Mientras aún hay hay millones de argentinos que siguen creyendo ingenuamente en un gobierno cuyos miembros han sido denunciado por estafas desde hace años, el resto de la sociedad parece resiganada a llevar en sus espaldas la cruz del neoliberalismo, al tiempo que los medios de comunicación hegemónicos configuran el discurso del miedo o la resignación.
El juez Zaffaroni dice que para que haya genocidios antes tiene que haber discursos legitimantes. Y esos discursos los propagan los multimedios como peste informativa; el monopolio mediático que se extiende por todo el país y el mundo imparte una educación comunicacional, subjetiva, de lenguaje, con una influencia política enorme, desde donde se pautan las políticas públicas en general, políticas que el abobado consumidor traga sin pensar, razonar y ejercer su espíritu crítico. Còmo este "capitalismo video-financiero" influye sobre la sociedad quitàndole la sonrisa y lanzando el manto de resignación y miedo para inmovilizar a todo sector opositor a este modelo.
Un gobierno que en 9 meses ha batido todos los récords negativos en materia de inflación, endeudamiento, desocupación, pérdida de poder adquisitivo, crecimiento de pobres, indigentes y hambrientos. Si a esto le sumamos los tarifazos ordenados por funcionarios, accionistas de las empresas que se benefician con los aumentos, la anulación del reemplazo de importaciones y demás medidas antipopulares, podemos asegurar que si no tuvieran la complicidad de los medios de comunicación, no podrían sobrevivir a sus propios estragos cometidos a consciencia.
Los tarifazos son una conclusión de lo que el Gobierno pretendía socialmente inocuo. En uno de los artículos sustancialmente más claros que se hayan publicado sobre transferencia de ingresos a las grandes corporaciones, durante apenas lo que va del macrismo, Claudio Scaletta (Página/12, miércoles 13 de julio) escribió sobre números concretos: "Por el gas entregado al sistema de transporte (boca de pozo), las gasíferas pasarán de facturar menos de 4 mil a 7 mil millones de dólares anuales. Luego, si se toma como referencia el costo de producción de YPF, reciben casi 5 dólares por la unidad que les cuesta 1,9 producir. La síntesis de estos números no demanda grandes abstracciones: el tarifazo del gas empezó con una transferencia a las gasíferas por alrededor de 3 mil millones de dólares anuales.
De pronto, los tarifazos hicieron que la población mansa se diera cuenta que, como se dice en el barrio, los "estaban cagando", entonces se notó que el neoliberalismo se basa en políticas sociales penales y vino el primer cacerolazo anunciando nuevas movilizaciones. Y los medios y colegas amigos del Gobierno descubrieron que, aparte de López y las monjitas, en la base social hay bronca con la marcha de una economía que tiene cero de visos reactivadores, y unas pymes acogotadas, y un discurso oficial que, atento el tarifazo, reside en que Macri pide no andar por la casa invernal ni en patas ni en remera
Todos los ramos registran caídas interanuales impactantes que en la mayoría de los casos responden a descenso de las exportaciones y aumento de las importaciones. Una historia que debería ser archiconocida porque ya la sufrieron generaciones de argentinos cada vez que gobernó la derecha pura y dura.
Parece que el gobierno de los ricos se dió cuenta que hay un límite: cuando apretás demasiado dejan de funcionar los mecanismos a través de los cuales el régimen neoliberal desmonta el Estado de Bienestar y promueve la criminalización de la política y "discursos del miedo" para ejercer el control social. En el período neoliberal, un período con mucha pobreza y desempleo, la criminalización fue una estrategia muy eficaz, pero cuando ese "crimen" que la sociedad busca evitar se instala en tu propia casa y es parte de tu vida, en vez de ser un factor de desmovilización puede resultar como un disparador para el individuo y las sociedades desesperadas".
Los discursos del desánimo se agudiza siempre que hay o puede haber protagonismo popular. Si eso no alcanza vendrá el discurso del miedo, donde se construye una subjetividad que cree que el protagonismo popular va a generar el caos, el desorden, y así se justificará la represión.
El discurso del miedo es un fenómeno mundial y es parte de la avanzada neoliberal sobre los pueblos que ha producido leyes, legislaciones, aumento las penas e incrementos en las poblaciones carcelarias, a la par que incentivó la industria de la seguridad, y que ha ido produciendo una mentalidad por la que los ricos se atrincheran en fortalezas mientras aumentan sus riquezas, en condominios cerrados, un modelo de seguridad total montado en contra del pueblo.
