Trump va camino de dinamitar la hegemonía estadounidense, periódicos internacionales ya hablan de "mundo posterior al dominio americano" mientras en todo el mundo la derecha sigue ganando terreno. El mundo entero está asustado por lo imprevisible del gobierno actual de EEUU. Como ejemplo más reciente, menciona la iniciativa de Alemania de crear una alternativa independiente al SWIFT, el sistema estadounidense de comunicaciones financieras interbancarias, para proteger las compañías europeas de las posibles sanciones de EE.UU. contra Irán. En ese contexto, Rusia y China están reformando sus reservas de divisas: sustituyendo por oro sus reservas en dólares, y varios otros países también dieron pasos importantes en este sentido. Las iniciativas mencionadas, que podrían haber parecido imposibles hace un tiempo, pueden causar "cambios tectónicos" a nivel mundial y afectar las bases de Bretton Woods, el sistema económico y político que garantiza el dominio del dólar desde 1944 hasta el día de hoy. Y varios observadores se suman a la ola de los que se dan cuenta que el actual orden global ha entrado en la fase terminal de su existencia.
Estudiar la política, economía y sociedad en estos tiempos, de esta etapa histórica que estamos atravesando, es verdaderamente interesante. Me refiero a la Humanidad, no sólo a los argentinos y a las noticias que nos tocan más de cerca. Personalmente y en la medida de lo posible, no me gusta discutir eventos sino procesos o, en todo caso, eventos que forman parte de procesos más largos.
El sistema en el que vivimos está regido en muchos aspectos por la economía. El dinero rige muchas de nuestras decisiones como individuos, comunidades, empresas y países. En esta tiranía del dinero, la humanidad actual no recuerda un tiempo en el que Estados Unidos no tuviera la hegemonia total de la economía, el dólar lleva años mandando sin mucha oposición, y sin embargo nuevos vientos están soplando y amenazan con derribar con dicho monopolio y nivelar el campo de juego económico, con las esperadas y peligrosas tensiones que ello provoca.
Estamos viviendo acontecimientos de alcance global y de consecuencias políticas, económicas, ecológicas, estratégicas y sociales impredecibles e incalculables, a saber: (a) la declinación de los Estados Unidos de América como potencia hegemónica y eje de la economía mundial; (b) el agotamiento del petróleo y del gas convencionales como fuente energética primaria, verdadero motor de la economía mundial durante el siglo pasado y lo que va del actual, y (c) el cambio climático y sus efectos sobre la litósfera, la hidrósfera, la atmósfera, la biósfera, la economía humana y el devenir de sus sociedades.
Ahora empieza el rocanrol
Este 27 de agosto del 2018 iniciaron en La Haya las audiencias orales entre Irán y Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia, con relación a la demanda interpuesta el pasado 16 de julio por Irán a raíz de las sanciones norteamericanas unilaterales contra Irán anunciadas el pasado 8 de mayo. Como es sabido, estas sanciones norteamericanas fueron repudiadas por el resto de la comunidad internacional, con una única excepción previsible: Israel. Al fin y al cabo, Wall Street depende precisamente del tipo de inestabilidad financiera que ha desencadenado la guerra comercial de Trump. Como señala Peter Gowan, "la economía estadounidense [...] depende de reproducir constantemente la inestabilidad monetaria y financiera internacional".Podríamos decir que los orígenes de la actual crisis financiera global se remiten a las dinámicas del Nuevo Sistema de Wall Street que emergió en la neoliberal década de 1980.
La caída del imperio estadounidense ya ha empezado y avanza a pasos de gigante, una realidad que aún no se aprecia ampliamente debido al continuo dominio del sistema financiero mundial por parte del dólar de EEUU, que sigue siendo la moneda de reserva más importante del mundo. Los líderes estadounidenses siempre han usado el USD como arma, pero solo en los últimos años los rivales geopolíticos y los aliados de larga data han empezado a entender cada vez más que el papel unipolar que juega EEUU. Decir eso quiere decir más o menos que en realidad el capitalismo ya cayó, aunque intenten disimularlo y los yankis se desesperen por volver a adueñarse del mundo. Nuestro sistema de vida, lo que creemos, las reglas de juego de nuestro "sistema" no es en realidad sino el esqueleto de un dinosaurio ya muerto, es la cáscara de una nuez ya seca. No mucho tiempo después que le comunismo se vino a desplome, las bases del capitalismo hace tiempo ya han dejado de existir, sus estertores fue el criminal neoliberalismo que asoló y asola el mundo en su último manotazo de ahogado.
Lo que estoy diciendo no es demasiado extraño, las hegemonías de la era moderna, al igual que todos los fenómenos sociales, han tenido periodos de determinada duración (poco más de un siglo) que han sido denominados "ciclos de las hegemonías", los cuales constan de cinco fases: emergencia, despliegue, apogeo, declive y extinción. Ahora bien, cada fase corresponde a la promoción de ideas y valores de alguna ideología. Conforme evoluciona el poder nacional de un Estado hegemónico, éste tiende a orientarse por cierta ideología, lo cual se traduce en un comportamiento internacional que favorece determinadas políticas económicas y estimula cierto tipo de alianzas y de organizaciones internacionales con vocaciones específicas.
