Faltan pocas horas para que la Ley Cerrojo sea derogada con un caudal de votos cercano a los dos tercios del senado, con Cambiemos a la cabeza y el apoyo de al menos la mitad del bloque del FpV (para ellos, y ya que son tan peronistas, vendría a bien recordar frases de Perón sobre los traidores), lo que finalmente posibilitará o no el despojo de los recursos del país, pagándoles a los fondos buitres amigos de nuestro títere M&M. Ésto va más allá de una cuestión de partidos políticos, de quórum, de votos o de mayorías.
A esta hora los senadores del país están discutiendo en el recinto si aprueban o no la derogación de las Leyes Cerrojo y de Pago Soberano. A la medianoche habremos entrado en un nuevo ciclo de endeudamiento y se habrá hipotecado el futuro de generaciones de argentinos.
Y pagaremos para estar cada vez peor. Hay una cuestión importante a la hora de analizar la toma de deuda, que cuando se habla de deuda externa en argentina no se aborda con claridad: la sustentabilidad. Me refiero a que cuando uno toma una deuda, debe analizar si la inversión que se hace con ella nos genera divisas suficientes para pagar la deuda contraída (capital + intereses), o nos ahorra una cantidad suficiente. Más que preocuparnos por la cantidad de deuda que se tome, los preocupante es para qué. Durante la década del 90 cada dólar que se tomó de deuda se fugó, la fuga de divisas durante los '90 fue equivalente al endeudamiento.
Hoy se juega el futuro de Argentina, no el de los cuatro años que dura el período presidencial, sino la posibilidad de tener una industria propia, nacional, una salud y educación adecuada y creada para dar respuesta a las necesidades de las mayorías.
Nos iremos hipotecando con el fin de permitir que falsos inversores de capital puedan remitir sus beneficios al exterior...Arturo Jauretche - 1955
A esta hora los senadores del país están discutiendo en el recinto si aprueban o no la derogación de las Leyes Cerrojo y de Pago Soberano. A la medianoche habremos entrado en un nuevo ciclo de endeudamiento y se habrá hipotecado el futuro de generaciones de argentinos.
Y pagaremos para estar cada vez peor. Hay una cuestión importante a la hora de analizar la toma de deuda, que cuando se habla de deuda externa en argentina no se aborda con claridad: la sustentabilidad. Me refiero a que cuando uno toma una deuda, debe analizar si la inversión que se hace con ella nos genera divisas suficientes para pagar la deuda contraída (capital + intereses), o nos ahorra una cantidad suficiente. Más que preocuparnos por la cantidad de deuda que se tome, los preocupante es para qué. Durante la década del 90 cada dólar que se tomó de deuda se fugó, la fuga de divisas durante los '90 fue equivalente al endeudamiento.
Hoy se juega el futuro de Argentina, no el de los cuatro años que dura el período presidencial, sino la posibilidad de tener una industria propia, nacional, una salud y educación adecuada y creada para dar respuesta a las necesidades de las mayorías.
Por cada dólar pagado a los buitres del orto, será dinero que faltará en los hospitales, en la educación, en el ingreso de los jubilados, en la actividad productiva. Y por eso generará desempleo, pobreza y miseria. Es una acto de irresponsabilidad enorme porque quienes votarán a favor de los buitres saben perfectamente que aún pagando, no es real que luego se conseguirán créditos para las provincias a tasas bajas. Las tasas seguirán siendo astronómicas, como el demencial 12% en dólares en que se endeudó en estos días la provincia de Buenos Aires. No son créditos, son bombas de tiempo que a corto plazo se tornan impagables. Y también saben perfectamente que aún pagando, el reclamo no se cierra, porque de ese 7% de los bonistas que no entraron en las restructuraciones de deuda del 2005 y 2010, solo algo más de la mitad recibirían el pago ofrecido por Marioneta Macri, pero quedan tenedores que tampoco aceptan los números del Nono Griesa, y por lo tanto son un conflicto seguro. Especulan con obtener aún más ganancia que un 1400% en dólares. A eso se suma el riesgo de los "pasivos contingentes", es decir el riesgo que los que aceptaron las restructuraciones de 2005 y 2010 y sus quitas, ahora reclamen que se les igualen los pagos en función de los montos que reciben los bonistas en el juzgado del Nono Griesa. No hay ningún dictamen jurídico –nacional o extranjero- que dé garantías legales y descarte esa posibilidad.
