Junto con Gioachino Rossini y Vincenzo Bellini, Donizetti fue la principal figura de un estilo operístico que estuvo de moda en el primer tercio del siglo XIX y que se conoció con el nombre de «bel canto».
Escribió su primera ópera a los diecinueve años y mientras estuvo activo profesionalmente produjo unas 75, además de 16 sinfonías, 19 cuartetos para cuerdas, 193 canciones, 45 dúos, 3 oratorios, 28 cantatas y un puñado de conciertos, sonatas y obras de cámara.
Para ser tan prolífico tenía que ser rápido. L’elisir d’amore («El elixir de amor»), ópera de carácter lírico, fue su obra maestra y se estrenó este día de 1832 en Milán. La escribió en seis semanas y entre 1838 y 1848 fue la ópera más representada en toda Italia.
Esta aria es del Acto II y la canta Nemorino, un pueblerino que acaba de ver llorar a su amada, la terrateniente Adina. Nemorino cree que el filtro mágico que acaba de comprar ha surtido efecto y canta que ha visto una tímida lágrima en los ojos de la muchacha y en consecuencia cree que se ha enamorado de él.
En realidad, el supuesto filtro es un poco de tintorro que le ha vendido el doctor Dulcámara, un embaucador que ha pasado por el pueblo. A pesar de sus muchos éxitos, la vida de Donizetti estuvo plagada de desdichas y sufrió problemas mentales que lo dejaban postrado. Tuvo tres hijos y los tres fallecieron. En 1836, un año después de perder a sus padres, murió su mujer.
No es de extrañar que viviera amenazado por las depresiones. En febrero de 1846 los médicos dictaminaron que era «víctima de un trastorno mental que dificulta sus actos y entorpece su voluntad». Fue encerrado, en contra de sus deseos; murió dos años más tarde.
Clemency Burton-Hill
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