” en el Luna Park −octubre de 1972−, una feroz represión policial se llevó puesto a quién se cruzara en su camino cuando parte del público intentó cambiar su lugar asignado en el Palacio de los Deportes. “No sé si Jorge Álvarez realmente fue convocado por Perón o a través de alguien, o su fantasía lo hizo creer en eso y, finalmente, su convicción política lo convenció. Pero Jorge no era de mentir demasiado”.

“Con la participación de los conjuntos de Música Moderna”, dice el  volante del festival en su parte superior. Más abajo, dos filas de nombres revelan lo mejor del rock argentino cosecha 1973: Aquelarre, Billy Bond y La Pesada, Pappo’s Blues, Pescado Rabioso, Sui Generis, Dulces −que no son otros que los platenses de Dulcemembriyo−, La Banda del Oeste, Vivencia, Miguel y Eugenio. La lista sigue con errores como Gabriel, en vez de Gabriela Parodi, la pionera del rock argentino, y continúa con León Gieco, Raúl Porchetto, Escarcha, Color Humano, Litto Nebbia, Pajarito Zaguri, y cierra la nómina el grupo Juan Domingo. No es un chiste de Peter Capusotto: la banda tuvo una existencia efímera y hasta llegó a editar un single firmado por un tal Alberto Kreimerman, más conocido por el nombre artístico de Bingo Reyna, eximio guitarrista que brilló en la década del 60. Es fácil encontrar en YouTube los dos temas de Juan Domingo y Sus Muchachos: “Respuesta a tu carta”  ocupa la cara A, un tema beat más cercano al Club del Clan que deriva en marcha partidaria, mientras que el lado B, “Pregúntale a Juan”, parece un jingle publicitario que el paso del tiempo volvió una pieza musical desopilante.

Alos 17 años, Jorge Garacotche supo que muy cerca de Villa Crespo, su barrio natal, iban a presentarse todos sus dioses de la adolescencia. Todavía faltaba un tiempo para que se convirtiera en líder y guitarrista de Canturbe, uno de los nombres más importantes de la escena progresiva nacional. “Recuerdo que con mis amigos fuimos temprano a la cancha de Argentinos. Nos parecía una cosa muy extraña porque, salvo lo de BA Rock, no eran una cosa muy habitual los festivales donde estaban las bandas que uno escuchaba y leía en la revista Pelo”, dice Garacotche y explica que, para esos pibes de la parte pobre de Villa Crespo, el Festival del Triunfo Peronista se transformó en un quiebre respecto a percepciones y prejuicios que ya arrastraba el rock. “Nuestros padres miraban con mucho recelo esa música joven que no se comprometía con lo político, que parecía decir que estaba todo bien y los problemas eran otros. Pensaban que la música joven era Palito, Sandro, El Club del Clan. Me da la impresión de que a partir de ese volante, de ese festival, el rock empieza a ser mirado de otra manera. Pibes más grandes, que no escuchaban rock argentino, cuando vieron que se venía ese festival, también se alegraron porque volvía el peronismo, la democracia, porque se iba la dictadura militar, cosa que del otro lado, la música comercial o complaciente, no dijo nada. O dijo algo por decir. No por convicción”.

Emilio del Guercio, después de la separación de Almendra al frente de Aquelarre. Foto: Miguel Grinberg

En marzo de 1973, Gabriela vivía un tiempo único luego de grabar su disco debut y convertirse en la primera mujer en alcanzar esa meta artística hasta el momento reservada a los hombres. “Como no se llegó a hacer y yo en ese momento iba de show en show y estaba en mi época de mayor trabajo, registré el festival simplemente como un show más que se canceló”, dice Gabriela. “Nunca me enteré de los pormenores, creo también que fue porque no militaba y lo único que me interesaba era componer y tocar, mi vida tenía un solo centro en ese momento, la música”. La cancionista fue la única mujer de la grilla del festival, aunque en el volante publicitario figurase como Gabriel.