Se presenta el endeudamiento como solución de algún problema, en este caso hace agua por todos lados:
Los argumentos esgrimidos por los senadores que producen esta nueva entrega de nuestra soberanía son paupérrimos o simple expresión de deseos: "Esto nos permitirá reingresar al Primer Mundo", "Hay que acatar el fallo judicial del juez (municipal) Griesa", "Tendremos dólares frescos para mayores inversiones que generarán miles de puestos de trabajo", bla, bla, bla. Y muchos compatriotas les creen. Y a otros muchos ni les importa. De nada vale la experiencia histórica que todos, incluidos los que apoyan esta entrega, hemos vivido (recordemos que siempre hablamos del "doblepensar": olvidar nuestra historia es parte de todos los días). A partir de hoy ingresamos en un nuevo estadio de nuestro país. Ya lo hemos pasado, ya lo hemos vivido.
Es sencillo entenderlo, lo vivimos y padecimos muchas veces. La frase de Einstein muestra el sinsentido de este endeudamiento: "Una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo".
Hace décadas que los gobiernos ligados al libre mercado nos endulzan los oídos con promesas de desembarco de capitales extranjeros que darán trabajo y bienestar. Para colmo, la tasa de inversión en el mundo está cayendo notoriamente, sobre todo desde la última crisis de 2008.
No obstante y para refutar aun más la zoncera, fue 2012 el año en que la Argentina recibió el monto de inversiones extranjeras directas más alto de la última década, y la segunda cifra mayor de los últimos cuarenta años. Lo cual desmitifica la teoría neoliberal sobre las reglas económicas amigables, sin restricciones para los inversores: durante ese año gobernaba un modelo cuya política económica forzó a las grandes empresas a restringir la salida de capitales hacia sus casas matrices obligando, por tanto, a la reinversión de sus utilidades...
Los invito a leer "La avidez de los inversores extranjeros, otra zoncera argentina", buena nota de Gabriel Cocimano.
El trabajo que hicieron los medios de comunicación y del marketing de la derecha Pro fue brillante, tomaron por boludos y por el cuello a toda una nación que mansa, acepta cualquier cosa, no reclama, no patalea y posiblemente jamás lo haga, salvo que los medios les diga que lo hagan.
Cuando se caiga esta ilusión de tanto pelotudo (suelto y en el poder), cuando no lleguen "dólares frescos", cuando la desocupación siga creciendo, cuando los bonistas que accedieron a la reestructuración nos metan nuevos juicios, ya será tarde. Habrá que redoblar la lucha, sumar voluntades para detener esta nueva tragedia y fundamentalmente dejar de ser tan, pero tan pelotudos a la hora de elegir nuestros representantes. Tenemos que liberarnos la tutela de los medios masivos de comunicación, que combinados con una educación colonizante influyeron e influyen cada vez con más fuerza, de manera insidiosa en nuestro destino, haciéndonos dependientes en lo cultural y económico. Si Arturo Jauretche viviese no se cansaría de repetir que el axioma neoliberal "hay que ingresar al mundo para que lleguen inversiones extranjeras", que desde Martínez de Hoz hasta la actualidad silban a coro los políticos y economistas de la derecha argentina, es una perfecta Zoncera. Como dijo Einstein, "La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa".
Se presenta el endeudamiento como solución de algún problema, en este caso hace agua por todos lados:
- No es para financiar una actividad productiva.
- No es una solución al déficit estructural creado por este mismo gobierno.
- No es una buena negociación.
- No tiene sentido y es imposible negociar con quien no quiere y tiene como único fin la usura y la especulación financiera.
