Una de las lógicas de la devastación capitalista es la estrategia romana, que de hace miles de años, se ha transmitido entre tiranos, dictadores, emperadores, demócratas hasta hoy en día con tecnócratas y burócratas, es en primera instancia generar el desequilibrio social de la cultura contrincante, luego utilizar la menor cantidad de armas para la derrota y lo más importante gestionar lo más rápido posible la reconstrucción de la cultura del enemigo para hacerlo dependiente, esto no es más que una interpretación del jure possedetis. Es decir, quién gana la guerra no es quién da más golpes y dispara más balas, sino quien tiene la capacidad para levantarse y reconstruir el dominio del pueblo derrotado para conquistar y hacer dependiente de la sociedad rival. En la competencia económica individual hoy es similar, la tolerancia a la perdida y la resiliencia, que es volver a estar de pie luego de situaciones traumáticas, a veces, solo al alcance de costosas terapias.
Abracemos a toda la comunidad con una mirada amplia: no es el cine vs los niños hambrientos o los investigadores. Es la critica a la insostenibilidad del modelo fascista de mercado. El ataque es integral. La justicia laboral es una "mafia". Los DDHH son "curros". Las películas "no las ve nadie". Los comedores comunitarios son "kioscos". Si Argentina tiene tecnociencia o si canta Lali "dejan de comer los chicos del Chaco". Hay que identificar esa totalidad y defenderla. También necesita un electorado que crea que la inflación y la pobreza se solucionan destruyendo la cultura, violando los DDHH, bajando el "costo laboral", estigmatizando a los "planeros", banalizando la violencia de género. Es un ataque coordinado.
Oscar Cuervo
Escasez
El avance de las necesidades de las corporaciones, el imperio, o a pedido del que mande, no buscan alcanzar un equilibrio económico perfecto para la sociedad. Al contrario, para que funcione su modelo económico les es necesario generar escasez, siempre lo contrario que prometen en sus discursos. Al reducir la cantidad de producción o aumentar los precios de los productos de alta demanda en el uso cotidiano, obliga a las personas a tener que trabajar más para poder adquirirlos. La falta de recursos accesibles (como cuando se podía sembrar y cosechar el alimento) obliga a las personas a conseguir un trabajo estable para poder pagar, al menos por los alimentos todos los días. Por otro lado, no es conveniente para los productores crear tecnologías que perduren en el tiempo, porque la satisfacción masiva de necesidades no asegura el pleno empleo, pero si lo hacen la mala calidad de la producción, ya que nos obliga a renovar constantemente prácticamente todo lo que usamos. La destrucción de producción permite ciclos constantes de consumo, por lo que la calidad de productos no es conveniente para los productores, porque los consumidores pueden dejar de adquirirlos al conseguir la satisfacción.
Le son convenientes las fechas de caducidad, para confirmar el permanente consumo. Entre las bases del sistema, se encuentra el resolver el problema de la escasez, es decir, como hacer que los recursos del territorio alcancen para todos y de alguna manera también se puedan distribuir, pero también se encuentra el de la cesantía, por lo que a través del trabajo en la producción y comercialización de bienes y servicios mantienen el pleno empleo. Pero, aunque algún día se alcance un equilibrio beneficioso, nunca van a permitir que las clases más desfavorecidas progresen de forma honesta o sin endeudarse.
Incluso los más privilegiados ocasionan grandes masacres como incendios, guerras, matanzas, ecocidios o incluso no responder a tiempo en momentos de emergencia, con tal de hacer retroceder las formas de vida de las personas para que se vuelvan a abrir ciclos productivos, en base a la escasez provocada.
Mientras menos tengan los pobres, por más tiempo se prolonga la explotación y los sectores más marginalizados se vuelven más corrompibles, por lo que su pérdida de conciencia se prolonga con cada derrota en la guerra social. Como se observa en cada elección que ha ganado la derecha, se genera subida de los precios y mayor empobrecimiento (como en Argentina). Al empeorar las condiciones de vida de los sectores marginalizados más corrompibles se vuelven para empresarios y autoridades. Entonces podemos interpretar que luego de años de post estallido social, logran no dejar piedra, ni idea de las consignas que llevaron a la sociedad a la calle. Al contrario, la vida está más costosa. En estos momentos, en que se preparan embestidas más grandes, se proyectan para aplastar más a la sociedad.
