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Riverside - Wasteland (2018)

#Músicaparaelencierro. Uno de los mejores discos a nivel mundial del 2018 (aunque varios lo aclaman como al mejor sin casi oposición), un trabajo donde los Riverside se reinventan otra vez, ahora convertido en trío tras el fallecimiento del guitarrista Piotr Grudziński en 2016 justo antes de su cumpleaños número 41. "Wasteland" es desgarrador, y es el primer álbum de un nuevo Riverside, y copio el texto de uno de los comentarios que leo: "Was7eland es el mejor disco hasta la fecha de una de las bandas más grandes del prog actual. Quizá quede algo mal decirlo, sabiendo que es el primero sin Piotr Grudzinski en la banda, pero está claro que las musas les han visitado a la hora de componer. La tragedia les ha inspirado en un homenaje bellísimo y el disco es capaz de tocarte en lo más hondo de tu alma". Melancólico, emotivo, potente, bello, poético, oscuro, visceral y a la vez esperanzador, la tragedia sirve de inspiración y musa para una obra casi perfecta. Otra muestra de todo lo bueno que nos han dejado estos músicos y un futuro clásico salido de las entrañas de estos ajetreados y complejos tiempos modernos. Y agradezcan a Carlos el Menduco!!!!

Artista: Riverside
Álbum: Wasteland
Año: 2018
Género: Rock progresivo / Heavy prog
Nacionalidad: Polonia


Riverside están de vuelta. La tragedia cuestionó la existencia misma de la banda, pero tras sopesar la opción de poner punto y final al proyecto, decidieron continuar y grabar su siguiente obra como un trío – contando con numerosas colaboraciones, eso sí – y nosotros, la verdad es que nos alegramos, porque este "Wasteland" es, probablemente y según lo que dicen varios, el mejor trabajo de su carrera. Nosotros no lo podemos asegurar porque al menos yo no lo he escuchado tantas veces, pero si no es le pega en el palo.
El disco llega poco después de que Duda lanzara el nuevo disco de su proyecto personal Lunatic Soul, "Under the Fragmented Sky".
"Ya está a la venta el último álbum de la banda, lo que para mí supone el final de lo que ha sido un viaje un poco tormentoso. Después de lanzar las dos primeras partes de ‘Lunatic Soul’, ésta sería la última pieza de una trilogía que habla sobre la supervivencia y el hecho de encontrarse a uno mismo en una nueva realidad. Para mí, las emociones en la música lo son todo. Todo lo demás es superficial, por lo que unos se sienten atraídos y otros recelosos. En este sentido, muchas gracias a todos los que han permanecido a nuestro lado, y a mi lado en los últimos años. Gracias por acompañarnos en este viaje y por entendernos. Espero que ‘Wasteland’ os encante"
Mariusz Duda

Como en anteriores trabajos, se basa en la actualidad y hablará de las cosas que están pasando en el mundo, pero también en la tragedia que vivió la banda en 2016 con el fallecimiento de Grudziński. Musicalmente hablando, explican que "volvemos a sonidos más oscuros aunque con un nuevo estilo a la hora de grabarlo. Somos aún Riverside, pero con una expresión mucho más profunda y madura".
"He estado pensando en explorar regiones ‘postapocalípticas’ durante mucho tiempo. Leí libros, vi películas, jugué videojuegos, todos conectados por historias sobre un intento de sobrevivir en un mundo que había llegado a su fin. Pero escribir una historia así por mi cuenta no tenía mucho sentido hasta ahora.
Riverside está comenzando un nuevo capítulo y después de nuestras experiencias recientes, una historia como esta ha ganado más significado. ‘Wasteland’ es sobre todo lo que está sucediendo en el mundo en estos días, pero también hace referencia a la tragedia que le sucedió a la banda en 2016. Musicalmente, hemos vuelto a sonidos más oscuros, pero también hemos pasado página y grabado el álbum con un estilo diferente. Todavía es Riverside, pero se expresa de una manera mucho más profunda y madura.
La mayoría de los artistas dicen lo mismo mientras promocionan sus nuevos lanzamientos: que acaban de crear su mejor trabajo hasta la fecha. No diré eso porque todo lo que hemos hecho hasta ahora ha sido consistentemente muy bueno y único. Pero diré que nunca hemos tenido una carga emocional tan increíble en ninguno de nuestros lanzamientos anteriores, y no es probable que alguna vez hagamos un álbum así de nuevo. “Wasteland” es un álbum épico, multidimensional, poético y muy profundo. Quizás del tipo de los de una vez en la vida".
Mariusz Duda


Un disco hecho desde las entrañas, visceral y épico, donde no abundan las estructuras demasiado complejas, a veces con solo un piano o acústica y la voz de Duda, que se convierte en momentos en alguien que canta y recita (como si fuera un poema) al mismo tiempo, dando un disco especial que merece ser escuchado con atención, desde el principio hasta el final, para lograr comprender toda su dimensión.




Después de una reciente compilación y dos álbumes solitarios de Lunatic Soul en rápida sucesión llega este disco donde la banda nuevamente cambia su sonido. Siempre sacaron discos lujosos, atrevidos y sofisticados hasta la fecha y éste no es la excepción. Mientras que el trío central permanece, su sonido se ve reforzado por guitarras adicionales, así como un violín evocador, y la combinación de otros músicos que ayudan a hacer de "Wasteland" un gran puento de (nueva) partida de Riverside.

