Durante once años Schubert compuso más de seiscientas canciones y puso música a versos de docenas de poetas, algunos muy conocidos, como Goethe y Heine; otros no lo eran tanto; y otros eran simplemente miembros de su cerrado círculo social, como Franz von Schober, que vivía con él en la Speigelgasse y que escribió el texto de An die Musik.
Los compositores románticos admiraban mucho al novelista y poeta Walter Scott, que dio temas a Bizet, Donizetti, Rossini y Mendelssohn, por mencionar solo unos cuantos. En 1825, Schubert compuso un ciclo de siete canciones basadas en La dama del lago, un poema narrativo del escocés. En este, el personaje del título, Ellen Douglas, ha ido con su desterrado padre a la cueva de un trasgo porque se ha negado a unirse a la rebelión contra el rey Jacobo. Las cosas no salen exactamente como se han planeado y cuando los rebeldes se acercan, Ellen entona una vehemente plegaria, pidiendo ayuda a la Virgen María.
La canción empieza con las palabras «Ave María» y la cautivadora música de Schubert fue tan popular que se le adaptó la letra de la oración católica, ocupando un puesto importante en la serie de obras con el mismo texto.
Clemency Burton-Hill
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