"Yo miro por el día que vendrá, hermoso como un sol en la ciudad…" decía un papel pegado en la pared de la celda del celular primero de la cárcel de Devoto en el año 1976. Estaba ilustrado con un perfil de edificios con sus ventanas y un sol brillante asomaba por encima de las terrazas de mi ciudad, Buenos Aires. El dibujo era infantil y potente, yo tenía 20 pirulos. Era una hoja de una pequeña libreta de anotaciones y el texto es de mi canción preferida de Charly García, una de las personas que me cantó que no hay ir a ese lugar donde todos han descarrilado. Por Willy Villalobos Pero antes de contarles cómo llegué a ese lugar les voy a señalar los nombres de las estaciones que conocí antes de anclar por unos años en esa prisión donde encierran a los irrecuperables. La barra del Ciclón con Perón. Libertad a los presos. Mi Papá, único peruca de la familia. La Balsa . Una mujer inolvidable. El Turco Emilio y Eva. Néstor, Ana y Anita. Ricky, el que choreaba plantas de