Sorprendentemente, "Wasteland" no solo es su trabajo más pesado en partes desde "Anno Domini High Definition" de 2009, sino que a pesar de ser muy melódicos, vuelven a cambiar el enfoque moderado de la banda había tomado en su disco anterior "Love, Fear and the Time Machine". Si bien las canciones no presentan un concepto narrativo, muchas de las letras del álbum aluden a un enfoque recurrente en la supervivencia en un mundo que ha terminado, que también se duplica con una banda que refleja así su propia carrera e identidad como consecuencia de la muerte de su amigo y guitarrista. Pero aquí, Riverside aún encuentra tiempo para composiciones más largas de varias partes e incluso pistas puramente instrumentales para asegurar que haya suficiente para mantener a sus fans satisfechos.
""Wasteland" es básicamente un reflejo de lo que está sucediendo en el mundo hoy en día. Además de ser un guiño a los malos tiempos que sufrimos en 2016. Musicalmente, creo que en este disco hemos vuelto a los sonidos y ambientes oscuros propios de la banda. Pero a su vez, hemos querido renovarnos y darle un nuevo aire al álbum. Sigue siendo un disco marca de la casa, pero hemos madurado y profundizado en nuestro propio estilo.
Mariusz Duda

Sintetizadores tristes, despojos orquestales y coros melancólicos conviven armoniosamente con el refunfuñar de los riffs de guitarras pesadas y base densa, frágiles pasajes acústicos con un drama que se percibe en la voz contemplativa, y algunas armonías armoniosas en varias partes seguidas con mucha elegancia por violentos sacudones que se alternan con los sonidos más ambientes y bucólicos, dan cuenta de un disco sobrio, visceral, desgarrado pero a su vez lleno de calidez. La canción principal "Wasteland" comienza como una balada de excitantes guitarras acústicas cercanas al blues y un áspero desarrollo vocal antes de ser golpeado por el acoso salvaje de sintetizadores, base y guitarras bien duros, pero encontrarán tiempo para interludios misteriosos sutiles. Si bien los más metaleros aún añoraran aquellos tiempos más duro de Riverside, todavía pueden sentirse un poco decepcionados ya que si bien es más pesado de lo que estuvieron haciendo nuevamente, todavía están bastante lejos del "heavy metal" (creo que no estuvieron realmente demasiado cerca), y quizás la excesiva dependencia de las baladas pueda aburrir a algunos oyentes que gustan más del dinamismo, pero "Wasteland" es otra excelente adición de una banda que no ha puesto mal a un solo pie, que continúa ofreciendo obras épicas inteligentes, maduras y emocionantes.

