El desfile militar del 9 de Julio dejó un déjà vu de cuando las fuerzas armadas usurpaban la democracia cada dos por tres. Y entre los lógicos aplausos de sentimentales y nostálgicos que pedían con sus carteles "Menos Derechos Humanos y más Humanos Derechos", apareció la figura de Aldo Rico, entremezclada entre los héroes de Malvinas. Verlo ahí, duele y lastima, tanto como este país en la actualidad, que en el 2016 ensucia su memoria con la vuelta de sus verdugos. Alguna vez, el general prusiano Carl Von Clausewitz sostuvo que la guerra es un asunto muy importante para dejarlo en manos de los militares. Galtieri tomó esa idea y junto a su pandilla de milicos asesinos y decadentes, más el apoyo de buena parte del empresariado vernáculo, la iglesia y un remanente oligárquico que necesitaba esconder debajo de la alfombra todos los desaguisados cometidos desde Martínez de Hoz en adelante, decidió en aquel lejano abril de 1982 que una de las mejores maneras de tapar el sol con