Un joven grupo que toma toda la escuela de lo mejor del rock argentino (y la lírica y actitud) de los setentas, para dar forma a un disco conceptual impregnado de la temática del drama de vivir en una dictadura militar como la que asoló a Argentina en el último régimen en una onda bien "The Wall" o "Quadrophenia", todo plasmado en cada tema, allí se hacen presentes los hijos de desaparecidos, el amor, el crecer en un medio autoritario, la búsqueda de identidad y la rebelión ante lo establecido como única redención ante todos los demonios tan arraigados en la conciencia colectiva de la sociedad argentina. Así les presento un disco que acabo de descubrir, un disco presentado hace muy poco, en toda una epopeya autogestionada por unos chicos que la están moviendo en el under argento, y por supuesto que le damos su lugar en el blog cabezón.
Artista: La Industria del No Pensar
Álbum: Oveja Negra
Año: 2018
Género: Rock alternativo
Duración: 61:22
Nacionalidad: Argentina
El impulso de censurar una expresión cultural, ya sea artística o política, se puede rastrear hasta el amanecer de la Historia. Sócrates lo padeció en 399 AC, cuando el Estado ateniense criticó sus enseñanzas y, ante la negativa del filósofo a moderarse, lo obligó a beber cicuta. "El asesinato —opinaba George Bernard Shaw— no es sino una forma extrema de censura".
Imagino que el primer enemigo creado por la junta militar en su última aventura dictatorial era el "joven", que solamente por su adicción al rock se convertiría en "subversivo", por lo cual el rock fue perseguido por la censura, por los bastones de la policía y por los medios. Si bien el régimen parecía tener claro que la música cumplía una función social y política importante y estaba en contra de sus idearios de vaciar las cabezas, no contó con que el rock nacional lograría resistir, disentir y expresar su solidaridad con uns sociedad violentada. Tanto es así que ese mismo eco dira hasta hoy, con la nueva camada de jóvenes rockeros.
La verdad es que uno nunca puede dejar de tener esperanzas, más allá de la realidad cruel y la oscuridad tiñiendo al futuro, cuando uno ve a unos pibitos como La Industria del No Pensar desplegar no solamente su música sino su estilo y su propuesta, uno no puede dejar de apostarle a ese futuro más humano y más comprometido que está en juego desde el principio de la historia y continuará junto al futuro humanidad hasta que por fin brote y florezca o nos vayamos todos a la mierda.
Aquí presento un disco de un grupo del que desconocía su existencia, otro grupo que merece estar en el blog cabezón y que muestra todo lo que tenemos aún no solo para presentarles a ustedes sino también para conocer nosotros.
Antes de hablar sobre el disco, me parece que es bueno entrar en el clima y la atmósfera que la lírica imprime, y creo que para eso alcanza la letra del primer tema con el que abre este disco doble:
Toda esa introducción para un disquito que me sorprendió yq ue otra vez demuestra todo lo que se mueve en el subsuelo de la vida cultural "ordinaria" y políticamente correcta, en el under hay que volver a buscar ese fuego y esa libertad creativa que es lo único que nos puede salvar como sociedad. Aquí, otro de esos ejemplos...
Hay que decir, ante nada, que muy pocas eran las voces que se alzaban durante el trágico período de los uniformes asesinos. Las palabras de resistencia y rebeldía llegaron, entre otras formas, desde el rock. Bajo expresiones veladas, eufemismos o metáforas, o incluso en el exilio, se gestaron canciones que sirvieron para dar cuenta de la infame situación de la época dictatorial. Y hoy, a través del rock en esta nueva etapa de oscurantismo pero ahora a través de la dictadura de mercado, continúa la lucha por Memoria, Verdad y Justicia. Esta es otra de esas expresiones que nunca dejan de aparecer y están tan arraigadas dentro del imaginario social argentino.
