Artista: Artaud
Álbum: Residencia en la Tierra
Año: 2019
Género: Experimental
Duración: 51:25
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Perú
Lo mejor que podemos hacer con este disco es que lo presente nuestro eterno comentarista involuntario de siempre, que a la sazón nos dice...
Hoy tenemos el enorme agrado de presentar el segundo disco del ensamble de rock experimental peruano ARTAUD, y lo hacemos con cierta demora porque este álbum en cuestión data de inicios de noviembre del pasado año 2019, habiendo sido publicado por el sello nacional Astromelia Records. De por sí la edición es muy exuberante, con formato de gatefold e incluyendo tanto una serigrafía como un póster pequeño. Se titula “Residencia En La Tierra” y supone un paso adelante en cuanto al manejo más férreo y más versátil de las estructuras musicales osadas y enérgicas que el líder de este ensamble, el guitarrista Erick Baltodano, tiene proyectadas para el mismo. Se trata, en palabras del propio Baltodano, de un disco conceptual “sobre 6 experiencias humanas de hoy para conservar o eliminar en el futuro”. Para esta ocasión, el personal de ARTAUD incluyó al líder guitarrista Erick (quien toca también algunas partes ocasionales de teclado), el bajista Boris Baltodano, el guitarrista Tomás Orrego, la teclista Patricia Saucedo y el baterista-percusionista Israel Tenor. Entre los colaboradores, el más presente es Camilo Uriarte, quien se hace presente en 5 de las 6 piezas del álbum, ya sea a la guitarra, al bajo o al teclado. Otros colaboradores son Nuria Zapata (voz), José Morón (voz), Silvana Tello (Theremín), Chiara Rizo Patrón (violín) y Victoria Guerrero (voz). El repertorio contenido en “Residencia En La Tierra” fue grabado en Eco Estudio, siendo así que Erick se encargó de los procesos de mezcla y masterización. Él y Uriarte dirigieron el proceso de producción. Hay un poema del maestro chileno PABLO DE ROKHA titulado Canto del macho anciano que engalana al disco, siendo así que sus primeras líneas proclaman: “¿En qué bosques de fusiles nos esconderemos de aquestos pellejos ardiendo? / Porque es terrible el seguirse a sí mismo cuando lo hicimos todo, / lo quisimos todo, lo pudimos todo y se nos quebraron las manos, / las manos y los dientes mordiendo hierro con fuego; / y ahora como se desciende terriblemente de lo cuotidiano a lo infinito, ataúd por ataúd, / desbarrancándonos como peñascos o como caballos mundo abajo, / vamos con extraños, paso a paso y tranco a tranco midiendo / el derrumbamiento general, calculándolo, a la sordina, / y de ahí entonces la prudencia que es la derrota de la ancianidad.” Se puede ver en estas palabras un manifiesto sobre el espíritu que atraviesa al disco que ahora reseñamos, un espíritu que va y viene de lo espectral a lo efusivo. Bueno, veamos ahora los detalles de “Residencia En La Tierra”.
