El día del Armisticio dediquemos un momento a reflexionar sobre la vida de los compositores, de todos los bandos, que perdieron la vida en aquella suprema insensatez que fue la Gran Guerra europea.
Gran Bretaña se quedó sin talentos como George Butterworth, Cecil Coles y William Denis Browne; Alemania perdió al brillante joven Rudi Stephan; Francia a Albéric Magnard; España, que no participó en la contienda, a Enrique Granados. Australia a Frederick Kelly.
Y así sucesivamente. Horroriza pensarlo. Desaparecieron muchos de los más brillantes talentos musicales de principios del siglo XX; otros que tuvieron la suerte de no perecer en el conflicto quedaron irreversiblemente afectados por la catástrofe: Ravel, Vaughan Williams, Elgar, Albar Berg y muchos otros quedaron marcados por sus experiencias personales en el frente o en otros lugares entre 1914 y 1918.
He elegido una canción encantadora de 1914 escrita por Ernest Farrar, el querido maestro de Gerald Finzi (29 de junio, 27 de septiembre). Farrar se alistó en los Guardias Granaderos en 1915 y en febrero de 1918 fue ascendido a alférez y destinado al 3º Batallón del Regimiento Devonshire. Cayó en la batalla de Épehy. Era su segundo día en el frente.
La guerra terminó este día, unas semanas después.
Clemency Burton-Hill
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