Y estarán tranquilos mientras los pobres sigan luchando contra los pobres.
Lo que sucede en Argentina no está tan lejos de lo que sucede en todas partes del mundo.
La binladelización o la táctica para el fascismo renovado.
Bajo el estruendo de sus trompetas de guerra, Donald Trump ha llegado a una posición que hace poco más de un año era casi imposible concebir. Líder de un sector extremista de una derecha blanca, este empresario cuya trayectoria cuenta, entre otros detalles, con la quiebra de algunas de sus compañías y un programa televisivo, se ha convertido en la figura pública más relevante de Estados Unidos, màs allà de que gane o pierda las elecciones. Es alguien totalmente ignorante en política cuyo discurso gira fundamentalmente en torno a la fuerza bélica y la represión contra migrantes y ciudadanos de su propio país, sobre todo contra las minorías étnicas y religiosas ajenas al modelo del establishment gringo. En definitiva, sale de la misma fuente que Marioneta Macri, y no están muy lejos uno del otro.
Un discurso vacío basado en el miedo a un demonio (no importa si el demonio es real o inventado). Otra vez volvemos al concepto de Binladelización o la demonización de un supuesto enemigo, recordemos los incendiarios discursos de George W. Bush con los cuales preparó anímicamente a la ciudadanía antes de lanzar al país en la invasión contra Irak, acto basado en falsas premisas y con repercusiones incalculables.
Trump, al igual que Macri, de algún modo, ha copiado el modelo. El pato Donald Trump con sus diatribas en contra del pueblo mexicano ha ido desarrollando un mensaje de odio contra todo ser humano que no se identifique culturalmente con el modelo de vida estereotipado e instalado como "lo decente, lo normal y lo aceptable" de acuerdo con sus valores norteamericanos. El segundo, se montó sobre una campaña mediática y comunicacional para crear el "demonio" del populismo corrupto, dictador y planero montado ya desde la guerra lanzada por el mientemedios Clarín y Cia. Su retórica y relato se centrará sobre cualquier sector político o social que se oponga a sus planes de transferencia y concentración de riquezas hacia los sectores màs ricos, ya sea el kirchenrismo o cualquier fuerza social que pueda aparecer en el escenario social, los cañones mediàticos apuntarán hacia la fuerza opositora a fin de demonizarla sin importar si los argumentos son ciertos o falsos.
Una campaña cargada de miedo y aderezada con la idealización de una anticorrupción inexistente ha sido el vehículo que los ha lanzado a Trump y Marioneta Macri, a la carrera la presidencia de cada país.
Los grandes grupos mediáticos han dejado de ser instrumentos del sistema para ser integrantes del sistema. En los casos de Brasil y Argentina, la Red O Globo y Clarín son dos claros ejemplos de ello. Estos grupos se han dedicado, primero a desgastar estos procesos populares y ahora a tratar de acabar con sus líderes, para que no puedan volver al gobierno. El miedo, la amenaza del terrorismo, la lucha contra el narcotáfico, la lucha antocorrupción, son tácticas utilizada por el sistema, el "Gran Hermano", ya sea llamado "Trump", "Clinton", "Macri" o quien sea, para elevar en sus audiencias un espíritu reivindicador de los valores neoliberales, con intenciones expresas de borrar de la faz de la tierra toda amenaza –potencial o real- proveniente de las antiguas ideologías.
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad argentinas vuelven a torturar, vulven a aparecer los Falcons verdes y los cieguitos pero ahora con globos de colores, vulve la represión derechista en la Argentina, y está repitiéndose en diversos puntos del país. No sabemos si se trata de globos de ensayo para ver qué respuesta institucional habilitan las víctimas (su capacidad de lograr apoyos, su pasividad o reacción inmediata). Cómo no recordar pasados horrendos de secuestros y desapariciones. Al final la Revolución de la Alegría neoliberal es para los fanáticos del control social y los palos que creen estar reeditando viejos gloriosos tiempos de plomo.
Esto es el relato y el modelo del miedo para volver a instaurar nuevamente el terrorismo de Estado...
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