Rusia, China y Europa
Quizás la historia mostrará que la decisión de Trump de eliminar unilateralmente el acuerdo con Irán fue el catalizador que causó que gran parte del resto del mundo se tomara en serio la creación de vías financieras alternativas para llevar a cabo negocios globales, aunque la escalada de tensiones comerciales haya empezado mucho antes, tirando por la borda todo lo que quedaba de la vieja estructura sobre la que todos los demás seres humanos del mundo nos vamos desplazando.
Un grave riesgo del encajonamiento doméstico de Trump, a quien se le ha venido encima un tsunami judicial, político, económico, es su apertura de frentes foráneos, desde Siria hasta Norcorea, para compensar su vulnerabilidad interna, como solía aconsejar Nicolás de Maquiavelo en El Príncipe, por lo que es probable que Rusia y China estén militarmente más alertas que nunca. Ejercicios militares conjuntos de Rusia y China –los mayores juegos de guerra desde la guerra fría que incluyen tropas chinas por primera vez, lo cual constituye para enfrentar las amenazas del Pentágono en su Revisión de la Postura Nuclear y de Trump en su Estrategia de Seguridad Nacional. Un videíto oficial lanzado en ocasión del día de las fuerzas armadas de China está causando furor en las redes sociales. Anuncia guerra y suponemos que tiene un doble propósito: interno y externo. El espacio del mercado mundial es actualmente un teatro demasiado confinado para que la competencia exacerbada entre los grandes monopolios se restrinja al plano económico, y esta última se traducirá muy probablemente en un aumento de las tensiones entre grandes potencias, que por otra parte están incrementando, todas, sus gastos militares.
Así que ojo con el desencadenamiento de una Tercera Guerra Mundial (que casi nadie sabe lo cerca que estuvimos de ella en el 2013, no estalló casi de milagro) como dicen que desean los banqueros: tienen demasiadas deudas, incluyendo la excesiva deuda externa de EE.UU. Para ellos, la muerte de millones de personas a cambio de miles de millones de dólares a salvo en los sótanos de JP Morgan y Goldman Sachs es ganancia.
Si te interesa seguir leyendo, la nota es bastante más amplia...
Los dueños del Mundo se aseguran de no dejar espacios vacíos en su camino al dominio absoluto. Para ello, se valen también de esos organismos internacionales que, como las Naciones Unidas, nacieron al calor de necesidades obvias, pero rápidamente aprovechadas por la codicia insaciable de los mandamases mundiales. La OEA es otro de esos órganos supra-nacionales al servicio indudable de sus intereses.
Como son también los dueños de la "verdad" exhibida en los medios de comunicación, el combo perfecto de ofertas diabólicas será aceptado con premura por la mayoría embrutecida de los habitantes invadidos y sojuzgados.
Son tiempos de reflexión y acción. Son momentos de elaboración y puesta en marcha. Son días para pensar otras realidades, de esas que se obtienen por la conjunción de las voluntades y las razones de los que vamos quedando vivos y recordamos lo que nos quitaron. Son horas donde el Poder comienza a temblar y espera temeroso un cambio.
La actual crisis mundial es sistémica, múltiple y asimétrica, con claros alcances civilizatorios. Nunca antes tantos aspectos cruciales de la vida fallaron simultáneamente, y las expectativas sobre el futuro son tan inciertas. Los problemas ambientales ya no pueden ocultarse por más poderosos -y torpes- que sean los negacionistas. Tampoco pueden ocultarse las abismales desigualdades, que van en aumento a medida que la sombra del "desarrollo" cubre todas las partes de la Tierra. Cual virus mutante, las manifestaciones de la crisis se perciben en todos los espacios: ambientales, económicos, sociales, políticos, éticos, culturales, espirituales...
A medida que la globalización del capital desestabiliza las economías regionales y nacionales, dejando a su paso poblaciones enteras de refugiados -incluso dentro de sus propios países-, algunos sectores de la población afrontan la situación identificándose con el poder machista de la derecha política, con su promesa de quitar empleo a los migrantes, artificialmente señalados muchas veces como causantes de las crisis... A menudo, las clases trabajadoras inseguras también adoptan tal postura. El resultado es una peligrosa derivación global hacia el autoritarismo, o como decimos en el blog: "del neoliberalismo al fascismo".
En medio de todo ello, la economía mundial está inmersa en una guerra comercial sin precedentes.
En la cumbre de la OTAN que tuvo lugar los días 11 y 12 de julio en Bruselas se palpaba la tensión entre Donald Trump y los jefes de Estado de los demás países miembros de la alianza militar. Al tiempo que aumenta los aranceles aduaneros, el presidente estadounidense quería que sus socios incrementen su presupuesto militar. Otra expresión de la política agresiva del imperialismo estadounidense, que desea conservar sus posiciones a fuerza de atizar graves tensiones políticas y comerciales, aquí contadas con un poquito más de desarrollo.