Nito Mestre, en cambio, vivió el encuentro desde el backstage gigante que comprendía a todo el campo de juego de Argentinos Juniors. “En ese momento la estrategia era mostrarnos mucho y el festival era un lugar más. Nosotros trabajábamos para la agencia de Jorge Álvarez y él tenía la concepción de tocar en todos lados y para todo público. Como tocar en la Villa 31 del Padre Mugica, poco tiempo antes de que lo mataran [en 1974]. Lo poco que recuerdo fue que se armó un quilombo bárbaro, salieron todos corriendo. Nosotros no llegamos a tocar, no sé si por el aguacero. Fue todo un caos”, dice una de las voces de Sui Generis, que por aquellos días preparaba su segundo álbum luego de la explosión de ventas del disco debut, Vida.

“Mugica era un cura que estaba por los pobres. El barrio era absolutamente distinto a como es ahora. Había unas casitas muy pobres con un gran espacio abierto donde los chicos jugaban al fútbol. Había un grado de respeto bastante importante en toda la gente. Nos ayudaban a bajar los equipos y tocamos arriba de una casa que sí era de material. No sé si en ese techo él daba la misa o era algo aledaño”, recuerda Nito sobre su presentación en la Villa 31.

Sui Generis, como La Banda del Oeste, Pappo’s Blues o La Pesada, tocaban seguido en las villas gracias al puente que tendían las Brigadas Peronistas y su trabajo de inserción social que también promovía el padre Carlos Mugica. “Los plomos que trabajaban con nosotros manejaban todos los códigos del lugar. Los chicos asistentes los heredamos de La Pesada y eran todos de la villa, no de la 31, de otras. Éramos una gran familia”, dice Mestre. 

Raúl Porchetto y Nito Mestre en el campo de juego de la cancha de Argentinos Juniors. Foto: Miguel Grinberg

Aunque Sui Generis no llegó a subir al escenario en el Festival del Triunfo Peronista, Charly García sí alcanzó a tocar como tecladista invitado de La Pesada, que ese día alineó a un auténtico dream team del rock criollo: además de Billy Bond en voz y en el rol de maestro de ceremonia, también participaron Isa Portugheis y Juan Rodríguez bajo el inusual ensamble de dos baterías; Alejandro Medina en bajo, Kubero Díaz en guitarra y Jorge Pinchevsky en violín. En el libro de entrevistas de Daniel Chirom a Charly García (1983), recientemente reeditado por Editorial Vademécum, el líder de Sui Generis rememora postales del festival. “Yo no quería ir a tocar ahí, pero como fueron todos los grupos de rock, yo también fui. No me gustaba la onda. Recuerdo que estaba Solano Lima y se decía cualquier pavada”.

En una entrevista más reciente para Rolling Stone (2002), Charly vuelve sobre el tema y recuerda cuando acompañó a La Pesada. “Estábamos por subir a tocar y apareció una mina que tenía un camisoncito divino, y me dijo que le firmara un autógrafo en las tetas… Yo tenía un minipiano. Durante el show, ¿sabés quién estaba escondida ahí abajo? La mina. Y me hizo un blowjob”.

Inmerso en una sólida carrera solista, Litto Nebbia preparaba en marzo de 1973 lo que sería el lanzamiento de una de sus obras cumbres. Muerte en la catedral llegó a las disquerías en julio de ese año y se convirtió en uno de los grandes discos de una temporada prodigiosa en materia de ediciones discográficas como Pescado 2 y Artaud, de Pescado Rabioso, el debut de Aquelarre y Color Humano −la diáspora de Almendra en su máxima expresión−, y Volumen 4 de Pappo’s Blues, entre otros. “El festival en sí, lo tengo medio desdibujado. Recuerdo que había mucha expectativa, por la cantidad de músicos que íbamos a tocar, y también lógicamente por la convocatoria popular del peronismo. Yo me sumé, como habitualmente lo hago en tantos eventos, más allá de signos partidarios, por la motivación popular”, dice Nebbia cincuenta años después, sin perder su adhesión al peronismo, un legado familiar que nunca escondió y le valió persecución y el exilio en México durante varios años de la última dictadura cívico-militar.