Cuando León Gieco emprendió su ya mítico "De Ushuaia a La Quiaca", uniendo con su música desde Tierra del Fuego al Altiplano de los incas, el porcentaje del presupuesto nacional dedicado a la cultura fue del 0,01%. Hoy, bajo el dictamen del FMI, las cifras vuelven a parecerse cada vez más, y vamos en otra de las eternas espirales argentinas donde el pasado se vuelve a repetir. "La Compactadora" era como llamaban los jóvenes de aquella época a la fantasmagórica red de censura armada por militares, civiles y eclesiásticos. Hoy se lo llama "periodismo independiente" en un país donde tiene un felino presidente que no tiene problemas en anunciar que el país estaría mejor si pudiera meter en un cohete y enviar a la luna a 562 personas. Por suerte aún no puede desaparecerlas.
Sobre el disco en sí, mejor copio las reseñas de terceros porque aún no lo tengo del todo digerido, pero básicamente es rock que toma sus raíces de aquel glorioso rock nacional que con valentía y resistencia se impuso y sobrevivió a la dictadura militar, y por lo que se vé su lucha aún sigue dando frutos luego de tanto tiempo.
Pueden escuchar el disco completo desde su espacio en Bandcamp, y bueno, la verdad que debemos agradecer a los chicos por confirmarnos que aún en estas épocas oscuras hay que seguir siendo optimistas, si aún podemos disfrutar de estas cosas constatamos que hay mucho por hacer, pero también debemos saber que hay muchísimo ya hecho.
Lista de Temas:
Disco 1
1. Preludio
2. Perdido al nacer
3.La industria del no pensar 09:53 Palabrerías de revolución 13:50 Rescatenmé 17:35 Claustrofóbica libertad 22:49 No aguanto más 28:10 Basta 30:26 Llegando la tormenta Disco 2 33:05 El cristal 37:05 Voces 39:54 Escapar 41:37 ¿Dónde están? 45:35 Espejismo 50:42 En el ojo de la tormenta 52:00 Reo 54:44 Juego de roles
Alineación:
- Joaquin Enriquez / guitarra y voz
- Facundo Miguez / bajo
- Nicolás Simonetti / guitarra
- Luciano Bassano / bateria
- Luciano Benotto / teclados
Músicos invitados:
Franco Ruiz Diaz / saxo en Perdido al nacer
Julian Enriquez / cajón peruano en Voces
Artista: La Industria del No Pensar
Álbum: Oveja Negra
Año: 2018
Género: Rock alternativo
Duración: 61:22
Nacionalidad: Argentina
El impulso de censurar una expresión cultural, ya sea artística o política, se puede rastrear hasta el amanecer de la Historia. Sócrates lo padeció en 399 AC, cuando el Estado ateniense criticó sus enseñanzas y, ante la negativa del filósofo a moderarse, lo obligó a beber cicuta. "El asesinato —opinaba George Bernard Shaw— no es sino una forma extrema de censura".
Imagino que el primer enemigo creado por la junta militar en su última aventura dictatorial era el "joven", que solamente por su adicción al rock se convertiría en "subversivo", por lo cual el rock fue perseguido por la censura, por los bastones de la policía y por los medios. Si bien el régimen parecía tener claro que la música cumplía una función social y política importante y estaba en contra de sus idearios de vaciar las cabezas, no contó con que el rock nacional lograría resistir, disentir y expresar su solidaridad con uns sociedad violentada. Tanto es así que ese mismo eco dira hasta hoy, con la nueva camada de jóvenes rockeros.
La verdad es que uno nunca puede dejar de tener esperanzas, más allá de la realidad cruel y la oscuridad tiñiendo al futuro, cuando uno ve a unos pibitos como La Industria del No Pensar desplegar no solamente su música sino su estilo y su propuesta, uno no puede dejar de apostarle a ese futuro más humano y más comprometido que está en juego desde el principio de la historia y continuará junto al futuro humanidad hasta que por fin brote y florezca o nos vayamos todos a la mierda.
Aquí presento un disco de un grupo del que desconocía su existencia, otro grupo que merece estar en el blog cabezón y que muestra todo lo que tenemos aún no solo para presentarles a ustedes sino también para conocer nosotros.