Mientras tanto, los países europeos que ingresaron al acuerdo con Irán desean permanecer en él, pero esto se ha complicado por la decisión de la administración Trump de usar el sistema financiero global como arma. El monopolio estadounidense sobre la infraestructura global de pagos está siendo cuestionado por todas las administraciones. La economía global está entrando en un "período de inestabilidad estratégica", que podría completamente modificar la configuración actual del sistema financiero y económico. Aliados históricos de los EEUU de pronto se sienten envalentonados para hacerse eco de sentimientos similares. Como informó Bloomberg hace unos días:
Por su parte, la canciller canadiense, Chrystia Freeland, también habló sobre el tema y dijo que su nación comparte el objetivo de preservar un orden mundial multilateral. Y lo mismo sucede con el ataque de Trump a la lira turca unido a las recientes medidas de la Reserva Federal estadounidense para cortar el suministro de dólares, todo va condiciendo al mismo camino.
Si este tipo de charla se limitara a un par de naciones europeas que expresaran su frustración con SWIFT, probablemente no habría escrito esta publicación. Pero esto es tema central, aunque aún en voz baja, en todas partes del mundo, en todos los gobiernos (menos en los atrasados gobiernos neoliberales de América Latina, por cierto) y se está escribiendo mucho sobre ello...
¿El el debacle yanky la famosa caída del capitalismo?
El capitalismo, desde sus inicios, constituyó un mercado mundial, una "economía-mundo". La tan mentada globalización no fue otra cosa que dar un salto en esa tendencia secular del capitalismo
El hecho fundamental de la declinación de la hegemonía de los Estados Unidos no marca necesariamente el fin del capitalismo anunciada por Marx hace ya 150 años: el capitalismo está determinado por las grandes compañías, bancos, financieras, corporaciones y grupos económicos globales y ellos son internacionales y supranacionales. La debacle estadounidense no significa la caída del capitalismo pero sí podría marcar el primer paso de una acción en dominó, ya que cualquier crash en Wall Street, el centro financiero del mundo, incendia simultáneamente a todos los mercados financieros de Europa, Japón, China y el resto del planeta, y los gobiernos de cada país se deben convertir en "bomberos" de sus bancos centrales, gastando billones y billones de dólares, euros, libras y yenes como "rescates" colosales de costos incalculables.
No solamente muchas de las estructuras pilares capitalistas (no me refiero solamente a Wall Street) están en relación directa con el Imperio, sino que básicamente la cultura icónica del capitalismo es EEUU. Al fin y al cabo, un sistema económico no es sino un sistema de creencias de la gente, algo que no puede existir si la gente no cree en ella. Demolidos los icónos máximos del capitalismo, es muy probable que toda la estructura mundial se venga abajo.
Es de esperar más crisis financieras y económicas detonada en el centro del capitalismo mundial, y eso serán acontecimientos de importancia y de consecuencias inconmensurables e imprevisibles. Este es un aspecto de inmensa importancia de esta crisis. Por diversos motivos: después de la Segunda Guerra Mundial, las grandes crisis capitalistas habían cambiado de epicentro. En 1929, se ubicó en los dos países capitalistas más avanzados del planeta: EEUU y Alemania. En cambio, en toda la segunda posguerra, el epicentro de las grandes crisis, de los crash financieros y económicos, se alejó de los países centrales para trasladarse a la periferia, a las tierras de los salvajes del “Tercer Mundo” y de los no menos bárbaros “comunistas”. En efecto, la crisis que acabó con la ex URSS, los defaults financieros y de la deuda que se sucedieron desde 1982 en América Latina, la crisis del sudeste asiático de 1997, la de Rusia en 1998, la de Turquía (2000–01), el derrumbe de Argentina en 2001… todo pasaba convenientemente alejado de Wall Street.
Desde allí no sólo se daban lecciones y sermones a los "bárbaros" sobre cómo evitar las crisis, sino que también aprovechaban la oportunidad para hacer jugosas ganancias. Pero hoy vivimos una situación crítica, tanto coyuntural como estructural de EEUU, que tiene una implicación particular y muy importante en la situación del dólar como moneda de reserva y comercio mundial.
Tengamos en cuenta que las operaciones productivas, comerciales y financieras del capitalismo se internacionalizaron a gran escala, con la llamada globalización. Pero este cambio desnuda la contradicción de un capitalismo globalizado cuya moneda de reserva, comercio y finanzas –el dólar– no es global, sino que la emite un estado nacional. Esta contradicción se pone hoy al rojo vivo porque el estado que emite la moneda mundial es el mayor deudor del planeta. Y, peor aún, es un deudor insolvente.
Si este deudor insolvente no ha sido aún "declarado en quiebra" es porque sus acreedores temen, con razón, que su bancarrota los arrastre también a ellos al abismo. Pero la crisis ahora va a tensar más esta contradicción.
Que el dólar se mantenga en pie como moneda de reserva y del comercio está estrechamente ligado a que el resto del mundo le siga prestando dinero a EEUU y sosteniendo así los déficits de cuenta corriente y fiscal.
Este deterioro económico traerá también su correlato social y político.
