Este día del año 1963, Jacqueline Kennedy congregó en Washington D.C. a la Orquesta Sinfónica Nacional de Estados Unidos para celebrar el funeral de su marido, John F. Kennedy, asesinado en Dallas, Texas, tres días antes. La orquesta interpretó el Adagio para cuerdas de Samuel Barber, que fue emitido por la radio para millones de oyentes.
Se decía que esta pieza, adaptada del movimiento lento del cuarteto para cuerdas de 1936 del mismo compositor, era la favorita del presidente asesinado. También se interpretó en los funerales de Albert Einstein, la princesa Grace de Mónaco y en los actos conmemorativos oficiales de Diana la princesa de Gales y de las víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre.
El adagio se ha convertido en sinónimo de gran tristeza. Barber lo compuso a los veintiséis años.
Dejaré que la música hable por sí sola.
Clemency Burton-Hill
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