*Emerson Lake & Palmer la hizo todavía mas popular de lo que era*
Hablemos ahora del «decano de los compositores estadounidenses», Aaron Copland, otra lumbrera salida del milagroso conservatorio de la Rue Ballu 33, noveno arrondissement de París, también conocido como domicilio de Nadia Boulanger .
Copland estuvo tres años estudiando con Boulanger y los gustos eclécticos de esta dieron forma a la curiosidad musical del norteamericano: «Para mí fue maravilloso encontrar una profesora de mente tan abierta —escribiría tiempo después el compositor— y al mismo tiempo con ideas tan firmes sobre lo que estaba bien y lo que no en cuestiones musicales. La confianza que puso en mi capacidad […] fue fundamental para mi evolución en aquel período».
Copland dijo que su estilo musical era «vernáculo», porque capta algo del espíritu explorador y de los paisajes épicos de su país. La obra que presentamos hoy data de 1942, cuando el director de orquesta Eugene Goossens encargó una serie de fanfarrias para levantar la moral patriótica y reflejar la economía de guerra de Estados Unidos.
El título se inspiró en un discurso del vicepresidente Henry Wallace: «Algunos han hablado del siglo americano. Yo digo que el siglo en el que entramos, el siglo que saldremos de esta guerra, puede y debe ser el siglo del hombre común».
Clemency Burton-Hill
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