Somos un proyecto musical de rock que intenta romper con la individualización hitera y recuperar el valor del disco. La industria está en marcha!Oveja Negra
En el 2018 lanzamos nuestro primer material discográfico "Oveja Negra", una ópera rock inspirada en la última dictadura cívico-militar.
Antes de hablar sobre el disco, me parece que es bueno entrar en el clima y la atmósfera que la lírica imprime, y creo que para eso alcanza la letra del primer tema con el que abre este disco doble:
Perderse al nacerPerdido al nacer - Oveja Negra
entre la maldita disciplina.
¿Sabés? No va bien...
por un momento el infierno es la gloria.
Vamos a ver cuándo habré de correr.
Mamá, cabello ideal
se fue en un viaje del que no regresa.
Mientras tanto, papá,
que en su cabeza lo único que hay es pelo
cortado al ras, de alcurnia sin igual.
En ese ambiente enjaulado
crece un niño en su cordura.
Mano dura, beso ausente
religión de los creyentes
de doctrina militar.
Para mí daba igual,
si lo que cuenta es la mano que alimenta.
Marca el bien y el mal,
mendigos de corazón impuro.
Y el pedestal de viejas con collar.
En ese ambiente enjaulado
crece un niño en su cordura.
Mano dura, beso ausente
religión de los creyentes
de doctrina militar.
Toda esa introducción para un disquito que me sorprendió yq ue otra vez demuestra todo lo que se mueve en el subsuelo de la vida cultural "ordinaria" y políticamente correcta, en el under hay que volver a buscar ese fuego y esa libertad creativa que es lo único que nos puede salvar como sociedad. Aquí, otro de esos ejemplos...
Hay que decir, ante nada, que muy pocas eran las voces que se alzaban durante el trágico período de los uniformes asesinos. Las palabras de resistencia y rebeldía llegaron, entre otras formas, desde el rock. Bajo expresiones veladas, eufemismos o metáforas, o incluso en el exilio, se gestaron canciones que sirvieron para dar cuenta de la infame situación de la época dictatorial. Y hoy, a través del rock en esta nueva etapa de oscurantismo pero ahora a través de la dictadura de mercado, continúa la lucha por Memoria, Verdad y Justicia. Esta es otra de esas expresiones que nunca dejan de aparecer y están tan arraigadas dentro del imaginario social argentino.
Cuando León Gieco emprendió su ya mítico "De Ushuaia a La Quiaca", uniendo con su música desde Tierra del Fuego al Altiplano de los incas, el porcentaje del presupuesto nacional dedicado a la cultura fue del 0,01%. Hoy, bajo el dictamen del FMI, las cifras vuelven a parecerse cada vez más, y vamos en otra de las eternas espirales argentinas donde el pasado se vuelve a repetir. "La Compactadora" era como llamaban los jóvenes de aquella época a la fantasmagórica red de censura armada por militares, civiles y eclesiásticos. Hoy se lo llama "periodismo independiente" en un país donde tiene un felino presidente que no tiene problemas en anunciar que el país estaría mejor si pudiera meter en un cohete y enviar a la luna a 562 personas. Por suerte aún no puede desaparecerlas.
"Nosotros que somos hijos y pese a que no vivimos en carne y hueso lo que pasó tenemos conciencia e historia. Siento que tenemos la responsabilidad de arrastrar esa historia y traerla siempre para no olvidar lo que ocurrió en esos años oscuros." "Viene acompañar lo que está pasando en estos momentos, y también a reforzar lo que no tiene que volver a ocurrir más en nuestro país."Oveja Negra
Sobre el disco en sí, mejor copio las reseñas de terceros porque aún no lo tengo del todo digerido, pero básicamente es rock que toma sus raíces de aquel glorioso rock nacional que con valentía y resistencia se impuso y sobrevivió a la dictadura militar, y por lo que se vé su lucha aún sigue dando frutos luego de tanto tiempo.
