Una tremenda muestra de música actual que cumple lo que anuncia: es música para trozos de madera, ni más ni menos. Escrita en 1995 para cinco intérpretes, la idea surgió, según Reich, «del deseo de hacer música con los instrumentos más sencillos posibles». Cada intérprete tiene un par de palillos de madera, que pueden ser de una caja de juguetes infantiles, y que aquí se han elegido por su tono y su timbre.
La pieza se basa en la técnica de «progresión» del compás que es típica de Reich, donde una sola figura rítmica se «compensa e imbrica en una textura compleja en constante evolución». Su estructura rítmica, chispeante y adictiva, se basa en «acumulaciones» rítmicas, o en la sustitución de silencios por tiempos, y termina con tres secciones de longitud decreciente: 6/4, 4/4, 3/4, hasta que todo concluye.
De todos modos, estén ustedes familiarizados o no con esas pautas matemáticas, el efecto global es fascinante. Nunca olvidaré la primera vez que oí la pieza: han pasado los años, pero no ha perdido ni un ápice su capacidad de emocionarme.
Clemency Burton-Hill
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