Muchos han creído ver en China la tabla salvadora del capitalismo mundial. Pero al parecer el gigante asiático se aproxima también a su inevitable desinfle. Si bien su crecimiento es envidiable en relación con el resto del mundo, este es el más bajo en tres décadas. Pero lo más grave es que se ha creado una burbuja de crédito público y privado, que representa el 280% del PBI y que crece dos veces más rápido que la economía, mientras que los préstamos incobrables son el 20%, equivalente a más de la mitad del PBI. Los desequilibrios de la China —que representa el 17% de la economía mundial— enviarán marejadas de inestabilidad a todo el mundo, especialmente a nuestros países, que viven de vender materias primas al gigante asiático.
De esta manera, la hipótesis de que China suplante a Estados Unidos como potencia económica mundial que permita superar las trabas congénitas del capitalismo, no parece sustentable.
Dicho de otra manera, CAPUT CAPITALISMO en no mucho tiempo. El tema es que no hay sistema de reemplazo... pero eso es tema de otra nota.
Nadie sabe en qué terminará todo esto, aunque a grandes rasgos podemos hablar de dos alternativas:
Si es cierto que hemos llegado a un punto de crisis estructural y sin salida. Lo que sí es seguro, es que ahora empieza el rocanrol...
La ilusión de un sistema unipolar, con capital en Washington, ha sido reemplazada por la realidad de un mundo multipolar, donde numerosos estados ya no obedecen órdenes y actúan por cuenta propia. Y, lo que es más, muchas veces lo hacen, en mayor o menor medida, contra los intereses de EEUU. Yankylandia enfrenta en todos lados "desobediencias" que hubieran sido inconcebibles pocos años atrás, aunque por ahora mantiene a Latinoamérica cada vez más en su mano gracias a las políticas de intrusión en sus estados y su economía, hay que ver por cuanto tiempo más lo puede hacer. En la medida que los países de esta región del mundo construyan sus propios paradigmas económicos, políticos, jurídicos, sociales y culturales, se alejen del etnocentrismo, del sistema financiero y monetario internacional, refunden sus Estados, construyan instrumentos de integración económica y política y fortalezcan su mercado interno más allá de que busquen nuevos mercados para exportar sus productos y realizar intercambio comercial, lograrán surfear de mejor forma la profundización de la crisis internacional del capitalismo.
El futuro, hoy, está abierto y todo puede suceder. En todo caso, la gran crisis, sea cual sea el escenario, no significa el fin del mundo, ya que el fin del capitalismo inspira la esperanza de su transformación en formas nuevas, más humanas y afines a las necesidades de todos los pueblos.
Quien tenga interés en seguir incursionando en estos temas, les recomiendo las notas tituladas "¿El fin de la hegemonía estadounidense?" y "Crisis en el corazón del sistema", ambos de Peter Gowan.También les recomiendo un blog de laguien que sigue muy de cerca todos estos temas, aunque ojo que casi todas las notas están en inglés: Astroboy en Multiverso.
Estudiar la política, economía y sociedad en estos tiempos, de esta etapa histórica que estamos atravesando, es verdaderamente interesante. Me refiero a la Humanidad, no sólo a los argentinos y a las noticias que nos tocan más de cerca. Personalmente y en la medida de lo posible, no me gusta discutir eventos sino procesos o, en todo caso, eventos que forman parte de procesos más largos.
El sistema en el que vivimos está regido en muchos aspectos por la economía. El dinero rige muchas de nuestras decisiones como individuos, comunidades, empresas y países. En esta tiranía del dinero, la humanidad actual no recuerda un tiempo en el que Estados Unidos no tuviera la hegemonia total de la economía, el dólar lleva años mandando sin mucha oposición, y sin embargo nuevos vientos están soplando y amenazan con derribar con dicho monopolio y nivelar el campo de juego económico, con las esperadas y peligrosas tensiones que ello provoca.
Estamos viviendo acontecimientos de alcance global y de consecuencias políticas, económicas, ecológicas, estratégicas y sociales impredecibles e incalculables, a saber: (a) la declinación de los Estados Unidos de América como potencia hegemónica y eje de la economía mundial; (b) el agotamiento del petróleo y del gas convencionales como fuente energética primaria, verdadero motor de la economía mundial durante el siglo pasado y lo que va del actual, y (c) el cambio climático y sus efectos sobre la litósfera, la hidrósfera, la atmósfera, la biósfera, la economía humana y el devenir de sus sociedades.
Ahora empieza el rocanrol
Este 27 de agosto del 2018 iniciaron en La Haya las audiencias orales entre Irán y Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia, con relación a la demanda interpuesta el pasado 16 de julio por Irán a raíz de las sanciones norteamericanas unilaterales contra Irán anunciadas el pasado 8 de mayo. Como es sabido, estas sanciones norteamericanas fueron repudiadas por el resto de la comunidad internacional, con una única excepción previsible: Israel. Al fin y al cabo, Wall Street depende precisamente del tipo de inestabilidad financiera que ha desencadenado la guerra comercial de Trump. Como señala Peter Gowan, "la economía estadounidense [...] depende de reproducir constantemente la inestabilidad monetaria y financiera internacional".Podríamos decir que los orígenes de la actual crisis financiera global se remiten a las dinámicas del Nuevo Sistema de Wall Street que emergió en la neoliberal década de 1980.