Emilio del Guercio, bajista y cantante de Aquelarre, tiene un recuerdo más nítido del festival que se mancó por culpa de la lluvia. “Lo viví con alegría. Ya que yo había militado políticamente desde los 17 años. Sin embargo, también me quedó un cierto gusto amargo, ya que percibía una creciente violencia y también dentro del peronismo”. Como a la mayoría de los participantes del festival, los recuerdos se vuelven borrosos en los detalles organizativos. “Tuvimos un par de reuniones con los grupos políticos que lo organizaban. Ellos reconocían en Aquelarre a un grupo con temática afín. Aunque nosotros jamás escribimos canciones panfletarias”, cuenta Del Guercio. Las reuniones se llevaron a cabo en una sala del teatro General San Martín, el mismo espacio cultural en donde Grinberg vio pasar al Flaco subido al camión de la alegría. “En ese momento ya comenzaba a revertirse el prejuicio que tuvo la militancia con respecto al rock argentino, sobre todo en las primeras épocas de Almendra. Antes, nos tildaban de ‘extranjerizantes’, ¡qué gracioso! La historia nos dio la razón. El problema de toda ideología, aun la más respetable, si es que cabe el término, es que nunca deja de ser una lectura de la realidad acomodada a un pensamiento previo y recortado. Es como mirar por el ojo de la cerradura: lo que ves es real, pero es solo un fragmento…”

Oscar Jalil

Encontrá la versión completa de esta nota sobre el Festival por el Triunfo Peronista en el número de abril de 2023 de Rolling Stone Argentina.
 
Más  info: 

Comentarios

Lo más visto de la semana pasada

Los 100 Mejores Álbumes del Rock Argentino según Rolling Stone

Quizás hay que aclararlo de entrada: la siguiente lista no está armada por nosotros, y la idea de presentarla aquí no es porque se propone como una demostración objetiva de cuales obras tenemos o no que tener en cuenta, ya que en ella faltan (y desde mi perspectiva, también sobran) muchas obras indispensables del rock argento, aunque quizás no tan masificadas. Pero sí tenemos algunos discos indispensables del rock argentino que nadie interesado en la materia debería dejar de tener en cuenta. Y ojo que en el blog cabezón no tratamos de crear un ranking de los "mejores" ni los más "exitosos" ya que nos importa un carajo el éxito y lo "mejor" es solamente subjetivo, pero sobretodo nos espanta el concepto de tratar de imponer una opinión, un solo punto de vista y un sola manera de ver las cosas. Todo comenzó allá por mediados de los años 60, cuando Litto Nebbia y Tanguito escribieron la primera canción, Moris grabó el primer disco, Almendra fue el primer

Los Grillos - Vibraciones Latinoamericanas (1976)

Nuestro amigo Julio Moya sigue con su tarea de palentólogo del rock latinoamericano y ahora nos presenta la historia de Los Grillos, y resumiendo les diría que si Jethro Tull hubiera sido andino, probablemente hubiese grabado este disco, ya que encontrarás flautas similares a Ian Anderson, junto con instrumentos de viento autóctonos. Un disco con 8 temas con una duración total que no alcanza la media hora. De alguna manera puede trazarse un paralelismo con Los Jaivas de Chile, pero se debe tener en cuenta que la raíz folclórica es diferente y con un sonido propio de altiplano. Aquí, uno de los discos más importantes de la historia del rock en Bolivia, y una de las mayores joyas del rock boliviano, expresión del folk rock temprano donde Los Grillos fundadon el sonido del Neo Folclore Andino, incursionando en el Moog a modo de "sintetizador andino". Si disfrutaste de "Alturas de Macchu Picchu" de Los Jaivas, o los bolivianos Wara o los argentinos Contraluz, descubrirá