Apenas salido el disco, ya había reseñas de gente que había salido corriendo a comprarlos. Aquí traigo algunas de esas reseñas...
A mi parecer, Wasteland es el álbum más oscuro de Riverside hasta la fecha. Esto es algo que ya auguraba su título, Wasteland, cuya posible traducción al español sería Ciudad Perdida o Tierra Baldía. De hecho, una de las obras cumbre de la literatura inglesa es The Waste Land, por T.S. Eliot, que en la primera parte, The Burial of the Dead (traducido: El entierro de los muertos), comienza de esta manera: “Abril es el más cruel de los meses, pues engendra lilas en el campo muerto”.
Y así mismo es el aura que rodea al séptimo redondo discográfico de los polacos. Wasteland representa la explosión madurativa y saca a relucir las apesadumbradas conclusiones introspectivas de la banda tras la muerte de Piotr Grudziński, lo que sin duda hizo mella en el otrora cuarteto.
Cargado de un simbolismo ambivalente, el disco enarbola, por una parte, esa aridez propia de un mundo post-apolíptico, y por otra parte, el sentimiento compungido causado por la pérdida inesperada del guitarrista. Wasteland está enfocado desde el punto de vista de alguien huérfano de esperanzas que ha sobrevivido a una tragedia. El batería Piotr Kozieradzki no podía estar más acertado cuando dijo que Wasteland“transporta muchas emociones que reflejan lo que ha estado ocurriendo últimamente en la banda en los últimos años. Es una cara mucho más heavy y oscura de Riverside”.
Wasteland sugiere el estilo lóbrego y apocado de Lunatic Soul, el proyecto paralelo de Mariusz Duda, y a la par evoca los orígenes que siempre han enraizado en el seno de Riverside. Los discos Out Of Myself y Second Life Syndrome forman parte de la baraja sonora que cuaja en el nuevo trabajo de los polacos, quienes no dudan en bautizarlo como “segundo debut”. Mientras que, según ellos, Eye of the Soundscapefue una especie de recopilación y por tanto no era un sucesor de Love, Fear and The Time Machine, Wasteland sí que es un nuevo capítulo en la andanza de los polacos.
Esas reminiscencias a discos pasados se evidencian, por ejemplo, en el título del primero y el último corte, ‘The Day After’ y ‘The Night Before’, respectivamente, una referencia a Second Life Syndrome. De la misma forma, Wasteland comienza con voces a capella, igual que en ese segundo trabajo de larga duración, y ambos redondos están divididos en nueve tracks.
“Hace poco estuve escuchando la discografía completa de Riversive, el modo en que nuestra música ha cambiado” – dice Duda -. “Hay muchos fallos de producción en los primeros trabajos, pero también está esa inocencia y ese tipo de emociones irrepetibles, específicas y profundas, el “grito interno” que más tarde se perdió. Resurgió por un momento en el álbum negro de mi proyecto solista, Lunatic Soul, pero se perdió igualmente. No sé si es algo bueno o no, pero me acuerdo de estar escuchando lo nuevo de Riverside con lágrimas en los ojos, y aquí pasa lo mismo. La música a menudo te agarra la garganta. He publicado recientemente dos álbumes solista, Fractured y Under the Fragmented Sky, ambos sobre afrontar una pérdida, pero han sido historias contadas por alguien que ha decidido levantarse y comenzar una nueva música. Wasteland te agarra y te dice “espera, cuéntame algo más sobre cómo era antes, cuéntame cómo te sentías al principio, cuéntame lo que no me has contado todavía”. Y así regreso. Regreso al momento más oscuro. Y resulta que había estado guardando el “grito interior” hasta el final. Parece que finalmente lo he tratado con Riverside”.
El pesimismo se cierne ya sobre ‘The Day After’, un sentido e inquietante intro en que se aborda con un espíritu derrotista la visión del mundo. ¿Qué pasa si no está destinado a ser?, es una de las preguntas retóricas que se hace Mariusz Duda, quien obra como cantante y como narrador al mismo tiempo. Aparece un eco que se va intensificando y que subraya la terminación de sus palabras, hasta que suena un violín y un teclado que enfatizan esa congoja intangible. Impresionante, por decirlo en una palabra.
‘Acid Rain’ – no confundir con ‘Acid Rain’ de Liquid Tension Experiment – se mueve sobre una base más rockera en la que predomina una majestuosa batería como hacía discos que ya no se veía en Riverside. La guitarra y el bajo electrónico ostentan también un coprotagonismo, e influyen también para crear una sensación de ritmo vertiginoso. La segunda mitad está conducida por una guitarra más melódica y un tempo más ágil.
Ya más contundente que las dos anteriores, ‘Vale Of Tears’ se desenvuelve sobre una soporte que en ocasiones puede recordar a Muse, no en el sentido eléctrico pero sí en la espomtaneidad y la insolencia musical que tienen Bellamy y compañía. ‘Guardian Angel’ es una pieza más onírica, con un Duda ambiguo que relata y canta al mismo tiempo, como una suerte de Fish en A Feast of Consequences o unos Pendragon en el tema ‘The Edge Of The World’.. Una guitarra acústica y un ambiente más relajado interpretan el papel principal en la escena.
Pasamos a la quinta pieza y seguimos con las similitudes insospechadas – o quizás únicamente imaginadas -, pero debo decir que ‘Lament’ me recuerda en algunas partes a ‘Behind Blue Eyes’, de The Who. Un violín se entrelaza con la partitura, hasta que ésta va pereciendo y se mezcla con el silencio.
‘The Struggle For Survival’ tiene dos secciones: ‘Dystopia’ y ‘Battle Royale’, con un principio que va in crescendo en cuanto a intensidad hasta llegar a una extensión más o menos constante capitaneada por las baquetas, que marcan el compás del bajo eléctrico, sin vocales aunque con unos coros en la sección final.
‘River Down Below’ es un corte más pausado, y pone sonido a una especie de ocaso, impresión dada por el empleo de guitarra acústica y los efectos teclísticos como el graznido de una gaviota. La letra es melancólica y sufrida; aquí Duda le pide a alguien que regrese, que le echa de menos. Que se siente a su lado y que le cuente la historia de su vida. El título de la canción me hace pensar en Pink Floyd y en el símil de la vida que empieza como un río en The Endless River. No obstante, Riverside lo enfoca a la inversa: river como vida que termina. Atmósfera nostálgica y derrotista como pocas, no hay optimismo aquí.
‘Wasteland’ es la pieza más western de Riverside. Una composición puntillista que se desarrolla prácticamente sin vocales – únicamente al principio -. El cierre perfecto del disco es ‘The Day After’, donde la voz de Duda se sirve de piano. La letra es resignada; es decir, mientras que los temas anteriores – sobre todo los primeros -, eran más oscuros y en ese sentido, más belicosos, en ‘The Day After’ se asume la pérdida y se enfrenta a la visión de un mundo anegado de dolor.
Calificación: Nota: 8 / 10
Eva Plaza