La caída del imperio estadounidense ya ha empezado y avanza a pasos de gigante, una realidad que aún no se aprecia ampliamente debido al continuo dominio del sistema financiero mundial por parte del dólar de EEUU, que sigue siendo la moneda de reserva más importante del mundo. Los líderes estadounidenses siempre han usado el USD como arma, pero solo en los últimos años los rivales geopolíticos y los aliados de larga data han empezado a entender cada vez más que el papel unipolar que juega EEUU. Decir eso quiere decir más o menos que en realidad el capitalismo ya cayó, aunque intenten disimularlo y los yankis se desesperen por volver a adueñarse del mundo. Nuestro sistema de vida, lo que creemos, las reglas de juego de nuestro "sistema" no es en realidad sino el esqueleto de un dinosaurio ya muerto, es la cáscara de una nuez ya seca. No mucho tiempo después que le comunismo se vino a desplome, las bases del capitalismo hace tiempo ya han dejado de existir, sus estertores fue el criminal neoliberalismo que asoló y asola el mundo en su último manotazo de ahogado.
Lo que estoy diciendo no es demasiado extraño, las hegemonías de la era moderna, al igual que todos los fenómenos sociales, han tenido periodos de determinada duración (poco más de un siglo) que han sido denominados "ciclos de las hegemonías", los cuales constan de cinco fases: emergencia, despliegue, apogeo, declive y extinción. Ahora bien, cada fase corresponde a la promoción de ideas y valores de alguna ideología. Conforme evoluciona el poder nacional de un Estado hegemónico, éste tiende a orientarse por cierta ideología, lo cual se traduce en un comportamiento internacional que favorece determinadas políticas económicas y estimula cierto tipo de alianzas y de organizaciones internacionales con vocaciones específicas.
La redefinición del rol de Estados Unidos con la presidencia de Trump, tendrá un impacto directo en el devenir de otros países: varias potencias mundiales —hasta ahora socios estratégicos de Estados Unidos en el G7, la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte— podrían verse seriamente afectadas por la falta de liderazgo y compromiso de la potencia exhegemónica. Este cambio generará vacíos de poder en la estructura internacional que bien podrían ser ocupados por potencias regionales que se hayan mostrado como “emergentes” desde los primeros años del siglo XXI, concretamente China, India y Rusia. Todo ello, llevará a significativos ajustes en los “clubes” de potencias, sobre todo entre el G7, el Foro BRICS y el G20.Daniel Morales
Rusia, China y Europa
Quizás la historia mostrará que la decisión de Trump de eliminar unilateralmente el acuerdo con Irán fue el catalizador que causó que gran parte del resto del mundo se tomara en serio la creación de vías financieras alternativas para llevar a cabo negocios globales, aunque la escalada de tensiones comerciales haya empezado mucho antes, tirando por la borda todo lo que quedaba de la vieja estructura sobre la que todos los demás seres humanos del mundo nos vamos desplazando.
Un grave riesgo del encajonamiento doméstico de Trump, a quien se le ha venido encima un tsunami judicial, político, económico, es su apertura de frentes foráneos, desde Siria hasta Norcorea, para compensar su vulnerabilidad interna, como solía aconsejar Nicolás de Maquiavelo en El Príncipe, por lo que es probable que Rusia y China estén militarmente más alertas que nunca. Ejercicios militares conjuntos de Rusia y China –los mayores juegos de guerra desde la guerra fría que incluyen tropas chinas por primera vez, lo cual constituye para enfrentar las amenazas del Pentágono en su Revisión de la Postura Nuclear y de Trump en su Estrategia de Seguridad Nacional. Un videíto oficial lanzado en ocasión del día de las fuerzas armadas de China está causando furor en las redes sociales. Anuncia guerra y suponemos que tiene un doble propósito: interno y externo. El espacio del mercado mundial es actualmente un teatro demasiado confinado para que la competencia exacerbada entre los grandes monopolios se restrinja al plano económico, y esta última se traducirá muy probablemente en un aumento de las tensiones entre grandes potencias, que por otra parte están incrementando, todas, sus gastos militares.
Así que ojo con el desencadenamiento de una Tercera Guerra Mundial (que casi nadie sabe lo cerca que estuvimos de ella en el 2013, no estalló casi de milagro) como dicen que desean los banqueros: tienen demasiadas deudas, incluyendo la excesiva deuda externa de EE.UU. Para ellos, la muerte de millones de personas a cambio de miles de millones de dólares a salvo en los sótanos de JP Morgan y Goldman Sachs es ganancia.
Si te interesa seguir leyendo, la nota es bastante más amplia...
Los dueños del Mundo se aseguran de no dejar espacios vacíos en su camino al dominio absoluto. Para ello, se valen también de esos organismos internacionales que, como las Naciones Unidas, nacieron al calor de necesidades obvias, pero rápidamente aprovechadas por la codicia insaciable de los mandamases mundiales. La OEA es otro de esos órganos supra-nacionales al servicio indudable de sus intereses.
Como son también los dueños de la "verdad" exhibida en los medios de comunicación, el combo perfecto de ofertas diabólicas será aceptado con premura por la mayoría embrutecida de los habitantes invadidos y sojuzgados.