‘La Noche Boca Arriba’ da inicio al álbum con una primera instancia marcada por cortantes ornamentos sigilosos, los cuales parecen exorcizar algún tipo de oscurantismo, pero una vez instalado el cuerpo central, nos topamos con un lánguido groove psicodélico envuelto por una atmósfera donde se cruzan el krautrock guitarra-céntrico y el post-rock. Dentro del bloque sonoro general, una guitarra crea fraseos flotantes mientras la otra sustenta las bases armónicas del jam, siendo así que el bajo se pasea entre ambas con valiente autoafirmación. La pesadez reinante hace sentir su esplendor majestuoso a lo largo y ancho de su inquietante parsimonia. Sigue a continuación ‘Cruzando El Agua’, una pieza diseñada para reconstruir el músculo surrealista del tema de inicio para llevarlo a un camino incendiario de llamas avasalladoras. Juntando los paradigmas de HAWKWIND y de CAUSA SUI sobre un swing machacón, las guitarras hilan sus propios desafíos particulares con un nervio contundentes y un dinamismo virtuoso. Durando casi 9 ½ minutos, ‘Berlín’ emerge como uno de los momentos más señorialmente climáticos del álbum. Todo comienza con una recitación femenina acompañada por fraseos sutiles de piano eléctrico, y cuando ya se arma el bloque instrumental entero, el ambiente evocador adquiere una garra renovadora mientras se explaya generosamente sobre un swing lento y cándido. Lo que suena aquí es como un híbrido de los PINK FLOYD de fines de los 60s, AGITATION FREE y los primeros discos de MOGWAI, a la par que establece vasos comunicantes con los paradigmas de RED KITE y ELECTRIC ORANGE. La aspereza combativa de la poesía de la narradora hace un efectivo contrapunto al talante contemplativo exhibido por el enfoque instrumental, aunque ésta está muy lejos de ser sereno; mientras su fuerza expresiva impulsa un crescendo de su punche, se gesta una desafiante mezcla de tensión y densidad. Ella es Victoria Guerrero y el poema, titulado igual que la pieza, es de su autoría. Cuando todo este esplendor rockero surrealista se apaga, el piano eléctrico vuelve a ser el único instrumento actuante, invitando al reposo definitivo. Todo un cénit del álbum.
‘Odas Elementales’ es tal vez la pieza con más gancho del álbum, contando con un swing muy grácil elaborado por la dupla rítmica mientras las guitarras arman una multitud de capas luminosas exuberantes en su penetrante y vehemente vivacidad. Las huellas de GURU GURU y THE COSMIC JOKERS se hacen sentir mientras la imponente extroversión en curso empuja a los instrumentos a llenar espacios con rabiosa agudeza. La coda minimalista de teclados establece un efectivo contraste sonoro donde se nos invita a la introversión, una calma etérea tras el fragor sonoro causado por la fusión de tierra y fuego que había marcado al cuerpo central. Otro cénit del álbum, no nos cabe duda. Cuando llega el turno de ‘Magnetizado’, el grupo regresa al entusiasmo muscular y cósmico de la segunda pieza tras un preludio volátil; ahora la táctica consiste en explotar el potencial de riqueza expresiva a partir de un motif muy sencillo a fin de que el bloque instrumental pueda asentar cómodamente su neurótico moto perpetuo. Esta nueva proyección hacia un vitalismo aplastante se explaya cómodamente en su entusiasta rotación sobre su propio eje. Durando casi 16 minutos, ‘Concierto Final’ honra su propio título cerrando el repertorio de “Residencia En La Tierra”, y lo hace a lo grande, con una hidalguía feroz y colosal. Los aires belicosos que se respiran desde la primera instancia comienzan con un tenor surrealista y onírico, pero poco antes de llegar a la frontera del cuarto minuto, la ingeniería sonora se alimenta del empuje propio que tiene el caos controlado desde el cual se dirige la amalgama de instrumentos. Todo esto suena a una cruza entre MAUDLIN OF THE WELL y THE PAX CECILIA. Los exorcismos rabiosos de Morón (autor del poema que él mismo recita) exhiben una fiereza desenfrenada mientras que las intervenciones del violín ayudan a completar el cuadro de vibrante oscurantismo con el se arma la ingeniería sonora. Dentro de estas pautas de delirio infernal, la batería se suelta para dialogar frontalmente con los guitarreos y, de paso, emplazar el terreno de angustia y tanática catarsis sobre el cual se asienta el cuerpo central de la pieza. Si todas las piezas precedentes habían contado con un enfoque reconocible en sus grooves y ambientes, esta última pieza se centra en crear una atmósfera monumentalmente amenazadora. Una interesante manera de poner punto final al álbum.
Como dijimos en el primer párrafo, el material contenido en este álbum es un catálogo de residencias musicales donde el personal de ARTAUD y sus colaboradores ocasionales proyectan un enfoque particularmente férreo y versátil para su ideario de rock experimental ecléctico. “Residencia En La Tierra” es una obra muy relevante para entender la creativa ebullición estética que late continuamente en el underground peruano.
César Inca
Pero mejor lo van escuchando desde ahora...
Y aquí vamos con otro comentario de terceros.