9 / 10
Uno de los discos del año, el primero sin Piotr Grudzinski
El ahora trío polaco Riverside se encuentra en el doloroso momento de seguir adelante tras el fallecimiento de Piotr Grudzinski, uno de los pilares de su sonido. Para cualquier banda, el deceso de uno de sus miembros es algo devastador y suele suponer un punto de inflexión en su carrera. Así pues, por vez primera, han grabado un disco sin contar con la mente y la guitarra de Piotr, y la verdad es que en todo el disco reboza melancolía, dolor, tristeza, pero a la vez belleza, y ganas de seguir avanzando a modo de homenaje al héroe y amigo. No deja de ser una heroicidad que una banda de metal progresivo polaca haya conseguido varios discos de oro y hasta un número 1 en las listas de su país. Otros tres de sus discos, incluyendo este, han escalado hasta el número 2.
Yo quedé prendado de ellos con la obra “Anno Domini High Definition” y con su directo en el Be Prog de 2015. Noté ese día que estaba ante una banda con mucho que aportar a la escena, y su siguiente disco, “Shrine of New Generation Slaves”, fue la confirmación absoluta. Estamos ante uno de los discos del año. El disco atrapa y te acaricia en lo más hondo siguiendo muchas veces la máxima de “menos es más”. La voz de Mariusz Duda es más evocadora que nunca, y a pesar de que parece que el disco vaya a una única velocidad, consiguen momentos de belleza absoluta y canciones tan redondas o más que las vertidas en “Shrine of New Generation Slaves”.
Siguiendo la máxima del “menos es más” en clave melancolía prog
Hiela la sangre el inicio a capela con “The Day After”. Inspiración medieval y tristeza para mostrar el estado de ánimo del grupo. Pura belleza... Es un disco dominado por las acústicas y los temas calmos pero las guitarras eléctricas también tienen su cuota en “Acid Rain”. Onda Porcupine Tree aunque con todo el sabor de Riverside. Majestuosidad y una línea vocal exquisita y que resulta de lo más logrado de toda su carrera. “Vale of Tears” mantiene los tempos pausados pero las guitarras juegan reforzando los andamios de verso para culminar en un estribillo suave, con voces de apoyo y un teclado puntual. Hay un momento en el que incluso invitan a que hagas hedbanging. Riqueza y variedad para un inicio de disco impecable.
Un piano a lo Pain of Salvation y una atmósfera nebulosa en segundo plano parecen un amanecer nublado en “Guardian Angel”. Exquisito riff de acústica y otra gran línea vocal en un corte que parece sencillo y fácil. Esas mismas credenciales sirven para “Lament”, aunque esta va cargada con guitarras eléctricas y un teclado. Michal Lapajes el elemento clave en esos teclados y coros sutiles que visten de complementos a los temas haciéndolos más atractivos. Hay un estribillo precioso y un violín de apoyo remarcando la tristeza general del álbum. En “The Struggle for Survival” ya entramos en uno de los cortes más extensos y con más peso instrumental. Por momentos los instrumentos suenan desnudos y sin apenas producción ni ornamentos acentuando el carácter de “la lucha por la supervivencia”. Gran papel de Piotr Kozieradzki tras los parches que hasta ese momento participaba más con sutileza y elegancia que con pegada y protagonismo.
La tragedia sirve de inspiración para una obra casi perfecta
En “Wasteland” vuelve el minutaje generoso y ya se atisban melodías algo más positivas irrumpiendo cual rayo de sol entre neblinas. Otro gran tema con deje medieval en la estructura y momentos épicos muy conseguidos. En “River Down Below” hay un acercamiento a los Genesis de la era dorada a pesar de que mantienen el minimalismo absoluto dejando voz, teclado sutil, acústica, y esas gaviotas que graznan sobre el punteo de Duda. Gran final electrificado en otro tema redondo. Se despiden con “The Night Before” dando todo el protagonismo al piano de Michal quedando como un final esperanzador y bello a un disco melancólico.
“Was7eland” es el mejor disco hasta la fecha de una de las bandas más grandes del prog actual. Quizá quede algo mal decirlo, sabiendo que es el primero sin Piotr Grudzinski en la banda, pero está claro que las musas les han visitado a la hora de componer. La tragedia les ha inspirado en un homenaje bellísimo y el disco es capaz de tocarte en lo más hondo de tu alma. Su próxima visita en esta gira me parece absolutamente obligada respaldando tamaña obra como esta. Si de verdad quieren tocarla entera... bienvenida sea.
Jordi Tàrrega