- No cumple con las leyes nacionales sancionadas (por la que deben hacer la pantomima de la votación para derogar la Ley Cerrojo y de Pago Soberano).
- No está alineada con la postura presentada por Argentina ante la ONU y aprobada por todos los países excepto en los que residen los Fondos Financieros Internacionales.
- No han dado resultado estos tipos de préstamos a lo largo de la historia de Argentina y todos han terminado en grandes crisis.
- No está garantizado que los fondos especulativos y los otros tenedores de deuda pidan una renegociación ya cerrada con éxito.
- No es bueno quedar expuesto a reclamos por 384.000 millones de dólares o más.
Los argumentos esgrimidos por los senadores que producen esta nueva entrega de nuestra soberanía son paupérrimos o simple expresión de deseos: "Esto nos permitirá reingresar al Primer Mundo", "Hay que acatar el fallo judicial del juez (municipal) Griesa", "Tendremos dólares frescos para mayores inversiones que generarán miles de puestos de trabajo", bla, bla, bla. Y muchos compatriotas les creen. Y a otros muchos ni les importa. De nada vale la experiencia histórica que todos, incluidos los que apoyan esta entrega, hemos vivido (recordemos que siempre hablamos del "doblepensar": olvidar nuestra historia es parte de todos los días). A partir de hoy ingresamos en un nuevo estadio de nuestro país. Ya lo hemos pasado, ya lo hemos vivido.
Es sencillo entenderlo, lo vivimos y padecimos muchas veces. La frase de Einstein muestra el sinsentido de este endeudamiento: "Una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo".
Cuando en algún momento no muy lejano se haga el balance de estos años tan convulsionados y llenos de chicanas y mentiras y perversas operaciones mediáticas que todo lo embarran, estos primeros meses de la gestión Macri en el campo de la cultura y los medios de comunicación en general –para no hablar de lo básico y determinante: su criminal política económica–, serán recordados y juzgados como lo que creemos que son: una operación desembozada de desmantelamiento de todos los espacios de potencial disidencia a sus políticas de entrega y claudicación ante los poderes fácticos locales y de sumisión y alineamiento con lo peor y más beligerante del (des) concierto universal que, sin vergüenza y desde la ideología del lucro especulativo, roba, oprime, margina y bombardea (con bancos, con leyes, con tropas, con drones) a todo aquel que se le oponga o no quiera que “lo ayuden” o pida por la dignidad igualitaria en el trato universal y el avance hacia algún tipo de reparto más justo de la torta.Juan Sasturain
El endeudamiento externo monstruoso –que pagaremos todos– y la fenomenal transferencia de beneficios hacia los sectores más concentrados –que beneficia a muy pocos– son los rasgos principales de todas las sistemáticas medidas económicas nos han impuesto estos impunes empleados de la banca internacional. Por eso, en este contexto, y más allá de todas las discusiones que podamos sostener, o los acuerdos a los que podamos llegar acerca de debilidades, defecciones y claudicaciones de funcionarios y / o personeros de la gestión anterior; y más allá del sectarismo, de la soberbia y del personalismo de la conducción política en momentos críticos en que se decidía la continuidad o el trucho cambio (para peor); más allá de todo eso –que es asignatura vigente– nada ni nadie nos va a convencer de que este festival de revanchismo y exposición de basura mediática al que asistimos sea otra cosa que una pantalla (nunca mejor dicho) para ocultar lo que verdaderamente pasa, importa y se silencia: los funcionarios (funcionales) de las corporaciones que nos gobiernan están operando cada día un paso más hacia la destrucción sistemática de todos los logros que, en cuanto a soberanía económica y cultural, fueron el resultado de las políticas llevadas adelante –con todas las salvedades que se quiera– durante los gobiernos de los últimos años. Nos están llenando de agujeros; en el cuerpo social, en el bolsillo, en los estantes y en las filas de los trabajadores.