Spinetta y el sonido primordial

“Si vinieron para que les hable de mí, me voy –dijo Luis Alberto Spinetta al tomar el micrófono–. Yo les voy a hablar de la música en una faz filosófica: del origen de la materia sonora y su repercusión en la civilización. Y solo contestaré preguntas sobre eso, no sobre Spinetta.” Eran pasadas las 19.30 del lunes 2 de julio de 1990 cuando el Flaco dio comienzo a su “clínica de poesía musical” en la Casa Suiza –ubicada en Rodríguez Peña 254 de la ciudad de Buenos Aires–, con entrada libre y gratuita, ante más de cuatrocientas personas. Años después, esa charla se convertiría en un libro apócrifo: El sonido primordial. Por Patricio Féminis Esta es la historia de aquella conferencia de Spinetta que llegaría a tener una edición pirata, como si fuera un libro suyo, y que llegaría a venderse por dos editoriales distintas en Mercado Libre. Aquel lunes invernal de 1990, el guitarrista, cantante y creador asistió para exponer en la Casa Suiza (hoy tapiada por un edificio en construcción)

Mauricio Ibáñez - Shades of Light & Darkness (2016)

Vamos con otro disco del guitarrista chileno Mauricio Ibáñez, que ya habíamos presentado en el blog cabeza, mayormente instrumental, atmosférico, plagado de climas y de buen gusto, "Shades of Light & Darkness" es un álbum que muestra diferentes géneros musicales y estados de ánimo. Se relaciona con diferentes aspectos de la vida humana, como la sensación de asombro, crecer, lidiar con una relación problemática, el éxito y el fracaso, luchar por nuestros propios sueños y más. Cada una de las canciones habita un mundo sonoro único, algunas canciones tienen un tono más claro y otras más oscuras, de ahí el título, con temas muy agradables, melancólicos, soñadoros, algunos más oscuros y tensos, donde priman las melodías cristalinas y los aires ensoñadores. Un lindo trabajo que les entrego en el día del trabajador, regalito del blog cabezón!. Artista: Mauricio Ibáñez Álbum: Shades of Light & Darkness Año: 2016 Género: Progresivo atmosférico Duración: 62:34 Refe

Skraeckoedlan - Vermillion Sky (2024)

Entre el stoner rock, el doom y el heavy progresivo, con muchos riffs estupendos para todos y por todos lados, mucha adrenalina y potencia para un disco que en su conjunto resulta sorprendente. El segundo disco de una banda sueca que en todo momento despliega su propio sonido, a 4 años desde su anterior álbum, "Earth". Saltarás planetas, verás colisionar cuerpos celestes, atravesarás galaxias y te verás arrastrado hacia la nada que lo abarca todo, conocerás el vacío y el fuego abrasador de los soles, y también encontrarás algunos arcoíris desplegándose bajo el cielo bermellón. He aquí un viaje interestelar por el universo de los sonidos, en una búsqueda tremenda y desgarradora, un disco muy bien logrado, que muestra una de las facetas de los sonidos de hoy, donde bandas deambulan por el under de todos lados del mundo en pos de su propio sonido y su propia identidad, y también (al igual que muchos de nosotros) su lugar en el mundo terrenal, tan real y doloroso. Los invito

Guranfoe - Gumbo Gumbo (2022)

Como corresponde al comienzo de semana, empezamos un lunes con un gran disco, y ahora de una de esas nuevas bandas que no tienen nada que envidiarle a los grandes monstruos de antaño. ahora con su segundo y último disco. En una entrega totalmente instrumental y a lo largo de todo el disco estos músicos ingleses nos brindan una exposición de como un disco puede ser melódico, apasionado, imaginativo, complejo, temerario, dinámico, adrenalítico y muchos adjetivos más que no alcanzan para describir toda la música de estos chicos, ahora arremetiendo con temas que fueron creados en sus inicios, incluso que fueron interpretados en vivo pero nunca grabados, y razones tienen ya que este material no da para que se pierda en el olvido, ya que este álbum suena tan hermoso como se ve su portada. Cinco temas que son técnicamente brillantes y que recuerdan a una colisión entre Zappa y Camel. Una fusión de folk, jazz y Canterbury que es tan psicodélica como progresiva, intensamente melódica y fá

Bosón de Higgs - Los Cuentos Espaciales (2023)