Riverside están de vuelta. La banda polaca, que lleva en activo desde 2001, regresa este año con su séptimo álbum de estudio que llega a nuestros oídos de la mano de Inside Out Music. “Wasteland” supone su primer álbum tras el trágico y repentino fallecimiento del guitarrista y fundador de la banda Piotr Grudziński el pasado 21 de febrero de 2016, justo antes de su 41º cumpleaños. La tragedia cuestionó la existencia misma de Riverside, pero tras sopesar la opción de poner punto y final al proyecto, Mariusz Duda (voces, guitarras y bajos), Piotr Kozieradzki (batería) y Michał Łapaj (teclados y Hammond) decidieron continuar con la banda y grabar su siguiente obra como un trío – contando con numerosas colaboraciones, eso sí – y nosotros, la verdad es que nos alegramos, porque este “Wasteland” es, probablemente, el mejor trabajo de su carrera. Un disco hecho desde las entrañas y que merece ser escuchado con atención, desde el principio hasta el final, para lograr comprender toda su dimensión.
Tras el parón por la muerte de Grudziński, Riverside reanudaron su actividad en vivo en la primavera de 2017. Durante la gira “Towards The Blue Horizon” la banda reclutó a Maciej Meller como su guitarrista para los directos, sin embargo Meller – que en “Wasteland” ha colaborado como guitarra solista en la grabación de varios temas – no se ha convertido en miembro oficial de la misma. El trío cuenta con él para sus presentaciones en vivo pero según explica Duda, el nuevo álbum tenía que partir del punto de vista de alguien que ha sobrevivido a una tragedia, y el hecho de que éste sea el primer álbum sin su guitarrista tenía que servir para experimentar musicalmente algo más de lo habitual. La banda ingresó al estudio de grabación en diciembre del año pasado y Mariusz Duda asumió la tarea de guitarrista de la banda, interpretando todas las partes rítmicas, todas las melodías y algunos de los solos.
“Wasteland” es uno de los álbumes musicalmente más pesados ​​y emotivos de la discografía de los polacos. En algunos aspectos, viene a ser como una segunda parte de “Second Life Syndrome” (2005). “Wasteland” comienza con voces a capella (“The Day After”), al igual que el segundo lanzamiento de la banda (con “After”), y termina con una canción titulada “The Night Before” (“Second Life Syndrome” lo hace con “Before”). Además, ambos álbumes comprenden nueve composiciones. Musicalmente también es, como aquel, un álbum pesado aunque algo más accesible. “Wasteland” trata sobre sobrevivir en un mundo después del Apocalipsis. Sin embargo, el simbolismo del álbum se refiere no solo a las visiones post-apocalípticas del mundo, sino también a la muerte de su compañero de banda, al intento de encontrarse a sí mismos dentro de una nueva circunstancia y, en general, a la situación actual de un mundo cada vez más turbulento y lleno de divisiones y conflictos. Un disco emocional y lleno de contrastes. Grave y pesado, pero al mismo tiempo extremadamente melodioso. Después de ese arranque a capella coronado por los violines interpretados por Michał Jelonek, nos topamos con “Acid Rain”, un corte que ellos han subdividido en un inicio pesado, más metalero (Part I. Where Are We Now), y una segunda parte más atmosférica, de rock progresivo más clásico tipo Pink Floyd (Part II. Dancing Ghosts). “Vale Of Tears” enfatiza el lado épico de la banda pese a no ser un tema de largos desarrollos, pero el solo de guitarra de Mateusz Owczarek – un joven y talentoso guitarrista que tocó con la banda durante su concierto homenaje a Piotr Grudziński en Varsovia – le hace ganar enteros. Aquí llegamos el mejor momento del álbum, en mi opinión. Con un “Guardian Angel” protagonizado por la sublime melodía llevada a cabo por las guitarras acústicas de Duda; una melodía que puedes recordar y tararear, algo que pocas veces ocurre en el rock/metal progresivo donde muchos tienden a dar demasiadas vueltas a la idea central, como buscando que sea imposible saber qué va a venir después y casi imposibilitando memorizar una canción. Ese no es el caso de este tema, y es todo un acierto por parte de Riverside. “Lament” es un single excepcional, el tema con más gancho del disco. Un pepino progresivo donde todo está en su sitio: la nítida y melódica voz de Duda te atrapa, los riffs son tan certeros como melódicos, y de nuevo el violín de Michał Jelonek pone un épico broche final al tema. “The Struggle For Survival” es el corte más extenso del álbum. Un tema instrumental que supera los nueve minutos y que también han subdividido en dos partes (Part I. Dystopia y Part II. Battle Royale) que, por otra parte, son difíciles de diferenciar ya que a lo largo de todo el tema pasan de momentos jazzísticos, a otros más funk, mediando momentos más metaleros. Rock progresivo rematado con un final acústico complementado con unos sencillos coros. “River Down Below” es otro de los temas destacados del álbum. Una canción muy bonita, que me recuerda a los noruegos Airbag, donde la voz de Duda brilla como en pocos momentos del álbum y el solo final de Maciej Meller le añade ese toque épico que tan bien le sienta. “Wasteland”, el tema que da título al álbum, tampoco tiene desperdicio. Un corte paradigma del prog moderno, donde destaca el sonido sobrecargado de guitarras y bajos, y las pesadas baterías de Piotr Kozieradzki que dirigen los diversos cambios de ritmo que nos encontramos dentro. Y para colmo, tenemos al versátil teclista de la banda, Michał Łapaj, tocando un theremin para culminar un tema que aúna distintas atmósferas, bailando entre la psicodelia y la distorsión. Canelita fina que da paso a un cierre tan sutil como “The Night Before”, una especie de nana que aporta la calma que el disco pedía para su punto y final.
“Wasteland” es un trabajo excepcional que subraya los elementos más importantes de la música de Riverside. La naturaleza emocional de cada una de las pistas tiene un enorme potencial para cautivar al oyente y su conjunto demuestra que mientras sigan así, la banda varsoviana seguirá siendo un referente del rock/metal progresivo europeo. Este álbum marca un nuevo capítulo, un nuevo y brillante comienzo. Lo mejor: “Wasteland” es un disco que te atrapa y no te deja escapar. El sonido logrado por la coproducción de Robert Srzednicki y la propia banda es espectacular, y la narrativa épica y cinematográfica nos lleva a un paisaje de tierra quemada a través de un solitario camino polvoriento y un personaje principal atormentado por experiencias tristes, vislumbrando un halo de esperanza.
Lo peor: Le falta algún tema más con el gancho de “Lament” para redondear esta gran obra.
David González