La avidez de los inversores extranjeros, otra zoncera argentina
Si Arturo Jauretche viviese no se cansaría de repetir que el axioma neoliberal “hay que ingresar al mundo para que lleguen inversiones extranjeras”, que desde Martínez de Hoz hasta la actualidad silban a coro los políticos y economistas de la derecha argentina, es una perfecta Zoncera. Siempre dicha, por otra parte, en el mismo contexto de ajuste, recesión y desocupación. Ya lo había vaticinado en 1955 en su “Plan Prebisch: retorno al coloniaje” cuando, ante el programa económico de la dictadura que incorporaba, entre otras medidas, conceder mayor poder al capital extranjero y adquirir onerosos empréstitos, don Arturo sostuvo que “nos iremos hipotecando con el fin de permitir que falsos inversores de capital puedan remitir sus beneficios al exterior”. Jauretche hablaba de falsos inversores de capital…hace ya sesenta años!Gabriel Cocimano (Buenos Aires, 1961) Periodista y escritor, su último libro es "Café de los Milagros" (Editorial Autores de Argentina-2015)
Luego del fracaso de los experimentos neoliberales de 1976 y su continuidad en la década del noventa, los mismos gurúes económicos insisten hoy en afirmar que sin inversión extranjera directa no habrá desarrollo posible. En idéntica dirección, el gobierno de Mauricio Macri vuelve a decir que esta vez el endeudamiento –previo acuerdo con los fondos buitres- vendrá acompañado por una oleada de inversiones que se volcarán a la economía real. Acaso sea la única carta con la que cuenta para paliar los efectos del ajuste en sus primeros cien días de gobierno. Pero ¿qué ocurrió en el funesto ciclo neoliberal con las inversiones extranjeras?
A partir de 1976, el cambio en el régimen de acumulación, estructurado en torno a la apertura económica, la desregulación y la valorización financiera condujo a un proceso de desindustrialización, endeudamiento y desmantelamiento del mercado interno. Martínez de Hoz, ministro de economía de la dictadura, consideraba a las inversiones extranjeras como un elemento esencial “para reducir el costo social del proceso de capitalización del país y acelerar su tasa de crecimiento", y esperaba que los capitales extranjeros se radicaran esencialmente en los sectores agropecuario, petrolero y minero. Como contrapartida, los grandes grupos obtuvieron créditos, pero no los invirtieron en la producción sino en la especulación: la famosa bicicleta financiera. La consecuencia de estos ensayos fue siniestra: descenso del salario real más inflación; desindustrialización más desempleo; crisis financiera más endeudamiento externo estatal y privado estatizado; vale decir, la riqueza de unos pocos y la pobreza de la mayoría. Se pagaba la deuda externa contraída haciendo ajustes presupuestarios en salud, educación, infraestructura y agrandando cada vez la deuda interna (Mario Rapoport, Historia Económica, Política y Social en la Argentina, Emecé 2012).
Durante el menemismo, el aumento del ahorro externo no significó un incremento comparable de la inversión, sino que en realidad sirvió en gran medida para financiar el consumo de las clases más acomodadas. El error sustancial está en identificar a las inversiones extranjeras directas con aportes reales de recursos: así, en el período 1992-2005 los aportes genuinos constituyeron el 39% del total de esas inversiones foráneas; mientras el cambio de manos de empresas ya instaladas (que no es inversión productiva) llegó al 52%. En el conjunto de ese período no hubo reinversiones (sólo 1%) y la deuda de las empresas privatizadas con las casas matrices totalizaba el 8%. Con respecto al período de auge de la convertibilidad (1992-2000), los aportes genuinos fueron contrapesados por los pagos por utilidades y dividendos. De estas cifras resulta entonces que el aporte de las inversiones externas a la inversión real entre 1992 y 2000 fue ínfimo: equivalió al 0,9% del PBI y a menos del 5% de la inversión total (Alfredo y Eric Calcagno: El tabú de la inversión extranjera, Le Monde Diplomatique, 2005).
