Desde la llegada de M&M los medios de comunicación montaron un blindaje mediático donde mágicamente ya no existe la inseguridad en las calles y pocos echos de violencia son comunicados. La inseguridad había sido un caballito de batalla durante toda la campaña electoral, se hablaba del gobierno anterior como responsable de que los delincuentes "entren por una puerta y salgan por la otra". El Neoliberalismo –ayer oposición republicana, moralista, dialoguista y hoy en ejercicio violento y dudosamente legal del gobierno– no quiso ni quiere ninguna discusión. Bajo el rótulo pragmático (“hacemos lo que le conviene al país”) se esconde el sesgo profundamente clasista del rumbo que hasta ahora solamente ha asegurado fines tales como la brusca redistribución regresiva de la riqueza pública, el aumento de la tasa de ganancia del sector empresario concentrado de origen multinacional y local y la consecuente caída del salario y del nivel de vida popular. Bajo amenazas a la po