Son tiempos de reflexión y acción. Son momentos de elaboración y puesta en marcha. Son días para pensar otras realidades, de esas que se obtienen por la conjunción de las voluntades y las razones de los que vamos quedando vivos y recordamos lo que nos quitaron. Son horas donde el Poder comienza a temblar y espera temeroso un cambio.
La actual crisis mundial es sistémica, múltiple y asimétrica, con claros alcances civilizatorios. Nunca antes tantos aspectos cruciales de la vida fallaron simultáneamente, y las expectativas sobre el futuro son tan inciertas. Los problemas ambientales ya no pueden ocultarse por más poderosos -y torpes- que sean los negacionistas. Tampoco pueden ocultarse las abismales desigualdades, que van en aumento a medida que la sombra del "desarrollo" cubre todas las partes de la Tierra. Cual virus mutante, las manifestaciones de la crisis se perciben en todos los espacios: ambientales, económicos, sociales, políticos, éticos, culturales, espirituales...
A medida que la globalización del capital desestabiliza las economías regionales y nacionales, dejando a su paso poblaciones enteras de refugiados -incluso dentro de sus propios países-, algunos sectores de la población afrontan la situación identificándose con el poder machista de la derecha política, con su promesa de quitar empleo a los migrantes, artificialmente señalados muchas veces como causantes de las crisis... A menudo, las clases trabajadoras inseguras también adoptan tal postura. El resultado es una peligrosa derivación global hacia el autoritarismo, o como decimos en el blog: "del neoliberalismo al fascismo".
En medio de todo ello, la economía mundial está inmersa en una guerra comercial sin precedentes.
En la cumbre de la OTAN que tuvo lugar los días 11 y 12 de julio en Bruselas se palpaba la tensión entre Donald Trump y los jefes de Estado de los demás países miembros de la alianza militar. Al tiempo que aumenta los aranceles aduaneros, el presidente estadounidense quería que sus socios incrementen su presupuesto militar. Otra expresión de la política agresiva del imperialismo estadounidense, que desea conservar sus posiciones a fuerza de atizar graves tensiones políticas y comerciales, aquí contadas con un poquito más de desarrollo.
Mientras tanto, los países europeos que ingresaron al acuerdo con Irán desean permanecer en él, pero esto se ha complicado por la decisión de la administración Trump de usar el sistema financiero global como arma. El monopolio estadounidense sobre la infraestructura global de pagos está siendo cuestionado por todas las administraciones. La economía global está entrando en un "período de inestabilidad estratégica", que podría completamente modificar la configuración actual del sistema financiero y económico. Aliados históricos de los EEUU de pronto se sienten envalentonados para hacerse eco de sentimientos similares. Como informó Bloomberg hace unos días:
"Con Alemania, estamos decididos a trabajar en una herramienta financiera independiente europea o franco-alemana que nos permita evitar ser las víctimas colaterales de las sanciones extraterritoriales estadounidenses. Quiero que Europa sea un continente soberano, no un vasallo, y eso significa tener instrumentos de financiación totalmente independientes que hoy no existen"Bruno Le Maire - Ministro de Finanzas de Francia
"Europa no debería permitir que los EEUU actúen sobre nuestras cabezas y a costa nuestra, debemos fortalecer la autonomía europea mediante la creación de canales de pago independientes de Estados Unidos, un Fondo Monetario Europeo y un sistema SWIFT independiente. Ya es hora de reevaluar nuestra asociación... Los europeos deben convertirse en un pilar del orden internacional, un socio para todos los que están comprometidos con esta orden. (...) Tenemos que reaccionar y fortalecer la autonomía y la soberanía de Europa en la política comercial, económica y financiera"Heiko Maas - Ministro de Asuntos Exteriores de Alemania
Por su parte, la canciller canadiense, Chrystia Freeland, también habló sobre el tema y dijo que su nación comparte el objetivo de preservar un orden mundial multilateral. Y lo mismo sucede con el ataque de Trump a la lira turca unido a las recientes medidas de la Reserva Federal estadounidense para cortar el suministro de dólares, todo va condiciendo al mismo camino.
Si este tipo de charla se limitara a un par de naciones europeas que expresaran su frustración con SWIFT, probablemente no habría escrito esta publicación. Pero esto es tema central, aunque aún en voz baja, en todas partes del mundo, en todos los gobiernos (menos en los atrasados gobiernos neoliberales de América Latina, por cierto) y se está escribiendo mucho sobre ello...
El futuro está lleno de problemas, pero ninguno de ellos es insalvable. EE.UU. perderá sus derechos de moneda de reserva como fuente de ingresos. El dólar norteamericano dejará de servir como moneda de reserva mundial, aunque seguirá siendo la moneda norteamericana. En otras partes del mundo recurrirán a su euro, yuan, rublo, bolívar, dinar. El gasto deberá ser reducido a la normalidad y la eliminación de bases y armas en el extranjero permitirá a la población cambiar de estatus sin dolor. Nadie quiere reemplazar a los Estados Unidos, simplemente todo el mundo está ya harto de verlos disparando escopetas por todas partes.Israël Shamir
EE.UU. tendrá que encontrar nuevos empleos para tantos banqueros, carceleros, soldados e incluso políticos, como tiene.