La dura realidad es que en los años noventa las inversiones extranjeras llegaron para adquirir empresas en funcionamiento, públicas o privadas, esencialmente monopólicas y de gran rentabilidad, por lo que su aporte de capital al desarrollo nacional fue irrisorio. Esas inversiones suelen, en el mejor de los casos, dirigirse a países en los que pueden hacer buenos negocios: en definitiva van porque la economía crece, no es que la economía crezca porque van. De manera que asociar la llegada de inversiones extranjeras a la radicación de empresas que generen miles de puestos de trabajo es, en principio, un fraude a la confianza de cualquier sociedad.
Otra frase de manual neoliberal dice que “hay que generar confianza para atraer inversiones”. Pero, como sostiene Calcagno, “es un error concederles a los inversores externos condiciones tributarias de favor, como ocurre con las empresas mineras, o renunciar a la soberanía jurídica para otorgarles más garantías. Con el tratamiento preferencial, sólo se consigue generar enclaves con escaso efecto sobre el empleo, la producción y los ingresos fiscales, a cambio de perder recursos naturales no renovables y deteriorar el medio ambiente”. Aldo Ferrer planteaba una estrategia selectiva: “los dos países más estrictos en el acceso al capital extranjero son China y Corea. Sólo aceptan la inversión que les interesa. Nosotros en América atina seguimos el camino opuesto y pensamos que toda inversión extranjera es buena. Hay que replantear el régimen de inversión extranjera. No para cerrar la puerta, sino para recibir esos capitales cuando hagan algo que nos interese en términos de desarrollo”. Y anticipaba que el arreglo con los fondos buitres no constituye ninguna llave de acceso a esos capitales: “la suposición de que, después del arreglo con los buitres, van a llegar las inversiones, es una ficción. Ningún inversor, argentino o extranjero, que tenga un buen proyecto, deja de realizarlo por el conflicto con los buitres. El buen clima de inversiones depende de la gobernabilidad de la economía, la paz social, la seguridad jurídica, los espacios de rentabilidad y el ritmo de transformación de la estructura productiva para incorporar tecnología y agregar valor”.
Hace décadas que los gobiernos ligados al libre mercado nos endulzan los oídos con promesas de desembarco de capitales extranjeros que darán trabajo y bienestar. Para colmo, la tasa de inversión en el mundo está cayendo notoriamente, sobre todo desde la última crisis de 2008. No obstante y para refutar aun más la zoncera, fue 2012 el año en que la Argentina recibió el monto de inversiones extranjeras directas más alto de la última década, y la segunda cifra mayor de los últimos cuarenta años. Lo cual desmitifica la teoría neoliberal sobre las reglas económicas amigables, sin restricciones para los inversores: durante ese año gobernaba un modelo cuya política económica forzó a las grandes empresas a restringir la salida de capitales hacia sus casas matrices obligando, por tanto, a la reinversión de sus utilidades.
Cada vez que reaparece un gobierno de signo neoliberal recurre a la misma zoncera fetiche del epígrafe. No porque no exista tal posibilidad de inversiones extranjeras, sino porque el discurso es determinista y simplificador, y no desmenuza la orientación de dichas inversiones. Es necesario, en cambio, lograr que la avidez de los inversores extranjeros no redunde solamente en su propio beneficio, con los consiguientes padecimientos colectivos que conocemos. Por lo tanto se hace indispensable que el propio Estado tenga la misma avidez para controlar avideces ajenas en provecho propio, desechando golondrinas y todo tipo de aves rapaces que sobrevuelan también ávidas de ganancias rápidas y a bajo costo. Como profetizaba el propio Jauretche, históricamente las inversiones no han estado “dirigidas a desarrollar el país sino a facilitar su deformación en el sentido de un desarrollo dependiente”.
Hace décadas que los gobiernos ligados al libre mercado nos endulzan los oídos con promesas de desembarco de capitales extranjeros que darán trabajo y bienestar. Para colmo, la tasa de inversión en el mundo está cayendo notoriamente, sobre todo desde la última crisis de 2008.
No obstante y para refutar aun más la zoncera, fue 2012 el año en que la Argentina recibió el monto de inversiones extranjeras directas más alto de la última década, y la segunda cifra mayor de los últimos cuarenta años. Lo cual desmitifica la teoría neoliberal sobre las reglas económicas amigables, sin restricciones para los inversores: durante ese año gobernaba un modelo cuya política económica forzó a las grandes empresas a restringir la salida de capitales hacia sus casas matrices obligando, por tanto, a la reinversión de sus utilidades...
