Es el momento de oír con música otra poesía fabulosa: esta de la belle époque francesa, gentileza del compositor caraqueño Reynaldo Hahn. Venezolano de origen judeoalemán, Hahn se instaló de manera permanente en París, donde quedó bajo la protección de los compositores Charles Gounod y Jules Massenet, y fue amante y musa de larga duración del gran escritor Marcel Proust.
En esta exquisita canción, Hahn se sirve de un poema de Paul Verlaine del volumen Fiestas galantes, de 1869. El título toma como referencia las primeras obras del pintor rococó Antoine Watteau: imaginemos jóvenes de ambos sexos, magníficamente vestidos, en paisajes bucólicos. Por debajo de todo este lánguido esplendor, sin embargo, hay una persuasiva nota de melancolía que se refleja en la tierna línea vocal que ocasionalmente se extasía mirando al cielo. Es ciertamente la «hora exquisita»…
Un vast et tendre Una general y tierna
Apaisement paz
Semble descendre parece descender
Du firmament del firmamento
Que l‘astre irise… irisado por el astro…
C’est l’heure exquise. Es la hora exquisita.
Clemency Burton-Hill
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