Este imperialismo tanático del siglo XXI se corresponde con tendencias desintegradoras en las sociedades capitalistas dominantes, en primer lugar la de los Estados Unidos. Esas economías han perdido su potencial de crecimiento: hacia finales de 2012, luego de un lustro de crisis financiera, oscilaban entre el crecimiento anémico (Estados Unidos), el estancamiento girando hacia la recesión (la Unión Europea) y la contracción productiva (Japón).(Parte final de la conferencia de Jorge Beinstein, “La ilusión del metacontrol imperial del caos”. Seminario “Nuestra América y Estados Unidos: desafíos del Siglo XXI”, Universidad Central del Ecuador, Quito, 31 de Enero de 2013)
“Los estados, las empresas y los consumidores están aplastados por las deudas: la suma de deudas públicas y privadas representan más del 500 % del Producto Bruto Interno en Japón e Inglaterra y más del 300 % en Alemania, Francia y los Estados Unidos, donde el gobierno federal estuvo en 2011 al borde del default. Y por encima de deudas y sistemas productivos financierizados existe una masa financiera global equivalente a unas veinte veces el Producto Bruto Mundial, motor dinamizador, droga indispensable del sistema que ha dejado de crecer desde hace aproximadamente un lustro y cuyo desinfle tratan de impedir los gobiernos de las potencias centrales.
“Se presenta entonces la ilusión de una suerte de metacontrol estratégico desde las grandes alturas, desde las cumbres de Occidente sobre las tierras bajas, periféricas, donde pululan miles de millones de seres humanos cuyas identidades culturales e instituciones son vistas como obstáculos a la depredación. Las elites de Occidente, el imperio colectivo hegemonizado por los Estados Unidos, están cada día más convencidas de que dicha depredación prolongará su vejez y alejará el fantasma de la muerte.
“El caos periférico aparece a la vez como el resultado concreto de sus intervenciones militares y financieras (producto de la reproducción decadente de sus sociedades) y como la base de feroces depredaciones. El gigante imperial busca beneficiarse del caos pero termina por introducir el caos entre sus propias filas. La destrucción deseada de la periferia no es otra cosa que la autodestrucción del capitalismo como sistema global, su pérdida veloz de racionalidad. La fantasía acerca del metacontrol imperialista del caos periférico expresa una profunda crisis de percepción: la creencia de que los deseos del poderoso se convierten fácilmente en hechos reales; así, lo virtual y lo real se confunden conformando un enorme pantano psicológico.
“En realidad la “estrategia” de metacontrol imperial del caos, sus formas operativas concretas, la convierten en una maraña de tácticas que tienden a conformar una masa crecientemente incoherente, prisionera del corto plazo. Lo que pretende convertirse en la nueva doctrina militar, en un pensamiento estratégico innovador que responde a la realidad global actual facilitando la dominación imperialista del mundo, no es otra cosa que una ilusión desesperada generada por la dinámica de la decadencia. Bajo la apariencia de ofensiva estratégica irrumpen los manotazos históricamente defensivos de un sistema cuya cúpula imperial va perdiendo la capacidad de aprehensión de la totalidad real, y la razón de estado se va convirtiendo en un delirio criminal extremadamente peligroso dado el gigantismo tecnológico de los Estado Unidos y sus socios europeos.”
¿El el debacle yanky la famosa caída del capitalismo?
El capitalismo, desde sus inicios, constituyó un mercado mundial, una "economía-mundo". La tan mentada globalización no fue otra cosa que dar un salto en esa tendencia secular del capitalismo
El hecho fundamental de la declinación de la hegemonía de los Estados Unidos no marca necesariamente el fin del capitalismo anunciada por Marx hace ya 150 años: el capitalismo está determinado por las grandes compañías, bancos, financieras, corporaciones y grupos económicos globales y ellos son internacionales y supranacionales. La debacle estadounidense no significa la caída del capitalismo pero sí podría marcar el primer paso de una acción en dominó, ya que cualquier crash en Wall Street, el centro financiero del mundo, incendia simultáneamente a todos los mercados financieros de Europa, Japón, China y el resto del planeta, y los gobiernos de cada país se deben convertir en "bomberos" de sus bancos centrales, gastando billones y billones de dólares, euros, libras y yenes como "rescates" colosales de costos incalculables.
No solamente muchas de las estructuras pilares capitalistas (no me refiero solamente a Wall Street) están en relación directa con el Imperio, sino que básicamente la cultura icónica del capitalismo es EEUU. Al fin y al cabo, un sistema económico no es sino un sistema de creencias de la gente, algo que no puede existir si la gente no cree en ella. Demolidos los icónos máximos del capitalismo, es muy probable que toda la estructura mundial se venga abajo.