Los invito a leer "La avidez de los inversores extranjeros, otra zoncera argentina", buena nota de Gabriel Cocimano.
El trabajo que hicieron los medios de comunicación y del marketing de la derecha Pro fue brillante, tomaron por boludos y por el cuello a toda una nación que mansa, acepta cualquier cosa, no reclama, no patalea y posiblemente jamás lo haga, salvo que los medios les diga que lo hagan.
Cuando se caiga esta ilusión de tanto pelotudo (suelto y en el poder), cuando no lleguen "dólares frescos", cuando la desocupación siga creciendo, cuando los bonistas que accedieron a la reestructuración nos metan nuevos juicios, ya será tarde. Habrá que redoblar la lucha, sumar voluntades para detener esta nueva tragedia y fundamentalmente dejar de ser tan, pero tan pelotudos a la hora de elegir nuestros representantes. Tenemos que liberarnos la tutela de los medios masivos de comunicación, que combinados con una educación colonizante influyeron e influyen cada vez con más fuerza, de manera insidiosa en nuestro destino, haciéndonos dependientes en lo cultural y económico. Si Arturo Jauretche viviese no se cansaría de repetir que el axioma neoliberal "hay que ingresar al mundo para que lleguen inversiones extranjeras", que desde Martínez de Hoz hasta la actualidad silban a coro los políticos y economistas de la derecha argentina, es una perfecta Zoncera. Como dijo Einstein, "La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa".
Amén y amén.- 1.000 por ciento de acuerdo, sobre todo con la cuestión histórica y con el desinterés/torpeza de nuestros compatriotas votantes, que después se quejan y lloran, no se hacen cargo y, a la hora de la próxima elección vuelven a cagarla.- Este sería un hermoso tema de análisis: ¿por qué tanta gente se deja engañar, una y otra vez? ¿Por qué se sigue votando la xenofobia (“el país está lleno de negros vagos, que no quieren laburar y la mayoría son boliviano y paraguayos”); la falta de solidaridad (“basta de pagar impuestos que se los chorean los gobernantes o se los dan en subsidios a los negros que se lo gastan en vino o falopa”); el desprecio de los pobres (“¿por qué no laburan estos vagos?…solo quieren un plan. Hay que darles trabajo. Que vayan a cavar zanjas”); la aplicación de la violencia (“hay que matar a estos negros vagos que se quejan”, “hay que matar a todos estos zurdos”, “hay que aplicar el protocolo a todos esos que cortan la calle y meterles bala o el táser, porque joden el tránsito, manga de ñoquis”)?.- ¿No escuchan esto Uds.? Yo, todos los días.- ¿Cuántos de los que votaron a M&M, de esos que exceden el habitual y máximo 15 % de la derecha, se engañan o se dejan engañar? ¿Son todos tarados? Analizar estas conductas fascistas daría para unas cuantas y kilométricas entradas; pero, creo, sería gratificante.- Los invito a hacer algo como lo que hago yo (ya merezco ser beato, como mínimo): oigan, almacenen y analicen todo lo que dicen a su alrededor, en el laburo, el bondi, el taxi, reuniones familiares, de amigos, etc. Luego vean a qué grupo social pertenece el individuo y traten de llegar al fondo para saber los motivos de su veneno mental.- Será fascinante.-
ResponderEliminarDe paso, les adjunto lo que escribí en el Facebook de Gabriela Cerruti (una fiera que está haciendo un laburo fenomenal) cuando habla del pelele de Bonelli que comenta noticias escandalosas:
Marcelo J. Tull Si.- Son como el tero.- Gritan corrupción en un lado y callan la propia que es abundante (obviamente, sino además de teros serían boludos).- Te entretienen, malinforman y mienten en la maldita TV, las radios y los diarios todo el día.- Te hartan con cualquier noticia sensacional y te venden pavadas con la publicidad. Ahora bien, quisiera preguntar: ya que tenemos en el Poder Ejecutivo al Capitán Mauricio Escarlata y sus CEOs (Crápulas, Energúmenos y Ortibas), y en el Poder Judicial a los eternos garcas y cagatintas a perpetuidad, ¿qué rayos está haciendo el grueso de la oposición en el Congreso? ¿No se suponía que iban a hacerle frente a la entrega del país y al consabido endeudamiento externo? ¿Qué pasa con los traidores que se van del FPV directo y sin escalas al neoliberalismo? Alguien puede explicarme si, en el medio, hay dinero o amenazas o qué? Gracias.-
Abrazos.-
Excelente comentario Marcelo, y claro que da para una entrada, eso que comentás, esa xenofobia de la clase media que no va a hacer otra cosa que joderse a sí misma tratando de joder al otro. Hay algo que me parece importantísimo, de esta salimos todos juntos o no sale nadie.
