Jorge Alemán afirma en esta nota (tan actual aunque haya sido escrita hace siglos: el 5 de octubre de 2023) que la pesadilla del avance de la ultraderecha argentina, experta en crueles humillaciones, comenzó hace tiempo y parece que las razones argumentadas que se presentan no alcanzan para despertar de este mundo distópico.
Por Jorge Alemán
"La historia es una pesadilla de la que estamos intentando despertar".
James Joyce
Además del lógico temor frente a que las ultraderechas se queden con el gobierno, estamos asistiendo a uno de los espectáculos más humillantes de la historia argentina. La pesadilla ha comenzado hace tiempo y no parece que las razones argumentadas que se presentan sirvan para despertar de este mundo distópico.
Un clan experto en humillaciones crueles, con matices delirantes que apuntan con una ametralladora de estupideces que son pronunciadas con fruición y goce, se presenta para ocupar las más altas responsabilidades de la Nación.
Es el punto de llegada de un macizo ideológico construido en los últimos años, una lumpen burguesía que se fusiona con el nuevo mundo lumpen del "precariado". De este modo, lo que vuelve definitivamente a esta situación una vivencia comparable a una pesadilla, es lo difícil que se vuelve aceptar que pliegos muy importantes de la sociedad parecen haber sido cooptados por estos personajes bizarros que parecen surgidos de una historieta esperpéntica.
Si bien, en principio, no se debe responsabilizar a los que apoyan la continuación de esta vergüenza que humilla a los que no gozan con ella, aquellos que llegan a sentir tristeza por todo este aquelarre de odio, es también legítimo preguntarse por el curioso proyecto de autoinmolación al que se quieren sumar tantos habitantes de la República.
Algún día la historia volverá sobre estos días, para intentar dar cuenta de cómo fue que una parte importante de la sociedad, como en un estado de alucinación, marchara hacia un abismo de hambre y fuego. Lógicamente, una multiplicidad de razones socioeconómicas pueden explicar esta situación, y además hay un clima de época donde las ultraderechas negacionistas circulan por el mundo. Pero lo que sucede actualmente en Argentina vuelve a las otras ultraderechas del mundo cuasi-racionales. El impudor con el que los personajes de las ultraderechas argentinas presentan los disparates más absolutos, inevitablemente al servicio de humillar, denostar y degradar al rival político, dado que aún se trata de un sistema democrático, inauguran un interrogante muy serio sobre qué les ocurre, que ha ocurrido, con los argentinxs.
Los españoles que se han interesado por la actualidad argentina, acostumbrados ya hace tiempo con las agendas malditas y ultraderechistas de Vox y el PP, no pueden dejar de asombrarse por este desfile de personajes siniestros y a la vez inconsistentes, que aturden con sus amenazas infatuadas el espacio político argentino. En qué napa profunda, en qué túnel extraño, fue cuajando esta pesadilla que, ya antes de la fatalidad de un posible gobierno, es un insulto a todo lo que en Argentina es digno de ser amado y respetado.
Siempre existe algo real que puede despertar de la pesadilla. En este caso, y de un modo shakespeariano, el espectro de nuestros muertos, la memoria de los héroes, vendrá a recordar que esta pesadilla no es más que un sueño horrible de la que habrá que despertar.
Por ello mismo es que hay que hablar, sentir, mirarse a los ojos y abrirse al fuego de la memoria, el que siempre impedirá que los canallas tomen el control.
Es el punto de llegada de un macizo ideológico construido en los últimos años, una lumpen burguesía que se fusiona con el nuevo mundo lumpen del "precariado". De este modo, lo que vuelve definitivamente a esta situación una vivencia comparable a una pesadilla, es lo difícil que se vuelve aceptar que pliegos muy importantes de la sociedad parecen haber sido cooptados por estos personajes bizarros que parecen surgidos de una historieta esperpéntica.
Si bien, en principio, no se debe responsabilizar a los que apoyan la continuación de esta vergüenza que humilla a los que no gozan con ella, aquellos que llegan a sentir tristeza por todo este aquelarre de odio, es también legítimo preguntarse por el curioso proyecto de autoinmolación al que se quieren sumar tantos habitantes de la República.
Algún día la historia volverá sobre estos días, para intentar dar cuenta de cómo fue que una parte importante de la sociedad, como en un estado de alucinación, marchara hacia un abismo de hambre y fuego. Lógicamente, una multiplicidad de razones socioeconómicas pueden explicar esta situación, y además hay un clima de época donde las ultraderechas negacionistas circulan por el mundo. Pero lo que sucede actualmente en Argentina vuelve a las otras ultraderechas del mundo cuasi-racionales. El impudor con el que los personajes de las ultraderechas argentinas presentan los disparates más absolutos, inevitablemente al servicio de humillar, denostar y degradar al rival político, dado que aún se trata de un sistema democrático, inauguran un interrogante muy serio sobre qué les ocurre, que ha ocurrido, con los argentinxs.
Los españoles que se han interesado por la actualidad argentina, acostumbrados ya hace tiempo con las agendas malditas y ultraderechistas de Vox y el PP, no pueden dejar de asombrarse por este desfile de personajes siniestros y a la vez inconsistentes, que aturden con sus amenazas infatuadas el espacio político argentino. En qué napa profunda, en qué túnel extraño, fue cuajando esta pesadilla que, ya antes de la fatalidad de un posible gobierno, es un insulto a todo lo que en Argentina es digno de ser amado y respetado.
Siempre existe algo real que puede despertar de la pesadilla. En este caso, y de un modo shakespeariano, el espectro de nuestros muertos, la memoria de los héroes, vendrá a recordar que esta pesadilla no es más que un sueño horrible de la que habrá que despertar.
Por ello mismo es que hay que hablar, sentir, mirarse a los ojos y abrirse al fuego de la memoria, el que siempre impedirá que los canallas tomen el control.
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