La tragedia golpeó violentamente las filas de los polacos Riverside cuando estos pasaban por el mejor momento de su carrera. Recordándonos y recordándoles que en esta vida nunca se puede dar nada por sentado, mientras estaban saboreando el merecido éxito cosechado por un Fear, Love and the Time Machine (2015)que les había aupado a lo más alto de las listas de ventas en su país y en otros colindantes, su guitarrista Piotr Grudzinski suf rió un totalmente inesperado ataque al corazón que acabó inmediatamente con su vida. Fue en 2016, y le faltaba un mes para cumplir los 41 años.
Si ya de por sí, por supuesto, el fallecimiento de un compañero es un auténtico drama, en el caso de Riverside, una pequeña familia de cuatro tíos que llevaban con la misma formación desde que grabaran su primer disco casi veinte años atrás, se antojaba aún más terrible de sobrellevar. Tanto que yo, personalmente, daba por sentado que estábamos ante el fin definitivo de esta banda. Y más aún teniendo en cuenta que Mariusz Duda, su líder, bajista, vocalista y principal compositor, vivía (y vive) su propio éxito paralelo a los mandos de Lunatic Soul, ese otro proyecto con tintes más electrónicos al que, por momentos, parecía prestarle más atención que a su proyecto principal.
Pero el hecho es que la banda, con Mariusz al frente, compartió serena y abiertamente su duelo y su luto a través de las redes sociales, y los seguidores pudimos vivir y sentir de cerca el proceso de aceptación que los miembros restantes tuvieron que pasar para superar esa pérdida tan dolorosa. Y al final, nos acabó por parecer normal que la banda, apelando a que la vida continúa y que, por supuesto, esto es lo que Piotr hubiera querido (algo que, por otro lado, seguro que es verdad), decidiera continuar adelante como trío con total honestidad.
Evidentemente, todos los que hemos seguido las gracias de Riverside con interés (yo mismo, por ejemplo, los descubrí a medio camino entre Rapid Eye Movement (2007) y Shrine of New Generation Slaves (2013), atrapándome muy decididamente desde entonces), superamos nuestras reservas iniciales y nos alegramos de verdad al oír esta noticia. Y si su visita a la Sala Salamandra el año pasado ya supuso una pequeña catarsis entre banda y público, la publicación de su primer trabajo como trío, el primero de esta nueva etapa, promete ríos de lágrimas y emociones a flor de piel tanto a un lado como el otro de los auriculares. Tanto arriba como abajo del escenario.
Porque aunque éste ya es el tercer disco que Mariusz Duda, vocalista, bajista (y ahora también guitarrista), líder indiscutible, compositor principal y prácticamente único de la banda, ha publicado desde el fatal fallecimiento de Piotr, seguro que no es lo mismo ponerse a escribir para un proyecto puramente personal como es Lunatic Soul que hacerlo para la banda que se acaba de quedar coja de uno de sus miembros fundamentales y uno de sus mejores amigos.
Bien es cierto que Riverside nunca han escondido sus sentimientos en cada una sus obras, más bien al contrario: justamente esa melancolía, esa cercanía y esa apertura de alma es lo que ha hecho de ellos una banda tan amada y tan sentida por tantos seguidores. Así que, de una forma u otra, había curiosidad para ver como Mariusz y el resto de sus compañeros iban a trasladar este duelo y su propia introspección interior a su música y al primer disco de toda una nueva era para la banda polaca.
Para empezar, y como era de esperar, estamos ante un disco mucho más oscuro que su predecesor, que fue un álbum sorprendentemente luminoso y lleno de esperanza. Tal y como ellos mismos comentan, Wasteland tiene una temática post apocalíptica perfectamente apropiada para la situación en la que se encuentran, con un pie en la propia experiencia personal, listos para empezar de nuevo después de la tragedia, y con otro pie en la situación mundial que perciben a día de hoy. Y este concepto se refleja irremediablemente en la música, más minimalista y orgánica que nunca, con un poso muy analógico, muy básico y muy visceral, sin rastro de la electrónica que nos había acompañado en sus anteriores trabajos.
Hay cambios, y muchos, pero lo que se mantiene es la melancolía habitual e inherente en cualquier nota que salga de esta banda. Esto es algo que podemos sentir tan pronto como escuchamos el arrebato de sinceridad y proximidad que supone la intro “The Morning After”, en el que Mariusz no tiene ningún miedo a desnudarse por completo y marcarse un sentida y etérea intro a capella con la que ya nos remueve las entrañas a las primeras de cambio.
