Ya conocimos a Francesca Caccini, autora de la primera ópera compuesta por una mujer (al menos de la más antigua que ha llegado hasta nosotros), La liberazione di Ruggiero, basada en el Orlando furioso de Ariosto.
Un siglo después, Händel se sintió atraído por el mismo poema y produjo en rápida sucesión un triplete de óperas basadas en él. Pisándoles los talones a Orlando y Ariodante, su Alcina se estrenó este día del año 1735 en el Covent Garden Theatre de Londres.
La acción tiene lugar en la isla de la hechicera Alcina, donde gracias a su magia ha levantado un fastuoso palacio en un hermoso paisaje para atraer a sus confiadas presas, una de las cuales es el caballero Ruggiero.
Händel embelleció Alcina con decorados impresionantes y grandiosas melodías, entre ellas esta aria sensacional y chispeante del Acto I. El público enloqueció por ella. Después de asistir a un ensayo en la casa de Händel de Brook Street (en el barrio londinense de Mayfair), su vecina Mary Pendarves escribió en su diario: «Creo que es lo mejor que ha hecho en su vida […] es tan excelente que no tengo palabras para describirla».
Clemency Burton-Hill
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