Cuando en septiembre del 2018 reseñaba Cábala, primera referencia in extenso de Artaud, comenté lo que me había confiado Erick Baltodano sobre los intrilingüis de este grupo de formación abierta. A saber, que Cábala pertenecía a una tríada de discos terminada de registrar con distintas alineaciones a fines del 2017. Residencia En La Tierra, entonces, se ha escogido como el segundo de estos trabajos en ser editado. Inútil, pues, hablar de evolución: las composiciones de este álbum, como también las del que se prevé aparecerá en el 2020, pertenecen a un corpus masivo modelado en las mismas coordenadas temporales.
En Residencia... el line up es más concurrido y fragmentado, toda vez que algunos instrumentos pueden ser pulsados por dos o más músicos según la pista que se considere. La guitarra, por ejemplo, pasa por las manos de Tomás Orrego (“Berlín” y “Cruzando El Agua”), del propio Erick (“Odas Elementales”) y de Camilo Uriarte en modalidad slide (“Magnetizado” y “Odas...”); aunque el segundo sea el dueño del puesto en Artaud. Otro tanto sucede con el bajo: Boris Baltodano, hermano de Erick y bajista inamovible de los trujillanos Ancestro, cede su lugar a Uriarte en “Cruzando...”. Para no hacerla más larga a este respecto, podríamos convenir en que las plazas titulares en Residencia... son las de Erick (guitarra) y Boris Baltodano (bajo), Israel Tenor (batería y percusión) y Patricia Saucedo (teclados y efectos). La nómina de colaboradores incluye, además de las personas ya mencionadas, a Chiara Rizo Patrón en violín y a Silvana Tello en el theremin (ambas en “Concierto Final”); así como a tres invitados en las voces: José Morón de Dios Hastío (“Concierto...”), Nuria Zapata (“Odas...”, “La Noche Boca Arriba”, “Magnetizado”) y la poetisa Victoria Guerrero (“Berlín”).
Planteado como el relato de resonancias milenarias desenterrado por una civilización llegada a nuestro deshabitado planeta desde los confines del universo (cinco de seis tracks les deben sus nombres a textos escritos de dominio público), RELT iza velas más pausadamente que Cábala. La cortazariana “La Noche Boca Arriba” preludia a la tormenta, que arreciará con “Cruzando El Agua”, sin llegar nunca a los crispantes niveles del primer opus distribuido. En términos generales, a este plástico se le percibe más ordenado en su caótica mixtura de kraut y noise, space experimental, prog e improvisación libre.
Pero si ése es el diagnóstico formal del CD, la auscultación de su anómala gramática sonora me inclina a equiparar a éste con su triate del año pasado. Residencia... no se desgalilla ni se desenfrena como Cábala porque no tiene necesidad de ello: su capacidad de hipnosis surreal-psicofónica le convierte en un trip monumental, emponzoñado, pétreo y llagado; marco inmejorable para que las vocales femenina adquieran ribetes ofídicos, sibilinos, báquicos (“La Noche...”, “Odas...” y sobre todo “Berlín”).
Cierra “Concierto Final”, retrato profuso del último día de la Tierra, previo a la bíblica colisión con Melancholia -que nos convertirá en una diminuta nube de polvo estelar. Tal cual lo ha catalogado el propio Erick, el maestro de la orquesta ejecutante no podía ser sino José Morón: su voz rasposa y maléfica guiará el desarrollo apocalíptico de este concierto hasta su luctuoso, irreversible final.
En definitiva, aquí tenemos otro proyecto latinoamericano y otro disco para prestarle mucha atención, toda la que se merece.
Pueden seguir escuchándolo desde su espacio en Bandcamp:
https://artaud.bandcamp.com/album/residencia-en-la-tierra
Lista de Temas:
1. La noche boca arriba
2. Cruzando el agua
3. Berlín
4. Odas elementales
5. Magnetizado
6. Concierto final
Alineación:
- Erick Baltodano / Guitar, producer, design, artwork
- Boris Baltodano / Bass
- Tomás Orrego / Guitar
- Patricia Saucedo / Keyboard, effects
- Israel Tenor / Drums, percussion
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