Ignorancia
Mientras no tengamos un plan o al menos ideas para enfrentar nuestro destino, volvemos a caer en los mismos errores y problemáticas, volviendo luego de cada lucha al punto de partida y cada vez con menos, llevando a la escasez una constante mantenida por la ignorancia. Por ejemplo, cuando lo más instintivo es salir del hambre y se emprende en negocios gastronómicos, como para matar dos pájaros de un tiro, y solo por intentar mantener el oficio te pasan multas porque desconoces la normativa. El ser ignorante es recriminado socialmente, porque mantiene la desigualdad. Para el capitalismo, “el conocimiento es un bien de consumo”, porque genera riqueza, como alguna vez defendió, el alcohólico bien muerto Piñera. Entonces el generar la escasez de conocimiento, amarra con dobles cadenas a la sociedad. En este sentido, la educación mundial, está estructurada por la ONU para generar ignorancia, los jóvenes se las pasan encerrados en aulas por 12 años, sin aprender los conocimientos básicos de la vida: aprender a cultivar, sembrar, cocinar, cuidar niños, construir casas, utilizar el medio ambiente a favor de la vida. Al contrario, se le enseñan diversos tipos de materias para ser funcionales al sistema económico imperante, ya que las habilidades escolares como guardar silencio, escuchar, repetir instrucciones dentro de los marcos, le asegura el ascenso social. No por nada, hoy se ha popularizado la tendencia social de defender la ignorancia, con actitudes indiferentes frente a la política, dando énfasis a banalidades como la ostentación de riqueza aparentes como ropa de “calidad” desechable, entretenciones virtuales para la procrastinación y diversidad de utensilios sociales que colaboran con mantener un arribismo en desmedro de un conocimiento profundo de las problemáticas sociales, incluso de problemáticas individuales.El mantenimiento de esa ignorancia, permite que se perpetue aún más, incluso se justifique la institucionalidad capitalista para regular las relaciones sociales, con mayores fuerzas armadas y de orden, burocracia y ahora también inteligencias artificiales, es decir, están preparando a una sociedad casa vez más ignorante, con muchas tecnologías que no nos ayudarán a vivir cada vez más dependientes.
Represión
Mientras no tengamos soluciones a las reales necesidades del conjunto de la sociedad, solo tratarán de hacernos acallar a palos, muerte y torturas. Porque no hay solución sin revolución. Si sumamos escasez e ignorancia el camino más fácil es la delincuencia, de esta manera se saltan los obstáculos burocráticos del capitalismo y se alcanza rápidamente los recursos para la subsistencia. Esta dinámica es estudiada a diario por las autoridades y principalmente los empresarios, quienes usan ese conocimiento a su favor para mantener sus negocios.
Por eso no existen ricos en las cárceles, solo es un lugar para los pobres. Ya que los intentos de las clases des privilegiadas por cambiar sus condiciones de vida por fuera de las trampas institucionales son revolucionarias, pero es un tema complejo que incluye muchas más aristas, porque todo lo que se haga fuera de la institución es ilegal, y para todas ellas hay penas de cárcel. La represión de todas las acciones espontáneas o planificadas individuales o colectivas contra las trampas institucionales permiten la subsistencia del sistema de repartición de la miseria, lo que vuelve a las fuerzas armadas en agentes económicos ya que, con su acción, conducen a la sociedad sometida a la escasez, la ignorancia y la represión al consumo.
En el fondo, nunca dejaremos de ser consumidores, pero solo una revolución puede transformar las condiciones del mercado para que deje de ser capitalista para el beneficio de todos y no de algunos.
Nota original: El Sol Ácrata
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