Tal como les conté en otra nota, Argentina está llena de bandas emergentes, un movimiento musical sumamente interesante que cuenta con perlitas como La industria del no pensar, agrupación de Rock que, con tal sólo un año y un poco más de carrera, vino a sentar precedente con su propuesta, por la temática de su disco y la forma en la cual lo presentan en vivo.Susana Isabel
La Industria del No Pensar nace en abril de 2017, en el barrio porteño de Villa Pueyrredón, con el objetivo de preparar Oveja Negra, una ópera rock sobre la última dictadura cívico-militar de la Argentina, obra que vió la luz el 24 de marzo de 2018. El objetivo principal de la banda es reivindicar el lugar de importancia del disco como formato y obra integradora.
En el marco de la Gira Oveja Negra, el grupo recorrió a pleno el circuito del under en la Ciudad de Buenos Aires, pasando por escenarios como Makena Cantina Club, Live Music Club, Marquee Session Bar, Gier Music Club, entre otros. Entre los shows destaca la presentación del disco a sala llena para más de 250 personas en el Club Atlético Fernández Fierro, donde se interpretó el disco de principio a fin con una puesta en escena de visuales, invitados y performance en vivo. El mismo fue registrado en vídeo a tres cámaras y ya se encuentra el primer acto disponible en YouTube.
Oveja Negra es el primer trabajo discográfico de La Industria del No Pensar. Un disco conceptual, estilo ópera rock, nacido en la inspiración por trabajos de bandas como Pink Floyd y The Who, donde existe una idea que engloba a toda la obra. En algunos casos, como es el de éste disco, perdura una historia lineal que se cuenta a través de las diecisiete canciones que lo componen.
La trama gira en torno a un joven, de familia históricamente aristocrática y militar, cuyas ideas no encajan en su ambiente. Se enamora de una militante política, lo cual desata un conflicto en su hogar y en su interior, justo en el momento en el que la dictadura de 1976 estalla. Así transcurre la historia en el disco, el cual llevado al vivo tiene todos los condimentos dignos para hacer de esta creación un viaje hacia los más profundos sentimientos, esos que nos hacen acordar el porqué del NUNCA MÁS.
Oveja Negra, el disco debut de la banda, que salió el 24 de marzo de este año, transmite en 17 canciones un poco de cultura y otro tanto de memoria.Anabella Reggiani
En épocas de singles y EPs, La industria del no pensar reivindica al disco como herramienta. La intención de Oveja Negra (2018), el material debut de la banda, es que haya un concepto y que se cuente una historia a través de todas las canciones. “Lo pensamos como una obra entera y no como partes separadas”, cuenta Joaquín Enríquez, guitarrista y cantante del grupo, quien a su vez señala las influencias recibidas de Pink Floyd y The Who a la hora de armar esta ópera rock, que salió el 24 de marzo pasado.
El álbum dura una hora y los temas, en orden, cuentan la historia de un jóven de familia aristocrática y militar, cuyas ideas no concuerdan con las de su entorno. Él se enamora de una joven militante política, en aquél 1976 argentino marcado por la dictadura cívico-militar-eclesiástica. A pesar de esta carga histórica, el trabajo también busca generalizar lo que pasa con este tipo de relaciones: “La idea de los mundos opuestos que llegan a conocerse y no lo son tanto como creían, o de la gente que siente que no encaja. Porque cuando uno ve sólo un lado de las cosas cree que es lo único que existe. Nuestro personaje, al juntarse con la chica, abre un nuevo mundo y, en consecuencia, un nuevo universo de posibilidades”.
Esta historia, como tantas otras, hoy se pueden contar gracias a la lucha de muchas de personas que resistieron y no se callaron, que batallaron. Como las Madres de Plaza de Mayo, que están nuevamente nominadas al premio Nóbel de la Paz, y, aunque Enríquez insista con que los premios en general no son gran cosa, remarca la importancia de que se reconozca internacionalmente el esfuerzo que hicieron durante todos estos años algunas figuras, caso Nora Cortiñas, cofundadora de la entidad. “Es un orgullo, una alegría verlas. Es increíble la fuerza que tienen. Y nosotros, que nacimos en democracia, debemos tener presente lo que pasó. Ellas militan llevando la bandera de un montón de causas de derechos humanos y eso es muy importante”.
Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia, decía el escritor José Saramago, pero además es necesaria una visión crítica, algo que el cantante de La industria del no pensar reconoce que en su escuela (Educación Media Nº 01 Rodolfo Walsh) muchos docentes le transmitieron.
El guitarrista afirma que aprendió muchas cosas importantes en esa etapa, aunque perdió bastante tiempo haciendo otras que no le servían para nada. “No hay una reforma educativa hace 100 años y cuando quieren hacer cambios, los hacen de manera incorrecta. La escuela tiene que actualizarse con el mundo”, explica Joaquín y agrega que la sociedad, las formas de comunicarse y las relaciones sociales mutan, pero el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y quienes hacen las reformas, en muchos casos, son personas que nunca pisaron el aula de una escuela pública. "Tampoco les consultan a profesores y alumnos qué es lo que quieren o qué es lo que se necesita hacer”, concluye.
Asimismo, arriesga: “Se plantean cosas vistas desde afuera y se nota muchísimo que nunca estuvieron en los lugares que están dirigiendo”. Para ilustrar esto, basta recordar que el año pasado hubo por lo menos 30 instituciones tomadas por alumnos que se oponían a la “secundaria del futuro”. Su implementación, llegado el caso, reducía los contenidos específicos y generaba flexibilización laboral en manos de empresas privadas, ya que se pretendia instaurar prácticas a contraturno para el último año de escuela. Entonces, sucede que las aulas se convertirían en industrias falsas del “che pibe”, como dice la canción que le da nombre a la banda. “La lógica actual es la misma que hace 40 años”, sostiene Joaquín en referencia a la finalidad del sistema educativo vigente.
“Todavía nos falta trabajar un poquito más la tierra para que crezcan las flores. En este momento, se está pisoteando mucho todo, pasando a la sociedad por arriba en un montón de cosas y la situación está muy tensa. No sé cuánto más se puede soportar así. El clima que se vive es tenso: salen leyes y se vetan el mismo día (caso Ley de Tarifas)", indica el cantante.
Y sintetiza: "En un sistema capitalista como el que tenemos y viendo un poco para atrás, siempre son los mismos ciclos en los que llega la izquierda o semi izquierda al poder y después irrumpe la derecha. Ocurrió en los 70, en los 90, ahora. Por eso, tengo la esperanza de que esto termine y pase. Así no se puede avanzar para ningún lado. Es un paso para adelante y dos para atrás”.
Una oveja negra me encontró una noche de invierno, mientras bordeaba el cementerio de Chacarita, sola, con un cuaderno y un par de auriculares. Lo único que recuerdo de ella son sus ojos y un poco su respiración. Se quedó a mi lado, pero muy poco tiempo, y la vi sólo esa vez. Fui viendo como desaparecía, de a poco, con su mirada clavada en mis ojos. Creo que llegué a oír un susurro que hizo una cuenta regresiva. Pudo haber sido mi cabeza nada más, tal vez lo imaginé, como a la oveja, aunque yo voy a creer que todo fue verdadero. La oveja terminó de esfumarse y volví a quedarme sola, todavía en las inmediaciones del cementerio, y en el instante en que ella había desaparecido por completo vi una fina gota de sangre deslizándose por el piso. Y ahí, entre mis piernas descubrí un charco de sangre que no era la mía, aunque brotaba de mis venas, de mi carne, de mi piel. En un intento desesperado por detener el sangrado di un giro brusco y encontré, recostado al fondo, un cuerpo gris de espaldas. Pude escuchar su llanto, bajito, sutil y su respiración entrecortada. Me levanté para ir a buscarlo, para socorrerlo y me encontré con un cuerpo que