Las estratagemas de los círculos de poder de corte fascista pasan por encima de los derechos civiles, aplastan los textos constitucionales, rompen el delicado tejido de los valores humanos y terminan por transformar a las sociedades en enormes masas de seres temerosos del abuso y de la violencia institucionalizada. Al final, ante ese ambiente de incertidumbre las sociedades terminan por aceptar un nuevo estado de cosas en donde su voz no incide. Las dictadoras de hoy tienen un efecto psicológico abrumador, pero sobre todo un efecto letal en la confianza respecto de los sistemas democráticos. En tiempos de grandes encrucijadas políticas como en el que estamos inmersos, el desafío que enfrentan los sectores verdaderamente democráticos, reside en la capacidad que tengamos como sociedad de cerrarle el paso tanto al fomento de la cultura xenofóbica, la cultura del odio a la política, la cultura del individualismo y la competencia, cultura que termina fortaleciendo las posiciones autoritar