Procastinar. De dónde mierda, procastinar, fea y encima maquillada la muy cacofónica porque la palabra verdadera es procRastinar que suena peor todavía.
Hace unos años tuve una náusea breve cuando un funcionario me dijo dos veces en cinco minutos que su gestión era "proactiva". Andá a lavarte abajo, proactiva. Cuando me iba le dejé un pequeño escupitajo resarcitorio junto a la tablet y a la palabruta, en venganza, la puse en boca de Caín en Terrenal.
Su sentido no es malo, son virtudes o defectos nomás, pero cierta función de moralismo moderno asociado las pone insufribles. Suelen ser novedades que vienen de la autoayuda, del pensamiento positivo, traducciones de manuales gringos que celebran la creatividad laboral y nos enseñan a producir mejor y sin culpa.
Resiliencia es otra cursi como pedo con purpurina. Alguien te dice serio resiliencia y bajito decís andaaaa....
En fin, tantas vueltas, si querés ver gran ejemplo criollo de toda esta parafernalia moral mirate acá este tronquito de álamo que encontré. La municipalidad lo cortó, lo pintó de blanco, lo apiló unos meses, un día lo enterró para usarlo de poste y en cuanto se descuidaron el muy resiliente no procrastinó y con energía proactiva se empezó a hacer árbol de nuevo y... pumba!, les rompió el culo a todos.
Comentarios
Publicar un comentario