El líder de la banda, de hecho, comenta que éste es el disco más distinto de la historia de Riverside, y yo voy incluso más allá: también es el más variado, ya que aquí dentro podemos encontrar, de verdad, un poco de todo, desde cortes absolutamente inesperados (como veremos más adelante) hasta temas 100% típicos de los polacos como son, por ejemplos, las dos canciones que abren el disco. “Acid Rain” y, sobretodo, “Vale of Tears” (con su dulcísimo y pegadizo estribillo), son dos temas excelentes, pero quizás no son del todo representativos de lo que nos podemos encontrar a lo largo de Wasteland, como si se tratara de una introducción ligera a la pesadez y la profundidad que se despliegan por los surcos de este disco. Ambos son temas orgánicos, eléctricos, pegadizos, con mucho groove y llenos de coros. Y visto lo que está por venir, hasta cierto punto, alegres
“Guardian Angel” puede empezar sonando como unos Anathema modernos para continuar emulando a Nick Cave, a Mark Lanegan o a Tom Waits. Armado con una guitarra acústica y con una voz bastante más grave de lo normal, Mariusz nos avasalla a base de intimidad. Toda una sorpresa en la que se tanto él como el resto de la banda se desenvuleve con total naturalidad, formando uno de los temas más especiales de un disco cuyas las canciones, en general, entran con sorprendente facilidad teniendo en cuenta el ambiente pesado que las rodea. Quizás el mérito es de la presencia de teclados muy orgánicos, de una generosa cantidad de guitarras acústicas y de, en última instancia, una honestidad y una sinceridad que me creo totalmente.
El siguiente corte, llamado “Lament”, suena precisamente a eso, a lamento. Alternando partes más potentes y otras más acústicas con pasajes que suenan casi a juglar medieval, se trata de una canción muy bonita y muy triste, de nuevo llena de la-la-las que invitarán al personal a unirse a la suave desesperación que la banda nos presenta aquí.
“The Struggle for Survival” es el tema más largo del disco con sus casi diez minutos, y para más inri se trata de un tema instrumental. Mariusz se empeñó en decir que Riverside ya no suenan progresivos y yo me quedé sin saber qué decirle: para mí siguen sonando definitivamente progresivos. Un progresivo moderno y con un sonido “alternativo”, por supuesto, pero aún y así progresivos. Con una “intro” que ronda los dos minutos y medio, la expresividad en los diálogos entre los instrumentos y los matices en los sonidos la hacen entretenida de principio a fin (y la inclusión de unos pequeños ah-ah-ah’s finales, otra vez). Ahora, una cosa: si esto no es progresivo, que me aspen.
“River Down Below” es una auténtica preciosidad. Íntima y serena. Suave y dulce, bella, oscura, gris y brumosa. Una canción magnífica que, en mi mundo, se podría convertir en himno con facilidad. La guitarra sobre la que camina la melodía es sencillamente maravillosa, y los pequeños solos jazzeros que dan color a una estructura, ahora sí, más directa y menos prog, me ponen los pelos de punta. A día de hoy, si tuviera que elegir solo una canción de este disco, sería seguramente ésta.
Con la casi final “Wasteland” vuelve la voz grave de Mariusz, emulando a una especie de Nick Cave en modo solemne o, incluso, a un Wovenhand oscuro y sever (como el reverendo ya acostumbra a ser, claro). Se trata de otro tema interesantísimo, con mucha guitarra acústica, con un aire a western brumoso y oxidado que recuerda a las bandas sonoras de Ennio Morricone y que te hace visualizar a un joven Clint Eastwood con la cara sudada y el semblante impertérrito. Al preguntarle, ésta fue la primera canción que el vocalista polaco me nombró como posible futuro clásico de la banda, así que imaginaos lo que debe ser en un mar de temazos como éste. En un par de ocasiones, el tema cambia radicalmente (de forma incluso un poco demasiado brusca, para mi gusto) y se pone a abrazar un rock evidentemente progresivo (Mariusz, come on), lleno de fuerza y de groove. Excelente.
Y acabamos un poco como empezamos, con “The Night Before” mostrándonos un Mariusz íntimo y preocupado, narrándonos la insegura preparación para la catástrofe que está por llegar. Esta vez se hace acompañar de un piano muy bonito y en cierto modo esperanzador, unos coros etéreos y un final sorprendentemente abrupto.
Variedad, buen gusto, sensibilidad, elegancia El primer disco de esta nueva post-Piotr se ha saldado con un éxito rotundo, y lo hace dándole más protagonismo que nunca a la figura de Mariusz Duda. Un Mariusz que agarra el bajo, agarra la guitarra, y no tiene miedo de mostrar su lado más íntimo, más sensible y más introspectivo. Características habituales en la música de Riverside, claro, pero ahora, si cabe, más aún.
Albert Vila