EliminarVoy a tomar tus mismas palabras para una entrada, muy bueno el punto que tomaste.
En contrapartida, ahí tenemos a nuestro troll macrista, diciéndonos "Lloren chicos, lloren" (adempas de copar el chat, denunciarnos por las redes y ante Google y tratarnos de tirar el blog abajo) como muestra de la mala leche que se larga hacia otros y es casi la base del neoliberalismo: la competencia, el individualismo, el sálvese quien pueda y el egoísmo son la clave para que este sistema funcione, y ha encontrado en la clase media argentina el caldo de cultivo ideal para expandirse y llegar a gobernar el país.
Gracias por darme letra...
LLoren chicos, lloren
ResponderEliminarTe doy letra si querés.
ResponderEliminarTotal siempre la cantás con la música equivocada.
No los leen ni los loros.
Mientras , la Argentina avanza.
Ah, y si no nos leen ni los loros, ¿para qué te molestás en denunciarnos?
Eliminar¿Qué es lo que te molesta tanto? ¿qué es lo que les molesta a ustedes los neoliberales como para querer joder a sus semejantes?
Porque yo puedo estar equivocado, pero vos estás tratando, sistemáticamente, de joder a toda la comunidad que disfruta este espacio: copando el chat, llenando de comentarios todas las entradas (por lo que tuvimos que moderar los comentarios), denunciándonos en las redes sociales y denunciándonoes en Google. ¿No es mucho?
Yo puedo estar equivocado, pero vos y los de tu calaña, tienen simplemente mala leche y llegaron para jodernos la vida, y sos el ejemplo vivo de lo que digo. Y lo peor es que están en el poder... jeje. ¿Argentina avanza? si! al precipicio!
Y no jodas porque estamos infiltrados en tu lista de correos.
ResponderEliminarDonde están los links.
Y podemos entregarlos a alguna autoridad competente.
Que tengas un buen día
Jajaja. ¡Miren que tienen mala leche estos tipos! Claro que estás en la lista de correo, cualquiera que quiere se inscribe en la lista de correo!
EliminarQuerido troll, por mí hacé lo que te parezca correcto, andá a la autoridad competente que te parezca!
Es edificante saber que lo que hacemos les molesta a fachos de toda calaña, da más ganas de seguir con todo esto. Y vamos a seguir jodiendo, querido troll, así que continúa denunciando a autoridades competentes, todo lo que quieras, porque nosotros morimos con las botas puestas, a estas altruras deberías saberlo.
Que tengas buena existencia, a pesar de tu mala leche.
JAJA!!!! No los lee ni el loro dicen y están por todo el blog, copan el chat y amenazan con seguir denunciando.Son incoherentes y absurdos? o mi percepción esta fallando?, seguramente debe ser eso, porque tampoco percibo el avance del país.
ResponderEliminarAparte nadie llora, simplemente se reflejan verdades desde un modesto espacio que difunde música que no es muy escuchadas por las masas, (porque justamente el neo-liberalismo se encarga de meternos mierda por todos lados).
PD: Marcelo sos un maestro!!