Para terminar la semana presentamos un disco doble muy especial, desde Ecuador presentamos a una banda que ya tiene un nombre particular que los define: Boson de Higgs, que como ópera prima se manda con un concepto inspirado en el cosmos, la astronomía en un viaje interestelar de 15 temas que tienen además su versión audiovisual, en un esfuerzo enorme que propone la divulgación científica y cultural de un modo nuevo, donde se aúnan la lírica en castellano, el rock alternativo, la psicodelia, el space rock, el hard rock y el rock progresivo. Un álbum doble sumamente ambicioso, con muy buenas letras y musicalmente muy bien logrado y entretenido en todos sus temas (algo muy difícil de conseguir, más pensando si es su primera producción) y donde puede verse en todo su esplendor en su versión audiovisual que obviamente no está presentado aquí salvo en algunos videos, pero que pueden ver en la red. En definitiva, dos discos muy buenos y realmente asombrosos para que tengan para entretenerse

Video de Los Viernes - Nostalgia del Hogar "Feel Like Going Home" 2003

The Blues es una serie documental producida por Martin Scorsese en 2003, declarado "Año del Blues" en Estados Unidos, genero que influyo al jazz y al rock. Cada una de las siete películas que componen la serie ha sido dirigida por un cineasta entusiasta del género y en ellas se hace un repaso su origen y desarrollo a lo largo del siglo xx Hoy toca el turno de Nostalgia del Hogar " Feel Like Going Home 2003" Dirigida por el propio Scorsese, este primer film de la serie rinde homenaje al Delta blues, a los orígenes del género, recorriendo el Estado de Misisipi de la mano del músico Corey Harris, para continuar después viajando por el continente africano en busca de las raíces del Blues. Feel like going home habla de músicos que se criaron alrededor de los algodonales, sin dinero ni comida, allí surgieron unos músicos que aliviaban las vidas de la gente como John Lee Hooker, Willie King, Son House o Robert Johnson. Músicos que se adaptaban a los tiempos, como O

Miguel Abuelo & Nada - Miguel Abuelo & Nada (1973)

Mucho antes de agitar la primavera alfonsinista de la recién llegada democracia con la segunda encarnación de Los Abuelos de la Nada allá por los años 80, había nacido en Francia la primera versión de esta agrupación, pariendo además un disco maldito del que poco se llegó a conocer por estos parajes, e inclusive la primera edición para el mercado argentino de este disco salió no hace mucho. Un disco particular, donde hay hard rock, psicodelia, experimentación, y además una historia muy rica donde terminan apareciendo muchos de los máximos referentes del rock argentino, y donde Miguel Abuelo, ese niño de la calle devenido en poeta iluminado por la psicodelia y el folclore del noroeste es el protagonista casi casi, principal. Recién lo acabamos de presentar y ahora revivimos este disco tan particular. Un disco de culto que no puede estar afuera del blog cabeza. Artista: Miguel Abuelo & Nada Álbum: Miguel Abuelo & Nada Año: 1973 Género: Hard rock / Rock psicodélico Duració

El Sonido Primordial (Luis Alberto Spinetta)

Conferencia de Luis Alberto Spinetta... "La verdadera maravilla sonora está en la vida antes que en cualquier música organizada y compuesta por el hombre"; así podría condensarse el mensaje esencial de la Clínica de Poesía Musical que diera un artista argentino que desde siempre le brindara a la música su propia naturaleza generosa en exploración sensible y con una actitud de constante sorpresa ante la poética vastedad del mundo. En el invierno de 1990, Luis Alberto Spinetta aprovechó un ciclo de clínicas musicales dictados por músicos de la cultura rock argentina, no para hablar de su trayectoria o contar detalles de sus grabaciones que pudieran servirle a un auditorio en su mayoría músicos, sino para exponer una temática poco habitual en estos encuentros: partir del instante donde el hombre ancestral tuvo su primer contacto con la materia sonora, donde la sorpresa frente a la magia de la naturaleza fue el primer paso para la creación musical. Basada fundamentalmente en

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.