lloraba, pero que no tenía rostro, y que estaba perdiendo la misma sangre que estaba perdiendo yo. Pero yo no me debilitaba, a mí no me dolía tanto como a él, porque esa sangre que yo estaba emanando era la suya. Lo sostuve en mis brazos, lo quise consolar, pero su respiración se entrecortaba cada vez más, y su cuerpo era cada vez más gris y más débil. Pedí auxilio, a grito pelado, para que alguien pudiera ayudarme a salvar a aquel cuerpo sin rostro. Las miradas que recibí, las pocas que había, fueron de indiferencia. Ignoraron la catarata de sangre que brotaba de los dos, no escucharon los gritos ni el llanto, no estuvieron ahí. Hasta que fue suficiente para el cuerpo gris: su respiración quejosa se detuvo, y ese sollozo que sentía provenir de él calmó. Y la resistencia y tensión que estaba generando con su cuerpo se convirtió en un peso, que cayó hacia abajo cada vez más, hasta lograr derretirse entre mis manos y convertirse en una suerte de engrudo blanco desparramado por el suelo. Cuando ya no pude sujetarlo, cuando se desmaterializó, noté que la sangre que salía de mi cuerpo se detuvo, y comenzó a ser absorbida por lo que quedaba del cuerpo, hasta que desapareció por completo. Casi como cuando vi desaparecer a la oveja, cuando los restos terminaron de consumirse sentí una palmada en el hombro de un tipo que me decía que ya habíamos llegado a la terminal, que se había terminado el recorrido y que me tenía que bajar. Me paré, y mientras me volvía a subir al colectivo que me llevaba de nuevo a mi casa, apreté el botón que hacía que el disco que había escuchado todo ese viaje se volviera a reproducir. Y así lo hice en ese viaje, así lo hice en mi casa, y así lo hice en muchos viajes más. Y no volví a ver al cuerpo sin rostro, ni volví a perder sangre.Lucy Chantada
Pocas cosas me asombran tanto como la capacidad de la música para convertirte en cualquier cosa, para hacerlo vivir a uno, y en algunos casos, para hacer vivir a otros. Y eso fue lo que me pasó a mí, esa noche que escuché “Oveja Negra”. Poco después de haberlo escuchado me enteré que la volvería a ver a la oveja que me encontró en el colectivo, la oveja negra que plantó una semilla para que crezca y no pare más. “Oveja Negra” no es sólo un disco, es un proyecto, además de fantástico, repleto de convicciones que lo hacen a uno sentirse cada día más orgulloso de ser parte de esta generación, que jamás olvida.
Ya pueden escuchar el disco e ir a verlos, y ojalá, de verdad, que puedan sentir las cosas que pude sentir yo, que cuando lo escuchen puedan imaginarse cantando a los gritos las canciones, abrazados a sus amigos, en el éxtasis total de un recital.
Pueden escuchar el disco completo desde su espacio en Bandcamp, y bueno, la verdad que debemos agradecer a los chicos por confirmarnos que aún en estas épocas oscuras hay que seguir siendo optimistas, si aún podemos disfrutar de estas cosas constatamos que hay mucho por hacer, pero también debemos saber que hay muchísimo ya hecho.
Lista de Temas:
Disco 1
1. Preludio
2. Perdido al nacer
3.La industria del no pensar 09:53 Palabrerías de revolución 13:50 Rescatenmé 17:35 Claustrofóbica libertad 22:49 No aguanto más 28:10 Basta 30:26 Llegando la tormenta Disco 2 33:05 El cristal 37:05 Voces 39:54 Escapar 41:37 ¿Dónde están? 45:35 Espejismo 50:42 En el ojo de la tormenta 52:00 Reo 54:44 Juego de roles
Alineación:
- Joaquin Enriquez / guitarra y voz
- Facundo Miguez / bajo
- Nicolás Simonetti / guitarra
- Luciano Bassano / bateria
- Luciano Benotto / teclados
Músicos invitados:
Franco Ruiz Diaz / saxo en Perdido al nacer
Julian Enriquez / cajón peruano en Voces
Comentarios
Publicar un comentario