Es de esperar más crisis financieras y económicas detonada en el centro del capitalismo mundial, y eso serán acontecimientos de importancia y de consecuencias inconmensurables e imprevisibles. Este es un aspecto de inmensa importancia de esta crisis. Por diversos motivos: después de la Segunda Guerra Mundial, las grandes crisis capitalistas habían cambiado de epicentro. En 1929, se ubicó en los dos países capitalistas más avanzados del planeta: EEUU y Alemania. En cambio, en toda la segunda posguerra, el epicentro de las grandes crisis, de los crash financieros y económicos, se alejó de los países centrales para trasladarse a la periferia, a las tierras de los salvajes del “Tercer Mundo” y de los no menos bárbaros “comunistas”. En efecto, la crisis que acabó con la ex URSS, los defaults financieros y de la deuda que se sucedieron desde 1982 en América Latina, la crisis del sudeste asiático de 1997, la de Rusia en 1998, la de Turquía (2000–01), el derrumbe de Argentina en 2001… todo pasaba convenientemente alejado de Wall Street.
Desde allí no sólo se daban lecciones y sermones a los "bárbaros" sobre cómo evitar las crisis, sino que también aprovechaban la oportunidad para hacer jugosas ganancias. Pero hoy vivimos una situación crítica, tanto coyuntural como estructural de EEUU, que tiene una implicación particular y muy importante en la situación del dólar como moneda de reserva y comercio mundial.
Tengamos en cuenta que las operaciones productivas, comerciales y financieras del capitalismo se internacionalizaron a gran escala, con la llamada globalización. Pero este cambio desnuda la contradicción de un capitalismo globalizado cuya moneda de reserva, comercio y finanzas –el dólar– no es global, sino que la emite un estado nacional. Esta contradicción se pone hoy al rojo vivo porque el estado que emite la moneda mundial es el mayor deudor del planeta. Y, peor aún, es un deudor insolvente.
Si este deudor insolvente no ha sido aún "declarado en quiebra" es porque sus acreedores temen, con razón, que su bancarrota los arrastre también a ellos al abismo. Pero la crisis ahora va a tensar más esta contradicción.
Que el dólar se mantenga en pie como moneda de reserva y del comercio está estrechamente ligado a que el resto del mundo le siga prestando dinero a EEUU y sosteniendo así los déficits de cuenta corriente y fiscal.
Este deterioro económico traerá también su correlato social y político.
Muchos han creído ver en China la tabla salvadora del capitalismo mundial. Pero al parecer el gigante asiático se aproxima también a su inevitable desinfle. Si bien su crecimiento es envidiable en relación con el resto del mundo, este es el más bajo en tres décadas. Pero lo más grave es que se ha creado una burbuja de crédito público y privado, que representa el 280% del PBI y que crece dos veces más rápido que la economía, mientras que los préstamos incobrables son el 20%, equivalente a más de la mitad del PBI. Los desequilibrios de la China —que representa el 17% de la economía mundial— enviarán marejadas de inestabilidad a todo el mundo, especialmente a nuestros países, que viven de vender materias primas al gigante asiático.
De esta manera, la hipótesis de que China suplante a Estados Unidos como potencia económica mundial que permita superar las trabas congénitas del capitalismo, no parece sustentable.
Dicho de otra manera, CAPUT CAPITALISMO en no mucho tiempo. El tema es que no hay sistema de reemplazo... pero eso es tema de otra nota.
Nadie sabe en qué terminará todo esto, aunque a grandes rasgos podemos hablar de dos alternativas:
- Que hagan volar por lo aires a todo el planeta.
- Que podamos hablar de un estado post-capitalista.
Si es cierto que hemos llegado a un punto de crisis estructural y sin salida. Lo que sí es seguro, es que ahora empieza el rocanrol...
La ilusión de un sistema unipolar, con capital en Washington, ha sido reemplazada por la realidad de un mundo multipolar, donde numerosos estados ya no obedecen órdenes y actúan por cuenta propia. Y, lo que es más, muchas veces lo hacen, en mayor o menor medida, contra los intereses de EEUU. Yankylandia enfrenta en todos lados "desobediencias" que hubieran sido inconcebibles pocos años atrás, aunque por ahora mantiene a Latinoamérica cada vez más en su mano gracias a las políticas de intrusión en sus estados y su economía, hay que ver por cuanto tiempo más lo puede hacer. En la medida que los países de esta región del mundo construyan sus propios paradigmas económicos, políticos, jurídicos, sociales y culturales, se alejen del etnocentrismo, del sistema financiero y monetario internacional, refunden sus Estados, construyan instrumentos de integración económica y política y fortalezcan su mercado interno más allá de que busquen nuevos mercados para exportar sus productos y realizar intercambio comercial, lograrán surfear de mejor forma la profundización de la crisis internacional del capitalismo.
El futuro, hoy, está abierto y todo puede suceder. En todo caso, la gran crisis, sea cual sea el escenario, no significa el fin del mundo, ya que el fin del capitalismo inspira la esperanza de su transformación en formas nuevas, más humanas y afines a las necesidades de todos los pueblos.
Quien tenga interés en seguir incursionando en estos temas, les recomiendo las notas tituladas "¿El fin de la hegemonía estadounidense?" y "Crisis en el corazón del sistema", ambos de Peter Gowan.También les recomiendo un blog de laguien que sigue muy de cerca todos estos temas, aunque ojo que casi todas las notas están en inglés: Astroboy en Multiverso.
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