“Es, sin duda, uno de los discos musicalmente más pesados ​​y más emotivos de nuestra discografía “, dice Michał Łapaj.“En cierto modo, alcanza a los inicios de nuestros temas, hay muchos riffs de guitarra, elementos más oscuros y más espacios, todo combinado con un sonido nuevo y sin procesar que nunca antes habíamos logrado, lo que hace que el álbum sea una mezcla explosiva. Estamos literalmente atravesando un segundo síndrome de vida y cuando estábamos grabando este álbum, agregamos conscientemente algunos elementos que hacen referencia a nuestro segundo trabajo de estudio, lo que hace de ‘Wasteland’ una segunda parte de ‘Second Life Sindrome'”.
Mientras escribía letras para el nuevo álbum, Mariusz tuvo una idea para los títulos de la primera y la última canción, lo que hace una referencia muy clara al susodicho segundo trabajo. El álbum comienza con “The Day After” y termina con “The Night Before”. Además, ‘Wasteland’ comienza con voces acappella, al igual que el segundo álbum de la banda y ambos discos contienen nueve composiciones.
El motivo conceptual principal de ‘Wasteland’ es intentar sobrevivir en un mundo después del apocalipsis, cosa que se menciona en algunas letras y títulos de canciones (“The Day After” es también el título de una película post-apocalíptica de 1983). En las redes sociales, Duda claramente admitió estar inspirado en el libro de Cormac McCarthy, ‘The Road’, así como en los juegos de la serie ‘Fallout’. Sin embargo, el simbolismo del álbum se refiere no solo a las visiones post-apocalípticas del mundo, sino también a la muerte de Piotr Grudziński, al intento de la banda de encontrarse en nuevas circunstancias y, en general, a la situación actual de el mundo cada vez más turbulento, lleno de nuevas divisiones y conflictos.
“‘Wasteland’ es un gran álbum”, dice Robert Srzednicki, el ingeniero de sonido y coproductor del álbum. “Es emocional y está lleno de contrastes. Es grave y pesado, pero al mismo tiempo extremadamente melódico y potencialmente”exitoso”. El sonido central está hecho por instrumentos “en vivo”. A veces es espacioso y suave, en otros momentos crudo y áspero. Comenzando con el kit de batería increíblemente extendido a través de una amplia gama de bajos, guitarras acústicas y eléctricas, órganos Hammond y sintetizadores analógicos, hasta todo el espectro de voces “.
“Nunca pensé que después de 17 años en RIVERSIDE, después de 6 álbumes de estudio y un montón de lanzamientos diferentes, volvería a sentir como si estuviera a punto de lanzar el primer álbum”, dice Piotr Kozieradzki. “Me siento como si estuviéramos haciendo un “segundo debut”. Un debut muy importante, casi tan importante como “Out of Myself”. El álbum en sí tiene muchas emociones que reflejan todo lo que le ha estado sucediendo a la banda en los últimos años. una cara mucho más pesada y oscura de RIVERSIDE “.
Hay algunos elementos clave que hacen que la nueva versión sea muy original. Primero: el sonido sobrecargado característico y un tratamiento inusual de guitarras y bajos. Segundo: las baterías pesadas. Tercero: Mariusz Duda cantando en tonos más graves que nunca. Y cuarto: elementos que se refieren a las bandas sonoras de… películas occidentales.
“RIVERSIDE ha encontrado su estilo para siempre”, dice Duda, “Y la banda ha ampliado sus horizontes. Es una mezcla peculiar de contrastes, películas occidentales, road movies y melodías eslavas. Todo esto, junto con fragmentos increíblemente emocionales, crea una combinación excepcional y original. Tiene muy poco que ver con la música de las bandas con las que solíamos ser comparados “.
Esta vez, los característicos solos de guitarra RIVERSIDE son tocados por tres músicos; Duda, Owczarek y Meller y hacen que el álbum sea muy rico en este aspecto. La mayoría de las partes solistas de guitarra son interpretadas por Maciej Meller, el cual participa en cuatro canciones, y esto es lo que tiene que decir sobre el nuevo álbum de RIVERSIDE: “Tal vez es más fácil para mí evaluar este lanzamiento porque lo veo un poco desde fuera”, dice. “Para mí, ‘Wasteland’ es una síntesis de los elementos de toda la historia de RIVERSIDE que más me gustan. ¡Pero también hay muchas cosas nuevas! Existe el peso emocional de ‘SLS’ pero también el espacio de ‘Out Of Myself’, está el retorcido golpe de guitarra de ‘Anno Domini High Definition’ y la melodía de ‘Love Fear-And The Time Machine’. Y luego hay un nuevo tipo de narrativa, algo que no había escuchado antes. Es muy épico y cinematográfico, son imágenes musicales. Un camino vacío, el polvo, el suelo quemado y el personaje principal atormentado por experiencias tristes. El final, pero quizás también el comienzo. Estas son las cosas que veo. Y por muy tonto que parezca, en este momento, para mí es el mejor y más coherente álbum de RIVERSIDE. “
Mariusz Duda: “He estado escuchando recientemente toda la discografía de RIVERSIDE, y la manera en que ha cambiado nuestra música. Hay muchos errores de producción en los primeros álbumes, pero también hay inocencia y emociones específicas e irrepetibles, profundidad, el “grito interno”, que más tarde se perdió. Resurgió por un momento en el álbum negro de mi proyecto en solitario, Lunatic Soul, pero también se perdió en algún lugar. No sé si es algo bueno o no, pero este tipo de emociones, esta profundidad está de vuelta en ‘Wasteland’ y con ganas de venganza. Honestamente no recuerdo escuchar música nueva de RIVERSIDE con lágrimas en los ojos, y momentos así hay algunos, de esos que te encogen la garganta. Recientemente he publicado dos álbumes como solista, ‘Fractured’ y ‘Under the Fragmented Sky’, ambos hablan de tener que aceptar una pérdida, pero esas fueron historias contadas por alguien que ya había tomado esa decisión. la de levantarse y comenzar una nueva vida. ‘Wasteland’ te atrapa y te dice que esperes, que le cuentes más sobre lo que había sucedido antes, que le digas cómo te sentiste al principio, que le digas lo que todavía no le habías dicho’. Y entonces vuelvo, al momento más oscuro. Y resultó que había guardado el ‘grito interno’ para el final. Parece que finalmente tuve que lidiar con eso en RIVERSIDE “.
‘Wasteland’ es un lanzamiento excepcional que subraya claramente los elementos más importantes de la música de RIVERSIDE. La naturaleza increíblemente emocional de cada una de las canciones tiene un enorme potencial para conmover al oyente. El séptimo álbum de la banda marca un nuevo capítulo, una nueva mano amiga, un nuevo comienzo.
A mediados de octubre, la banda inicia el “Wasteland Tour”, su gira más grande hasta el momento. Los conciertos en 2018 se han planeado en lugares más grandes que antes en Europa y la gira tendrá más etapas en la primavera de 2019. Puedes ver toda la gira en su web: https://riversideband.pl/en/gigs
Rock On

Si quieren una descripción tema por tema, aquí les dejo un video, para que no se cansen de leer tanto.



Lista de Temas:
1. The Day After
2. Acid Rain (Part 1: Where Are We Now?, Part 2: Dancing Ghosts')
3. Vale of Tears
4. Guardian Angel
5. Lament
6. The Struggle for Survival (Part 1: Dystopia, Part 2: Battle Royale)
7. River Down Below
8. Wasteland
9. The Night Before

Alineación:
- Mariusz Duda / vocals, bass, electric and acoustic guitar, piccolo bass, banjo, guitar solos on `Lament' and `Wasteland'
- Michał Łapaj / keyboards and synthesizers, rhodes piano and Hammond organ, theremin on `Wasteland'
- Piotr Kozieradzki / drums, percussion
with
Maciej Meller / guitar solos on `Acid Rain - Part II: Dancing Ghosts', `Guardian Angel', `The Struggle for Survival - Part II: Battle Royale' and `River Down Below'
Michal Jelonek / violin on `The Day After', `Lament', `Wasteland' and `The Struggle for Survival - Part II: Battle Royale'
Mateusz Owczarek / guitar solo on `Vale of Tears'.









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